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Monseñor Sebastián niega con rotundidad que haya pedido el voto para partidos de extrema derecha

Monseñor Sebastián niega con rotundidad que haya pedido el voto para partidos de extrema derecha

Monseñor Fernando Sebastián, rechazó ayer en Madrid que recomendase a los católicos el voto para partidos de la extrema derecha, tal y como se ha informado falsamente por algunos medios al recoger fuera de contexto una frase de una conferencia pronunciada hace dos meses en León.

 

Según el prelado, sus palabras han sido interpretadas de manera equivocada, recordando que la Iglesia, en general, no tiene y ni siquiera recomienda los partidos confesionales, ni pide a los católicos los votos para los partidos confesionales. “Más bien exhorta a los católicos a participar en los partidos aunque no sean confesionales con tal de que respeten la libertad de conciencia”. Monseñor Sebastián, que ayer pronunció en Madrid otra conferencia sobre la aportación de la Iglesia durante la transición, aseguró que en ningún momento dijo a quien deben votar los ciudadanos sino con qué criterios morales deben los católicos participar en los partidos aunque no se ajusten del todo a la moral católica. Asimismo añadió que nunca apoyaría a ningún partido que no fuese sinceramente democrático e, incluso, sinceramente constitucionalista. En este sentido quiso dejar bien claro que se negaba a aceptar que la confesión de fe católica sea interpretada como una posición de extrema derecha ya que sería una grave injusticia y un desconocimiento de lo que ha sido la Iglesia para el advenimiento de la democracia en España.

 

Críticas y respaldo

 

No obstante las clarificaciones aportadas por monseñor Sebastián, durante el día de ayer se sucedieron algunas declaraciones basadas en la falsedad inicial. Así, las Juventudes de Izquierda Unida y Batzarre de Pamplona criticaron al prelado –dando por buenas las falsedades que se le atribuían- afirmando que lo situaban “en una posición fascista”. El teólogo seglar Miret Magdalena, por su parte, aprovechó la ocasión para considerar como un error el que los obispos orientasen el voto de los ciudadanos, no sin señalar que monseñor Sebastián “fue un sacerdote progresista que, poco a poco, se fue convirtiendo en un obispo y luego arzobispo verdaderamente conservador”. No obstante, Miret Magdalena dijo que no llegaba a explicarse que monseñor Sebastián “que es un hombre inteligente, salga ahora diciendo esta cosa sorprendente de que hay que votar a la extrema derecha”.

 

Por su parte, el presidente del grupo parlamentario de ERC en el Congreso, aprovechó la ocasión para censurar el “silencio cómplice” de la Conferencia Episcopal Española ante lo que consideró un “pronunciamiento” de monseñor Sebastián en favor de Falange. Agustí Cerd contrapuso esta actitud a la “actuación de la curia” en el caso de los llamados “curas rojos” del barrio madrileño de Entrevías.

 

Saliendo al paso de la polémica suscitada, el presidente del Gobierno foral de Navarra, Miguel Sanz, advirtió ayer en Pamplona de la posibilidad de que las palabras del prelado no se hayan entendido “porque lo conozco y nunca uniría su pensamiento a ninguna idea totalitaria o no democrática”. Tras respaldar al prelado, el presidente navarro consideró que la polémica suscitada no se corresponde con la realidad de su conferencia.

 

Contrapunto

 

Lo que de verdad duele

 

El arzobispo de Pamplona, monseñor Fernando Sebastián, pronunció ayer una conferencia en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, sobre “La aportación de la Iglesia a la Transición”. De sus palabras apenas se ha registrado frase alguna porque toda la atención de los medios de comunicación estuvo centrada en otra conferencia que el mismo prelado pronunció, hace casi dos meses, en León, y sobre la cual algunos medios laicistas han sacado ahora de contexto unas frases para atribuir al prelado nada menos que un llamamiento a los católicos para que voten a partidos de la extrema derecha.

