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Foro El Salvador

Historia del Foro

En un mes dramático para España, Foro El Salvador continúa con su trabajo cívico

En un mes dramático para España, Foro El Salvador continúa con su trabajo cívico

En un mes dramático para España, Foro El Salvador continúa con su trabajo cívico

No ha sido un buen mes para España: el mal llamado “proceso de paz”, liderado por ETA/Batasuna y mantenido a capa y espada por el gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero, sigue avanzando en un descorazonador “tira y afloja” ante el desconcierto e inhibición de buena parte de la sociedad española. Algunas entidades, como el Foro Ermua, la Asociación de Víctimas del Terrorismo, España y Libertad y Hazte Oír, lideran la respuesta cívica a este secuestro de la soberanía popular. Un trabajo al que se incorpora con decisión Foro El Salvador.

 

Foro Arbil y Foro El Salvador son dos entidades que, sin confundirse, mantienen magníficas relaciones; no en vano, el primero está presidido por José Luis Orella Martínez, quien a su vez es el portavoz de Foro El Salvador.

 

Foro El Salvador es una entidad nacida al impulso de la Doctrina Social de la Iglesia católica en defensa de las víctimas del terrorismo, los derechos humanos, y la pluralidad cultural, social y política de la sociedad vasca; como ya saben nuestros lectores.

 

A Foro El Salvador hemos dedicado, en esta publicación digital, numerosos textos; habiendo entrevistado a algunos de sus protagonistas. También hemos elaborado al respecto dos números especiales, siendo el primero de ellos el Especial Contribuciones de Foro El Salvador ante el anuncio de una denominada tregua por parte de ETA, insertado en el número 103 (marzo de 2006). De hecho, en este “especial” se encuentra el origen inmediato de un trabajo en el que amigos de ambos foros, junto a otros, participamos dando lugar al libro colectivo La tregua de ETA: mentiras, tópicos, esperanzas y propuestas (Grafite Ediciones, Baracaldo, abril de 2006).

Desde nuestra revista digital venimos impulsando la difusión de este libro, el primero elaborado por el mercado editorial español al respecto, mediante el correspondiente “especial”, publicado en el número 105 (mayo de 200), a la vez que miembros del foro que la respalda participaban en la organización de los diversos actos de presentación que tuvieron lugar en Madrid, Zaragoza, Pamplona…

 

Pero el trabajo de Foro El Salvador no se ha parado ahí.

 

La promoción del libro continúa. Por ello, se ha participado, en el mes de octubre, en su presentación en el Ateneo Jovellanos de Gijón, estando previstos actos similares en Huesca y La Coruña en las próximas semanas.

 

Otros miembros de Foro El Salvador han participado como ponentes en diversos eventos, caso de su presidente, Jaime Larrínaga, en la presentación en Bilbao de la Fundación Para la Defensa de la Nación Española. Continúa la presencia en prensa y medios de comunicación: entrevistas en radios, televisiones, publicaciones digitales, artículos de opinión, y varios comunicados oficiales de la entidad elaborados con diversos motivos y que reproducimos en este texto.

 

Acaso, la mayor trascendencia pública la haya alcanzado el intento de organización de un ciclo de conferencias en la ciudad de Huesca, con la colaboración de la AVT, Ciudadanía Democrática y el colectivo ciudadano Peones Negros. Inicialmente frustrado por el comportamiento sectario de la Diputación de Huesca, controlada por el PSOE, el ciclo, finalmente, tendrá lugar en el mes de noviembre bajo el título La negociación con ETA y la investigación del 11 M: visiones críticas.

El programa final es el siguiente:

 

1º. Conferencia, del periodista, investigador y escritor Luis del Pino, titulada Los enigmas del 11 M.

Fecha: 2 de Noviembre de 2006.

 

2º. Presentación del libro La tregua de ETA: mentiras, tópicos, esperanzas y propuestas (dirigido por el profesor José Luis Orella Martínez, Grafite Ediciones, Baracaldo, 2006). Está confirmada la presencia en la mesa de Jaime Larrínaga y el delegado en Aragón de la AVT, José Marco Jalle.

Fecha: 9 de Noviembre de 2006.

 

3º. Mesa redonda bajo el título:

Derechos y libertades vulnerados en el País Vasco.

Ponentes: Gotzone Mora y Ernesto Ladrón de Guevara.

Fecha: 30 de Noviembre de 2006.

 

Todos los actos se celebrarán en el salón de actos Genaro Pozas de FEACCU, calle Barbastro nº 1 de Huesca, en horario de 19 h. a 21 h.

 

No es momento de protagonismos estériles y sí de colaboración desinteresada y altruista. Por ello, los miembros del Foro El Salvador acudirán a aquellos lugares y espacios desde los que se les reclame, persistiendo en su labor específica, y sumándose al esfuerzo ciudadano que exige -ante los tremendos retos colectivos actuales- unidad, transparencia, responsabilidad, militancia y patriotismo.

 

 

Fernando José Vaquero Oroquieta

Revista digital Arbil, Nº 108, octubre de 2006

Libertad en euskera se dice Karol Woijtila: el Foro El Salvador, una respuesta católica a la violencia

El ejemplo del Papa como luchador católico polaco contra los diversos totalitarismos y su papel como intelectual le han aupado como un modelo a seguir para todos los resistentes católicos a cualquier tiranía. Su vida es un ejemplo reciente de la aplicación de la Doctrina Social de la Iglesia en un contexto amenazante contra el católico comprometido. En el País Vasco actual, el dominio del nacionalismo sigue ahogando todo espíritu de libertad existente en la sociedad. Ante tal situación, un grupo de intelectuales católicos y jóvenes pretendieron dar una respuesta unánime y similar a la que en su tiempo varios jóvenes de Cracovia dieron ante las autoridades comunistas. Previamente se ofrece una breve descripción de cómo se organizó la resistencia vasca contra el nacionalismo

El nacimiento de una resistencia social al nacionalismo

La articulación de una resistencia social contra el terrorismo y una respuesta independiente frente al nacionalismo que adoptaba desde 1980 una posición hegemónica y totalitaria no va a tener forma hasta la década de los noventa.

