Blogia

Foro El Salvador

Llegamos Tarde (por Victoria Prego)

Llegamos Tarde (por Victoria Prego)

Las víctimas están machacadas, ofendidas y humilladas desde mucho antes de la sentencia de Estrasburgo. Exactamente desde que el Constitucional legalizó Sortu y desde que los representantes de la izquierda abertzale ocuparon escaños en el Parlamento vasco y concejalías y alcaldías en los ayuntamientos. Lo de Estrasburgo ha sido la herida final, el descabello de un ritual que había comenzado tiempo atrás. Y ahora es del todo inútil tratar de compensarlas con una insignia o una condecoración, porque no hay compensación posible. Ya no la había de inicio, porque la pérdida por asesinato terrorista no se puede compensar de ninguna manera. Pero al menos hubo una época en que las víctimas se sentían al menos reconocidas en su sacrificio. Ya no. El Gobierno pierde el tiempo con esto de las condecoraciones porque no va a servir para que se sientan por eso acompañadas ni defendidas. Es una medida inútil.

No lo es, sin embargo, el intento de que los etarras excarcelados no reciban del Estado asignación económica alguna porque eso es el colmo del despropósito. Es el caso del llamado subsidio de desempleo para ex reclusos. El Gobierno pretende no dar ese subsidio a los etarras que no hayan mostrado, entre otras coas, arrepentimiento y, aunque ya se han expresado algunas dudas en el Congreso, la Abogacía del Estado sostiene que es perfectamente aplicable. Lo verdaderamente penoso es que esta prestación económica se viene otorgando desde hace años a los etarras excarcelados sin que hayan tenido que cumplir condición alguna. Por lo tanto, es una medida que, como siempre, llega muy tarde. Veremos si por fin se aplica efectivamente.

La segunda medida que el Gobierno pretende aplicar es igualmente tardía: cobrar a los terroristas que hereden todos los bienes, y que sirvan para pagar a las víctimas las indemnizaciones que los etarras jamás pagaron y que, en tiempos de Aznar, les fueron adelantadas por el Estado.

Han sido múltiples las trampas de los terroristas para eludir sus obligaciones mientras la Administración asistía al engaño cruzada de brazos. Ahora parece que espabilan y que el embargo de bienes de esa gente no tendrá que pasar por la Audiencia Nacional que, para cuando acordaba ejecutar, el patrimonio había pasado ya a nombre de un tercero sin responsabilidades penales. El ejemplo más claro es el de De Juana Chaos, que heredó de su madre una casa que fue inmediatamente comprada por su mujer, con lo que quedó escamoteada para un posible embargo.

Han tardado mucho nuestros gobernantes. Ahora veremos si la Agencia Tributaria, con la rapidez que la caracteriza, es capaz de hacerse automáticamente con el patrimonio de los asesinos. Ya que salen a la calle en contra de la voluntad de toda la sociedad, por lo menos que no se burlen de las víctimas y, encima, vivan a su costa.

El Mundo, 29/12/13

ETA-Rajoy: pirámide de fraudes (por Ernesto Milá)

ETA-Rajoy: pirámide de fraudes (por Ernesto Milá)

Strasburgo hace dos semanas dio a Mariano Rajoy la que probablemente ha sido su única satisfacción en 2013. Vale la pena hacer la génesis de todo este problema y recordar algunos de los puntos esenciales del acontecimiento en los que Rajoy no queda, desde luego muy bien parado. Digamos, en principio, que desde que se inició este reiterativo tema del “proceso de paz” las cosas son incomprensibles para la opinión pública. Veamos algunos de los misterios acumulados hasta ahora:

 

1) ¿Cómo era posible que desde 2002 las detenciones de miembros de ETA se hicieran habituales en células que incluso no habían entrado en acción y estaban todavía en proceso de formación?

 

2) ¿Cómo era posible que las detenciones solamente afectaban a un sector de ETA, el de los oponentes a “Josu Ternera” y, de paso, cómo era posible que, desde 2002 (cuando abandonó su puesto de diputado autonómico y volvió a entrar en la clandestinidad), el único miembro de la dirección de ETA que no había sido detenido era, precisamente, “Josu Ternera?

 

3) ¿Qué elemento dio al malhadado presidente José Luis Rodríguez Zapatero la seguridad casi teológica de que el “proceso de paz” llegaría a buen puerto? ¿En qué se basaba para arrojarse a tumba abierta a un proceso con el que quería pasar a la historia como “el pacificador”? ¿Simplemente en su “optimismo antropológico, o es que disponía de datos que no se hicieron públicos?

 

4) ¿Por qué el proceso de paz de interrumpió tras el atentado a la T-4 en el aeropuerto de Madrid y no se interrumpió cuando se detectaron movimientos de militantes de ETA, robos de armas, etc.? ¿Fue solamente por los dos muertos accidentales?

 

5) ¿Cómo fue posible que ETA reanudara las conversaciones de paz con Zapatero justo cuando éste ya estaba desahuciado en todas las encuestas y desde 2009 a ningún analista se le escapaba  que sería Rajoy quien le sustituiría?

 

6) Y finalmente, ¿a qué viene esa rapidez en aplicar la sentencia del Tribunal de Strasburgo?

 

Son seis preguntas que la lógica, el sentido común y las hemerotecas contribuyen a explicar con una facilidad pasmosa y a partir de las cuales es posible elaborar una hipótesis de trabajo que puede resumirse así: el proceso de paz ya está cerrado y solamente falta aplicarlo y se basa en la “integración” de ETA en las instituciones a cambio de la puesta en libertad de los presos. Todo lo que estamos viendo desde hace diez años es una comedia escenificada por las partes que entran en juego en el drama: algunos mandos policiales de la lucha antiterrorista, Josu Ternera, Zapatero, Rajoy, y en el que solamente se han excluido a las víctimas del terrorismo y a quienes creemos que la acción de ETA en los último 38 años no es sino la acción de unos psicópatas, asesinos en serie.

 

En esta ocasión, como siempre, la verdad está ante nuestros ojos, accesible solamente si tenemos el valor para mirarla de cerca y eludir los datos superfluos interpolados, las pistas falsas, la retórica de comunicadores y tertulianos, y nos ceñimos solamente a los hechos desnudos en su absoluta, terrible y dramática simplicidad.

 

Veamos las respuestas:

 

1) ¿Cómo era posible que desde 2002 las detenciones de miembros de ETA se hicieran habituales en células que incluso no habían entrado en acción y estaban todavía en proceso de formación? Evidente, había un “topo” dentro de ETA, un topo intocable para los etarras y presentado por los medios de comunicación como el jefe indiscutible de la banda, lo que contribuía a hacerle todavía más odioso ante la opinión pública y a aumentar su crédito dentro de la organización terrorista. Las detenciones de etarras eran demasiado continuas, demasiado limpias, demasiado casuales, y lo peor es que la mayor parte de ETA no reaccionó a lo que era evidente: que estaba siendo traicionada desde dentro. Quien lo hizo, “Txeroki”, optó por crear una estructura paralela partiendo de cero y completamente al margen del resto de la organización. Prueba inequívoca de que algún miembro de ETA empezó a sospechar que alguien les estaba traicionando.

 

2) ¿Cómo era posible que lasa detenciones solamente afectaban a un sector de ETA, el de los oponentes a “Josu Ternera” y, de paso, cómo era posible que, desde 2002 (cuando abandonó su puesto de diputado autonómico y volvió a entrar en la clandestinidad), el único miembro de la dirección de ETA que no había sido detenido era, precisamente, “Josu Ternera? Evidente, si desde su entrada en clandestinidad en 2002 hasta nuestros días, solamente hay un miembro de la dirección de ETA que no ha sido detenido… es evidente que el “topo” es precisamente él. Se llegó, incluso, en el Caso Faisán a que los propios “investigadores” advirtieron a los etarras de que se iba a producir una redada. ¿Por qué? Por que los etarras advertidos pertenecían al círculo íntimo de Josu Ternera.

 

3) ¿Qué elemento dio al malhadado presidente José Luis Rodríguez Zapatero la seguridad casi teológica de que el “proceso de paz” llegaría a buen puerto? ¿En qué se basaba para arrojarse a tumba abierta a un proceso con el que quería pasar a la historia como “el pacificador”? ¿Simplemente en su “optimismo antropológico, o es que disponía de datos que no se hicieron públicos? Evidente: porque los asesores de la “lucha antiterrorista” habían informado a Zapatero de que el “líder de ETA” estaba a favor del proceso de paz y había prestado hasta ese momento colaboraciones suficientes como para creer en su palabra. Si se examina la prensa de la época, solamente había dos posibilidades para justificar el optimismo de Zapatero, o bien era completamente imbécil, o bien tenía información privilegiada sobre el interior de ETA (y esta solamente podía ser la seguridad dada por su jefe de que se llegaría a un acuerdo). Dicho de otra forma: lo que Ternera proponía era: UN ACUERDO A CAMBIO DE SU SEGURIDAD (acuerdo que se ha cumplido a rajatabla) y probablemente de la policía no insistiría mucho en quién se quedaba con el “tesoro de guerra” de ETA, cuestión clave y que habitualmente se olvida: una organización que durante décadas se ha dedicado al racket, a los secuestros, a tráficos de todo tipo, ha almacenado tal cantidad de fondos cuyo control final es fundamental para determinar la desembocadura de un “proceso de paz”.

 

4) ¿Por qué el proceso de paz de interrumpió tras el atentado a la T-4 en el aeropuerto de Madrid y no se interrumpió cuando se detectaron movimientos de militantes de ETA, robos de armas, etc.? ¿Fue solamente por los dos muertos accidentales? Evidente: porque la correlación de fuerzas en el interior de ETA, demostró que Josu Ternera había perdido la preeminencia y que quien estaba dirigiendo la banda terrorista era, simplemente, Txeroki, un irreductible con el que era imposible negociar. A partir de ahí era necesario interrumpir el “proceso de paz” hasta que no se restableciera la normalidad, esto es hasta que Txeroki fuera detenido y en la mesa de negociaciones se sentaran de nuevo Josu Ternera y/o sus representantes. Como así ocurrió: Txeroki fue detenido y unos meses después se reemprendieron las conversaciones de paz.

 

5) ¿Cómo fue posible que ETA reanudara las conversaciones de paz con Zapatero justo cuando éste ya estaba desahuciado en todas las encuestas y desde 2009 a ningún analista se le escapaba  que sería Rajoy quien le sustituiría? Evidente: ETA no iba a negociar con un gobierno desahuciado políticamente y que en año y medio debería abandonar el poder. Si ETA accedió a sentarse en la mesa de negociaciones de nuevo fue porque tenía la seguridad de que el proceso sería proseguido por Mariano Rajoy, quien debió de ser informado de las conversaciones y de cómo se desarrollaría el proceso. De no tener esta seguridad, ETA hubiera esperado a la formación del nuevo gobierno del centro-derecha para reabrir la negociación.

 

6) Y finalmente, ¿a qué viene esa rapidez en aplicar la sentencia del Tribunal de Strasburgo? Evidente: hasta la sentencia del Tribunal Europeo a Mariano Rajoy le era prácticamente imposible el empezar a aplicar uno de los puntos pactados: el inicio de la liberación escalonada de los presos… a pesar de que en los dos últimos años, con diferentes excusas, habían sido puestos en libertad varios notorios matarifes de la banda, simplemente para indicar a ETA la “buena voluntad” del gobierno y, al mismo tiempo, la imposibilidad de ir más rápido en la aplicación de la amnistía encubierta. La sentencia de Strasburgo ofrecía esta posibilidad. Y ha sido significativa la rapidez con la que las instituciones españolas la han aplicado, especialmente desde el momento en que se ha difundido la noticia de que la mayor parte de países europeos tienen sentencia de Strasburgo sin ejecutar durante más de cinco años y que en nuestro país hay también otras ocho sentencia que llevan más de dos años esperando ser ejecutadas. Es falso que “Europa” obligue a cumplir la sentencia. Lo que ocurre es que la sentencia facilita la explicación de Rajoy a su propio electorado (las víctimas del terrorismo, masivamente, le han apoyado hasta ahora).

