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El humo de la confusión de los cristianos socialistas

El humo de la confusión de los cristianos socialistas


No sé si los cristianos socialistas son muchos o pocos, mártires de unos o de otros, submarinos en la Iglesia o en el PSOE, ingenuos utópicos o realistas esperanzados. No sé si sus escritos tienen mucha difusión o poca. No sé si cuentan con mucho apoyo en el PSOE laicista de Zapatero y en la Iglesia o poco.

 

No sé si su incursión en los grupos federales –al menos así aparecen en la página web del PSOE–, junto con Participación de la realidad latina; gays, lesbianas y transexuales; grupo de árabes socialistas... es algo más que una casualidad. No sé si su afán por tender puentes se ha quedado en eso o han sido capaces de construir al menos un trampolín. No lo sé. Lo que sí sé es que han publicado una nota ante las próximas elecciones que está tan pegada a la de la Conferencia Episcopal que parecen haberse constituido en conferencia eclesial paralela, en germen de una iglesia cristiana nacional financiada por el PSOE.

 

Cuando se hizo pública aquella magnífica clarificación de los obispos, que sirvió al menos para elevar el nivel del debate público respecto a lo que vamos a votar en las próximas elecciones, los citados cristianos socialistas y, por ende, socialistas cristianos, declararon que el reino de Dios había avanzado en España gracias a "la retirada de las tropas de Irak, la acción decidida contra la dominación por razón de género, la política de paz en el País Vasco, la regularización de casi un millón de inmigrantes y el firme compromiso contra la discriminación histórica que han sufridos las personas homosexuales".

 

Por supuesto que siempre es posible un paso más. Señalaban, desde sus convicciones cristianas, que "es precisamente la motivación moral la que ha impulsado las acciones más señeras del Gobierno del presidente Zapatero en esta legislatura y la que sostiene el programa de gobierno para la próxima". No hay más que oír estos días al ministro Bernat Soria hablar de un plan integral para el aborto y darnos cuenta de las motivaciones cristianas de las políticas futuras del Gobierno socialista.

 

Pero la historia no ha acabado ahí. En un ejercicio de auténtico profetismo de agrupación de salón y tentempié han emitido un amplio comunicado en el que matizan con un "pero" todos y cada uno de los puntos de los obispos de la Comisión Permanente, como si a la doctrina de los obispos les faltara una tilde, o se hubieran olvidado de un aspecto importante de su magisterio y por tanto hubieran estado manipulando los criterios iluminadores de la conciencia cristiana y de la recta razón frente a las próximas elecciones. El texto que ahora proponen es un remedo que, sibilinamente, reproduce el lenguaje y parafrasea las palabras episcopales en un ejercicio de confusión doctrinal de largo alcance.

 

Uno de los problemas de estos cristianos socialistas es que nunca parecen satisfechos con lo que dicen los obispos mientras la jerarquía no se dedique a aplaudir las buenas obras éticas y morales de las políticas de Zapatero. Matizar a los obispos supone matizar el Evangelio, o al menos, llevarlo a un terreno pantanoso de fecales aguas políticas de partido. Máxime si de un partido como el socialista se trata, que no se caracteriza, precisamente, por propuestas legislativas que respeten la naturaleza de la condición humana y que permitan la libre expresión de la propuesta de la experiencia cristiana.

 

Con este nuevo comunicado de los cristianos socialistas el programa del PSOE ha dado un paso más: se ha revestido de teología de la liberación de baja intensidad y se ha presentado como la legitimación de la conciencia para unos ciudadanos que votan con la sola buena fe. Una vez más, el humo de la ideología socialista no les deja ver lo que está ocurriendo; no les permite oír la nítida voz de los obispos.

 

No se trata, como ellos afirman reiteradamente, de un ejercicio de discernimiento dentro del episcopado. La estrategia de la desunión de la Iglesia tiene ya muchos años. Lo dramático del caso que nos ocupa es que son quienes se denominan cristianos los que han trazado con la tiza de la inoportunidad una línea divisoria entre nuestros obispos que, cuando realizan un discernimiento moral, van a una. Por más que argumenten su texto con citas de un magisterio pontificio a su medida, lo que van a sembrar es la semilla de la confusión y ese relativismo destructor que lleva a muchas personas a respirar el humo negro de la disidencia.

 

José Francisco Serrano Oceja

Libertad Digital, suplemento Iglesia, 14 de febrero de 2008

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