La impunidad de los asesinatos de ETA, amparada por el silencio en la calle y los comentarios favorables de los simpatizantes de los demás partidos, sostendrá sus acciones.

Sin embargo, cuando después del exterminio de simpatizantes de derechas y miembros de cuerpos uniformados (militares y policías) empezaron a ser asesinados militantes históricos de la oposición de izquierdas al régimen de Franco, los media empezaron a transmitir a la sociedad vasca la idea de que ETA estaba "en guerra" con España, no sólo contra el régimen fenecido.

Aunque la sociedad vasca había respondido de manera esporádica en concentraciones masivas contra el terrorismo, como prueban las concentraciones contra el asesinato del ingeniero José María Ryan en 1981 y el del capitán Alberto Martín Barrios en 1983, la presencia regular de opositores a la violencia en la calle no llegará hasta 1987.

En 1987 se constituye Gesto por la Paz, un grupo de pocos activistas que se reúnen de manera silenciosa después de cada asesinato en un lugar concreto de vía pública.

Los activistas saldrán preferentemente de grupos cristianos de parroquias, siendo la primera iniciativa llevada por católicos en este sentido. El desarrollo del grupo fue en aumento y en cada localidad importante se fue organizando un grupo que se concentraba en silencio después de cada atentado.

No obstante, cuando también lo empezaron hacer con los atentados del GAL contra etarras y terroristas muertos en operaciones de detención por algún cuerpo policial, Gesto por la Paz empezó a tener opiniones encontradas dentro y fuera de la organización.

A pesar de todo, Gesto por la Paz consiguió ser en ese momento el grupo que capitalizaba la respuesta popular contra ETA al concentrarse todos los lunes, de julio a octubre de 1993, con ocasión de pedir la liberación Julio Iglesias Zamora. A los actos sumó la iniciativa de llevar en la solapa un lazo azul en señal pública de oposición al secuestro.

No obstante, cuando ocurrió el secuestro del empresario de Oyartzun (Guipúzcoa) José María Aldaya, que duró de mayo de 1995 hasta abril del año siguiente, las concentraciones de Gesto por la Paz fueron alteradas por la aparición de grupos contrarios que les gritaban y los ciudadanos que portaban lazos eran anotadas en listas, amenazados y algunos atacados por llevarlos.

A pesar de ello continuó el desarrollo de Gesto por la Paz que en la actualidad reúne a unos 150 grupos vascos y navarros.

La actitud abierta al "diálogo" y poco combativa contra los grupos violentos ha hecho que los miembros veteranos funden otros grupos que participan de la movilización de la sociedad vasca contra la violencia nacionalista, como Denon Artea, surgida en 1990 bajo el liderazgo de Cristina Cuesta, hija del delegado de Telefónica asesinado por ETA en Vizcaya, Bakea Orain o La Fundación.

En 1992 surgirá Elkarri, asociación liderada por el antiguo concejal de Herri Batasuna de Tolosa Jonan Fernández y que aparecía sobre la coordinadora Lurraldea, la cúal había intentado paralizar la construcción de la autovía de leizarán que uniría Pamplona con San Sebastián dos años antes.

El diálogo establecido entre Gesto por la Paz y Elkarri, que busca la independencia de Euskal-Herria a través de una vía política y negociada, ha imposibilitado el crecimiento social de la iniciativa de Gesto por la Paz.

Sin embargo, el espaldarazo definitivo de la sociedad contra el mundo terrorista fue el asesinato el día 12 de julio de 1997 del concejal del PP de Ermua, Miguel Angel Blanco. Su secuestro dos días antes y su posterior asesinato provocó una oleada de ataques a sedes y locales vinculados a la izquierda abertzale por la sociedad vasca que duró tres días.

No obstante, desde las instancias autonómicas, tanto los nacionalistas como protagonistas del momento como Carlos Totorica, alcalde socialista de Ermua, impidieron los actos de violencia contra los proetarras e incluso la fuerza pública vasca de la Ertzaina participó en la defensa de los locales de los independentistas con orden de actuar a los tres días.

El rechazo social generalizado fue común en toda España, con más de seis millones de manifestantes y aunó en el mismo sentimiento de pertenencia a una nación a toda España.

En el País Vasco los intelectuales y profesores vascos no quisieron que "el espíritu de Ermua" desapareciese después de la revuelta generalizada en la sociedad vasca. El 12 de febrero de 1998, estos intelectuales firmaban un manifiesto bajo el calificativo de Foro de Ermua, en el cual expresaban su rechazo a la violencia terrorista, pero también se criticaba la ausencia de libertades bajo el gobierno nacionalista.

Entre los firmantes de este manifiesto, cabe destacar a las siguientes personas:
Agustín Ibarrola, escultor, Fernando Savater, filósofo, Carlos Totorika, alcalde de Ermua, Mikel Azurmendi, antropólogo y portavoz del Foro; Catedráticos o profesores de la UPV: Manu Montero, José Mª Portillo, Carlos Martínez, Ricardo Miralles, Aurelio Arteta, Antonio Beristain, Javier Corcuera, Francisco Doñate, Emilio Fernandez, Santiago De Pablo. Otras adheridos fueron: Teresa Castells, librera, Cristina Cuesta, fundadora de Denon Artean, Fernando García Cortazar, Universidad de Deusto, J. Ramón Recalde, Universidad de Deusto, Xabier Garmendia, ingeniero, Xabier Gereño, escritor, Raul Guerra, escritor, Katy Gutierrez, parlamentaria, José Ibarrola, artista, Roberto Lertxundi, médico, Hortensia Santana, jurista, Fernando Tusell, economista, Marta Zabala, historiadora, José Luis López de la Calle, periodista.

El revulsivo que supuso que la intelectualidad vasca rompiese con el mundo nacionalista causó los ataques de los portavoces nacionalistas que inmediatamente intentaron desacreditar a los hombres de la cultura por su participación en un tema considerado tabú hasta entonces, la violencia en el País Vasco.

El 7 de mayo de 2000 Moría en Andoain, por balazos de un etarra, el periodista y fundador de Foro de Ermua, José Luis López de la Calle. Activista del PCE en la clandestinidad de la década de los setenta, con la democracia había sido militante del sindicato CCOO y miembro de Izquierda Unida. Este periodista de izquierda colaboraba con El Mundo y era uno de los pesos pesado del Foro de Ermua.