 

¿Alguna conclusión? Evidentemente varias. La primera de todas es que en la “lucha antiterrorista”, nada es lo que parece. Pero hay un cabo suelto: la lógica y el sentido común. A lo largo de estas seis preguntas y respuestas hemos seguido toda la trayectoria de un gigantesco fraude a la justicia, a la verdad y a la esperanza. Un fraude que demuestra: 1) que no siempre ganan “los buenos”, 2) que aquello que la clase política dice no tienen ningún punto de contacto con la realidad, 3) que el Estado débil siempre negocia con bandas criminales si la negociación sirve para mejorar su imagen, 4) que los medios de comunicación, especialmente en estos momentos que precisas subvenciones y publicidad para sobrevivir, acceden a encubrir sistemáticamente las peores infamias de quien les paga y 5) que estamos asistiendo a una infame comedia en el que cada parte asume el rol que le corresponde (el PP expresando “dureza y resignación” por la sentencia, los etarras sacando pecho, el gobierno explicando que se ve “obligado a acatar la sentencia”) y en el que las únicas víctimas son 1) las víctimas del terrorismo 2) la verdad y 3) toda una sociedad que no se merece asistir a representaciones teatrales de tan bajo calado.

 

(c) Ernesto Milà – ernesto.mila.rodri@gmail.com – http://info.krisis.blogspot.com

Terrorismo anarquista en España, ¿todavía?

Terrorismo anarquista en España, ¿todavía?

Detenidos los autores del atentado contra la Basílica del Pilar de Zaragoza

La detención, el 13 de noviembre, de los 5 presuntos responsables del atentado contra la Basílica del Pilar de Zaragoza, plantea algunas cuestiones de “rabiosa actualidad”. ¿Es un éxito de la lucha antiterrorista? ¿Qué peso tiene hoy día el anarquismo en el conjunto del terrorismo? ¿Es el inicio de una campaña anarquista de objetivos más amplios? ¿España sufrirá nuevos ataques? Sobre todas estas cuestiones, el Director de Opinión de DiarioYa.es, José Luis Orella, ha dialogado, con motivo de una vista a Madrid desde su Pamplona natal, con Fernando José Vaquero Oroquieta, estudioso del terrorismo, colaborador ocasional de este medio y autor del libro La ruta del odio. 100 respuestas claves sobre el terrorismo (SEPHA, Málaga, 2011, 429 páginas).

Pregunta: La detención de estos cinco supuestos responsables del atentado con explosivos contra la Basílica del Pilar de Zaragoza, uno de los símbolos religiosos y nacionales más queridos en España, en su diversa participación, ¿puede calificarse de un éxito de la lucha antiterrorista?

Respuesta: Sin duda, así es. Las nuevas tecnologías permiten actuaciones terroristas nada “clásicas”, y la realidad de este grupo lo confirma: una pareja chilena, colaboradores de varias nacionalidades, capital italiano, contactos virtuales y personales de ámbito internacional, movilidad geográfica, dispersión temporal, dimensión de célula… Los servicios antiterroristas del Ministerio del Interior español, acaso pese a su titular, han alcanzado un indudable éxito.

P.: Parece confirmarse su ideología anarquista. Pero, el anarquismo, ¿no estaba pasado de moda? ¿Dispone, todavía, de bases sociales?

R.: En absoluto puede afirmarse que esté pasado de moda. El anarquismo/movimiento libertario ha sufrido una profunda transformación en España. Ya no es el movimiento de masas que llegó a ser de la mano de la CNT-AIT durante varias décadas. Su práctica es minoritariamente sindical, decantándose por otras formas de lo que denominan “autoorganización alternativa” (movimiento “okupa”, “bloques negros”, pedagogía, nudismo, alimentación alternativa, teatro social, producción literaria y artística, editoriales y publicaciones impresas y digitales, difusión en redes sociales, apertura y convergencia con el ecologismo y al feminismo, centros sociales autogestionarios/ateneos libertarios, grupos de solidaridad con anarquistas detenidos en diversos países, inserción organizada en la contestación radical-izquierdista a la globalización)… También España, como en tantas otras cuestiones, es una excepción, no en vano, una organización sindical “posibilista”, la CGT, escisión de la histórica CNT, es seguramente ya la tercera fuerza representativa en España; además de contar con un numeroso grupo de entidades satélite de todo tipo y de indudable creatividad social. La histórica CNT, por su parte, aislada por su apego a la anticuada práctica de la “Acción directa”, está relegada; además de existir otras fuerzas sindicales, caso de Solidaridad Obrera, de filiación libertaria. Puede concluirse, por tanto, que el movimiento libertario está priorizando otras vías de acción no-violenta, con nuevas generaciones de militantes. Acaso más indisciplinados e inconstantes que en el pasado. Y en esa pluralísima realidad, el terrorismo es la excepción. Por otra parte, algunas de sus “banderas”, tales como diversas manifestaciones libérrimas de autonomía personal, así como otras exigencias subjetivas y colectivas, han sido asumidas, en buena medida, por la moderna mentalidad común.

P.: Sintéticamente, ¿qué papel ha jugado el anarquismo en el desarrollo del terrorismo?

R.: Desde su implantación en Europa, aunque también en países americanos, en el siglo XIX, el anarquismo desató virulentas campañas incendiarias por medio de una propaganda y verborrea revolucionarias que denunciaban grandes males y auguraban fatales crisis inmediatas, junto a ineludibles revueltas masivas y violentas... En su lenguaje propagandístico y doctrinario definieron al terrorismo como “propaganda por los hechos”; prefigurando la marxista “propaganda armada”. Sus campañas más impactantes, por medio de colocación de bombas, algunos magnicidios, y otros diversos atentados personales, se desarrollaron en Gran Bretaña, Francia, España e Italia hacia 1890. Sus autores fueron, en la mayor parte de los casos, activistas solitarios o grupos minúsculos. En 1881 es asesinado el zar Alejandro II de Rusia; en 1894, el presidente de Francia Carnot; el 10 de septiembre de 1898 el anarquista Luigi Lucheni asesina en Ginebra a la emperatriz de Austria, Isabel; en 1900 Bresci acaba con la vida del rey Humberto I de Italia; en 1901 León Czolgosz elimina al presidente norteamericano Mckinley... Pero tales atentados, en contra de lo pretendido y anunciado, ni precedieron a gigantescas convulsiones sociales ni desataron la revolución anunciada. No obstante, salvo en España, donde el movimiento anarquista forjó una multitudinaria organización de masas ya avanzado el siglo XX desde la que emanaron diversas expresiones terroristas durante décadas, en el resto del mundo -particularmente en Europa occidental pese a su aparatosidad e inicial impacto- nunca alcanzó niveles realmente preocupantes.

Pero, pese a sus resultados un tanto modestos, desde la discutible perspectiva de la “eficiencia terrorista”, el anarquismo contribuyó a la configuración del terrorismo moderno, imprimiéndole la carga voluntarista y mesiánica que le ha caracterizado desde entonces, además de iniciar y experimentar algunas de sus modalidades más espectaculares: los magnicidios y los atentados con explosivos.

P.: ¿Y en el caso particular de España?

R.: Ya hemos hablado algo del papel que jugó en el pasado. En su inmensa mayoría, especialmente a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX, su “edad de oro”, lo protagonizaron pequeños grupos caracterizados por un voluntarismo y fanatismo formidables. Su extremo individualismo, tributo de su ideología libertaria y su rechazo de cualquier disciplina externa y de toda jerarquía, les arrastró a que el número de sus integrantes fuera muy pequeño: incluso de unos escasos dos o tres sujetos. En el siglo XX, su realidad se amplificó, facilitándoles su extensión una poderosísima CNT y su facción radical, la FAI. Sin duda, la Historia de España habría sido bastante distinta de no haber sufrido el terrorismo anarquista ni el peso e impacto del movimiento libertario. Recordemos algunos hechos. Antonio Cánovas del Castillo, político conservador artífice de la Restauración y del régimen político de alternancia que llevó su nombre, fue asesinado el 8 de agosto de 1897 en el balneario guipuzcoano de Santa Águeda por el anarquista italiano Angiolillo Michel. José Canalejas Méndez, líder del Partido Liberal, fue asesinado el día 12 de noviembre de 1912 mientras observaba el escaparate de la célebre Librería San Martín, situada en la Puerta del Sol de Madrid, por el anarquista Manuel Pardinas Serrato. Eduardo Dato Iradier, presidente del gobierno español, fue asesinado el día 8 de marzo de 1921 en la Puerta de Alcalá por los anarquistas Ramón Casanellas, Luis Nicolau y Pedro Mateu. Condenados a muerte, Primo de Rivera conmutó dicha pena por la de condena perpetua, que no se llevó a efecto al encontrarse –dos de los tres autores– huidos fuera de España. Dos de ellos, por su parte, terminaron militando en el comunismo. Y no olvidemos la llamada “guerra social” que sufrió Cataluña, especialmente Barcelona, entre 1917 y 1923.

P.: Una ideología, que cree en la bondad intrínseca del ser humano, ¿cómo ha podido caer en semejantes excesos terroristas?

R.: Se trata de una de tantas contradicciones de esta ideología utópica. Afirma que el ser humano es bueno por naturaleza. El Estado, la Iglesia y el capital, lo han pervertido. En consecuencia, hay que destruir esos tres poderes para “liberarlo”, aunque sea a la fuerza. De ahí la “tentación terrorista”; muy notable en el pasado y minoritaria hoy día. La utopía, tendencialmente “emancipatoria”, deviene, así, en instrumento totalitario al servicio de particulares visiones de fanáticos deshumanizados.

P.: ¿Por qué han atacado bienes y símbolos religiosos y no han perseguido otros objetivos?

R.: En realidad, y recientemente, algunos grupúsculos atacaron símbolos y establecimientos carcelarios; otro “leit motiv” de la movilización “emancipatoria-libertaria”. Fue el caso de la “Célula contra el Capital, la Cárcel, los Carceleros y sus Celdas” (acaso relacionada con alguna facción de Cruz Negra Anarquista), que desarrolló una “campaña” consistente en unas cuantas cargas explosivas remitidas por correo contra periodistas y prisiones desde Italia, así como ciertos ataques dirigidos contra intereses económicos de esa nación en España. Pero, ¿por qué esa pareja chilena está tan particularmente obsesionada con la religión? Pudo estarlo con otras instancias “represoras”. Seguramente, algún acontecimiento vital de uno de ellos, o de ambos, pudiera explicarlo.

P.: ¿Facilita la globalización este tipo de terrorismo?

R.: Efectivamente, y ya lo comentábamos antes. Las redes sociales y las nuevas tecnologías, facilitan agrupaciones impensables décadas atrás por las dificultades físicas que su acción entrañaba. Ahora, las facilidades son enormes; para lo bueno y para lo malo.

P.: ¿Se producirán nuevos golpes terroristas de naturaleza libertaria?

R.: Sin duda. La concurrencia de numerosos jóvenes en episodios de violencia callejera, su movilización en los “bloques negros”, que han recorrido numerosas capitales europeas con motivo de movilizaciones de muy diverso signo, indican la existencia de un creciente número de jóvenes tentados por el discurso y las prácticas “anti-sistema”. Aunque, en general, el movimiento libertario se identifica hoy día con la “no-violencia”, de estas excepciones no puede descartarse radicalizaciones y el salto al terrorismo puro y duro que, en cualquier caso, dada la naturaleza del movimiento anarquista (inestable, indisciplinado, pluralista) será muy minoritario. Tampoco pueden descartarse acciones terroristas de carácter individual: recordemos el caso de Theodore Kaczynski, “unabomber”, de quien ya hablamos en DiarioYa hace unos meses al reflexionar sobre el fenómeno de los “lobos solitarios y la yihad global”.

Entrevistador: No dejes de visitarnos, si regresas por la capi. Seguimos en contacto y muchas gracias, Fernando. 

