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Iglesia y Terrorismo

Iglesia y Terrorismo

Declaro mi total desacuerdo con Mons. Uriarte, pues no es lo mismo que le peguen a uno un tiro en la nuca que matar en legítima defensa. No es lo mismo ser víctima que morir cuando se quiere ser verdugo. Pienso además que la postura de la Iglesia no es la de Mons. Uriarte.

 

Urkullu y Mons. Uriarte, obispo emérito de San Sebastián, acaban de presentar conjuntamente un documento sobre la vulneración de derechos humanos en Euskadi que, empleando el término más suave que se me ocurre, es francamente desafortunado.

Este informe, encargado por el Gobierno vasco, cuantifica en 1.004 personas las víctimas mortales por vulneraciones de derechos humanos entre 1960 y 2013, entre las que se incluyen 837 muertos por ETA, 94 por las fuerzas de seguridad del Estado y 73 por grupos parapoliciales y de extrema derecha. El «informe de Vulneración de Derechos Humanos» ha sido elaborado, entre otros, por el obispo emérito de San Sebastián, Juan María Uriarte.

El PNV voy a recordar, fue un Partido que presumió, a pesar de un racismo que hubiese avergonzado a Adolfo Hitler, durante mucho tiempo de ser un Partido Católico. Hoy, evidentemente, no lo es, y Urkullu se encargó de dejarlo suficientemente claro cuando ordenó a sus diputados que votasen por disciplina de Partido a favor de la Ley del Aborto, es decir lo que para la Iglesia es un crimen abominable (Gaudiun et Spes nº 51).

Como sacerdote católico tengo muy claro la frase de Jesús: «La Verdad os hará libres» (Jn 8,32). Declaro mi total desacuerdo con Mons. Uriarte, pues no es lo mismo que le peguen a uno un tiro en la nuca que matar en legítima defensa. No es lo mismo ser víctima que morir cuando se quiere ser verdugo. Pienso además que la postura de la Iglesia no es la de Mons. Uriarte.

En efecto, en su viaje a Irlanda en 1997 Juan Pablo II, dirigiéndose a los terroristas y a sus simpatizantes de ambos bandos, incluidos los sacerdotes nacionalistas: «De rodillas os suplico que abandonéis el camino de la violencia y retoméis la senda de la paz… La violencia destruye el trabajo de la justicia… La continuidad de la violencia en Irlanda sólo arrastrará a la ruina a la tierra que decís amar y a los valores que decís respetar».

El 6 de Noviembre de 1982, Juan Pablo II dijo en Loyola: «Pero hay también, desgraciadamente, quienes se dejan tentar por ideologías materialistas y de violencia. Querría decirles con afecto y firmeza, y mi voz es la de quien ha sufrido personalmente la violencia, que reflexionen en su camino. Que no dejen instrumentar su eventual generosidad y altruismo. La violencia no es un medio de construcción. Ofende a Dios, a quien la sufre, y a quien la practica».

Y el 24 de Octubre de 1986 dijo a los obispos españoles: «Finalmente, con harto dolor, tengo que referirme, para, una vez más, lamentar que en algunas de vuestras diócesis persista el incalificable azote del terrorismo… ¡Cese, pues, el odio, generador de muerte y destrucción!, y que naturalmente esta actitud de beligerancia no halle ya jamás el más mínimo respaldo en personas que se dicen católicas o animadas de buena voluntad». Podría seguir citando montones de textos no sólo del Papa, sino de nuestros Obispos y de nuestra Conferencia Episcopal. Bastantes de ellos se encuentran en un grueso volumen de la BAC, editado en el 2001 y cuyo título es «La Iglesia frente al terrorismo de ETA».

Entre los bastantes más de cincuenta documentos de nuestra Conferencia Episcopal sobre ETA, sin contar los varios cientos de nuestros Obispos individualmente, al que con más frecuencia me refiero, es uno, publicado en el 2002, y cuyo título es: «Valoración moral del terrorismo en España, de sus causas y de sus consecuencias», y del que recojo algunas de sus afirmaciones:

Son frases de este documento: «El terrorismo merece la misma calificación moral absolutamente negativa que la eliminación directa y voluntaria de un ser humano inocente, prohibida por la ley natural y por el quinto mandamiento del Decálogo»(nº 12); «el llamado terrorismo de baja intensidad o kale borroka merece igualmente un juicio moral negativo. En primer lugar, porque sus agentes actúan con las mismas intenciones totalitarias del terrorismo propiamente dicho»(nº 13); «nunca puede existir razón moral alguna para el terrorismo. Quien, rechazando la acción terrorista, quisiera servirse del fenómeno terrorista para sus intereses políticos cometería una gravísima inmoralidad»(nº 14); «tampoco es admisible el silencio sistemático ante el terrorismo. Esto obliga a todos a expresar responsablemente el rechazo y la condena del terrorismo y de cualquier forma de colaboración con quienes lo ejercitan o lo justifican, particularmente a quienes tienen alguna representación pública o ejercen alguna responsabilidad en la sociedad. No se puede ser neutral ante el terrorismo. Querer serlo resulta un modo de aceptación del mismo y un escándalo público»(nº 15); «junto con el miedo, el terrorismo busca intencionadamente provocar y hacer crecer el odio para alimentar una espiral de violencia que facilite sus propósitos»(nº 20); «la Iglesia subraya el valor del diálogo respetuoso, leal y libre como la forma más digna y recomendable para superar las dificultades surgidas de la convivencia. Al hablar del diálogo no nos referimos a ETA, que no puede ser considerada como interlocutor político de un Estado legítimo, ni representa políticamente a nadie, sino al necesario diálogo y colaboración entre las diferentes instituciones sociales y políticas para eliminar la presencia del terrorismo»(nº 40).

Esto es lo que la Iglesia dice y piensa del terrorismo. Creo es suficientemente clara su postura.

 

Pedro Trevijano, sacerdote

http://www.infocatolica.com/?t=opinion&cod=17647

Un cura de Bilbao menosprecia a las víctimas de ETA... el deán de la catedral le llama «indecente»

Un cura de Bilbao menosprecia a las víctimas de ETA... el deán de la catedral le llama «indecente»

Dura réplica a la comprensión etarra

Javier Lozano / LibertadDigital   

El trato a las víctimas del terrorismo en el País Vasco ha vuelto a abrir un nuevo flanco en la lucha que existe entre los sacerdotes de la vieja guardia, más complacientes con el entorno proetarra, y las nuevas generaciones, mucho más concienciadas con el dolor de las víctimas y con un concepto más claro de la catolicidad.