Después de su asesinato las acciones violentas contra obras artísticas de autores como Agustín Ibarrola y las presiones constantes en las aulas universitarias empujaron al exilio a varios profesores de la UPV como José María Portillo, Mikel Azurmendi, Jon Juaristi y Edurne Uriarte. Esta última después de un intento de asesinato con una bomba en el ascensor de la facultad.

Sin embargo, los intelectuales vascos reunidos en el Foro de Ermua reunían un espíritu común con la izquierda cultural del país, se necesitaba una respuesta similar en el mundo católico. Esencialmente para romper la imagen de un catolicismo como clientela cautiva del nacionalismo.

La respuesta católica, el Foro El Salvador

En este sentido, el 10 de junio de 1999 surgía el Foro el Salvador, organismo fundado por varios intelectuales católicos en contra de la violencia terrorista y que también acusaba al nacionalismo en general de pretender monopolizar las opiniones sociales en un nuevo totalitarismo contrario a los valores de la persona humana.

Este manifiesto, firmado por un centenar de personas, fue presentado por Fernando García de Cortázar, catedrático de Historia Contemporánea, Antonio Beristain, director del Instituto Vasco de Criminología, Jaime Larrínaga, doctor en Historia y párroco de Maruri y José Luis Orella, profesor de Historia Contemporánea.

El colectivo estaba bien implantado en el mundo católico y contaba con representantes en todas las provincias vascas y Navarra. En un principio, antiguos alumnos y profesores de la Universidad de Deusto de ambos campus de Deusto (Vizcaya) y Mundaiz (Guipúzcoa) siguieron el ejemplo de insignes profesores como los jesuitas Fernando García de Cortázar, catedrático de Historia, o el Antonio Beristaín, a su vez de Derecho Penal.

Al mismo tiempo, religiosos regulares y diocesanos se sumaron a la iniciativa en varias docenas rompiendo la imagen, fomentada por los media, de un clero seguidor unánime con el nacionalismo.

En el campo familiar, los colectivos de víctimas y perseguidos se aunaron a un grupo que defendía desde una posición confesional y de manera abierta la causa de sus familiares asesinados.

Y en el campo del activismo juvenil, el grupo vasco de ARBIL, foro que nació en Bilbao para la divulgación de los valores católicos a través de actividades culturales e internet, se sumaba en bloque al grupo católico.

Sin embargo, la aparición de El Foro El Salvador fue importante y rápidamente contestada por los nacionalistas al romper la "homogeneidad" de los católicos vascos y presentar una voz discordante con el nacionalismo vasco.

El Foro El Salvador aparecía con el claro fin de asociar a los católicos contra el totalitarismo nacionalista, como Solidaridad había hecho lo mismo en Polonia contra el comunismo.

La identidad con el Papa Juan Pablo II era total y por esta razón el punto más criticado por los nacionalistas vascos.

Muchas de estas asociaciones, nacidas en un clima de tensión, no solo perseguidas por la banda terrorista, sino también por las propias organizaciones nacionalistas y las administraciones públicas que dominan, que las han acusado de estar al servicio de España, decidieron coordinar sus esfuerzos en un intento de canalizar la iniciativa ciudadana.

De este modo, en 1999 nacía la Plataforma Basta Ya con el apoyo del Foro de Ermua, Foro El Salvador, Denon Artea y Asociación de Víctimas del Terrorismo. En esta Plataforma ejercería de portavoz el filósofo Fernando Savater, que inmediatamente fue amenazado.

Las iniciativas desarrolladas como concentraciones contra el terrorismo, manifiestos a favor de una educación en valores, desarrollo de actitudes respetuosas con la libertad y petición del voto para los partidos políticos que aceptaban la constitución fue recompensada con el Premio Sajarov de la Unión Europea, aunque la entrega del premio tuvo la desagradable noticia del abandono del acto de los eurodiputados pertenecientes al PNV, EA, EH y BNG.

Cumplida la primera misión de contención de la violencia, el colectivo cambió su nombre al año siguiente y en diciembre de 2000 pasó a denominarse Plataforma Libertad, en reivindicación de la igualdad de derechos para los ciudadanos vascos no nacionalistas.

De este modo, en las elecciones autonómicas se subrayó la ausencia de libertades y falta de igualdad de los candidatos y votantes, pero se pedía el respaldo a las opciones defensoras de un discurso identitario de la unidad de España.

En este colectivo formaban parte Asociación de Víctimas del terrorismo, Foro de Ermua, Foro El Salvador, Movimiento contra la Intolerancia y la Asociación por la Tolerancia, a los cuales se sumaron diversos colectivos, culturales, sindicatos, partidos políticos y asociaciones extranjeras.

El grupo católico ha sido uno de los que recientemente ha sido puesto en el punto de mira de la violencia.

Si sus miembros, hasta entonces habían sido coadyuvados a guardar silencio.

A partir del verano, el presidente del Foro El Salvador Jaime Larrínaga, párroco de Maruri (Vizcaya), pequeña localidad de 500 habitantes fue centro de amenazas escritas realizadas en papel oficial del ayuntamiento y firmadas con el consistorio nacionalista.

Desde entonces, el sacerdote ha tenido que ejercer su misión apostólica con un guardaespaldas y dormir en distintos domicilios.

La presencia en la realidad vasca de un Foro católico plantea en el presente una respuesta dinámica de los católicos vascos a una realidad en la que falta la libertad y donde la mitad de la sociedad necesita plataformas que defiendan sus reivindicaciones.

En esta lucha por la salvaguarda de los valores de la persona humana, los católicos no podían estar cruzados de brazos y el ejemplo vivo del Papa en Polonia fue el revulsivo necesario para hacer realidad la aparición de un grupo de intelectuales, sacerdotes y jóvenes comprometidos por su Fe, en la defensa de la libertad del hombre, ante un totalitarismo que margina sectores sociales en beneficio de los valores biologicistas.

En la actualidad, el Foro El Salvador se mantiene como conciencia activa de los perseguidos por el nacionalismo y mantiene un puente abierto de las víctimas con los obispos vascos, que de esta manera mantienen una postura de dirección de toda la comunidad católica, nacionalista o no, impidiendo la ruptura social e intentando servir de ejemplo de convivencia.

