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La Iglesia vasca en pie de guerra

La Iglesia vasca en pie de guerra

La designación de Mario Iceta como obispo auxiliar de Bilbao ha desatado una marejada en el seno de la Iglesia vizcaina que está creando un revuelo sin precedentes entre el clero vasco. El descontento ha llegado a tal extremo que algunos sacerdotes han llegado a plantear dimisiones u otras acciones, como un escrito de protesta, para expresar su desacuerdo con la designación de Mario Iceta.

 

El Consejo de Presbiterio, una especie de comité de sabios de curas en representación de todo el territorio, dio en su reunión del lunes un sonoro portazo a este nombramiento.

 

El descontento es tan manifiesto que, “el malestar puede ir a mayores y algunos se plantean dimitir aisladamente de sus responsabilidades o incluso se ha barajado la dimisión de todo el Consejo de Prebisterio”, añadieron, sin querer precisar otras medidas concretas que pueden llevarse a cabo. Y es que aunque el nombramiento del Vaticano no tiene ya marcha atrás, sí se quiere evitar que el nuevo obispo se consolide en el cargo e impedir que algún día se quede como titular de la diócesis bilbaina.

 

A pesar de que el recelo ya se venía palpando desde que se hiciera pública la noticia el pasado 5 de abril, la discordia ha ido en aumento. Sentimientos encontrados ante la llegada de un joven sacerdote euskaldun muy alejado de las coordenadas ideológicas y culturales dominantes en el clero vasco. “La sensación generalizada es que nos están imponiendo el catolicismo español más conservador”, apunta un sacerdote de la diócesis. No en vano, Iceta llega a la mitra con el “padrinazgo” del cardenal Rouco y vinculado a los sectores más tradicionalistas de la Iglesia.

 

Oposición casi unánime en el Consejo de Presbiterio, la oposición fue general y sólo un par de personas, entre los más de 40 miembros reunidos, alzaron la voz a favor de Iceta. Este Consejo está formado por un grupo notable de sacerdotes en representación de las vicarías, los arciprestazgos y de las parroquias vizcainas. Un órgano que resulta suficientemente significativo para que su opinión preocupe mucho al obispo Ricardo Blázquez.

 

Con una carta de presentación intelectual intachable y en posesión de un sinfín de títulos, algunos sacerdotes también cuestionaron el hecho de que tantas titulaciones sirvan para ser un buen obispo. “El currículum puede servir para ser profesor, pero ¿para ser obispo?”, se preguntan.

 

El descontento es notorio. “Lo primero por las formas ya que no se ha consultado ni al clero ni a las bases diocesanas, consulta que en otras ocasiones sí se ha realizado”, apuntan. Nadie oculta tampoco que la proximidad de Mario Iceta al Opus Dei y sus tendencias “reaccionarias” son otros de los grandes escollos de este nombramiento.

 

“La desconfianza proviene también por el hecho de imponer un obispo de fuera que no ha apostado por una diócesis vasca”, afirma otro de los consultados, que prefiere mantenerse en el anonimato en un tema tan espinoso. No en vano se muestran inquietos porque se difundan este tipo de discrepancias en el seno de la Iglesia. “No sabemos si explicitar estos conflictos es bueno o es malo para la fe cristiana pero no podemos ocultar que el malestar que existe es mayoritario y que no ha sentado bien ni a los sacerdotes, ni a los organismos diocesanos ni a los cristianos de base en general”, se justifican.

 

La politización de esta elección ha sido también uno de los argumentos barajados en la reunión del Consejo de Presbiterio, compuesto por miembros elegidos democráticamente por los sacerdotes. En este ámbito se ha criticado muy duramente la designación de Iceta. Sólo un par de sacerdotes mostraron su acuerdo con el nombramiento, al igual que el obispo Blázquez quien ya había manifestado públicamente que la llegada de Iceta era “un regalo de Dios”.

 

Ante las numerosas voces contrarias, el prelado bilbaino ha apelado “a la comunión con la Iglesia” para acallarlas. “Está claro que existe un plácet por parte de monseñor Blázquez, no hay que olvidar que el obispo no es auxiliar de la diócesis sino del propio obispo. Y tampoco conviene olvidar que anteriormente al auxiliar lo designaba el propio obispo. Eran otros tiempos pero seguro que a Blázquez le han presentado una terna de candidatos y él ha elegido”, sentencian.

 

Llamado a convertirse en uno de los prelados más jóvenes de la Conferencia Episcopal Española, Iceta, de 42 años, será ordenado obispo el próximo día 12 de abril en la catedral de Santiago. Antes, el lunes 18 de marzo, se despedirá oficialmente de la que ha sido su diócesis, Córdoba, durante los últimos catorce años.

 

Sólo dos personas, entre más de cuarenta miembros del Consejo, apoyaron la elección del nuevo obispo auxiliar

 

Se quejan por las formas de la designación y porque no se tenga en cuenta a un sacerdote de la diócesis.

 

Minuto Digital, 16 de febrero de 2008

 

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