Entrevistado: Por supuesto. Siempre es un honor reflexionar sobre estas cuestiones junto a los lectores de DiarioYa y sus redactores.

Entrevista realizada por José Luis Orella

http://www.diarioya.es/content/terrorismo-anarquista-en-españa-¿todavía

http://tradiciondigital.es/2013/11/15/33236/

 

 

 

 

No me resigno (por Salvador Ulayar)

No me resigno (por Salvador Ulayar)

Los de siempre, han vuelto a pintar un insultante "Gora ETA"en la fachada de nuestra casa familiar en Echarri Aranaz, a cuya puerta el etarra Vicente Nazábal tiroteó a nuestro aita, Jesús Ulayar, que quedó tendido a mis pies, muerto. Ya ven, los “derrotados” siguen persiguiéndonos incluso después de matarnos. Y digo los de siempre porque las distintas caretas y marcas que ETA ha ido adoptando desde HB hasta hoy son un entramado -una hidra con sus múltiples cabezas- al que se nos quiere presentar como lisa y llanamente derrotado, cuando a la vista salta que, gracias a la traición del infausto Zapatero, a la que se sumaron primero el PNV y luego Mariano Rajoy como actores principales, hoy tiene más poder económico y político que nunca, exaltan a los asesinos y se carcajean de nuestros muertos.

Se regaló la legalización a la bestia cuando estaba al borde de su completa derrota. Así, se dio por buena la situación creada por el cóctel de asesinatos, acosos, amenazas, secuestros y extorsiones con la que los terroristas moldearon durante décadas el País Vasco y buena parte de Navarra, echando a sangre y fuego al rival político ciudadano del espacio público. De ese modo, solo había un discurso: el separatista. Gente normal -y cobarde-, en aquel ambiente opresivo, decidió conceder, callar, adaptarse, que es más fácil para vivir: así se han esculpido los resultados electorales. Aunque también extendieron sus más de 850 asesinatos por toda España para amedrentar al Estado. Por culpa de los matones -y de un Estado débil con demasiados políticos necios- nunca ha habido democracia en estos lares; y sí un claro beneficiarios de la circunstancia: el separatismo. Era evidente que unos cuantos años de ilegalización, para que el aire de la libertad corriese y nos saneara, eran paso obligado para intentar revertir la atrocidad, borrar la huella social de la bota liberticida.

Pero la referida indignidad de ZP y Rajoy en compañía del PNV, -¿recuerdan el “Mariano, no me fío de ti” de San Gil?- decidieron que ¡aire!, apaño y fin de la cuestión. Se encargó del remate el político Tribunal Constitucional. Y los cuatro tiros que mataron a Jesús Ulayar fueron legitimados políticamente. ZP, Rubalcaba, Rajoy y sus palmeros y arriolistas han derrotado a la Justicia; nos han traicionado y han mangoneado casi todas las asociaciones de víctimas, de modo que no se salen del folio en los pellizcos de monja que dicen alguna vez. No doy el poder de herirme a esos nazis que pintan una barbaridad en casa. Lo que me indigna y pudre la sangre es ser derrotado en 1979 a manos de la ETA y sufrir como hemos sufrido los Ulayar Mundiñano (como tantas otras víctimas) durante décadas esperando Memoria, Dignidad y Justicia para, finalmente, comprobar que nos han amordazado y derrotado nuevamente quienes suponíamos eran los nuestros: PSOE y PP, apañando con los matarifes. ¡Pero si Egiguren acaba de llamar a los presos de la ETA “soldados” y nadie le va a echar de su partido! A su juicio, ¿sería yo un soldado si cojo una pistola y me tomo venganza? No, sería un asesino, porque aquí no ha habido una guerra.

A pesar de que el resto de las esferas de mi existencia, gracias a Dios, giran en armonía, confieso que ésta, tan importante, la vivo cansado y a veces contamina a las demás; que la vida me queda larga, desde mi infancia, desde aquellos putos años del acoso hasta esta hora amarga del cinismo. Pero juro que no me resigno. Solo soy un granito en la playa y mi vida un día se extinguirá como una raya en el agua. Pero mientras tanto, y parafraseando a Primo Levi, proclamo que hay una libertad que jamás podrán quitar a un Ulayar Mundiñano: no otorgaré mi consentimiento, aita.


Diario de Navarra, 10/09/13

La Internacional de los Hermanos Musulmanes: el poder de la fe

La Internacional de los Hermanos Musulmanes: el poder de la fe

Breve aproximación a uno de los principales actores y beneficiarios de la mal llamada “primavera árabe”: los Hermanos Musulmanes

 

Introducción

El fenómeno de las frívolamente denominadas “primaveras árabes”, impulsadas –y no poco, desde los Servicios de Información, medios de comunicación y algunos gobiernos occidentales, especialmente Estados Unidos- desde la pueril creencia en la extensión de la democracia al estilo liberal, afloró, contra el pronóstico de la inmensa mayoría de analistas, la consistencia y el poder real de una realidad viva y operativa en buena parte del mundo musulmán décadas atrás: la cofradía de los Hermanos Musulmanes (Hizb al-Ikwan al-Muslimum). Frente a la limitada y mediática capacidad de convocatoria de los jóvenes “liberales”, organizados desde las “redes sociales” de internet y telefonía móvil, emergió finalmente, conquistando el poder, esa otra  realidad más numerosa, arraigada y organizada, no por ello menos polémica, de la sociedad egipcia. En este contexto, magníficamente sintetizado por D. Luis Buceta Facorro en la cabecera de su artículo, publicado en esta revista, Primavera árabe. Verano de Islamistas, Invierno de Cristianos (Altar Mayor, Nº. 152, marzo-abril 2012), los Hermanos Musulmanes han recogido los réditos más sustanciosos de estas un tanto confusas revueltas. Pero, ¿quiénes son? ¿Qué pretenden? Para tratar de responder a estos interrogantes, nos remontaremos, sintéticamente, a los orígenes del islam.

 

Contexto histórico

El islam experimentó en sus primeros años de vida, a partir del siglo VII d.C., una espectacular expansión territorial. Y así fue, tanto merced a la predicación del profeta Mahoma, como al sable y la lanza empuñados por las tribus árabes que le siguieron. Es más, el propio Mahoma encabezó las luchas contra tribus rivales -politeístas o judías- que no aceptaban sus diversas exigencias, tanto de tipo religioso como político. Existe, de este modo, una tan discutida como evidente relación inicial entre islam y violencia que se prolonga, sin apreciarse evolución significativa alguna, a lo largo de toda su historia.

Por otra parte, y como otra notable característica propia, el islam se manifiesta muy fragmentado desde sus orígenes, careciendo de una autoridad religiosa central. De ahí la constante y sucesiva aparición de nuevos líderes y reformadores, en su seno, quienes, en muchos casos, aglutinarán otras tantas “escuelas”, pujantes incluso a día de hoy, y que marcarán el acento de sus propuestas en los aspectos del islam a su juicio más relevantes; también en los de carácter político.

Será a lo largo de su primer siglo de vida cuando se establecieron las principales ramificaciones musulmanas; vigentes todavía hoy. Igualmente, en vida de los cuatro primeros califas (Abu Bekr, Omar, Othman y Alí) se estableció el texto definitivo del Corán. También se elaboró la primera recopilación de la Sunna, o colección de hechos y dichos de Mahoma según testigos directos. De ambos, Corán y Sunna, se deduce la Sharia, o ley islámica, que regula el conjunto de actividades públicas y privadas de todo musulmán. Esos cuatro primeros fueron, además de líderes políticos y hombres de acción, autoridades espirituales; prototipo por excelencia del líder y fiel musulmán.

Con Alí, yerno del Profeta y cuarto califa, se produce la primera gran fractura en el islam; todavía hoy tan vigente como irreconciliable. Al morir asesinado Alí, sus seguidores crearon un partido, la Chía, pues consideraron que los califas Omeyas que le sucedieron carecían de legitimidad. Los chiitas, aunque respetan la Sunna, no aceptan que sea de carácter sagrado, tal y como interpretan los demás musulmanes (denominados por ello suníes). Por el contrario, los chiitas conceden mucha importancia a las enseñanzas transmitidas por los doce imanes sucesores de Alí. El duodécimo y último de tales –el Mahdi- no habría muerto, esperándose su retorno en la “hora final”; creencia que generó una esperanza mesiánica en la implantación de un “Reino de Justicia” definitivo y que impulsa en buena medida la lucha de las organizaciones militantes chiitas actuales. Dentro del chiismo existen diversas facciones, entre otras, la denominada ismaelita, encabezada por los sucesivos Aga Khan.

Por lo que respecta a los suníes, a mediados del siglo IX fueron cuatro las corrientes interpretativas que cristalizaron en otras tantas escuelas jurídicas, únicas aceptadas hoy día: la hanafí (de Abu Hanifa al-Numan, la más liberal), la malikí (de Malik Ibn Anas Ibn Shafi), la shafí (de Abú’Abd Alá Ibn Idris al-Shaffi’í, especialmente vigorosa en Egipto) y la hanbalí (originada en Bagdad de la mano de Ahmad Ibn al-Hanbal, la más rigurosa y en la que se gestará el característico y visual wahabismo saudí y demás monarquías del Golfo).

Pero, en todo caso, para la inmensa mayoría de musulmanes, a excepción de contadísimos teólogos modernizadores, muchas veces excluidos de la Umma (comunidad de los creyentes), religión, cultura, sociedad y estado forman una única realidad indisoluble que determina toda experiencia personal y social.

Siglos después, y siempre en el seno de alguna de las cuatro escuelas vigentes, nacerán diversos movimientos innovadores suníes; es el caso de la salafista (de salaf, grandes antepasados o años primeros) que promueve la renovación islámica (nahda). En su seno, a su vez, surgieron los llamados movimientos “reformistas”, que partían de la creencia de que sólo la aplicación estricta de la Sharia garantizaría el orden moral y social de la comunidad de los creyentes. Comparten, igualmente, que el islam afecta a todas las dimensiones de la vida; determinando, por tanto, política, cultura y sociedad. Desde ese presupuesto, concluyeron que la evidente decadencia histórica de las sociedades musulmanas fue consecuencia de su alejamiento del islam. Por otra parte, consideran que el islam es compatible con la tecnología y la ciencia modernas. Por último, propugnan que la restauración islámica exige la lucha -yihad- de todo musulmán, en organizaciones y cofradías, en aras de una revolución política y social. En suma, los fundadores de las sucesivas escuelas reformistas entendían que, históricamente, se había producido una profunda crisis en las sociedades musulmanas originada en una degeneración de la práctica religiosa, desintegrándose por ello el poder político, paralizándose la economía y la ciencia, y decayendo la creatividad artística. Su efecto más evidente sería la fragmentación de su expresión política: la Umma. Esta decadencia habría coincidido, en su fase más crítica, con la expansión de las potencias colonialistas europeas; que afectó traumáticamente a la mayor parte de los pueblos musulmanes. Por ello, la crítica a los regímenes coloniales se incorporó al pensamiento reformista, siendo la lucha contra el sionismo, el Estado de Israel y el neo-colonialismo su lógica continuación.

Los movimientos reformistas comparten un marcado carácter social antes que político; de modo que su principal objetivo es la formación de creyentes piadosos, estudiosos del Corán, y proselitistas por medio de la predicación y –factor especialmente importante- las obras caritativas.

Todos los reformistas -no podía ser de otro modo- propugnan un Estado islámico, es decir, gobernado por una Sharia infalible que, al tener su origen en la revelación divina, no puede ser ni desarrollada ni cambiada: sencillamente, hay que aplicarla, pues debe ser aceptada sin crítica; aunque admite interpretaciones.

De los diversos reformadores del islam, destacaremos a Yamal al-Din al-Afghaní (1839-1897). De su larga y azarosa existencia destacaremos su estancia en París, donde fundó la revista Al-orwa al-wothqa (El vínculo indisoluble), plasmando en sus 18 números los principios fundamentales del reformismo. Su principal texto fue el libro Refutación de los materialistas. Entre sus discípulos destacaría el egipcio Mohammad Abdoh, quien reformó la futura universidad cairota de Al-Azhar.