Para el futuro, la comunidad católica vasca quiere sentir como cuando se derribe definitivamente el muro del nacionalismo excluyente, el viento polaco sople con toda su fuerza en el País Vasco, vivificando una primavera necesaria en vocaciones, convivencia ciudadana y reconstrucción de una sociedad que en un tiempo fue modelo de catolicismo social.
 

José Luis Orella Martínez 

Arbil, anotaciones de pensamiento y crítica, Nº 63, noviembre de 2002.

 

Apuntes para una historia de Foro El Salvador.

Apuntes para una historia de Foro El Salvador. Cuando más arreciaban las críticas dirigidas contra la Iglesia católica española por su presunta indiferencia ante el terrorismo y el dolor de las víctimas, nació Foro El Salvador: una valiente expresión no nacionalista del catolicismo vasco. Unos apuntes nos acercarán a su historia.

 

Por  José Basaburua

 

Un parto doloroso y tardío.

 

            El de Foro El Salvador no fue un parto sencillo. Por una parte, llegó algo tarde. Por otra, fue doloroso. Pero difícilmente podría haber sido de otra manera. Llegó tarde, pues entrada en años y con malas rutinas vivía su madre: una Iglesia local vampirizada por el nacionalismo, esclerotizada y envejecida, que pocas facilidades, por no decir ninguna, había dado a las nuevas expresiones de la creatividad católica universal encarnada en los llamados «nuevos movimientos eclesiales». Y fue doloroso, como correspondía a su estado biológico. De modo que, cuando el 10 de junio de 1999 en el hotel Ercilla de San Sebastián tuvo lugar la presentación pública del Foro, su nacimiento fue recibido, a partes iguales, con nuestras de escepticismo o de frialdad… que tornaron rápidamente en general indiferencia, cuando no en abierta hostilidad. Pero esas escasamente deseables muestras de desafecto expresadas ante la nueva criatura no se manifestaron únicamente entre padres y hermanos, sino que los primos, tíos y vecinos, miraron hacia otro lado; como si el evento no fuera con ellos y la criatura no entrara con todos los honores dentro de la familia… o de sus planes.

 

De su fundacional «Manifiesto por la verdad, la justicia y el perdón en Euskadi», hecho público aquel 10 de junio de 1999, recordaremos unos pocos párrafos en los que se calificaba, ya inicialmente, como «alarmante y escandaloso el amedrentamiento al que han sido y son sometidos aún los ciudadanos no nacionalistas en el País Vasco; las agresiones y amenazas que les impiden presentar en libertad y en igualdad de condiciones su opción política en las elecciones». Rechazaban, en consecuencia, «incluir en una lista electoral a presuntos asesinos que se vanaglorian de tal condición y la hacen valer como seña de identidad ideológica». Aseguraban que «ETA debe disolverse y entregar las armas sin reclamar contrapartidas políticas que no son acordes con la democracia ni con el verdadero espíritu de la Iglesia, que prohíbe matar y que añade la ley del amor a las leyes de los hombres». No aceptaban un proyecto de construcción nacional que se «cimienta sobre las bases etnoculturales y que genera necesariamente procesos de exclusión incompatibles con el respeto a los derechos y libertades de todos los ciudadanos». Por todo ello, «La paz no puede llegar de la mano del chantaje político ni del empecinamiento en una violencia ideológica que ratifique y reemplace a la violencia armada; ni del olvido, la injusticia o la mentira» Y se adoptaba ese nombre al considerar como válida «la experiencia de reconciliación vivida tras la guerra de El Salvador así como el programa de acción marcado por Francisco Estrada, rector de la UCA desde 1989, después del asesinato de los jesuitas, y resumido por el sacerdote José María Tojeira en tres palabras fundamentales e indisolubles: verdad, justicia y perdón». Después de rechazar tanto los crímenes del GAL como los de ETA, valoraban como «descomunal» el esfuerzo de sus víctimas para las que proponía precisas medidas de acompañamiento y reconocimiento. Se realizaban algunas consideraciones, todavía vigentes, en torno al perdón y la generosidad y, por último, en su punto noveno, manifestaban su alarma ante «la grave hegemonía del nacionalismo en la Iglesia vasca y el uso perverso que hoy se hace de la doctrina de la caridad y del perdón para amparar al nacionalismo de ETA y a sus cómplices políticos. Lamentamos lo desatendidos que hoy se encuentran por nuestra Iglesia los fieles que no son de ideología nacionalista y las propias víctimas del terrorismo…». Releyéndolo… ¿no lo encontramos totalmente vigente?

 

Lógicas reacciones.

 

            De manera inmediata, algunos de los supuestos firmantes rechazaron haber apoyado el manifiesto. Además, se acusó a sus promotores de romper la unidad eclesial, de actuar movidos por intereses políticos, de rebeldía y soberbia… Todo un repertorio característico de lo «clericalmente correcto», dentro del País Vasco, pero, curiosamente, también al sur del río Ebro.

 

            Objetivamente analizadas las circunstanciasen en que el evento se produjo, pensamos que no podía haber sucedido de manera distinta: ni el propio nacimiento, ni tales reacciones.

 

            La Iglesia vasca venía sufriendo un largo proceso de esclerotización y de envejecimiento, que la burocracia clerical, y la autodenominada laica progresista, no podían frenar a pesar de servirse de buenos medios: una tupida red de centros, órdenes religiosas todavía muy presentes en casi todo el territorio vasco, programas, comisiones, subcomisiones y comités de subcomisiones. Mientras tanto, la sociedad marchaba en otras direcciones: hacia el nacionalismo etnicista radical, de carácter explícitamente pagano y anticristiano; o abocado al consumismo de la globalización y la uniformización cultural de unos valores reducidos a su mínima expresión. ¿Podría haber actuado de otra manera? Acaso pudo: dando entrada a las nuevas realidades eclesiales; abriéndose a la feligresía mayoritariamente no nacionalista; etc. Pero, ciertamente, no lo hizo. Y el divorcio Iglesia/sociedad se aceleró y acentuó como en pocos otros espacios del Estado español.