La polémica surgió con una entrevista al delegado de Pastoral Social de la diócesis vizcaína, José María Delclaux, en la revista Bake Hitzak. Palabras de Paz. En ella, este cura se mostraba especialmente duro con las víctimas del terrorismo, de las que dice que "no pueden, no deben hacer política con su victimismo. Además, se hacen un flaco favor".

Este miembro de la curia llega a utilizar el Evangelio para justificar sus tesis. "Hace muchos años, hubo un señor, llamado Jesús de Nazaret, que deslegitimó la ley del ojo por ojo y diente por diente, que no resuelve los problemas de conflictividad humana, sino que los cronifica", espeta.

Acusa a las víctimas de dificultar el proceso

En este alegato, Delclaux agrega que "los sentimientos de odio y de venganza podrán satisfacer afectivamente a quien ha sido objeto de un grave daño, pero la convivencia queda gravemente afectada". Así, este sacerdote afirma que esto no ayuda a las víctimas a sanar sus heridas, "sino todo lo contrario".

El delegado de Pastoral Social dice entender el sufrimiento de las víctimas del terrorismo y la dificultad de "superar" su dolor pero "solamente quien posee una gran calidad humana", lo consigue y "no sin dolor".

Además, en dicha entrevista critica la aplicación de "leyes excepcionales" contra los terroristas porque "una sociedad que tiene la fuerza de la razón y que ha vencido a la violencia es una sociedad generosa" por lo que apuesta por "no multiplicar el sufrimiento de tantas familias".

Tras comprender mejor a los verdugos y sus familias que a las víctimas, Delclaux vuelve a dar otro palo a estas últimas. "Entiendo también que el Gobierno se resista a ello (derogar las leyes excepcionales, en especial la dispersión) por la presión que puedan ejercer colectivos de víctimas. Pero, tarde o temprano, si ETA, como queremos y esperamos, acaba entregando las armas, no va a tener más remedio, si quiere tener autoridad moral, que tomar este tipo de medidas de restauración de la legalidad común".

Como única exigencia al entorno terrorista, el delegado de Pastoral pide que los "miembros destacados de ETA o de la izquierda abertzale empiecen a reconocer su error y responsabilidad", algo que sería "positivo y un pasito adelante".

Respuesta contundente a Delclaux

Sin embargo, las palabras de José María Delclaux han encontrado una rápida y contundente respuesta por parte de otro importante miembro de la Diócesis, el deán de la catedral de Bilbao, Luis Alberto Loyo. Este sacerdote se ha mostrado muy duro con su compañero y ha hecho una defensa de las víctimas poniendo en su justo lugar a terroristas y a los que han sufrido durante décadas sus crímenes.

De este modo, tal y como recoge Infocatólica, el padre Loyo ha rebatido en tres puntos los argumentos de Delclaux. En primer lugar aclara que "las víctimas del terrorismo tienen, por lo menos, el mismo derecho a intervenir en política como de facto hacen aquellos que siempre han estado al lado de los criminales".

"Insulto a la inteligencia y a la decencia"

En su opinión, "es una situación de locos. Los verdugos y criminales se puedan sentar en el parlamento, dar conferencias, mítines y escribir panfletos propagandistas, y las víctimas han de estar tranquilitas y sin rechistar".

En segundo lugar, el deán afirma que "hablar del ojo por ojo y diente por diente, apelando a Jesús, queriendo con ello condenar actitudes vengativas, en aquellos que jamás alzaron la mano contra sus asesinos, ni llamaron a la venganza, es un insulto a la inteligencia y a la decencia humana".

Es por esto mismo, "precisamente por esa actitud del sufrimiento desgarrador vivido en el silencio de tantas víctimas en más de 40 años y casi 1.000 asesinados, es lo que les legitima para ahora elevar su voz como les dé la gana".

Por último, el padre Luis Alberto Loyo se refiere a las leyes excepcionales que deberían ser suprimidas, según Delclaux. Éstas, dice el deán de la catedral vizcaína, "están para canalizar situaciones excepcionales y éstas se aplican para aquellos que cometieron delitos de semejante magnitud".

Ante esto "el ejercicio del perdón y de la generosidad de la sociedad, depende primero de la autenticidad con que se solicita por parte del culpable, y después de la disposición de la víctima para otorgarlo. Pero no podemos poner en el mismo plano lo uno y lo otro".

A su juicio, "quien ha causado el desastre es quien debe expresar y dar pruebas objetivas de su arrepentimiento y conversión. No se puede exigir a quien ha sufrido, causándole mayor pesar en su conciencia, que sea ella quien tome la iniciativa".

http://www.religionenlibertad.com/articulo.asp?idarticulo=26306

El obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, denuncia a quienes ahora apoyan a los presos

El obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, denuncia a quienes ahora apoyan a los presos

Reina y Madre de salvación

Querida comunidad franciscana de Aránzazu, queridos sacerdotes concelebrantes, queridos fieles todos. Un saludo especial también para las autoridades aquí presentes:

Quisiera comenzar invocando a nuestra Patrona bajo el título de ‘Reina y Madre de salvación’, siguiendo la profunda tradición mariana de nuestro pueblo. Ella ha sido asociada al plan de salvación de su Hijo Jesucristo, en plena continuidad con la vocación que recibió en Nazaret. En efecto, Dios la eligió para ser Madre del Hijo Eterno. Y en consecuencia, le ha otorgado el don de prolongar su maternidad hacia cuantos por el bautismo somos ‘hijos en el Hijo’. Dios la eligió para ser la Madre del Salvador. Y en consecuencia, le ha otorgado también el don de extender su maternidad hacia la obra salvífica que la Iglesia prolonga por mandato de Cristo. De la misma manera que a través de Ella vino a nosotros el Salvador del mundo, no dudemos de que también ahora, por su intercesión, Dios nos ofrece los dones de la fe, la esperanza y la caridad, que tanto necesitamos. Por todo ello invocamos a la Virgen de Aránzazu como “Reina y Madre de salvación”.