Es en este fecundo y pluralista contexto del reformismo musulmán donde debemos situar a los Hermanos Musulmanes.

Una última pincelada al respecto. A partir de las numerosas escuelas reformistas han surgido otras más extremistas, radicalizando su discurso con otros elementos doctrinarios: el islam sería víctima de una conspiración judeocristiana y de Occidente; cristianos y judíos se considerarían infieles, no pueblos del Libro; todos los que se resisten al islam, musulmanes o no, son enemigos de Dios, mereciendo castigos rigurosos, incluyendo a regímenes políticos nominalmente musulmanes. A este fenómenos tampoco han escapado los Hermanos Musulmanes.

 

Origen y naturaleza de la cofradía de los Hermanos Musulmanes

El movimiento de los Hermanos Musulmanes fue fundado en 1928 por el egipcio Hassan al-Banna (1906–1949) en la ciudad egipcia de Ismailía. Su credo se resumen en la siguiente sentencia: «Alá es nuestro objetivo, el Corán es nuestra constitución, el Profeta es nuestro líder, la lucha es nuestro camino y el martirio en nombre de Alá nuestra mayor esperanza».

A su entender, lo que determina todo su pensamiento y acción, la Umma constituiría una sola nación que debe retornar a las enseñanzas originales del islam, al objeto de recuperar su inicial grandeza. Pero, en diálogo con el entonces pujante concepto de “modernidad” y el impacto tecnológico de un Occidente más avanzado, Hassan al-Banna  insistiría, al igual que todos sus seguidores, que el islam portaría un completo repertorio de soluciones a los grandes problemas de toda época: «El islam es la solución»; tal ha sido el eslogan del partido organizado por la Hermandad en las diversas elecciones políticas desarrolladas últimamente en Egipto. De todo lo anterior se deduce que entiendan como inevitable una revolución política cuyo objetivo sería el restablecimiento del Califato, que unificaría a la Umma. Por ello no admiten la existencia, en los territorios mayoritariamente musulmanes, de regímenes ateos o impíos; de ahí su declarada hostilidad a los gobiernos del partido Baaz en Siria e Irak y, como no podía ser menos, a la misma existencia del estado judío de Israel. De este modo, en numerosas ocasiones, diversos dirigentes egipcios de la Hermandad han declarado que revocarían el tratado de paz entre Egipto e Israel; una cuestión todavía no materializada, acaso fruto de su aparente pragmatismo o de la necesidad de consolidarse a nivel interno, lo que todavía no han conseguido por completo.

Para Al-Banna, la violencia sólo se justificaría de manera defensiva. Pero sus ideas han influido en dirigentes mucho más radicales, como Aymán al-Zawahirí, fundador de Yihad Islámica egipcia, una de las matrices de Al Qaeda, y los del grupo terrorista también egipcio, Gamaa al-Islamiya.

La bandera de la Hermandad es la del color verde del islam, con la representación de dos sables cruzados, el Corán y su versículo 8:60 («¡Preparad contra ellos toda la fuerza, toda la caballería que podáis para amedrentar al enemigo de Alá y vuestro y a otros fuera de ellos, que no conocéis pero que Alá conoce! Cualquier cosa que gastéis por la causa de Alá os será devuelta, sin que seáis tratados injustamente»). Significativo, ¿no?

El 8 de diciembre de 1948, contando ya con unos dos millones de adheridos, la Hermandad fue disuelta en Egipto por primera vez, con motivo del asesinato del consejero Salim Zaki Hakmandar. Apenas 20 días después, el primer ministro Al-Nuqrashi era asesinado por un estudiante de la Hermandad. Y el 11 de febrero siguiente, el propio Hassan al-Banna, tras esperar infructuosamente a un ministro del gobierno, a efectos de intentar una negociación, mientras esperaba la llegada de un taxi fue tiroteado por dos hombres. Falleció al día siguiente.

Gamal Abdel Nasser, impulsor de una reforma republicana, laica, panarabista y socializante, tras un periodo de convivencia con la Hermandad, vuelve a ilegalizarla en 1954. El 30 de agosto de 1965 Nasser los acusó de haberse reconstituido. Su entonces líder, Sayed Qutb, fue detenido, acusado de un intento de asesinato de Nasser, de traición y de haber preparado un golpe de Estado. Juzgado por todos esos cargos, fue condenado a muerte y ejecutado el 29 de agosto de 1966. Merced a su legado escrito, junto a su trayectoria personal, Sayed Qutb se convertiría en uno de los pensadores más influyentes en el mundo musulmán.

El sucesor de Nasser, Anwar al-Sadat toleró a los Hermanos Musulmanes durante un tiempo. Fue asesinado el 6 de octubre de 1984 a manos de militares próximos a Gamaa  al-Islamiya. Hosni Mubarak, por su parte, toleró a la Hermandad durante unos años, pero de 1992 a 2004 la persiguió como grupo terrorista. No obstante, la cofradía persistió con su labor asistencial y caritativa: centros médicos, escuelas, subsidios, repartos de alimentos; llegando allí donde el corrupto e ineficaz gobierno del Partido Nacional Demócrata, en el poder desde hacía décadas, no lo hacía, lo que le generó una amplia base social en medios populares, pero también en otros sectores, como el de los abogados.

En 2003 se inició un movimiento callejero por el cambio conocido como Kifaya, promotor de una democracia más real y del desarrollo de nuevas libertades civiles.

En febrero de 2005, el presidente Hosni Mubarak anunció la reforma de la ley para la elección presidencial; de manera que en las elecciones de 2010 podrían presentarse varios candidatos, por primera vez desde 1952. Así, los candidatos de la Hermandad, a título de independientes, en las de 2005 obtuvieron un quinto de escaños del parlamento.

En 2007 se celebró un referéndum en el que se aprobó aumentar los poderes presidenciales. Y en las elecciones del 28 de noviembre de 2010, Hosni Mubarak triunfó en la primera vuelta, dejando fuera a los Hermanos Musulmanes.

Tras dos semanas de manifestaciones, cuyo foco principal y permanente fue la famosa Midan Tahrir (Plaza de la Liberación) en el centro de El Cairo, donde se congregaron a diario varios cientos de miles de manifestantes, Mubarak renunció de sus cargos el 11 de febrero de 2011. La Hermandad, al menos oficialmente, no respaldó tales movilizaciones.

En junio de 2012 tuvieron lugar primeras elecciones presidenciales tras el cese de Mubarak. Triunfó el candidato de Al-Hurriya wa al-Adala, Partido Justicia y Libertad, organizado por la Hermandad: Mohamed Morsi. Fue el primer presidente elegido democráticamente en la historia de Egipto: 13,2 millones de votos recibió Morsi; el 51,7 %. Asumió el cargo el 30 de junio de 2012.

Al igual que otros movimientos reformistas, la Hermandad se configuró desde sus orígenes como una organización muy estructurada, jerarquizada y proselitista; característica que la sigue marcando hoy día. Su principal órgano ejecutivo es la Oficina de Orientación (Maktab al-Irshad), integrada por 17 miembros.

Muhammad Badia es el máximo dirigente –el guía- de la organización de los Hermanos Musulmanes. Son 4 los vice-guías: Mahmud Azzat, Rashad al-Bayumi, Yumaa Amin Abdel Aziz y Jeirat al-Shater.

El Secretario General y portavoz es Muhammad Husein. Anteriormente lo fueron, Isam al-Arian, Mohamed Saad al-Katatni y Mohamed Mursi, que pasaron a dirigir Al-Hurriya wa al-Adala, el ya mencionado brazo político de la Hermandad.

Cuenta con un Consejo Consultivo de 109 miembros, a modo de órgano legislativo.

Disponen de diversos órganos sectoriales, como la Oficina de Asuntos Educativos, de Política, de Asuntos de los Trabajadores, etc.

Esta complejo estructura se reproduce a nivel provincial.

Las diversas secciones nacionales tratan de establecer, en mayor o menor medida, tales estructuras, gozando de autonomía en la toma de las decisiones que les competen; pero asesorándose, compartiendo experiencias y aceptando la dirección del máximo guía.

 

Polémicas y temores

Ya en el gobierno de Egipto, se están esforzando por mantener una imagen moderada, cultivada desde los años 70, cuyo modelo sería, según diversos observadores internacionales, el de Erdogan en Turquía. Ello no desmiente la sospecha de la existencia de una agenda oculta para la que la democracia fuera un medio instrumental, progresivamente vaciado de contenido; mera fachada cara al exterior. De este modo, en la actualidad, la cofradía se presenta como una organización moderada y pragmática, decíamos, especialmente frente a las propuestas de otros grupos más radicales; caso del novedoso y exitoso partido egipcio salafista Al-Nour (La Luz), el segundo en votos y escaños. No obstante, esa moderación, al menos desde la perspectiva occidental, es muy discutible. No sería la primera vez en que determinados grupos islamistas moderan sus declaraciones para ganar apoyo popular, en el ámbito interno, y respetabilidad en el internacional.

En cualquier caso, a pesar de ciertas operaciones de maquillaje democrático, como la presencia de mujeres y algún cristiano copto entre sus candidatos, los Hermanos Musulmanes mantienen un programa restrictivo y de sospecha ante las libertades civiles propias de los países occidentales; por ello las mujeres, las minorías religiosas y las libertades sociales, son tratadas con numerosas cortapisas que desmienten una sincera democratización de la Hermandad. Hay que ser, en todo caso, muy cautos y no perder de vista la consistencia de algunos cambios aparentes. Así, el multipartidismo político fue condenado inicialmente por el fundador de la cofradía, Hasan al-Banna. En la actualidad, acaso a efectos de mantener una fachada democrática que no alarme a los países occidentales, o como tacticismo para su acceso y mantenimiento en el poder, lo defienden. Aseguran, por otra parte, en coherencia con lo anterior, que defienden un sistema político democrático, republicano y parlamentario en el que el pueblo sea periódicamente consultado. Pero, realmente, ¿cuál sería su modelo? ¿Turquía? ¿Irán? Recordemos que en ambos países se celebran, con no pocas diferencias, elecciones políticas, con presencia de diversas formaciones. Y la de Turquía bien podría calificarse de “democracia islámica”, en la que los elementos islamistas prevalecen, progresivamente, sobre los democráticos; mientras que Irán sería ante todo una teocracia islamista con limitadas y muy controladas expresiones de pluralismo político, tutelada por el poderoso clero chiita. En cualquier caso, de producirse cualquier conflicto entre los ámbitos religioso y civil, siempre se impondrá el primero. Así, ni una mujer, ni un cristiano, pueden ser presidente de Egipto, ni tampoco primer ministro. Y mantienen múltiples restricciones ante las demás religiones, tolerando únicamente la judía y la cristiana, y prohibiendo expresamente cualquier otra.