 

            Con todo, la criatura vino al mundo con un rostro muy definido: el proporcionado por el jesuita Antonio Beristain Ipiña (pionero de la Victimología y la Criminología y activista por los derechos humanos); Fernando García de Cortázar (jesuita, historiador de enorme prestigio y uno de los mayores intelectuales españoles); y José Luis Orella (laico de denominación de origen Navarra, crianza vizcaína), también historiador. Cuarentas firmas más respaldaban el manifiesto fundacional en representación de medio millar de católicos «de la base». Y, poco después, un cura rural, Jaime Larrínaga, presidente del Foro, protagonizaría una epopeya que mostraría, a una sociedad adormecida y a una Iglesia que no quería mirar ciertas realidades, su auténtica crudeza, sin atenuantes ni justificaciones.

 

            No obstante, esa extrañeza, en buena medida, se fue limando. Y a ello contribuyeron diversos gestos, pronunciamientos y actitudes manidestadas entre los diversos interlocutores eclesiales y sociales; y, acaso, algunos posicionamientos del mismo Foro en apoyo de concretas manifestaciones de jerarquías de la Iglesia española; expresión de su plena comunión católica. Así, el 23 de noviembre de 2003 expresó su apoyo a las críticas que el entonces presidente de la Conferencia Episcopal, Antonio María Rouco, dirigió al llamado plan Ibarretxe. El portavoz del Foro se manifestó, después de que el obispo de San Sebastián, Juan María Uriarte, se desvinculara de la oposición de Rouco al proyecto soberanista del lendakari, calificándola como «postura personal». El Foro manifestó su discrepancia respecto a las declaraciones de Uriarte y sostuvo que Rouco «no puede pedir el voto para un partido», pero sí «dar sus razonamientos como presidente de la Conferencia Episcopal». El portavoz añadió que en su colectivo estaban «muy identificados» con las palabras de Rouco, porque en su trayectoria ha demostrado tener «clarividencia» y, además, «puede hablar con más libertad que los obispos vascos». Y no fue la única muestra de sincero apoyo.

 

            Como prueba de esa progresiva recepción, recordemos, a título de ejemplo, la sesión celebrada el 14 de marzo de 2005 titulada ¿La unidad de España, en cuestión? organizada por la histórica y revitalizada Asociación Católica de Propagandistas en Madrid. En el encuentro, moderado por Ezequiel Puig-Maestro Amado, participaron como ponentes Jaime Larrinaga, como presidente del Foro El Salvador, María Teresa Compte, doctora en Ciencias Políticas y Sociología; y Pedro Fernández Barbadillo, profesor del Instituto de Humanidades del CEU y periodista. Un ejemplo de pluralidad en la comunión, reconocimiento y hermandad.

 

Naturaleza del Foro.

 

            Foro El Salvador nació con una marcada característica: la de ser un Foro, un espacio de libertad, un ámbito informal de encuentro de diversas personas y colectivos movidos por el único ideal que merecía la pena; el evangélico, y sin otros aditamentos. No cuajó, pues tampoco se lo propuso nunca, un movimiento férreo, militante, réplica acaso de los habituales en este territorio, sean del color que fueren. Ahí está su debilidad… pero también su riqueza. Marginados de las estructuras diocesanas y parroquiales, sus mensajes y manifiestos llegaban a la clerecía no nacionalista nítidamente y sin adornos. Ésa es una de las grandes paradojas de esta Iglesia local: las estructuras burocráticas han envejecido, a la vez que crecían, separándose más y más de unos fieles cada vez más ajenos al nacionalismo. No en vano, el nacionalismo más dinámico se ha despegado de sus remotos orígenes cristianos para navegar por nuevas y frescas corrientes ideológicas completamente ajenas al espíritu evangélico: marxismo, ecologismo radical, ultrafeminismo, contracultura… Sin duda la Iglesia vasca está cambiando… y más que cambiará. La biología así lo impone.

 

            Foro El Salvador tenía que nacer, pues al menos un hijo de la Iglesia local tenía que salvar el honor de casi toda una generación de la familia que había acampado por otros territorios, alejándose de sus orígenes: universalidad, amor a los semejantes, crítica de las ideologías, propuesta de un Jesucristo Encarnado y concreto… Su vida, empero, no podía ser fácil. Y sigue sin serlo. Pero las fuerzas biológicas y espirituales que lo engendraron siguen presentes. Su papel, acaso, sea el de dar el relevo, junto a las demás manifestaciones vivas, a otras realidades eclesiales que encarnen a la Iglesia vasca del futuro. En cualquier caso, sigue vivo y con su misma capacidad de crítica, propuesta para la convivencia.

 

            Su historia no puede deslindarse de las peripecias personales de sus impulsores. Pero tampoco puede confundirse con ellas; pues son muchos los católicos vascos –y de otras regiones españolas- que han encontrado en este Foro un espacio donde reconocerse y seguir ocupando su lugar en la Iglesia universal.

 

Vivir peligrosamente, vivir en el Foro.

 

            La mayor de todas esas aventuras, acaso, sea la sufrida por su presidente, Jaime Larrínaga. La «carga del cargo», que diría algún castizo. Un sacerdote rural, entregado a sus feligreses, antiguo docente, deportista… un «cura moderno», diríamos con un lenguaje algo trasnochado. El 3 de agosto de 2003 oficiaba por última vez en la que fue durante treinta y cuatro años su parroquia: Maruri. Desde hacía unos meses, Maruri, localidad prácticamente desconocida en el resto de España, formaba parte de las primeras planas de los periódicos y de las cabeceras de los noticiarios. El posicionamiento total que mantenía públicamente su párroco con las tesis de Foro El Salvador, que en realidad venía manteniendo desde siempre, le acarreó una campaña de acoso y derribo por parte de los nacionalistas del pueblo... y del resto de Euskadi. Era todo un espectáculo ver en sus misas dominicales a ateos y agnósticos que asistían a las mismas en solidaridad ante sus crecientes dificultades. Sí era, aquello, ecumenismo y diálogo, pero del de verdad. Finalmente tuvo que marchar, al igual que otros muchos vascos. Pero no por ello ha permanecido alejado de la problemática de su tierra, pregonando sus razones por toda España y en cuantos foros se le ha llamado: centros culturales, partidos políticos, universidades de verano, parroquias…

