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Navarra no será lo que los navarros quieran (ZP pixit)

Navarra no será lo que los navarros quieran (ZP pixit) "Navarra es una realidad política inquebrantable que forma parte de una gran realidad nacional que es España". No es una frase al azar, sino el núcleo del discurso del presidente navarro, Miguel Sanz, el pasado sábado. Frase decisiva y definitoria, que fija los límites de un problema y de su solución. El nacionalismo vasco quiere Navarra para construir su independencia política contra España. Navarra es parte necesaria del "proceso de paz" entre Zapatero y ETA -"sin Navarra, no queremos nada, nada", según Otegi-. Y sin embargo es posible ser a la vez políticamente español, culturalmente vasco y regionalmente navarro, como lo son de modo natural miles de navarros de la Montaña, pero es imposible ser navarro sin ser español.

 

Un problema de formación, diríamos. Un problema muy agudo en José Luis Rodríguez Zapatero. Fernando Puras sólo ha conseguido que el presidente diga que "Navarra será lo que los navarros decidan, conforme a los Fueros y a la Constitución". Lo que es tanto como no decir nada, viniendo de donde viene. ¿Dónde hicieron el Bachillerato estos chicos?

 

Esta tierra y sus gentes son España antes de tener nombre, antes de cualquier refrendo electoral, antes de toda Constitución y de todo Fuero. Una hermosa palabra española para detectar las carencias culturales de los políticos y de los periodistas. Porque a unos y a otros, de izquierdas y de derechas, les ha dado por ponerse fueristas. A buenas horas; y hablando como si la normativa foral hubiese surgido ayer de la nada, o como si fuese una carta blanca para cualquier autodeterminación. Todo esto en un país milenario y democrático en el que el único e indivisible sujeto de la soberanía es el pueblo español.

 

Así que, frente Sanz, lo único que ha hecho Zapatero es confirmar su intención de seguir adelante, forzando los límites legales. Ya lo hizo en Cataluña. Con más razón lo hará con ETA, si puede. Navarra, para Zapatero, será lo que le convenga, si se le deja. El sábado echamos en falta en la manifestación a los socialistas navarros, a pesar de que decían compartir el lema; y sobraron, en cambio, miedos y equívocos.

 

Lo que sobró el sábado en Pamplona

 

Sobraron también muchas banderas de Navarra de las que generosamente regalaba el Gobierno, como declaró el dirigente de Juventudes Navarras José Luis Díez Garde, pues "todos preguntan por la española, pero al final cogen la de Navarra". Son las cosas de la libertad: lo que está en riesgo no es el nombre de Navarra, y la bandera regional –una creación más reciente que la ikurriña- aparece ya en todos los actos de ETA y Batasuna. Así que la gente quería, lógicamente, dejar claro que Navarra es España. Cajas de banderas a los almacenes y legitimismos rancios de ida y vuelta al baúl de los recuerdos. No sobraron en cambio banderas nacionales, y eso que había que pagarlas a los amigos del Foro de Ermua y que llevarlas implica cierto coraje personal.

 

Lo que quedará para el futuro

 

Hasta la prensa nacionalista ha reconocido que, además de ser la manifestación más grande de la historia de Navarra, "hay cantera". Es decir, que "los jóvenes predominaban en muchos tramos de la marcha". Jóvenes sin siglas ni organización, españoles de Navarra movilizados "por la libertad, por la verdad, por la identidad de Navarra y por la entereza de España". No por previsible es menos reseñable el hecho, ya que analistas pueblerinos y asesores de imagen horteras debieron de quedar aturdidos por su voz y su estilo en las calles. Navarra no es española ni deja de serlo por lo que diga Zapatero o pretenda ETA; no lo es porque lo diga o deje de decir un pedazo de papel: Navarra existe, es España –los cursis de sacristía llaman a eso esencialismo- y decenas de miles de navarros podrán decir a sus hijos, recordando el 17 de marzo de 2007, "yo estuve allí".

 

Pascual Tamburri

El Semanal Digital, 19 de marzo de 2007

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