En este sentido, son significativas algunas de las denuncias realizadas por Mona Makram-Ebeid, Senadora, miembro del National Council for Human Rights de Egipto y Profesora en la American University, en una entrevista concedida, en el pasado mes de marzo de 2013, a María Luisa Conte, del Centro Oasis de fomento del diálogo interreligioso promovido por el Cardenal Angelo Escola. Así define la actual situación política: «La situación en Egipto está en un punto muerto, en un impasse, entre dos fuerzas políticas opuestas que siguen ignorándose una a otra y -hasta hoy- imposibilitan el diálogo. Por una parte, está la corriente islamista, por otra, la no islamista. Esta última ha presentado algunas propuestas a la Presidencia para atenuar el enfrentamiento, así como para tratar de reducir la violencia que hay por las calles. Han pedido enmiendas a la Constitución, que no tutela todos los derechos, humanos, económicos y sociales, como cabría esperar de una nueva Constitución fruto de una revolución. Asimismo, quieren un nuevo gobierno, un gobierno de coalición entre las distintas fuerzas existentes, que pueda permanecer neutral durante las elecciones, y también destituir al Procurador General, que fue impuesto por la Presidencia y no elegido por el Tribunal Supremo. En los pasados meses ha habido reiteradas violaciones de los derechos humanos y ataques a la magistratura, una institución extremadamente respetada en Egipto y en el extranjero. Se ha contestado la violación de la libertad de expresión, la libertad de escritores y periodistas. Pero ni el partido en el Gobierno ni el Presidente han tomado en consideración todas estas reivindicaciones». Por lo que respecta a la situación de los coptos, aclara: «Los coptos están muy contrariados a causa de la modalidad de repartición de los escaños del Parlamento y la delimitación de las circunscripciones electorales. En efecto, numerosas circunscripciones han sido ideadas para impedir que los candidatos coptos obtuvieran el escaño incluso en áreas del país donde los cristianos -si no son mayoría- son un número conspicuo. El crecimiento y el poder de la tendencia islamista han aterrorizado a muchos cristianos coptos. Temen por su futuro y perciben el riesgo de que se les trate como a ciudadanos de segunda clase. Sin embargo, puedo decir que de momento no hay persecución contra ellos, a lo sumo hay discriminación».

A lo largo de su ya larga historia, especialmente en las últimas décadas, la cofradía de los Hermanos Musulmanes ha sabido combinar la flexibilidad táctica con la rigidez estratégica. No obstante, esa capacidad de maniobra ha generado no pocas suspicacias. Así, Walid Phares, profesor de Estudios de Oriente Medio, asesor en terrorismo internacional del Congreso de Estados Unidos y autor, entre otros, de La Revolución Inminente (2010), a la pregunta de Miguel Ángel Benedicto, por la que le planteaba si los Hermanos Musulmanes tendrían una “agenda oculta”, en una entrevista publicada en Atenea digital el 12 de febrero de 2011 (http://www.revistatenea.es/revistaatenea/revista/articulos/GestionNoticias_3971_ESP.asp), respondió: «La simulación y el engaño es parte de su ideología. Claro que esconden parte de su agenda». Por otra parte, en idéntico foro, como argumento avalista de su contundente posicionamiento, desmitificaba las presuntas bondades del calificado como moderado Erdogan, acaso modelo político de la Hermandad, al afirmar que «El partido de Erdogan en 2002 era neutral pero ha ido dando pequeños pasos, poco a poco, hacia la islamización de la sociedad sin respetar el laicismo, la libertad de expresión o la Constitución secular. No es de extrañar que sea un modelo a seguir para los Hermanos Musulmanes. En política exterior, Erdogan apoyó a Ahmadineyah tras la revolución verde y dijo que el tribunal de la Haya no tenía derecho a juzgar al sudanés Al Bechir cuando le acusaban de genocidio». Un juicio, en esencia, coincidente con el de, entre otros muchos, Mohamad Tohima, director del diario egipcio Al Hourriya, al sintetizar críticamente su visión sobre la organización en el mismo título de su artículo publicado en el periódico libanés Al Akhabar el 1 de octubre de 2011: «Los Hermanos Musulmanes, maestros en el arte del camuflaje y la contorsión».

Diversos autores especializados, caso de Tarek Osman Tarek Osman (escritor y analista egipcio; autor de Egipto al borde del abismo, Yale University Press, 2010), aseguran, por otra parte, la existencia de diversas corrientes en su seno, lo que podría generar graves tensiones internas, poniendo en riesgo incluso su propia unidad en el futuro. Tal vez por ello, la Hermandad se podría conceptuar más de Escuela de Pensamiento, que como corriente política.

Transcurridas más de 8 décadas desde su fundación, ¿cuál es su influencia más allá de la alcanzada en su solar natal? Para conocerla, nos aproximaremos, muy brevemente, a su realidad en diversos países.

 

La primera gran victoria de los Hermanos Musulmanes: Gaza

El principal movimiento islamista palestino, Hamás -(acrónimo en árabe de Movimiento para la Resistencia Islámica)-, fue fundado en Gaza el 14 de diciembre de 1987, al poco del estallido de la Primera Intifada, de la iniciativa de estudiantes palestinos que habían conocido a los Hermanos Musulmanes durante su estancia en Egipto. Con la Segunda Intifada (septiembre de 2000), Hamás se convierte en el mayor enemigo de Israel, pues las Brigadas Ezzedine al-Qassam, su brazo armado, perpetraron la mayor parte de los atentados suicidas sufridos por el Estado judío. El 25 de enero de 2006, Hamás dará el campanazo electoral. Haciendo de la limpieza y honradez su principal baza frente a la manifiesta corrupción de Al Fatah y la incapacidad del resto de pequeñas organizaciones “laicas” (FPLP, FDLP, Partido del Pueblo Palestino), triunfó en las legislativas. Una vez en el poder en Gaza, consolidó un régimen progresivamente restrictivo, limitando en extremo la actividad de las organizaciones rivales, implantando la Sharia en todos los ámbitos y lanzando ataques, especialmente mediante cohetes, contra su odiado vecino Israel, lo que ha provocado duras respuestas militares judías, tales como la Operación Plomo Fundido de 2009.

Las organizaciones Human Rights Watch y Amnistía Internacional han denunciado en reiteradas ocasiones a Hamás por graves violaciones de las leyes humanitarias e incluso de crímenes contra la humanidad.

Hamás también cuenta con potentes organizaciones en Cisjordania y en los campamentos de refugiados palestinos en Líbano y Jordania

 

Su discutida relevancia en la guerra civil siria

Los Hermanos Musulmanes de Siria nacen como tales en 1945, siendo su primer líder Mustafa al-Siba’i. Desde la base de varias cofradías afines precedentes, arraigaron en el país, beneficiándose de diversos periodos de legalidad, participando incluso en el gobierno. Pero, ante todo, han sufrido, y muy duramente, largos ciclos de clandestinidad y represión, conforme los complejos vaivenes de la política interna siria. En 1963 el partido Baaz (“Renacimiento”, de ideología socialista, laico, panárabe, cofundado entre otros por el cristiano Michel Aflaq), alcanzó el poder, imponiéndose definitivamente Hafez al-Asad; padre del actual mandatario Bashar al-Asad. Ya en la clandestinidad, sufrieron diversas fracturas internas. Una de ellas optó por las acciones terroristas, perpetrando una matanza colectiva de cadetes alauíes (pertenecientes a la minoría religiosa de origen chiita dirigente del país) de la Escuela de Artillería de Alepo en 1979. Ello inició una escalada en la represión de la Hermandad y otras fuerzas opositoras, lo que dio lugar a que el 7 de julio de 1980 se decretara la ley Nº 49, por la que se que condenaba a la pena capital a todo perteneciente a los Hermanos Musulmanes. El clímax en la represión se alcanzó entre el 2 y el 28 de febrero de 1982, cuando la ciudad de Hama fue tomada a sangre y fuego por unidades especiales del ejército, pereciendo varios miles de habitantes de la ciudad: oscilando el número de víctimas civiles, según las fuentes, de 10.000 a 40.000.

En el actual contexto, de una terrorífica guerra civil siria que ha entrado ya en su tercer año, los Hermanos Musulmanes, muchos de ellos en el exilio, participan en el Consejo Nacional Sirio, sumando hasta una cuarta parte de sus integrantes. Así, 7 de los 41 miembros de su Secretaría General estarían vinculados a la Hermandad. Entre los proyectos de los Hermanos Musulmanes para Siria, cuyos líderes en la actualidad son Muhammad Riyad Shaqfa y Ali Sadr al-Din al-Bayanouni, destaca su reorganización nacional en el interior y la creación de un partido político islámico de base social más amplia que la propia de la Hermandad; siguiendo el modelo egipcio.

No obstante, por lo que se refiere al decisivo “frente armado” la situación es muy compleja, siendo decisivos en su desarrollo los respectivos apoyos internacionales, según veremos, prestados a las diversas milicias en acción. Destacan el denominado Ejército Sirio Libre (ESL), el yihadista Frente al-Nusra (acusado de terrorista desde diversas organizaciones humanitarias internacionales, y que capitaliza la mayoría de jóvenes combatientes sirios de motivación religiosa-islámica y a muyahidines procedentes de otros países musulmanes), y otras formaciones menores.

Scarlett Haddad proporciona numerosas y contrastadas claves, para entender la enmarañada situación actual, en su artículo La complejidad y las diferencias dentro del islamismo, publicado el pasado 29 de marzo en L’Orient - Le Jour, diario beirutí en lengua francesa, además del texto Las divisiones de la oposición siria, fruto de la rivalidad entre Doha y Riad, en el mismo medio, el día anterior.

Parten de unas fuentes muy relevantes: el informe de las reuniones celebradas entre uno de los emires saudíes más relevantes, el responsable alemán de los servicios de seguridad (BND), y el ministro alemán de Defensa, en el marco del Congreso Internacional de la Seguridad celebrado en febrero en Múnich. El objetivo del alto dignatario saudí sería convencer a la contraparte de la necesidad de acelerar el fin del régimen de Bashar al-Asad, armando a los grupos islamistas.

El emir afirmó que la recién creada Coalición Nacional para las Fuerzas de la Oposición y la Revolución Siria (CNFORS) liderada por Doha Moaz al-Jatib, que aglutina a toda la oposición, incluido el antes mencionado Consejo Nacional Sirio, carecería de base popular, habiendo sido creada para «servir como escudo diplomático sin poder real sobre los acontecimientos sobre el terreno»; siendo Qatar su “padrino”. A su juicio, sobre el terreno, los grupos armados más potentes serían los yihadistas salafistas.

En relación a los Hermanos Musulmanes, reconoció su creciente protagonismo internacional, si bien sobre el terreno carecerían de bases sólidas. Por otra parte, habría manifestado cierta desconfianza con la Hermandad, por haber “confiscado”, a su juicio, las recientes revueltas árabes. Manifestó, igualmente, su temor en una estrategia conjunta entre la Hermandad e Irán, únicamente divergente por lo que respecta a la agenda siria; compartiendo un proyecto de destrucción de las monarquías del Golfo y su unidad frente a Occidente en general, e Israel en particular.

Estas manifestaciones, nada inocentes, confirmarían la importancia de los movimientos internacionales en apoyo de los diversos interlocutores que liderarían Siria, una vez derrocado el Baaz.

Los analistas libaneses, en resumen, entienden que el eje Qatar-Turquía apoyaría a los Hermanos Musulmanes; también en el plano armamentístico, a través de la frontera turca.

El eje Arabia Saudita-Estados Unidos estaría armando a los grupos militares disidentes y desertores que originaron el ESL, desde la frontera jordana.

Por último, los yihadistas salafistas del Frente al-Nusra se financiarían por medio de organizaciones no gubernamentales de corte islamista radical; algunas de ellas, radicadas en los países del Golfo.

En cualquier caso, el peso de los Hermanos Musulmanes en las organizaciones “civiles” de la oposición, y su incipiente presencia en el plano “militar”, además de su consolidación internacional, son factores que auguran un papel relevante en el futuro de Siria.

 

Jordania, ¿próxima floración de la “primavera árabe”?

En Jordania, la presencia pública, parlamentaria e institucional, de los Hermanos Musulmanes, ha sido muy acusada, principalmente de la mano de su partido político, el Frente de Acción Islámica, fundado en 1991. Representado en el parlamento nacional con un 10% de escaños electos durante varios quinquenios, boicoteó las últimas elecciones celebradas el pasado 23 de enero de 2013. Así, uno de sus líderes, Hamam Said, el anterior día 18, con motivo de la oración multitudinaria del viernes, acusó a la monarquía jordana de corrupción, afirmando que «el pueblo se está preparando para gobernarse a sí mismo».

Liderados por Hamza Mansour, vienen exigiendo, desde entonces, la derogación de la última ley electoral, del nuevo gobierno, y la celebración de nuevas elecciones, por considerar que dicha legislación impide la representación real de las fuerzas políticas y religiosas jordanas. Parece plausible que el rey Abdullah, con su intención de prohibir los partidos religiosos, pretendiera, en última instancia, acabar con la enorme influencia de los Hermanos Musulmanes en Jordania.

