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La ciudadanía toma el pulso al proceso

La ciudadanía toma el pulso al proceso La manifestación que recorrió ayer el centro de Donostia, con una participación considerablemente más alta que en años anteriores, se celebró a pesar de todos los impedimentos que desde ámbitos políticos, policiales y judiciales se intentaron imponer, primero, para que no pudiera llevarse a cabo y, después, para provocar que se desarrollara en un enrarecido ambiente. Por tanto, en Euskal Herria sigue siendo noticia lo que en un verdadero estado de derecho no tiene por qué serlo: se celebró una manifestación sin incidentes por parte de los participantes. Aquí sigue siendo noticia que la ciudadanía tome las calles para expresar de forma pacífica sus reivindicaciones porque, aunque hay quien a estas alturas prefiere seguir mirando para otro lado, no sólo hay una formación política que no puede desarrollar su actividad de forma normalizada, sino que es todo un pueblo el que tiene cercenados sus derechos fundamentales, ya que sus representantes legítimos están excluidos de las instituciones y el ejercicio de esos derechos viene siempre precedido de una «autorización gubernativa», actitudes que nada tienen que ver con una verdadera democracia, sino con regímenes totalitarios.

Frente a quienes durante los últimos días han intentando limitar a un «pulso político» entre Batasuna y el PSOE lo que aparece claramente como un obstáculo importante para avanzar hacia la resolución del conflicto, hay ciudadanas y ciudadanos que prefieren tomar el pulso al proceso a pie de calle, mostrando una responsabilidad que, equivocadamente, a veces se deja en manos de unas élites que, al fin y al cabo, están integradas por personas que defienden unos principios ideológicos muy determinados y que no siempre coinciden con los de la mayoría de la población.

Ayer, en las calles de Donostia se puso de manifiesto por qué es tan importante la participación ciudadana en el proceso abierto: simple y llanamente, porque es imprescindible. Sin el empuje de las mujeres y hombres que forman este pueblo no será posible encontrar una solución democrática y duradera. Los foros de diálogo político no pueden levantarse sobre pedestales, sino a ras de suelo, en contacto con quienes, al final de este camino, deberán refrendar los acuerdos que se alcancen. Ese era precisamente el lema de la manifestación: Euskal Herria tiene la palabra y la decisión, sin ningún tipo de agresiones ni imposiciones. -

Editorial de Gara, 14 de agosto de 2006

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