De su mano, permitidme ahora que me centre en los problemas que convulsionan nuestra sociedad, intentando entenderlos y discernirlos en la presencia de Dios… Este verano hemos seguido con tristeza la polémica suscitada en torno a la excarcelación de los presos de la organización terrorista ETA, aquejados de enfermedades incurables o terminales. En primer lugar, me parece necesario denunciar que quienes han hecho y siguen haciendo de este principio humanitario un instrumento de reivindicación política sin condenar los atentados que se han cometido; humillan a las víctimas, dificultan la aplicación de estas medidas y, en definitiva, instrumentalizan el sufrimiento y los mismos principios humanitarios para evadirse de la autocrítica que tienen pendiente.

 

Ahora bien, al margen de cualquier ambigüedad en la condena de la violencia, también es necesario añadir una segunda reflexión: ¿Son conformes con el sentir cristiano y con la misma ética determinadas expresiones del siguiente tenor: “¡Que se mueran en la cárcel, que se lo tienen bien merecido!”?... Somos conscientes de que, en algunos casos, detrás de esas reacciones laten heridas pendientes de sanación y reparación, causadas por gravísimas injusticias. No olvidemos que tenemos todavía un gran déficit en el acompañamiento a las víctimas del terrorismo, que sufren las consecuencias del horror que padecieron. Pero al mismo tiempo es necesario recordar que el mensaje cristiano es inequívoco: “No te dejes vencer por el mal; antes bien, vence al mal con el bien” (Rm 12, 21). No es suficiente con derrotar al terrorismo —aunque obviamente es necesario hacerlo—, sino que también es importante trascenderlo y superarlo moral y espiritualmente, sin dejarnos atrapar por la espiral de odio que genera.

Ciertamente, es bueno que haya un legítimo debate sobre el margen prudencial con el que los presos que son enfermos terminales —según su actitud y otras circunstancias— puedan ser puestos en libertad para morir rodeados de sus familiares. Sin embargo, lo que no sería aceptable es la negación indiferenciada del mismo principio humanitario. En realidad, un principio humanitario no responde tanto a la bondad de quien lo recibe, cuanto a la magnanimidad de quien lo ejerce (aunque ciertamente lo primero ayuda mucho a lo segundo).

Pero más allá de estas consideraciones éticas, quisiera centrarme en destacar que la pérdida o el debilitamiento de la fe han conseguido distraer nuestra atención de lo sustancial, de modo que somos absorbidos por lo circunstancial. En efecto, el dato verdaderamente determinante a la luz del Evangelio es otro, y nadie parece hablar de ello: Unas personas que han cometido gravísimos crímenes podrían morir en un plazo más o menos breve. Como nos ocurrirá a todos nosotros en el momento de comparecer ante Dios al final de nuestra vida, también ellos escucharán las palabras de Jesucristo, que leemos en el Evangelio según San Mateo: “Venid vosotros, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros (…) porque tuve hambre y me disteis de comer…”. O por el contrario: “Apartaos de mí malditos, id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles, porque tuve hambre y no me disteis de comer…”. Y concluirá: “Cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños, a mí me lo estabais haciendo…”. A la luz del Evangelio sabemos que Jesús se identifica con las víctimas agredidas por nuestro propio pecado, hasta el punto de decirnos: Era yo a quien no diste de comer; fue a mí a quien no quisiste perdonar; era yo a quien secuestraste; fue a mí a quien disparaste en la nuca… En efecto, hermanos, todos vamos a ser

juzgados por el Dios que nos ha creado y que nos ha redimido. En ese momento de encuentro entre la Verdad de un Dios misericordioso y la realidad sin tapujos de nuestra propia vida, será determinante para el destino eterno de nuestra alma, la opción última y definitiva que hayamos tomado: humildad y arrepentimiento, u obstinación en el mal.

Forma parte de la Tradición cristiana la oración por todos los enfermos graves y agonizantes, pidiendo a Dios la gracia de su conversión definitiva. Quien no desee la salvación eterna del prójimo, no tiene la disposición necesaria para acoger de Dios su propia salvación.

Por ello, lo verdaderamente importante ahora es que, sin distraernos en disputas políticas, los creyentes aunemos nuestra oración por la conversión de los que se encuentran en esta  situación, es decir, por su eterna salvación. De una forma especial se lo encomendamos a todos los monasterios contemplativos y a cuantos han sentido una vocación especial por la oración de intercesión; si bien es obvio que estamos ante un cometido de toda la comunidad cristiana. No hace falta decir que aunque hoy hablamos de unos casos públicos y notorios, se trata de una oración que deberíamos realizar cada día de nuestra vida por todos cuantos están en el trance de presentarse definitivamente ante Dios.

Soy consciente de que algunos pensarán que no les parece justa una salvación eterna obtenida gracias a un arrepentimiento en el último momento, después de haber hecho sufrir a tantas personas inocentes a lo largo de la vida. Pero lo cierto es que el ladrón que estaba crucificado a la derecha de Cristo, goza de la vida eterna en el Cielo (cf. Lc 23, 43)... Tal vez a algunos les cueste entender que el amor de Dios es ‘gratuito’, de la misma forma que a otros les cuesta entender que la salvación de Dios no es ‘barata’… ya que requiere nuestra libre aceptación y nuestra conversión sincera.

En efecto, Jesús reprendió a quienes juzgaron como injusto que los que habían llegado a última hora a trabajar a la viña, recibiesen la misma paga que los que se habían afanado desde la primera hora de la mañana: “¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener envidia porque yo soy bueno?” (Mt 20, 15). Pero tampoco deberíamos olvidar en ningún momento las palabras categóricas con las que el mismo Jesucristo nos recuerda que sin conversión no puede haber salvación. ¿Sería lícito acaso arrinconar los textos del Evangelio que nos resulten incómodos? Así, por ejemplo: “Si no os convertís, todos pereceréis” (Lc 13, 5), o también: “Entrad por la puerta estrecha. Porque ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición” (Mt 7, 13), etc.