Por otra parte, el Frente de Acción Islámica está estructurando una alianza opositora al actual estado de cosas, incorporando grupos de izquierdas y panarabistas, con la intención de crear un Comité por la Coordinación de Partidos de la Oposición. Su objetivo sería luchar contra la corrupción, el alza de los precios, los recortes presupuestarios, etc., además de diversas reformas políticas.

En este contexto, la monarquía jordana atravesaría una situación muy delicada -equiparable, de radicalizarse, a los movimientos que originaron las “primaveras árabes”- de no controlar y diluir, progresivamente, las movilizaciones callejeras que con excusas diversas vienen organizando esos grupos opositores liderados por esta expresión política de los Hermanos Musulmanes.

Mencionemos, por último, y por lo que respecta a Jordania, un dato ciertamente relevante. Fue un antiguo militante jordano de la Hermandad, Abdullah Azzam, quien fundó la llamada Oficina Afgana de Servicios (MAK), antecedente inmediato de Al Qaeda. Con anterioridad, había sido profesor de estudios islámicos en la Universidad saudí Rey Abdulaziz, al igual que Mohamed Qutb, hermano del segundo gran dirigente de los Hermanos Musulmanes. Y ambos fueron profesores de un entonces desconocido estudiante de ciencias económicas y de gestión: un tal Osama Bin Laden.

 

La Hermandad en otros países musulmanes

Sin ánimo de exhaustividad, veamos, muy brevemente, la incidencia de la Hermandad en otros países confesionalmente musulmanes.

En Irak, el Partido Islámico Iraquí es uno de los más importantes entre la minoría suní del país, liderado por Tareq al-Hachemi. Por lo que se refiere al norte kurdo, la Unión Islámica del Kurdistán, también vinculada a los Hermanos Musulmanes, mantiene una mínima presencia en el parlamento kurdo; frente a las mayoritarias fuerzas laicas.

En Sudán, varias organizaciones encarnaron el espíritu de la Hermandad en los años 60 del pasado siglo, uniéndose bajo el la dirección de Hasan al-Turabi, quien lideraría el Frente Islámico Nacional; una de las organizaciones políticas más potentes del país durante varias décadas. Al-Turabi fue parlamentario y ministro de Omar Hasan Ahmad al-Bashir, primer Jefe de Estado acusado de diversos cargos por la Corte Internacional Criminal; pero habiendo perdido su favor, también ha sufrido varios periodos en prisión.

La Hermandad se encuentra presente en Turquía, polémico candidato a la Unión Europea, donde cuenta con una extensa y consolidada organización que mantiene ciertas relaciones con el primer ministro, el islamista “moderado” Recep Tayyip Erdogan, en el gobierno de la mano de su Partido por la Justicia y el Desarrollo (PJD).

Jamaa Islamiya es el partido político impulsado por los Hermanos Musulmanes libaneses. En la guerra civil contaron con milicias propias en Trípoli, Beirut y Sidón. Su secretario general es Faysal Mawlawi. Cuentan con un único representante en el parlamento nacional, en el seno de la coalición anti-siria 14 de Marzo. Pero aspiran a aumentar su representación en las próximas elecciones legislativas, en el contexto de la recomposición de las fuerzas políticas suníes; especialmente sensibles ante el reforzamiento de las posiciones salafistas que cuestionan el rostro “moderno” impreso por el clan Hariri, en su calidad de dirigente, a la Corriente Futuro, la principal fuerza -suní- de la citada coalición.

La Congregación Yemení por la Reforma, conocida como Al-Islah, es uno de los principales partidos políticos de Yemen. Además de diferentes facciones tribales, lo integran la sección yemení de la Hermandad, junto a un sector salafista.

Los Hermanos Musulmanes también se encuentran presentes en las seis monarquías del Golfo (Arabia Saudita, Bahrein, Emiratos Árabes Unidos, Omán, Qatar y Kuwait). Y, en ocasiones, dialécticamente. Así, el jefe de policía de Dubai, Dhahi Khalfane, acusó a la Hermandad, el pasado mes de marzo de 2012, de organizar un complot contra las familias reinantes para vaciarles de su poder. En Kuwait, los islamistas vinculados a la Hermandad, el Movimiento Constitucional Islámico, suman 28 de los 50 escaños del parlamento nacional. En Bahrein, Al Eslah es la expresión local de la Hermandad, que cuenta con representación política en el parlamento nacional, por medio de su partido Al Menbar National Islamic Society, y ciertos vínculos personales con la familia real. En Emiratos Árabes Unidos, unos 50 activistas de Al-Islah, organización asociada ideológicamente a los Hermanos Musulmanes, fueron detenidos entre julio y agosto de 2012; destacando dos célebres abogados especializados en derechos humanos, Mohammed al-Mansoori y Mohammed al-Roken, bajo la acusación de planear atentar contra la seguridad del Estado y de mantener vínculo con organizaciones internacionales.

En Argelia, tras los convulsos y dramáticos años de guerra civil, que ensangrentó el país entre 1991 y 2002, al partido Movimiento por la Sociedad y la Paz, Haraka lil-Muytami´ wa as-Salam, presentado como islamista moderado, se le califica como la expresión política de la Hermandad, presente en el país desde 1962. No en vano, en los orígenes de ambas organizaciones encontramos a una misma personalidad: Mahfoud Nahnah.

Túnez fue paradigma de las “primaveras árabes”: la renombrada “revolución de los jazmines”. No obstante, su situación actual es de un auténtico caos de imprevisibles consecuencias. Hizb Al-Nahda, Partido del Renacimiento, es la principal formación islamista actual y, en su día, la más votada. Está presidida por Rachid Ghanuchi, quien fue captado por los Hermanos Musulmanes durante sus estudios en El Cairo. Afirma sentirse próximo al Partido de la Justicia y el Desarrollo, de Erdogan, e inspirado por autores como Hassan al-Banna y Sayed Qutb.

En Libia, los Hermanos Musulmanes fueron duramente reprimidos por el régimen de Muammar al-Gaddafi. El actual portavoz  de la Hermandad es Mohamed Gaair, quien impulsó la creación de un partido islamista moderado, liderado por su correligionario Mohamed Sowan: el Partido de la Justicia y la Reconstrucción. En las elecciones de julio de 2012 obtuvieron 17 de los 120 escaños de la nueva Asamblea Nacional. Dada la inestable situación política que sufre el país, con reductos gadafistas activos, ocasionales enfrentamientos armados, el secesionismo de algunos de sus territorios, y la prevalencia de la política de clanes, los Hermanos Musulmanes, dada la unicidad de su doctrina y experiencia, están llamados a desempeñar un importante papel en el futuro.

En Mauritania, los Hermanos Musulmanes fundaron el National Rally for Reform and Development, conocido como Tewassoul, partido liderado por  Mohamed Jemil Ould Mansour. Disponen de 4 de los 95 escaños del parlamento nacional.

En la dividida, anárquica y descompuesta Somalia, una organización local está adherida a los Hermanos Musulmanes: Harakat Al-Islah. Dada la dispersión y multiplicidad de las organizaciones musulmanas, es difícil apreciar su incidencia real. Su portavoz es Al-Abdullah Ali Hiali.

 

El peculiar caso de Marruecos

Dada la proximidad e importancia geoestratégica de nuestro “vecino del sur”, y la existencia en España de al menos 780.000 inmigrantes procedentes de Marruecos, procede buscar en el islam marroquí la huella de los Hermanos Musulmanes.

Es evidente que, por la concurrencia de diversos factores internos y externos, la sociedad marroquí viene sufriendo, desde hace algunas décadas, un fenómeno de reislamización.

En Marruecos ha predominado históricamente el islam suní, concretamente el derivado de la escuela jurídica malikí. De base muy popular, incluso contaminada por expresiones supersticiosas, generó en su seno poderosas y arraigadas cofradías sufís, algunas muy comprometidas en la lucha anticolonial.

El islam marroquí actual presenta un panorama poliédrico: el papel religioso del monarca y de la Administración, partidos políticos islamistas, una pléyade de asociaciones socio-religiosas de variados orígenes, un movimiento socio-espiritual original y autóctono, cierta pervivencia del sufismo, y una enmarañada constelación terrorista ocasionalmente activa.

Hoy día, sigue siendo una monarquía autocrática, de ropajes democráticos, coronada en la persona de Mohamed VI, en la que el denominado mazjen -o conjunto de poderes fácticos reales que dirige el país- es inseparable del monarca; quien retiene, no sin réplica, un relevante rol religioso en su condición de Comendador de los Creyentes, Emir al-Muminin.

El poderoso movimiento socio-espiritual Al Adl Wal Ihssane (traducido como Justicia y Espiritualidad) fue fundado en 1987 por Abdessalam Yassine; permaneciendo encarcelado o en arresto domiciliario durante tres décadas. Falleció en 2012. Aunque es un fenómeno autóctono, rechaza el sufismo y muchas de las prácticas populares. Su hija, Nadia Yassine, es el rostro amable del movimiento, concediendo entrevistas a medios de comunicación de todo el mundo en las que expone sus objetivos: islamización, modernización, justicia social, eliminación del papel religioso del monarca, etc. Aunque ilegal, disfruta de bastante tolerancia. No se trata de un movimiento propiamente político. Su objetivo de islamización de la sociedad lo persigue mediante su presencia en mezquitas, dispensarios, obras caritativas, asociaciones universitarias, etc.

En 1982, Azzedine El Araqui, ministro del gobernante Istiqlal (Partido de la Independencia, nacionalista conservador), eliminó buena parte de la enseñanza de Filosofía en sus diversos niveles académicos, a la vez que introdujo numerosos Departamentos de Estudios Islámicos en su lugar. Careciendo de profesorado competente, se contrataron docentes procedentes de Arabia Saudita (formados en el wahabismo) y de Egipto (en línea con los Hermanos Musulmanes). De este modo el gobierno perseguía otro objetivo: dividir al creciente islamismo que cuestionaba a la propia monarquía. Así, hoy encontramos en el país a potentes organizaciones wahabitas, como Dour Al Quran (Casa del Corán) y la Asociación para la Predicación del Corán y la Sunna.

El antecedente más relevante del actual islamismo político lo encontramos en una pequeña formación fundada en 1969, entre otros, por Abdelkrim Mouti y Abdelilah Benkirán: Chabiba Islamiya (Juventud Islámica), cuya principal finalidad era la de contrarrestar a la extrema izquierda, muy activa por entonces en Marruecos. Imitó el modelo organizativo de los Hermanos Musulmanes, inspirándose en su ideología. Se fragmentó posteriormente en varios grupos, alguno de los cuales practicó el terrorismo. Los más moderados confluyeron en 1998 con otras formaciones en el emergente Partido de la Justicia y el Desarrollo (PJD), fundado, entre otros, por un antiguo hombre del régimen, Adbelkrim El Khatib.

Durante más de dos décadas, el PJD acató el orden establecido, defendiendo incluso la marroquinidad del Sáhara, moderando sus reivindicaciones islamizantes, y aceptando la condición religiosa del monarca.

El PJD ganó las elecciones legislativas de noviembre de 2011 alcanzando 107 escaños. Mohamed VI nombró Jefe del Gobierno al mencionado Abdelilah Benkirán, conforme la nueva constitución, el 26 de noviembre de 2011.

De la fragmentada y confusa escena del “salafismo combatiente” -los diversos grupos terroristas del país- mencionaremos a Asserate Al-Moustakine (El Camino Recto), que perpetró hacia el año 2002 dos decenas de asesinatos hasta su desarticulación policial. Se inspiraría en la escuela takfir, a la que nos referiremos más adelante. Empero, acaso el más conocido sea el Grupo Islámico Combatiente Marroquí (GICM), supuestamente implicado en los atentados de Casablanca de 2003 y del 11-M de 2004 en Madrid. No está del todo aclarada su génesis. Para unos es fruto de la experiencia yihadista de los marroquíes que combatieron en Afganistán. Para otros es un producto de la escuela tafkir.