 

En aquélla otra conferencia, monseñor Sebastián, al recordar la clara posición de la Iglesia contraria a la existencia de partidos confesionales católicos, enumeró algunos partidos que se consideran a sí mismos confesionales porque dicen aceptar la doctrina social de la Iglesia. Entre ellos citó a Falange Española y de las JONS, un partido que, pese a ser legal, está considerado por toda la izquierda como un partido ultraderechista. El hecho de que el arzobispo de Pamplona aludiese a este partido, sin significación alguna en la vida política española, “como digno de consideración y apoyo” junto a otros partidos minoritarios que dicen asumir la doctrina católica, ha levantado toda una polvareda política en la que los habituales enemigos de la Iglesia acusan a monseñor Sebastián de defender posturas fascistas, como han hecho las Juventudes de Izquierda Unida.

 

Lo que ha ocurrido es muy simple: se ha atribuido a monseñor Sebastián una falsedad para montar sobre ella toda una pirámide de acusaciones, de acuerdo con el tradicional esquema tan utilizado por el fundamentalismo laicista cuando se trata de perseguir a la Iglesia. Curiosamente, este año se celebra en diversos ámbitos el centenario del llorado cardenal Tarancón para subrayar la valiosa aportación de la Iglesia al proceso de transición española. Uno de los principales empeños que puso entonces la Iglesia fue, -¡cómo se quiere olvidar!- su negativa a respaldar la formación de un gran partido confesional católico dado su expreso deseo de cerrar el capítulo del nacional-catolicismo de otra época y de dar su pleno apoyo a la democracia. La misión de la Iglesia es otra y, por supuesto, como recordaba el propio monseñor Sebastián en su “resucitada” conferencia de León, los cristianos no debemos someterla a la disciplina de ningún partido.

 

Ahora bien, el hecho de que la Iglesia rechace la constitución de partidos confesionales, es decir, compuestos por católicos y destinados solo a los católicos como si existiera una doctrina política católica exclusiva –cuando en política todo es opinable y temporal- no puede en cambio impedir que algún partido incorpore a sus estatutos algunos principios de la doctrina social. Si Falange o la Comunión Tradicionalista Católica se quieren denominar a sí mismos “confesionales”, esa es su exclusiva responsabilidad en la que no entra la Iglesia, pero tampoco se les puede despreciar por ello mismo. Este era el sentido de las palabras de monseñor Sebastián cuando decía que son “dignos de consideración”. De ahí a afirmar que el arzobispo de Pamplona, bien conocido por su valiente posición de vanguardia en el seno de la Iglesia, ha pedido el voto de los católicos para los partidos “fachas”, hay todo un abismo que solo se saben saltar los propios enemigos de la Iglesia, siempre dispuestos a analizar con lupa y sacar de contexto frases que sirvan para sus intereses partidistas.

 

¡Qué diferente hubiese sido la reacción de quienes hoy acusan falsamente al arzobispo de Pamplona si éste hubiera dicho que los partidos de la izquierda atea son dignos de consideración y apoyo! No lo dijo, claro está, pero tampoco hizo lo contrario. Eso si, en el ejercicio de su libertad como persona y como obispo, recordó a los católicos que no deben intervenir en aquellos partidos que expresamente nieguen la existencia de una ley moral natural. En este sentido puede que, en realidad, lo que de verdad ha dolido a quienes ahora han sacado de contexto la alusión a los partidos confesionales, sea la recomendación que hizo expresamente a los católicos: la de no apoyar a partidos que propugnen elementos claramente inmorales, como pueden ser la legitimación de la violencia, la permisividad moral, la legitimación del aborto, de la eutanasia o la disolución del matrimonio y de la familia... Pero dicho esto, aún tuvo la delicadeza y la elegancia espiritual de añadir que los obispos y sacerdotes deben abstenerse de opinar y actuar en todo lo que es políticamente discutible y no tenga graves implicaciones morales, obligatorias para todos. En materia de moral, la Iglesia no calla porque no puede callar, ya que forma parte de su insobornable misión evangelizadora.

 

Análisis Digital, 9 de mayo de 2007

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