Queridos hermanos, los momentos claves de nuestra vida no son aquellos que suelen ocupar la atención de los medios de comunicación, ni siquiera los que constan en los anales de la historia. Por el contrario, lo más importante y lo definitivo de nuestra vida tiene lugar en el interior de la conciencia, en esa relación que Dios mantiene con cada uno de nosotros, fuera de luces, cámaras y fotógrafos... Alguno me dirá que estoy hablando sólo para los creyentes. Ciertamente, me he expresado en la confianza de dirigirme a quienes comparten conmigo el pan de la Palabra de Dios y el pan de la Eucaristía. Sin embargo, no puedo por menos de acordarme de una reflexión que hizo hace ya bastantes años el entonces Cardenal Ratzinger: No hay creyente al que no le haya asaltado alguna vez en su vida la duda de que Dios no exista. Como tampoco hay ateo al que no le haya asaltado la duda de que Dios puede existir. Por ello este mensaje evangélico es perfectamente predicable a todos. El Evangelio es ‘Palabra de vida’ para la totalidad del género humano, sin excluir a nadie.

En medio de una grave crisis económica —en torno a la cual habéis reflexionado en la novena celebrada en este santuario de Aránzazu—, este curso se inicia con una convocatoria electoral para el próximo mes de octubre. Hacemos votos para que nuestro pueblo discierna en las urnas los caminos que conducen a la justicia y a la paz, conscientes de que para ello es necesario mirar al futuro aprendiendo humildemente del pasado. Anhelamos que quienes sean elegidos en las urnas acierten en las medidas necesarias para superar este momento de crisis. Sean quienes fueren los elegidos, les ofrecemos desde ahora nuestra colaboración en la construcción del bien común, al mismo tiempo que les pedimos un ejercicio de la política sustentado en los valores éticos: la dignidad inviolable del ser humano, la atención de los más desvalidos y el reconocimiento de la familia como célula básica de la sociedad. En el día de hoy le pedimos a la Virgen de Aránzazu por la dignificación de la política, para que pueda ser valorada por todos como un servicio humilde y sacrificado a nuestra sociedad.

Muy queridos todos, la Iglesia se prepara para celebrar el ‘Año de la Fe’, que comenzará el próximo 11 de octubre. La conmemoración de los 50 años del inicio del Concilio Vaticano II, y de los 20 años de la promulgación del Catecismo de la Iglesia Católica, han sido los motivos por los que el Papa Benedicto XVI ha convocado este año especial, en el que todos los creyentes nos disponemos a renovar nuestra fe. Somos herederos de una rica Tradición que nace de la Revelación de Dios, y nuestro gran reto ahora es redescubrir, reavivar y personalizar la fe en el Credo que nuestros mayores nos han transmitido. ¡Que Santa María, nuestra Señora de Aránzazu, siga siendo Madre y Maestra de la fe de nuestras familias y con sus cuidados maternales nos acompañe siempre en nuestro caminar hacia la vida eterna!

¡Santa María, Reina y Madre de salvación, ruega por nosotros!

José Ignacio Munilla (obispo de San Sebastián)

Ante el arrepentimiento de un ex-etarra (por Luis Fernando Pérez Bustamante)

Ante el arrepentimiento de un ex-etarra (por Luis Fernando Pérez Bustamante)

“Dios es testigo que estoy profunda y sinceramente arrepentido“. Así de claro se ha manifestado José Luis Álvarez Santacristina, alias Txelis, que fue miembro de la banda terrorista Eta. Precisamente su pertenencia a la organización asesina le lleva a afirmar que es “plenamente consciente de la responsabilidad moral que ello conlleva para con las numerosas víctimas que ha generado ETA a lo largo de su historia“.

El ex-etarra asegura que trata “en la medida de lo humanamente posible compartir de algún modo el dolor generado por las graves secuelas físicas y psicológicas que han de soportar muchas víctimas y sus familiares, así como el sufrimiento perenne que arrastran cientos de familias por la trágica pérdida de su esposo/a, hijo/a, padre, madre, hermano/a, familiar, allegado o amigo/a y tengo siempre presente que es un mal irreparable“

Y por último, tras pedir “públicamente perdón de todo corazón“, advierte que “la petición de perdón podría quedar desnaturalizada y perder su potente fuerza reparadora y regeneradora si se planteara solo como un requisito de cumplimiento formal“, que es exactamente lo que está ocurriendo en los últimos meses con otros presos etarras de los que no está nada claro que se hayan arrepentido de sus crímenes.

Las palabras de Txelis han encontrado respuesta en Carmen Torres Ripa, viuda de José María Portell, el primer periodista asesinado por Eta. Destaco el siguiente párrafo:

El perdón es una disciplina políticamente incorrecta. Hoy te darán la primera página, pero después vendrá el vacío de los que se consideraban tus amigos, el vacío hacia dónde quieres llegar y el vacío de los que no quieren acompañarte. No te desanimes. Jesús, ese hombre excepcional al que citas, dice que el perdón os hará libres. Duerme en paz y aleja de tu lado los demonios de la noche. Lo hecho, hecho está. Nunca se puede rebobinar el pasado, pero el futuro se puede empezar cada día. Hoy, José Luis Álvarez Santacristina es el primer día de tu nueva vida. Txelis, tu nombre de guerra, ya no está.

En realidad lo que dijo Cristo que nos haría libres es la verdad, pero sin duda el conceder el perdón tiene un efecto liberador para el alma. De hecho, para el cristiano es un deber. En el padrenuestro pedimos que Dios nos perdone así como nosotros perdonamos. Nadie dice que sea fácil, sobre todo cuando aquel que ha de ser objeto de nuestro perdón no manifiesta el más mínimo indicio de querer disculparse, pero Dios no nos pide nada que nos nos pueda conceder hacer por gracia.

Cristo dijo que en el cielo hay fiesta cada vez que un pecador se arrepiente (Luc 15,10) y sin embargo, algunos comentarios a lo dicho por José Luis y Carmen denotan enfado e ira. Algunos dudan de que el arrepentimiento del ex-etarra sea sincero. Esto le he contestado a uno de los comentaristas:

¿Tú eres Dios? Lo digo porque parece que eres capaz de entrar en el corazón de Txelis para discernir si su arrepentimiento es verdadero o no.

Por cierto, el verdadero arrepentimiento viene de la gracia de Dios, así que entrar en cuestiones sobre si llega antes o después es desconocer la realidad de la vida espiritual. Hay personas que se arrepienten de sus pecados poco antes de morir, y el perdón divino les alcanza igual que al resto.