Hemos detectado, pues, la huella de los Hermanos Musulmanes en dos planos distintos: en la enseñanza estatal del islam, y en los orígenes del primer grupo islamista marroquí, algunos de cuyos miembros son destacados dirigentes del actualmente gobernante PJD. No obstante, dada la omnipresencia de los servicios estatales de seguridad, las múltiples implicaciones y complicidades del majzén, y la evolución personal de sus protagonistas, más puede afirmarse la influencia de la Hermandad a título personal, entre algunos círculos dirigentes, clérigos y docentes musulmanes, que como la realidad orgánica, estructurada y jerarquizada que presenta en Egipto y otras naciones.

 

Corrientes internas, escisiones, derivaciones

Debemos mencionar otra circunstancia que enmaraña la situación y naturaleza de la Hermandad en su influjo real; tanto en sus países de origen, como en la emigración. Nos referimos al fenómeno de las derivaciones, corrientes internas y escisiones que se han venido generando a lo largo de su historia y que en no pocos casos mantienen estrechas relaciones con los dirigentes de la Hermandad. Habiendo mencionado dos organizaciones en cierto modo nacidos a su calor, aunque pronto muy alejadas de la misma, la Yihad Islámica egipcia y Gamaa al-Islamiya, del mismo país, mencionemos dos ejemplos, ilustrativos ambos de la cuestión que ahora abordamos, pero no obstante muy distintos.

Así, la pionera Asociación Musulmana de España, de la que en su momento hablaremos, es asociada a la denominada Vanguardia Islámica. Issam al-Attar fue su fundador y máximo dirigente. Nacido en Siria en 1927, sucedió al primer guía supremo de la Hermandad siria en 1961, Mustafa al-Siba’i. Emigrado a Alemania en 1970, sería relevado en 1980. Organizó su propio grupo, la Vanguardia Islámica, con sede en la ciudad alemana de Aquisgrán, que al entender de algunos especialistas es una corriente interna de los Hermanos Musulmanes y que, para otros, aunque manteniendo estrechos contactos con la “cofradía madre”, actúa con un alto nivel de autonomía.

Veamos un caso muy distinto al anterior. De los Hermanos Musulmanes nació una escuela radical, hacia 1975, de la mano del ingeniero egipcio Choukri Ahmed Mustapha, intransigente discípulo de Sayed Qutb, segundo líder histórico de la Hermandad: nos referimos a Takfir wal Hijra (Excomunión -o Anatema- y Exilio). Esta organización propone abandonar la actual sociedad impía -ningún régimen, ni siquiera confesionalmente musulmán, sería aceptable según su criterio- y sustituirla por el modelo practicado hace 10 siglos por los salaf. En consecuencia, sus miembros no se integran en la función pública, eluden el servicio militar y la enseñanza pública. Tampoco participan, en general, salvo casos de infiltración al objeto de pasar desapercibidos o con fines proselitistas, en las mezquitas oficiales; por lo que acuden a otras clandestinas en grupos de una docena como máximo de miembros, dirigidos por un emir. Se extendió por el norte de África y entre las comunidades musulmanas de Europa; siempre, en mayor o menor medida, de manera clandestina.

Según diversas fuentes, militantes de Takfir wal Hijra se encuentra en la génesis de, al menos, dos grupos terroristas marroquíes: los mencionados Asserate Al-Moustakine y el Grupo Islámico Combatiente Marroquí, vinculado en alguna manera a Al Qaeda por la Resolución 1267 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, de octubre de 1999. Así, Richard Labévière, redactor jefe de Radio France International, afirmó en su obra La trastienda del terror (Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores, Barcelona, 2004), que la mayoría de implicados en los atentados del 11-M participaban del credo tafkir.

Por su parte, el periodista José María Irujo publicó en El País, 19 de diciembre de 2005, un extenso y pionero reportaje en torno a la naturaleza y presencia en España del grupo Takfir wal Hijra. Así, ya habrían abierto entonces 6 nuevas mezquitas (4 en Barcelona y 2 en Valencia). Coincidiría, con Richard Labévière, en su convicción de que la mayor parte de los autores de los atentados del 11-M compartían ese credo. Irujo afirmaba, igualmente, que informes de los servicios secretos franceses a los que había tenido acceso, definirían al grupo como «núcleo logístico de la mayoría de los grupos terroristas islamistas que actúan en Europa».

 

Los Hermanos Musulmanes en Europa

La Hermandad cuenta con ramificaciones, de mayor o menor incidencia, en casi todo el mundo musulmán, según hemos visto. Y también se ha servido, en su incansable expansión, de la emigración a Occidente. Dada la ubicación de nuestra patria en Europa, veamos algunos datos relacionados con la presencia de la Hermandad en este continente.

Empezaremos con el caso bosnio, muy particular y anterior al fenómeno de la emigración a Europa de los “hermanos” a lo largo de la segunda mitad del siglo XX. En los años 30 del mismo, cientos de jóvenes musulmanes bosnios se trasladaron a Egipto para realizar sus estudios universitarios. Muchos regresaron teñidos de las ideas de los Hermanos Musulmanes, dando lugar a la organización Jóvenes Musulmanes, cuyo influjo sobrevivió a la ocupación alemana y al comunismo de Tito; catapultando finalmente al poder a uno de sus militantes más veteranos: Alia Izetbegovic, quien fue el primer presidente de la República de Bosnia-Herzegovina, entre 1990 y 2000, de la mano de su Partido de Acción Democrática.

Numerosos miembros de la cofradía, sirios y egipcios especialmente, emigraron a Europa a partir de los años sesenta, organizando poco a poco una red de mezquitas, diversos centros y organizaciones islámicas, tanto nacionales, como internacionales y sectoriales (de juventud, por ejemplo). Fue el caso, particularmente significativo y que por ello describimos, de Said Ramadán, secretario personal del fundador Hassan al-Banna. Tras pasar por Ginebra, se estableció en la República Federal Alemana, donde fundó una de las más importantes organizaciones musulmanas, Islamische Gemeinschaft Deutschland (Sociedad Islámica de Alemania), que presidió hasta 1968. Cofundaría, por otra parte, la Muslim World League (Liga Musulmana Mundial), organización internacional apoyada por Arabia Saudita. Fundó, igualmente, el Centro Islámico de Ginebra, dirigido por su hijo Hanii, y destacando en su entorno Tariq Ramadán, también hijo de Said, a quien luego dedicaremos unos párrafos.

En Italia, la Unione delle Comunita’ ed Organizzazioni Islamiche in Italia (Unión de las Comunidades y Organizaciones Islámicas de Italia) es el principal interlocutor con los sucesivos gobiernos respecto a las cuestiones de su interés. Si bien en su nacimiento se integran diversos componentes, destacaron Nour Dachan, su primer presidente, procedente de la Hermandad siria, y Ali Abu Shwaima, secretario general, uno de los líderes de la Hermandad palestina. Aunque les han relevado nuevos dirigentes, los medios de comunicación y las organizaciones especializadas en temas islámicos siguen asociando a esta Federación de manera muy directa con la Hermandad.

Diversas organizaciones juveniles musulmanas inspiradas por la Hermandad, de Suecia, Francia e Inglaterra, en 1996 se integraron con la Federación de Organizaciones Islámicas de Europa (en la que participan también dirigentes y entidades vinculadas al wahabismo de Arabia Saudí) y la World Assembly of Muslim Youth, creando una plataforma juvenil islámica de ámbito europeo. También en 1996, delegados de once países formalizaron en Leicestery el Forum of European Muslim Youth and Student Organization, FEMYSO (Foro de la Juventud Musulmana Europea y de las Organizaciones Estudiantiles), radicada en Bruselas, agrupando casi una cincuentena de organizaciones nacionales e internacionales, convirtiéndose de hecho en el principal interlocutor de los intereses de sus asociados con el Parlamento Europeo, el Consejo de Europa, Naciones Unidas y diversos foros y ONG`s internacionales.

La Unión de Organizaciones Islámicas de Francia es la más potente federación musulmana radicada en el país vecino. La ensayista y polemista Fiammetta Venner, especialista en integrismos religiosos y partidos políticos extremistas, llegó a acusar a Nicolás Sarkozy de reforzar su presencia en el seno del Consejo Francés del Culto Musulmán; cuyas elecciones internas boicoteó en 2011. Por otra parte, imputa a esa federación posiciones extremistas, originadas en su dependencia de los Hermanos Musulmanes.

Directamente vinculado a la ya mencionada Federación de Organizaciones Islámicas de Europa, se constituyó el denominado Consejo Europeo para la Fatwa y la Investigación. Una entidad privada integrada por alfaquíes y muftíes con el objetivo de emitir y unificar resoluciones jurídicas relevantes en materia del omnicomprensivo derecho islámico.

Debemos destacar, también, Bank al-Taqwa, un poderoso conglomerado calificado como el “Banco de los Hermanos Musulmanes”. Cofundado en 1988 por Youssef Nada, destacado militante egipcio de la Hermandad, ha sufrido múltiples y complejas vicisitudes legales a causa de presuntas implicaciones con la financiación del terrorismo islamista internacional.

A pesar del panorama descrito, diversos especialistas evalúan su número conjunto real, en toda Europa, en unos pocos miles de miembros; pero su activismo, proselitismo y muy estructurada organización, les proporcionarían una enorme relevancia e influencia en el conjunto de las entidades mencionadas y en otras ramificaciones menores radicadas en el resto del continente.

 

¿Y España?

¿Qué puede afirmarse con seguridad sobre la realidad de los Hermanos Musulmanes en España? El islam radicado en nuestra patria, integrado en su inmensa mayoría por emigrantes de diversas nacionalidades, especialmente la marroquí, está institucionalizado por medio de la Comisión Islámica de España (CIE), su órgano de representación e interlocución con el Estado español, que integra más de 800 comunidades musulmanas de las 1200 que actualmente se calcula existen. Dos grandes federaciones la integran, manteniendo numerosos enfrentamientos e impidiendo el ingreso en la CIE de otras nuevas. Un centenar de las integradas en la CIE forman la Federación Española de Entidades Religiosas Islámicas (FEERI). Pero el más numeroso es la integrada por la Unión de Comunidades Islámicas de España (UCIDE), en torno a 700 comunidades, dirigida muchos años por Riay Tatary Bakry, médico español de origen sirio, nacido en Damasco, pionero que fundara ya en 1971 la Asociación Musulmana de España, entidad que a juicio de diversos especialistas, como Juan José Escobar Stemmann (Activismo Islámico en España, revista Política Exterior, nº 124, Julio-Agosto de 2008) agrupa a los adeptos en España de los Hermanos Musulmanes. Se distribuyen por Madrid, Valencia y Andalucía. La mezquita Abu  Bakr (en el Distrito de Tetuán), la de Estrecho (también en Madrid), el Centro musulmán de Alcalá de Henares, la mezquita de la Comunidad Islámica de Valencia, el Centro Islámico de Granada, y la asociación Al Manar de Ceuta, serían algunas de las entidades más potentes de la Hermandad en España.

Otros especialistas han asociado a la Hermandad con algunas redes radicadas o extendidas a España de apoyo a grupos terroristas islamistas, o con activistas que en su momento mantuvieron algún vínculo con la Hermandad; antes o durante su permanencia en España. Así lo recogen, con profusión de datos, José María Blanco Navarro y Óscar Pérez Ventura, en su Documento Marco elaborado para el Instituto Español de Estudios Estratégicos, titulado Movimientos Islámicos en España (http://www.ieee.es/Galerias/fichero/docs_marco/2012/DIEEEM01-2012_MovimientosIslamistasenEspana.docx.pdf).