 

            Pero esa vida es inimaginable sin el apoyo concreto a las víctimas del terrorismo en sus circunstancias. Recordemos, así, como en enero de 2003, el obispo de San Sebastián, Juan María Uriarte, no facilitó la celebración de una misa en homenaje al edil Gregorio Ordóñez, asesinado por ETA en 1995. La familia de Gregorio acudió a Uriarte ante las reiteradas negativas de los párrocos consultados. No obstante, según denunció su hermana Consuelo, el obispo le comunicó que «los criterios» de la iglesia respecto a las misas íntimas «seguían igual». Por ello, la familia Ordóñez realizó un acto sencillo en el cementerio de Polloe de San Sebastián para rezar una oración en su recuerdo, acompañados, además de otros ciudadanos anónimos, por el miembro de Foro El Salvador, Antonio Beristain, Rubén Múgica, hijo del socialista Fernando Múgica, también asesinado por ETA, concejales del Partido Popular en el Ayuntamiento de San Sebastián y el diputado del mismo partido, Gonzalo Quiroga.


Un Foro dialogante que propone.

 

            Foro El Salvador se relacionó, desde sus inicios, con el nuevo movimiento cívico vasco: asociaciones de víctimas, fundaciones, foros, grupos activistas… Y encontró pleno apoyo en algunas entidades, caso del juvenil Foro Arbil y los impulsores de la navarra Fundación Leyre.

 

            Su vocación pasa por formar parte de una «red de redes». Por ello, participó en diversas plataformas. Así, se integró en la primavera de 2001 en la Plataforma Libertad, formada también por la Asociación de Víctimas del Terrorismo, el Foro de Ermua, la Asociación por la Tolerancia de Cataluña y el Movimiento contra la Intolerancia. Asimismo, esa Plataforma Libertad formó parte, junto al Foro de Nápoles y al de Viena, de la Plataforma de la Libertad Continental, un organismo de carácter europeo que buscaba «reivindicar espacios de libertad y terminar con la xenofobia y los totalitarismos como el que trata de imponer ETA». Una de sus primeras decisiones fue su petición, realizada a los ciudadanos vascos, para votar a los partidos «que se han dado en llamar constitucionalistas», así como a que secunden la marcha que en «defensa de la libertad» se convocó, por entonces, en Vitoria.

 

La Plataforma por la Libertad de los Europeos fue otra entidad promovida por el Foro Arbil y por personalidades de reconocido prestigio y entidades de gran relevancia cívica, como Foro El Salvador. Hizo público un Manifiesto por una legislación europea que respetara la dignidad de las personas promoviendo la regeneración social. A su juicio, «el Tratado de la Constitución europea debería reconocer un mínimo de derechos». Proponía una adhesión a la defensa positiva de mínimos para la convivencia, con independencia de las convicciones políticas o religiosas personales. En diez puntos muy concretos pedía: una garantía real y efectiva de la lucha contra el terrorismo, la defensa de los derechos básicos, empezando por el derecho a la vida, el respeto a la fe y el derecho de los padres a educar a sus hijos en sus credos y valores, la educación en la verdad histórica y en el amor a España, la moralidad en el ejercicio de la política, el derecho a la información y el bien común como meta social, con el amor y la justicia como claves para la convivencia. Por último, consideraba negativa para la construcción de Europa cualquier legislación ajena a tales fines, como era el caso de la propuesta de contenidos del Tratado de Constitución europea sometido en referéndum en España el 20 de febrero de 2005.

 

¿Una voz en el desierto?

 

Sus manifiestos, difundidos y elaborados con ocasión de determinados eventos, fueron una de sus expresiones públicas más conocidas. A lo que acompañaron las numerosas declaraciones de su portavoz, presidente y miembros más destacados a requerimientos de los medios de comunicación.

 

Así, además del ya mencionado manifiesto fundacional hecho público el 10 de junio de 1999, destacaremos, entre otros, el titulado «El Foro El Salvador, por la verdad, la justicia y el perdón en el País Vasco», elaborado para su entrega a Juan Pablo II en la primavera de 2001.

 

Le siguió «Por la convivencia en Euskadi», una respuesta, en buena medida, elaborada en el año 2002, al polémico documento «Preparar la Paz» de los obispos de las diócesis vascas; pronunciamiento que coincidió con la petición efectuada el 3 de junio por Monseñor José Manuel Estepa, a la Conferencia Episcopal, de una reunión extraordinaria de la Comisión Permanente para elaborar un comunicado más clarificador sobre dicha pastoral de los obispos vascos. «Debemos saber -dijo- que existe una importante parte del País Vasco que sufre y que tiene miedo, y a la que hay que respetar (…) No es suficiente la nota del Episcopado, hay que ser más claro», concluyó.

 

Recordemos, por último, la «Comunicación del Foro El Salvador» manifestada en el II Encuentro Cívico celebrado en Madrid, el 11 de diciembre de 2004, y que reunió a asociaciones y grupos de personas preocupadas por los problemas de la violencia política en España.

 

El Foro en la Universidad.

 

            Los medios universitarios vienen siendo otro espacio en el que Foro El Salvador ha encontrado buna acogida. Recordemos, a modo de ejemplo, algunas de tales ocasiones.

 

Los prestigiosos Congresos Católicos y Vida Pública, organizados en la Universidad San Pablo-CEU de Madrid, también vienen acogiendo a diversos miembros y amigos de Foro El Salvador en sus encuentros anuales. Fue el caso del IV, denominado Desafíos globales: la Doctrina Social de la Iglesia hoy, celebrado los días 15,16 y 17 de noviembre de 2002. Así, el domingo 17 de, la mesa titulada «Paz, justicia y perdón», residida por Ramón Armengod, Embajador de España, acogió a Jaime Larrinaga, presidente de Foro El Salvador; Santiago Petchen; Catedrático de Relaciones Internacionales de la Universidad Complutense de Madrid; y Jesús Romero Trillo, por la  prestigiosa Comunidad de San Egidio.