Otra cuestión es la justicia humana y los beneficios penitenciarios. No vamos a poner en la calle a todos los presos que se arrepientan de sus pecados y pidan perdón por sus delitos. Nadie propone tal cosa.

El síndrome de Estocolmo puede ser tremendo. Pero peor es desconocer la grandeza y el alcance de la misericordia divina. El alma que no da gracias a Dios por el arrepentimiento de un pecador está llena de un resentimiento que, en sí mismo, es pecado.

Poco más tengo que añadir. Solo dar gracias a Dios por haber obrado en el corazón de ese hombre y pedirle que obre también en el de los familiares de los que han sido asesinados por él, de forma que puedan concederle el perdón. Como dice Carmen Torres “nunca se puede rebobinar el pasado, pero el futuro se puede empezar cada día“. Y si ese futuro es fruto de la conversión a Cristo, sin duda será esperanzador y lleno de buenos frutos. Ojalá haya otros etarras que se dejen tocar por la gracia de Dios para nacer de nuevo y convertirse en gente de bien. Ese sería el verdadero fin de la historia de terror que llevamos viviendo desde que nació Eta.

 

Luis Fernando Pérez Bustamante

http://infocatolica.com/blog/coradcor.php/1207041151-ante-el-arrepentimiento-de-un#more16951

 

El Vaticano negó a ETA contactos con la Iglesia en la nunciatura en Madrid

El Vaticano negó a ETA contactos con la Iglesia en la nunciatura en Madrid

Por Juan Lara

La banda terrorista ETA pidió al Vaticano a principios de 2011 enviar a su nunciatura en Madrid a varios de sus miembros para concordar con la Iglesia el anuncio del fin de su actividad armada, pero el cardenal Tarcisio Bertone lo rechazó, tras hablar con el obispo de San Sebastián.

Así se asegura en el libro "Sua Santita", del periodista Gianluigi Nuzzi, puesto a la venta hoy en Italia, que recoge documentos reservados y cartas confidenciales al papa Benedicto XVI y a su secretario particular filtrados, según señala, desde el Vaticano y que ha puesto de nuevo en la picota a la Curia romana.

Considerada ya por los observadores vaticanos como la mayor filtración de informes reservados de la Santa Sede, entre los mismos hay documentos de la Secretaría de Estado y de su titular, el cardenal Tarcisio Bertone, referentes al cese definitivo de la actividad armada anunciado por ETA.

Nuzzi afirma que nueve meses antes del 20 de octubre de 2011, cuando ETA anunció ese cese después de más de medio siglo de historia y de matar a 858 personas, los obispos vascos y la nunciatura en Madrid estaban ya "en plena ebullición".

El autor, que incluye fotocopias de los documentos filtrados, asegura que el 3 de enero de 2011 el cardenal Bertone envió a la nunciatura de Madrid un cable criptado señalando que ETA solicitaba que algunos de sus miembros acudieran a la nunciatura para concordar el mensaje de anuncio de una tregua unilateral, permanente y verificable internacionalmente.

El cable lleva el número 263 y en el mismo Bertone indica: "Considerando cuanto ha referido monseñor José Ignacio Munilla, obispo de San Sebastián, se determina con vuestra eminencia (el nuncio en Madrid, arzobispo Renzo Frattini) la inoportunidad de ese encuentro".

Bertone añade: "también es necesario tener presente que el vicepresidente y ministro de Interior (español), señor (Alfredo Pérez) Rubalcaba, ha afirmado recientemente que la susodicha organización no debe declarar ninguna tregua, sino sólo disolverse".

El cardenal, según Nuzzi, no cierra totalmente la puerta, "sino que la entorna, se mueve con cautela y es prudente" y, antes de cualquier movimiento, "ordena a los suyos informarse de manera profunda sobre la estrategia de ETA "a través de los sólidos contactos que el Vaticano tiene en el Parlamento de Madrid".

Bertone pide a Frattini que contacte con el exministro español de Interior Jaime Mayor Oreja para conocer su opinión sobre la situación de ETA y sus verdaderos objetivos.

"La conversación con el parlamentario será útil porque en el futuro esa Nunciatura podría recibir propuestas análogas a la anterior, a pesar de la actual negativa", indica Bertone al nuncio.

El purpurado pide a Frattini que, "si ello se produjese", tendría que informar primero a la Secretaría de Estado "y, en cualquier caso, antes de tomar una decisión debería obtener el visto bueno del Gobierno y de la oposición".

Bertone agrega que, además, hay que poner a la banda terrorista "como condición previa la deposición de las armas y la petición de perdón por todos los crímenes cometidos durante varios decenios de lucha terrorista armada".

El texto filtrado lleva la firma de Bertone y es uno del centenar de documentos reservados del Vaticano publicados en el libro, entre los que también aparecen las confesiones del secretario de Marcial Maciel y el encubrimiento de que gozó en el Vaticano el sacerdote mexicano fundador de los Legionarios de Cristo (1920-2008), castigado por Benedicto XVI por pederasta.

También cuenta el escándalo que llevó hace dos años a la dimisión del director del diario de los obispos italianos, "Avvenire", Dino Boffo, acusado por medios locales de estar implicado en un caso de homosexualidad.

El libro publica cartas enviadas por Boffo al secretario personal del papa, George Gaenswein, en las que asegura que se trató de un complot y que quien filtró los falsos documentos fue el director del diario vaticano "L'Osservatore Romano", Gianmaría Vian, e implica a Bertone de ser el mentor.

Estos nuevos documentos se unen a los publicados recientemente por la prensa italiana, entre ellos una carta mandada por el actual nuncio en EEUU, Carlo María Vigano, a Benedicto XVI en la que alertaba de la "corrupción, prevaricación y mala gestión" en la administración vaticana.

Tras conocerse esos documentos, el portavoz vaticano, Federico Lombardi, denunció la existencia de una especie WikiLeaks para desacreditar a la Iglesia.

El 16 de marzo Benedicto XVI nombró una comisión para esclarecer esas filtraciones y nombró presidente de la misma al cardenal español Julián Herranz.

http://www.teinteresa.es/espana/Vaticano-ETA-Iglesia-nunciatura-Madrid_0_703130374.html

Mons. Uriarte pretende que las víctimas del terrorismo no tengan un papel decisivo en el fin de ETA. Habla también de las víctimas de excesos policiales.

