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HAY QUE EVITAR LA ESCISIÓN: Zapatero utilizará el acercamiento para marginar a los

La capacidad de presión de los terroristas encarcelados sobre la dirección es uno de los elementos que necesita el Gobierno para que la negociación no se rompa en el peor momento.

Según publicó Elsemanaldigital.com el 29 de junio, no sólo el acercamiento de presos etarras al País Vasco es ya una realidad y desde mayo se han producido traslados significativos, sino que todo un ala de la prisión de Martutene se está habilitando a marchas forzadas para comenzar a recibir etarras durante el mes de agosto.

En efecto, según informa J.C. Dasilva en La Nueva España, ya existe una orden ministerial a Mercedes Gallizo, la polémica directora general de Instituciones Penitenciarias, que ésta ha transmitido con la máxima confidencialidad a los directores de los centros, para un estudio individualizado de cada terrorista encarcelado (en torno al medio millar) que determine si es o no susceptible de beneficiarse del proceso. Según Dasilva, uno de los puntos fundamentales que se evaluarán es la actitud del preso hacia las negociaciones entre el Gobierno y ETA.

Para José Luis Rodríguez Zapatero es crucial que la tendencia representada por Josu Ternera se imponga sobre la que encabeza Txeroki, reacia a pactar con "el Estado español" nada que no sean los máximos tradicionales de ETA: autodeterminación, Navarra y excarcelación de todos los detenidos. Javier Oyarzábal desvelaba recientemente en nuestro periódico el núcleo de diez pistoleros afines que el actual jefe de comandos de la banda ha dispuesto para el caso de que fracase la negociación.

Condicionando el acercamiento a una aprobación expresa de las negociaciones, el Gobierno busca dividir y desactivar el frente carcelario, en un horizonte donde todo se sacrificará a que no haya ni un solo atentado mortal más que implique que parte de ETA sigue dispuesta a matar. La estrategia de implicar a la organización criminal en conversaciones y encuentros de todo tipo busca, por encima de todo, hacerle imposible la marcha atrás.

Por su parte, el PP no se opone por principio al acercamiento, pero sí recuerda que la dispersión, inaugurada por el entonces ministro de Justicia socialista Enrique Múgica en 1989, no se planteó como un "castigo" suplementario a los etarras, sino como un instrumento de la lucha antiterrorista para dificultar la comunicación entre los distintos niveles de la estructura etarra. Por consiguiente, acercar a los presos al País Vasco sólo debería hacerse en la medida en que no facilite una hipotética reorganización si las cosas se tuercen.


El Semanal Digital, 17 de julio de 2006

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