 

 

Casi un año después, Jaime Larrínaga participaba en el curso de verano Terrorismo: Nuevos retos y respuestas sociales, de la Universidad Complutense, dirigido por los catedráticos Mikel Buesa y Carlos Martínez Gorriarán, y que dedicó una sesión al tema «La iglesia española frente al terrorismo», junto a Rafael Aguirre, sacerdote y catedrático de Teología de la Universidad de Deusto, el escritor y periodista Iñaki Ezkerra, y Antonio Beristáin, otro histórico de Foro El Salvador.

 

            En la Universidad San Pablo-CEU de Madrid, tuvo lugar en el Salón de Grados, un 25 de febrero de 2004, una mesa redonda titulada: Aralar, el rostro amable de la izquierda abertzale, en la que participaron José Luis Orella Martínez, Pascual Tamburri Bariain (profesor de historia, miembro del Consejo Político de UPN, analista de Elsemanaldigital.com)  y el escritor Fernando Vaquero.

 

La Universidad Cardenal Herrera-CEU organizó en marzo de 2005 unas Jornadas sobre Política, información y terrorismo, que contempló, entre otras actividades, una conferencia titulada: «Terrorismo de ayer, terrorismo de hoy. Del nacionalismo al independentismo», a cargo de José Luis Orella, como portavoz del Foro El Salvador.

 

Por último, mencionemos la mesa redonda celebrada el 10 de mayo de 2005, en el Aula de Grados de la Facultad de Derecho de la Universidad de Sevilla, sobre el futuro del País Vasco en España en la que participaron el ya mencionado José Luis Orella, el Catedrático de Derecho Procesal de la Universidad de Sevilla José Martín Ostos, Gary Bedell, ex diplomático y colaborador habitual de Carlos Herrera en Onda Cero, Antonio Rivero, Director de «La Casa del Libro» y Escritor, y el Doctor en economía de la Universidad de Sevilla, José Manuel Cansino. Fue organizado por Club Minuto Digital.

 

El Foro en la calle.

 

            Y ha participado en cuantas manifestaciones, concentraciones, encuentros cívicos, etc., han tenido lugar para mantener y extender una visión no nacionalista de la convivencia y de la política y en solidaridad con las víctimas del terrorismo. Ello no quiere decir, no obstante, que se propugne una opción política concreta, pues entre ellos encontramos desde entusiastas de una «derecha social» hasta convencidos socialdemócratas.

 

            Su presencia en concentraciones y manifestaciones callejeras de todo tipo, en diversas localidades vascas y del resto de España, ha sido, pues, constante en su devenir. Sería interminable citarlas con sus motivos y fechas. Por ello, únicamente, mencionaremos algunas de las últimas. Fue el caso, de entre tantas otras, el de su participación en la celebrada en Madrid por la Asociación Víctimas del Terrorismo, con el lema «Por ellos, por todos. Negociación en mi nombre no» el 4 de junio de 2005. Participaron en primera línea, entre otras, las siguientes personas de relevancia social: Cristina Cuesta (por la Fundación Miguel Ángel Blanco y por COVITE); Ana Iribar, viuda de Gregorio Ordóñez y presidenta de la Fundación que lleva su nombre; Mikel Azurmendi, Profesor universitario, (por las Comisiones de la Diáspora Democrática Vasca); Capilla  Argote, presidenta de la Asociación de Víctimas “Verde Esperanza” (Jaén);  Javier Elorrieta  e Ignacio Martínez Churiaque (vicepresidente y secretario general, respectivamente, de la Fundación por la Libertad); Iñaki Ezkerra, por el Foro Ermua; Jaime Larrínaga, sacerdote y presidente del Foro El Salvador; Antonio Beristain, catedrático y presidente del Instituto Vasco de Criminología; Jesús Laínz, escritor, por la Plataforma Unidad y Libertad, de Cantabria;  Lorenzo Nebrera, por la Confederación Española de la Policía Nacional (CEP); Francisco Caja (presidente de Convivencia Cívica Catalana); Isabel Calero (presidenta de Ciudadanos para la Libertad) y Marita Rodríguez (presidenta de la Asociación por la Tolerancia).

 

Pamplona fue testigo, el 21 de enero de 2006, de una concentración por la «Unidad de España, por la igualdad y solidaridad de todos los españoles», convocados por el Foro Ermua. José Luis Orella, portavoz del Foro El Salvador, recordó al convocarse que en ella se reivindicaría «la idea de España como una única comunidad nacional, plural y patrimonio de todos los españoles, defendida por gente de toda condición: izquierda, derecha, agnóstica, católica...que tiene en común la defensa de la idea de la unidad nacional».

 

            «Por ellos. Por todos. ¡… …! En mi nombre ¡no!». Fue el lema que encabezó otra multitudinaria manifestación celebrada el 25 de febrero de 2006 por la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT). Al convocarla, el presidente del Foro El Salvador, Jaime Larrinaga, insistió en la necesidad de salir a la calle «si se quiere dormir con la conciencia tranquila». No se puede hablar más claro.

 

Un compromiso personal y colectivo.

 

            Pero, desde una postura comprometida nacida de las convicciones, el mismo ejercicio profesional de sus integrantes, y otras oportunidades de participación en diversos foros, han sido ocasión para la exposición y difusión de las ideas del Foro El Salvador en ámbitos diversos.

 

            Fernando García de Cortázar es uno de los intelectuales españoles más relevantes. Doctor en Historia Moderna y Contemporánea y en Teología, es Catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Deusto. Director de la Fundación Grupo Correo, colabora habitualmente en diversos periódicos de ámbito nacional. Es uno de los más amenos y creativos divulgadores de la Historia. Es director de la revista de pensamiento “El noticiario de las Ideas”. Autor de más de cuarenta libros y guionista de series divulgativas de temática histórica en televisión. El pasado 15 de mazo de 2006 presentó en Madrid su nueva obra Los perdedores de la Historia de España (Planeta, Barcelona, 2006). Con tal ocasión, reiteró su compromiso social cuando, entre otras cuestiones, afirmó que: «Bien está que el historiador hable de los papiros egipcios, pero también debe hablar de lo que está ocurriendo ahora mismo; la gente quiera respuestas a lo que le preocupa, por eso el historiador debe opinar e implicarse en el presente». En este sentido, y al hilo de las posibles negociaciones del Gobierno con la banda terrorista, García de Cortázar fue taxativo: «ETA no puede poner de rodillas a un Estado de Derecho». A su juicio, «los únicos perdedores de esta historia son las víctimas del terrorismo».