Mons. Uriarte pretende que las víctimas del terrorismo no tengan un papel decisivo en el fin de ETA. Habla también de las víctimas de excesos policiales.

El obispo emérito de San Sebastián, Mons. Juan María Uriarte afirmó ayer que las víctimas del terrorismo tienen «derecho a ser escuchadas», pero «no les corresponde tener un peso decisivo» en el proceso pacificador, «ni inhibir los movimientos del Gobierno que puedan conducir a la reconciliación». El prelado dió ayer una conferencia en San Sebastián, organizada por el Centro Loyola y titulada «Espiritualidad de la reconciliación en la coyuntura actual».

(Efe) Mons. Uriarte señaló que en este momento no hay un acuerdo sobre quiénes son las víctimas de todos estos años de terrorismo y ha indicado que, para identificarlas, no habría que atender "a la causa defendida", sino "al sufrimiento hondo padecido en esta confrontación" como consecuencia de la violencia de ETA, los GAL y otros grupos y de los "excesos policiales".

El obispo emérito advirtió de que no se debe incurrir "en un concepto excluyente" de las víctimas ni tampoco "en una consideración indiferenciada" de todas ellas, porque las ha habido "inocentes" y otras que han sido "agresoras y agredidas". Ha añadido que "toda clase de víctimas tienen derecho a que se haga justicia", que esta se aplique "en la misma proporción a todos los delitos".

Cree que, de esta forma, "la justicia también sale favorecida del espíritu de la reconciliación" porque le "ayuda a no ser excesivamente estricta y rígida", a no convertirse "en una fría máquina" que reclama que "la deuda sea saldada hasta el último ápice".

Pasado, presente y futuro

Mons. Uriarte ha asegurado que para avanzar en la reconciliación es preciso salir de la "relación destructiva" para "reparar el pasado, edificar el presente y preparar el futuro". Entiende que para "reparar el pasado" hay que cambiar "la óptica" y admitir que "ni la causa política ni la razón de Estado poseen el valor absoluto para imponerse a la vida y a la dignidad de la persona".

Para "edificar el presente", ha dicho que tiene que darse una "decisión firme de no volver a incurrir, ni por acción ni omisión, en una relación destructiva", que ETA no vuelva a las armas y que se garantice "una política penitenciaria más justa y más humana".

La "preparación del futuro" debe asentarse, según el predecesor de Mons. José Ignacio Munilla, en "medidas que blinden el 'nunca más'", con una "aceptación compartida de la metodología" a seguir sobre "víctimas, exiliados y presos", y con la colaboración de las instituciones educativas, legisladoras y judiciales.

Mons. Uriarte ha subrayado que "la verdad suelen ser una de las víctimas de las confrontaciones violentas". En este sentido, se ha referido, por un lado, a las interpretaciones "sectarias" de ETA, que "no resisten la ética", y por otro, al "déficit" que se ha producido ante "injusticias que no han existido porque no existen jurídicamente, ya que no quieren que existan, como en el caso de la tortura".

Riguroso relato que recoja la verdad

"Enterrar los hechos del pasado en el olvido hace imposible la reconciliación. Es necesario un riguroso relato del pasado. El acuerdo de los expertos al respecto es total. Son necesarios informes que recojan la verdad. Hay expertos que aconsejan que lo hagan instituciones respetadas por su competencia e imparcialidad", ha manifestado.

El prelado ha destacado el papel "activo" que pueden ejercer las víctimas a favor de la reconciliación y ha afirmado que suelen ser estas las que se "adelantan" a los agresores, y más en el caso de las mujeres, "embajadoras por antonomasia de la reconciliación".  

http://www.infocatolica.com/?t=noticia&cod=11815

Nigeria: un gobierno demasiado débil para detener a los islamistas

Nigeria: un gobierno demasiado débil para detener a los islamistas
Denuncian los arzobispos Onaiyekan y Kaigama

ROMA, lunes 30 abril 2012 (ZENIT.org).- Los obispos de Nigeria han censurado al gobierno, afirmando que es demasiado débil para afrontar la creciente amenaza de los islamistas que llevan a cabo una campaña de terror contra los cristianos.

El arzobispo Ignatius Kaigama, presidente de la Conferencia Episcopal y el arzobispo John Onaiyekan de Abuja denunciaron la débil respuesta del gobierno a la creciente amenaza de los grupos islamistas, afirmando que los cristianos están cada vez más en riesgo de un ataque.

Hablaron después de que al menos 21 personas fueran asesinadas y más de otras veinte heridas ayer domingo 29 de abril, en ataques coordinados que tenían como objetivo los servicios dominicales en un campus universitario en Kano, y una capilla en Maiduguri que pertenece a la Iglesia de Cristo de Nigeria.

La violencia es la última de una serie de ataques a los fieles en domingo pero, en un signo de que la situación ha empeorado, los cristianos de la capilla de la Universidad Bayero fueron tiroteados por islamistas cuando trataban de escapar del escenario.

Nadie ha reivindicado la autoría de los ataques

Hablando desde Nigeria, en entrevistas con la fundación católica Ayuda a la Iglesia Necesitada, ambos obispos dijeron que han perdido la paciencia con los nulos esfuerzos del gobierno para detener la crisis causada por Boko Haram y otros grupos militantes.

El arzobispo John Onaiyekan dijo: "Al principio estábamos dispuestos a ser pacientes con el gobierno cuando decía que este tipo de terrorismo islámico es nuevo".

"Han tenido tiempo suficiente para aprender cómo manejar esta situación, reuniendo inteligencia sobre los directamente implicados y ofreciendo documentación".

"Ha quedado claro que tenemos un débil gobierno que ha reunido un conjunto de compromisos que significan que la acción que debería tener lugar no está teniendo lugar".

El arzobispo dijo que el gobierno estaba demasiado dividido "para mostrar la voluntad política" para afrontar la crisis.

Por su parte, el arzobispo Kaigama dijo: “Los ataques crecientes muestran que la seguridad del gobierno no funciona".

"El gobierno no es capaz de manejarse con la situación de seguridad y nos sentimos completamente aprensivos como resultado".