 

            Su compromiso, articulado en Foro El Salvador y Foro de Ermua, ha dado numerosos frutos: artículos, recepción de premios y homenajes, testimonio permanente, divulgación universitaria… Así, como una de tantas perlas universitarias, aquí recordaremos el Curso titulado De la frontera a la globalización. Una nueva ciudadanía. Extremadura y Portugal, organizado por la Universidad de Extremadura en Badajoz a partir del 22 de julio de 2004, fue inaugurado por García de Cortázar con una conferencia sobre Los nacionalismos y la idea de España del siglo XXI.

 

            Y también colabora con otras entidades. Así, en el IV Seminario Fernando Buesa La laicidad, el poder y lo sagrado, ciudadanía y libertad, habló el 25 de julio de 2005 del nacionalismo como una religión laica.

 

Veamos otro ejemplo de creatividad y movilización intelectuales. José Luis Orella escribió un libro de historia significativamente titulado Los otros vascos, editado por Grafite Ediciones en 2003; difundiéndose por varias localidades españoles por medio de diversos actos de presentación. Y en esa labor de recuperación de esa otra «memoria histórica», Foro Arbil, Foro El Salvador y Fundación Leyre de Pamplona se dieron la mano para difundir, mediante presentaciones públicas, otro texto histórico del autor navarro Víctor Pradera: Fernando el Católico y los falsarios de la historia (Grafite Ediciones, Bilbao, 2003). Eventos que tuvieron lugar, entre otros, en Zaragoza, en su prestigiosa Biblioteca de la DGA el día 14 de marzo 2003 y en Pamplona el día 16 de mayo. Cultura, compromiso y presencia.

 

No obstante, el influjo de las ideas del Foro no se ha limitado a las actuaciones directas y orgánicas, así como a las más significativas de prestigiosas primeras figuras. No en vano, muchas personas se han adherido al mismo, participando en una u otra forma de su «vida», animando iniciativas y trasladando sus puntos de vista a otros ámbitos. Es el caso, entre otros, de Fernando José Vaquero Oroquieta. Bastante alejado de compromisos sociales significativos hasta entonces, contactó con quien fuera su profesor de Criminología, Antonio Beristain Ipiña, nada más hacerse público el manifiesto fundacional, quien le presentará al también navarro y portavoz, José Luis Orella. De esos contactos fructificó su vocación al compromiso social y a la opinión pública. De hecho lo encontraremos, después, formando parte de una mesa redonda con ocasión del Meeting Madrid 2003, denominada: «Vivir con libertad en el País Vasco y en Navarra» y en la que participó junto al senador por Navarra  José Iribas Sánchez de Boado, José Luis Restán y Cristina López Schlichting. Aquel evento, celebrado el 21 de junio de 2003 en el Pabellón de Convenciones de la Casa de Campo de Madrid, reunió a unas 600 personas. Posteriormente, lo volveríamos a encontrar impartiendo un Seminario titulado «Terrorismo y globalización», celebrado  el 5 de octubre de 2004 en la Fundación Leyre de Pamplona. En definitiva, el Foro ha servido de plataforma, revulsivo y cauce para personas con inquietudes que han dado el «salto» a una más plena participación social.

 

Alegrémonos con el Foro.

 

En el Foro también ha habido ocasiones para la alegría. Así sucedió cuando la Conferencia Episcopal emitió un documento excepcional, acaso uno de los más importantes que nunca haya elaborado: la Instrucción pastoral Valoración moral del terrorismo en España, de sus causas y de sus consecuencias (fechada el 22 de noviembre de 2002 con motivo de la LXXIX Asamblea Plenaria de la misma). Estructurado en 44 breves puntos, califica al terrorismo como forma específica de violencia armada. Establece la pertinencia de un juicio de esta materia, que no es otro que el terror criminal ideológico. Lo califica, posteriormente, como «intrínsecamente perverso y nunca justificable», definiéndolo igualmente como una «estructura de pecado». Denuncia los dos efectos más importantes del terrorismo: el intento de extensión sistemática del odio y el miedo. Denuncia como inmoral «toda forma de colaboración» con el terrorismo. Juzga al nacionalismo totalitario como la matriz del terrorismo de ETA, determinando qué peligros concretos supone para la convivencia española. En el punto 29, al nacionalismo que pretende en todo caso la independencia por encima de todo se equipara, en el caso de las personas, a un «individualismo insolidario». Así, afirma que «La Doctrina Social de la Iglesia reconoce un derecho real y originario de autodeterminación política en el caso de una colonización o de una invasión injusta, pero no en el de una secesión»; coincidiendo de esta manera con la doctrina emanada por el Derecho Internacional y Naciones Unidas al respecto. Y, por último, la propia Iglesia se propone, con un abanico de medidas tendentes a la conquista de la paz y de reflexiones específicamente religiosas, como instrumento de conversión para los terroristas y de acompañamiento de sus víctimas. Difícilmente podría haberse emitido un documento que recogiera, tan espléndidamente, buena parte de los criterios defendidos, en ocasionas en la más absoluta soledad, por los integrante de Foro El Salvador.

 

También han paladeado algunas otras mieles; caso de diversos homenajes que han disfrutado sus impulsores. Recordemos algunas de tales celebraciones. El 10 de febrero de 2003, Foro Arbil de Bilbao organizó en la Villa de Durango una comida-homenaje a Jaime Larrínaga, cuando todavía era párroco en Maruri y ya estaba protegido por escoltas.

 

Un año después, correspondió a José Luis Orella ser homenajeado por la Fundación Leyre, el 12 de febrero de 2004, en Pamplona. Unas semanas después, Jaime fue objeto de otro homenaje en Zaragoza el 21 de mayo de 2004, con una cena a la que asistió una plural representación de la sociedad zaragozana. Y, de nuevo, en Pamplona, le tocó otro turno de brindis y discurso, un 1 de junio de 2005, de nuevo a cargo de la Fundación Leyre.

 

            Ésta ha sido, y sigue siendo, la vida de Foro El Salvador. Acaso, un hijo no deseado que está dando bastante guerra y que, tal vez por todo ello, sea finalmente, uno de los más queridos.