"Por qué el gobierno no puede identificar a la gente implicada desconcierta a la imaginación. Yo pago impuestos y tengo derecho a saber que se está haciendo sobre el problema".

El arzobispo Kaigana, cuya diócesis norteña de Jos ha estado entre las más afectadas por la violencia islamista, dijo: "Estos jóvenes asesinados en la universidad eran la esperanza de nuestro país. Esto desafía a la lógica, Eran gente que trataba de construir un país mejor".

El grupo islamista Boko Haram, que ha reivindicado la responsabilidad de un número de ataques, se dice que ha asesinado al menos a 450 personas este año sólo en violencia contra objetivos no sólo de iglesias sino de edificios del gobierno, la policía y mercados.

En uno de los peores ataques, 44 personas fueron asesinadas y más de 80 heridas el día de Navidad, el año pasado, cuando un suicida con bomba atentó contra la iglesia católica de Santa Teresa, en Madalla, fuera de la capital.

El mes pasado, un portavoz de Boko Haram dijo que el grupo terrorista islamista ha declarado "una guerra a los cristianos" y que busca su "erradicación" de todas las partes del país.

Texto completo de la homilía de Don José Ignacio Munilla en la misa por las víctimas del terrorismo

Texto completo de la homilía de Don José Ignacio Munilla en la misa por las víctimas del terrorismo

Texto completo de la homilía de Don José Ignacio Munilla en la misa por las víctimas del terrorismo

Catedral del Buen Pastor de San Sebastián, 15 de abril de 2012.

II Domingo de Pascua o de la Divina Misericordia

(Eucaristía ofrecida por el eterno descanso de las víctimas mortales de la violencia terrorista y por el consuelo de sus familiares)

Muy queridos hermanos: Hoy especialmente, quiero dirigir un saludo y un reconocimiento particular a cuantos habéis sufrido las heridas de la violencia terrorista. También deseo expresar mi agradecimiento a todos los que habéis querido acompañarles en esta Eucaristía.

La fecha que hemos elegido para la celebración de esta Eucaristía por el eterno descanso de las víctimas del terrorismo, no se ha decidido al azar… Acabamos de celebrar la Semana Santa, que lejos de concluir con el fracaso de Cristo, ha culminado con su victoria sobre la muerte. Pues bien, hoy la Iglesia celebra el Domingo de la Octava de Pascua, en el que resuena en nosotros el triunfo de Cristo sobre la muerte: la victoria de la esperanza sobre nuestro desaliento y nuestras tristezas; la victoria de la fe sobre nuestra desconfianza y nuestros temores; la victoria del amor sobre el odio y sobre el rencor; e incluso, la victoria de la comunión con nuestros seres queridos ausentes, por encima de nuestro sentimiento de soledad y desamparo…

El Beato Juan Pablo II fue quien instituyó que en el Segundo Domingo de Pascua -que hoy celebramos- se conmemorase en la Iglesia la fiesta del “Domingo de la Divina Misericordia”. En el origen de la intuición del Pontífice estaba una joven religiosa polaca de principios del siglo XX, que murió con tan solo 33 años de edad: Santa Faustina Kowalska. Su vida transcurrió durante los años en los que Europa era azotada por la llamada Gran Guerra (la Primera Guerra Mundial), y falleció a las puertas de la Segunda Guerra Mundial. Su vocación religiosa parecía estar marcada por el dolor de la humanidad, hasta el punto de que su experiencia mística le llevó a ofrecerse a Dios como “víctima voluntaria” por la salvación del mundo, especialmente por tantas almas sufrientes de su tiempo y de toda la historia. Os recomiendo que os acerquéis a conocer su vida y su mensaje.

Pero más allá de los hechos históricos que puedan estar relacionados con el origen de la fiesta litúrgica que hoy celebramos, el misterio de la MISERICORDIA se presenta como el mensaje central del cristianismo: Dios es AMOR y su relación con nosotros está fundada en la MISERICORDIA. Cuando conocemos y gustamos interiormente de este misterio, el horizonte de nuestra vida se llena de esperanza. Y por el contrario, cuando ignoramos o rechazamos la misericordia de Dios, inevitablemente, somos presa de la infelicidad. Nosotros creemos firmemente que en la misericordia de Dios el mundo encontrará la paz y el hombre, la felicidad.

Queridos hermanos que habéis sido víctimas de la violencia, permitidme compartir con vosotros unas reflexiones. Las hago con profundo respeto y consciente de que estoy entrando en un terreno sagrado, como es el sufrimiento en vuestras vidas. Soy consciente de que solo con la actitud del amor misericordioso es posible acercarse a las víctimas para ayudarles a que se levanten y reanuden su camino. La fe cristiana nos permite barruntar que donde hay sufrimiento, allí hay un ‘suelo’ sagrado; y que, por lo tanto, debemos ‘descalzarnos’ antes de entrar en él…

El misterio del mal puede tener dos efectos posibles en nosotros: El primero es el de hacernos sufrir como víctimas inocentes. Pero el segundo puede llegar a ser todavía más grave: lograr que la víctima llegue a contaminarse moral o espiritualmente con el mal que injustamente está padeciendo. En efecto, no nos extrañemos de que, después de haber padecido un daño físico ya irremediable, el Maligno pretenda incluso hacernos un profundo daño espiritual perdurable. Recuerdo unas palabras que escuché en cierta ocasión de labios de uno de vosotros, y que han sido una auténtica lección para mi vida de sacerdote: “Han matado a mi hijo, pero no conseguirán robarme la fe en Dios, ni la esperanza de santidad”.

Este es el primer mensaje que quisiera transmitiros en el día de la Divina Misericordia: Que el sufrimiento que habéis padecido y que continuáis padeciendo, no os impida conocer y experimentar la bondad de Dios, la confianza en el prójimo y la esperanza en un futuro mejor. Sería especialmente triste que las heridas padecidas nos arrebatasen la experiencia del amor de Dios y del amor de los demás. Pido de una forma muy especial a la Virgen María, la Madre Dolorosa, que vuestro sufrimiento no os lleve nunca a cerraros al Amor, a la Fe y a la Esperanza; sino que al contrario, os permita descubrir que Jesucristo –el Crucificado y Resucitado- es el ‘amigo que nunca falla’, y el único capaz de llenar de paz nuestro corazón.

Jesús nos habla en el Evangelio de la necesidad de ‘nacer de nuevo’ para poder entrar en el Reino de los Cielos (cf. Mt 18, 1-7), y me atrevería a añadir que también para alcanzar la felicidad en esta vida. Su mensaje es absolutamente válido para todos nosotros. Nadie ha de ser ajeno a esta invitación a ‘nacer de nuevo’ que Cristo nos hace: ni los más criminales entre los criminales, ni el obispo que os habla, ni las monjas de clausura, ni ninguno de los aquí presentes…

Quizás alguno se pregunte qué camino es el que hay que recorrer para poder nacer de nuevo. Pues bien, Jesús nos dice en el Evangelio de San Juan: “En verdad, en verdad te digo: el que no nazca de lo alto -el que no nazca del agua y del espíritu- no puede entrar en el Reino de los Cielos” (cf. Jn 3, 3-5). Queridos hermanos, la clave para ese nuevo nacimiento “de lo alto” que nos pide Jesús en el Evangelio es la “MISERICORDIA”. La misericordia no es otra cosa que el Amor que se prodiga en sanar las heridas de los que sufren. La misericordia es el “amor en acción”, el amor que se ‘despoja’ y se ‘arremanga’ para acercarse al misterio del dolor, llevando la esperanza de la Resurrección.

Permitidme un comentario sobre el marco en el que hoy nos encontramos: como habéis podido observar, estamos celebrando la Eucaristía en esta Catedral de San Sebastián que durante todo el mes de abril acoge la preciosa exposición sobre la vida y el carisma de la Madre Teresa de Calcuta. Pienso que el mensaje de la MISERICORDIA reflejado en la Beata Teresa de Calcuta, es uno de los iconos más bellos que la Iglesia nos puede mostrar al predicarnos el mensaje de liberación del Evangelio…

En efecto, las víctimas de la violencia terrorista están reflejadas en los pobres que Madre Teresa atendió y recogió en las calles de Calcuta. Pero las víctimas de la violencia terrorista también están reflejadas en el icono de las propias Misioneras de la Caridad, vestidas con sus saris indios, quienes olvidadas de sí mismas se convierten en ángeles de misericordia para los demás… Me explico:

a) Por una parte, necesitamos abrirnos a la misericordia, y especialmente a la misericordia divina. O dicho de otra forma, tenemos que aprender a dejarnos amar por Dios, así como por los seres queridos que nos rodean: Solamente así podrán sanar nuestras heridas, esas heridas que la violencia terrorista ha generado en nuestros corazones… ¡Dejarse querer o dejarse amar, no es algo tan obvio ni tan fácil como podría parecer a simple vista! Cuando se ha padecido la crueldad de la violencia, con frecuencia ocurre que se sufren traumas, que dificultan la confianza en las personas del propio entorno, e incluso en el mismo ser humano.

¡Qué importante y necesaria puede llegar a ser en este camino de sanación una profunda experiencia de oración! En el Evangelio que hemos proclamado en este Domingo de la Divina Misericordia se ha narrado el episodio del Apóstol Tomás tocando las llagas de Jesús Resucitado, y sanando de esta forma su incredulidad. También nosotros necesitamos tocar a Jesús en la oración; o mejor aún, dejar que Él toque nuestras llagas, nuestras heridas, para que puedan ser sanadas.

b) Pero, en segundo lugar, para poder acoger la misericordia que necesitamos, es preciso practicarla con los que la necesitan tanto o más que nosotros, e incluso con quienes la necesitan menos que nosotros. La mejor terapia para sanar nuestras heridas, es la práctica generosa de la misericordia con las personas que nos rodean. Ésta es una de las paradojas del mensaje de Cristo: para sanar nuestras heridas, es necesario que nos ofrezcamos como ‘sanadores’ del prójimo. Para poder ser ‘hijos de la misericordia’, tenemos que ser ‘padres de misericordia’. Porque dando se recibe; y olvidándonos de nosotros mismos, es como llegamos a encontrarnos… ¡Ésta es la lógica y la dinámica sanadora del Evangelio!: “Bienaventurados los misericordiosos porque ellos alcanzarán misericordia” (Mt 5,7).

Mis queridos hermanos, las heridas de la violencia terrorista sólo pueden ser sanadas por el bálsamo de la misericordia, que se recibe al mismo tiempo que se da, ya que la misericordia no es otra cosa que el amor gratuito que nace de Dios y que se prodiga de modo especial en aquellos que sufren. Como dijo Juan Pablo II al inaugurar el Santuario de la Divina Misericordia en Cracovia: "Fuera de la misericordia no existe otra fuente de esperanza para el hombre" (17 de agosto de 2002).

Desde esta convicción, ‘con temblor y temor’, pero con la certeza que nos da el Evangelio de Jesús de Nazaret, me atrevo a proponeros en este Domingo de la Divina Misericordia, a todas las víctimas de la violencia que os sentís cristianos, que oréis con fe y esperanza por la conversión de quienes fueron vuestros verdugos. Será una oración heroica que contribuirá en gran medida a la sanación de vuestras heridas. Y, no lo dudéis, será una oración eficaz; si bien es cierto que siempre quedará condicionada al misterio de la respuesta de la libertad del hombre. Aun así, nuestra fe en la misericordia de Dios, nos lleva a cultivar la confianza en el hombre y en su capacidad de regeneración. Con la ayuda de la gracia, la libertad humana es capaz de reconducirse por el camino de la verdad y del bien.

Queridos hermanos, podéis prescindir tranquilamente de las palabras que yo os he dirigido, para quedaros con estas que ahora voy a citar. Nuestro amado Juan Pablo II tenía preparada una alocución para el Domingo de la Divina Misericordia, que no pudo pronunciar, ya que falleció la víspera. Sin embargo, quiso que ese texto se leyera y publicara como su mensaje póstumo: «A la Humanidad, que a veces parece extraviada y dominada por el poder del mal, del egoísmo y del miedo, el Señor resucitado le ofrece, como don, su amor que perdona, reconcilia y suscita de nuevo la esperanza. Es un amor que convierte los corazones y da la paz. ¡Cuánta necesidad tiene el mundo de comprender y acoger la Misericordia divina!».

¡Jesús, confío en ti, confiamos en ti!