Debemos destacar, en cualquier caso, la compleja determinación de la naturaleza exacta, composición y relaciones de poder existentes en el seno de las numerosas y cambiantes comunidades musulmanas de Europa; también en las españolas. Además de las dificultades idiomáticas, se suman el hermetismo propio de los estrechos vínculos nacionales y étnicos de los integrantes de muchas de ellas, así como las matizadísimas polémicas político-teológicas que se suceden y las rivalidades de carácter personal o de clan.

Todo ello configura una compleja constelación humana, de grupos religiosos y socio-políticos vinculados a redes de muy diversa naturaleza, de base étnica incluso, de sinuosos e intrincados perfiles, a la que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, los Servicios de Inteligencia, y los Jueces, deberán seguir de cerca, en todo caso, a causa de posibles derivas, de tipo terrorista incluso.

 

Algunas figuras relevantes de los Hermanos Musulmanes

Como expresión de la lenta, callada y creciente influencia mundial de este movimiento, en ámbitos muy dispares, reseñaremos, a modo de pincelada, las pequeñas biografías de dos personalidades de gran relevancia.

Tawakkul Karman nació el 7 de febrero de 1979 en Mejlaf, localidad de la provincia de Taez, en el sur de Yemen. Es hija de Abd al-Salam Khalid Karman, líder histórico de los Hermanos Musulmanes en este país, quien llegó a ser ministro del gobierno yemení. Diplomada en Ciencias Políticas por la Universidad de Saná y periodista. Es miembro del Consejo de la Shura (como un comité central) de La Congregación Yemení por la Reforma, Al-Islah. En 2005 funda el grupo “Mujeres sin cadenas”, en defensa de los derechos de la mujer yemení. Como reconocimiento a su labor, esta islamista obtuvo un viernes 7 de octubre del 2011, el Premio Nobel de la Paz, junto a las liberianas Leymah Roberta Gbowee y Ellen Johnson Sirleaf «por su batalla no violenta a favor de la seguridad de las mujeres y de su pleno derecho en la plena participación de la obra de construcción de la paz». ¿Una “hermana” políticamente correcta?

Tariq Said Ramadán nació en agosto de 1962 en Ginebra, Suiza. Su madre, Wafa al-Banna, era la hija primogénita de Hassan al-Banna, fundador de los Hermanos Musulmanes en Egipto. De su padre, Said Ramadán, y discípulo de al-Banna, ya hemos hablado al tratar de la presencia de los Hermanos Musulmanes en Europa. Estudió filosofía y literatura francesa. Inicialmente implicado en diversas causas humanitarias, el “affaire Salman Rushdie” y las polémicas en torno al velo de las estudiantes musulmanas en los institutos franceses le empujaron a estudiar árabe e islam en la Universidad al-Azhar de El Cairo.

Prolífico articulista, orador en numerosos foros, ha desempeñado diversos puestos consultivos en diversas administraciones y docentes en universidades.

Su principal libro sea acaso To Be a European Muslim (1999), de ahí que se le atribuya la autoría del concepto “euroislam”. Asegura que el islam es una religión tan europea como cualquier otra, exigiendo la plena ciudadanía de los musulmanes instalados en Europa.

Ha tenida prohibida su entrada, durante algunos años, en Francia, Inglaterra y Estados Unidos, por supuestas conexiones con algunas tramas del terrorismo internacional.

El gobierno socialista español invitó a Tariq Ramadán con ocasión de algunas actividades de la denominada Alianza de las Civilizaciones. La volcánicamente polémica Pilar Rahola escribió un artículo en Avui, el 27 de octubre de 2005, titulado Contra Tariq Ramadán, criticando la invitación y el doble lenguaje de Ramadán respecto a los derechos humanos y el terrorismo. Coincide en tales críticas con otros autores y periodistas, quienes lo califican como un maestro del doble lenguaje: con un discurso para el público no musulmán y otro discurso opuesto para el musulmán.

 

Otras internacionales musulmanas

En el complejo y poliédrico universo musulmán se mueven otros actores que, al igual que los Hermanos Musulmanes, también gozan de un carácter transnacional; si bien, de naturaleza muy diversa.

Es el caso de poderosas organizaciones plurinacionales, como la Liga Árabe, que agrupa estados árabes del Próximo Oriente y el Magreb, fundada el 22 de marzo de 1945; o la Organización para la Cooperación Islámica, fundada en Rabat en 1969 y que agrupa a los estados de confesión musulmana o con un alto porcentaje de miembros de esta religión.

Existen, cómo no, Organizaciones No Gubernamentales confesionales islámicas de ámbito casi universal. Así, Insan Haklari ve Hürriyetleri Yardim Insan Vakfi, o Fundación de Ayuda Humanitaria Derechos Humanos y Libertades (más conocida por sus siglas IHH), centrada en la ayuda económica, médica y social a víctimas de guerra y catástrofes naturales, presente en unos 120 países; por cierto, considerada generalmente como próxima a los Hermanos Musulmanes… Y que se hizo famosa por aquella “Flotilla por la libertad” que en mayo de 2010 fue asaltada por el ejército israelí en su intento de hacer llegar a la Franja de Gaza 10.000 toneladas de ayuda humanitaria en una maniobra genial de finalidad propagandística.

Y no faltan organizaciones de todo tipo: profesionales, autoridades religiosas, federaciones universitarias, sectoriales diversas, femeninas…, algunas de ellas también vinculadas a los Hermanos Musulmanes.

El caso de los Hermanos Musulmanes, ya lo hemos visto, es un movimiento socio-religioso, de ámbito internacional, cuyas actividades, según implantación y statu local, se desarrollan en el ámbito del proselitismo, el asistencialismo social, la educación, y el mantenimiento de mezquitas y la vida que genera. Y, de superar la clandestinidad o la mera tolerancia, también propugna la participación política por medio de partidos organizados y dirigidos por algunos de sus miembros más relevantes.

Por ello, mencionaremos otras organizaciones que, dadas algunas analogías con la Hermandad, pudieran llegar a confundirse con la misma al compartir algunas de sus características definitorias.

Ya hemos visto en un apartado anterior el supuesto de Takfir wal Hijra: una organización nacida al calor de la Hermandad, escindida y radicalizada. También comparte sus sueños políticos de reconstrucción del Califato, llegando en algunos casos al terrorismo puro y duro. Por ello, es una organización clandestina en todo el mundo, por lo que su presencia, incluso en el ámbito puramente religioso, es generalmente objeto de preocupación, estrecho seguimiento y persecución, por parte de los diversos gobiernos en cuyos territorios son localizados sus militantes.

Hizb ut-Tahrir o Partido de Liberación, es un grupo de presión internacional fundado en 1953 por el erudito, pensador político y juez en el Tribunal de la Sharia en Jerusalén, Taqiuddin an-Nabhani. Su líder actual es Ata’ abu Rishta. Se afirma que sus miembros pueden rozar el millón, estando presentes en 40 países. Ilegal en la mayoría, tolerado, en otros, el de Líbano es uno de los pocos casos en los que, aunque muy discutida, su presencia es legal; aunque nunca participa en las elecciones legislativas o municipales. Su objetivo final es el establecimiento de un califato islámico.

Se ha especializado en el trabajo cultural, también político; por ello lo hemos definido más como grupo de presión, que como partido al uso occidental.

También se encuentra presente en Occidente, al igual que en España; con la pretensión, dentro de los límites de la legalidad vigente, de proyectar una imagen positiva del islam en los ámbitos mediático, intelectual y, en algún caso, político; sin que pretenda cambiar los regímenes vigentes… al menos de momento.

Yama’a at-Tabligh al-Da’wa, también conocido más sencillamente como Movimiento Tabligh, se fundó en la India en 1927 como un movimientos reformista del islam. Su máxima presencia, millonaria en miembros, radica, lógicamente, en el actual Pakistán. Al igual que todos los reformistas, preconizan el retorno a los principios fundacionales islámicos. Los tablighi rechazan el sufismo, las prácticas populares del islam y su implicación en política. Entienden que el proselitismo corresponde a todo musulmán, por lo que su acción se ha especializado entre los propios musulmanes tibios o alejados de su fe. Por todo ello se les conoce, mediáticamente hablando, como la “YMCA musulmana” o los “Testigo de Jehová” del islam. Presentes en todo el mundo musulmán, su statu legal es muy diverso.

En España se les reconoce fácilmente por su procedencia nacional pakistaní, sus característicos atuendos (largas túnicas de tono oscuro, sandalias, kufi en la cabeza) y tupidas barbas.

En diversos medios de comunicación españoles, alimentados por ciertas valoraciones geopolíticas y antiterroristas de algunos reconocidos expertos, se alertó del riesgo de que esta organización, dado su carácter literalista y normativo del islam, pudiera ser instrumentalizada por yihadistas, ya en situación de camuflaje en el seno de estas comunidades, ya en labores de reclutamiento.

Siendo imposible agotar esta vertiente de la presencia musulmana en el mundo, nos aproximaremos, brevemente, al movimiento wahabita.

Conformado, acaso, como uno de los primeros movimientos reformistas, el wahabismo nace del genio personal de Mohamed Ibn Abdul Wahhab (1703-1787). Tomando su denominación del nombre de su fundador, pretende la vuelta a la pureza del islam de los orígenes sin excluir la violencia. De hecho, el wahabismo fue implantado en la península arábiga, en el primer tercio del siglo XX, por medio de la yihad desencadenada por dos caudillos musulmanes, de idéntico nombre: Abd al-Aziz, y un segundo homónimo, conocido como Ibn Saud, fundador del actual reino saudí.

El wahabismo es puritano y riguroso. Aplica la Sharia en su interpretación hanbalí, una escuela jurídica, según veíamos, muy estricta. Rechaza a las cofradías místicas y al sufismo (al que se mira con tanta curiosidad desde la “New Age” occidental) por considerarlos heréticos, y allí donde gobierna, los ha prohibido. Para esta modalidad del islam, como para todo reformismo islámico, política, sociedad y religión son una sola cosa. El wahabismo ha determinado por completo la sociedad de Arabia Saudita, y de las restantes monarquías del Golfo, que en su condición de grandes exportadores de petróleo, se han convertido en una de las fuentes de financiación más importantes del islam misionero a nivel internacional.

Veamos, ahora, ese sufismo que tanto atrae a occidentales en busca de sentido espiritual.

El sufismo no es una tendencia política: es un movimiento espiritual, plural, en el que cada grupo sigue a un fundador carismático. De orientación tradicional, propone al fiel musulmán una profundización e interiorización personal del islam. Aunque algunos autores han visto en él ciertas influencias de la mística cristiana, para otros ello carece de fundamento. El término sufismo (tasawwf) viene de sûf, o hábito de lana que llevaban los primeros sufís. Practican las virtudes de la pobreza (faqr), abandono en la voluntad de Alá (tawakkul), así como la práctica del Dzikr (mención reiterada del nombre de Alá) al que pueden acompañar estados de éxtasis y ejercicios de meditación (fikr). Organizados colectivamente en cofradías, algunas no han rehuido la lucha política ni, en su día, la lucha contra el colonialismo. Muy presentes en Marruecos, Cáucaso y Asia central, es una vía especialmente atractiva en la conversión de occidentales al islam.

Por último, nos referiremos a la más perniciosa de todas las “internacionales” musulmanas: Al Qaeda.

En la actualidad, tras la intervención militar de Estados Unidos con el objetivo de acabar con los talibanes de Afganistán, misión todavía inconclusa, y tras la ejecución de Osama Bin Laden, Al Qaeda sigue constituyendo una “internacional” yihadista, terrorista en este caso; si bien se encuentra, si no debilitada, sí muy transformada.

El Afghan Service Bureau -la Oficina Afgana de Servicios Al Maktab Khidmat Lil Mujahedin al Arab (MAK)- es el antecedente inmediato de Al Qaeda. Fue fundado en 1984 para entrenar y financiar a las guerrillas anticomunistas afganas por Abdullah Azzam, a quien ya hemos mencionado. Hacia 1988, esa oficina se transforma en Al Qaeda y en 1989 Abdullah Azzam es asesinado, pasando a dirigir la organización Osama Bin Laden. Hacia 1992, el nuevo líder y buena parte de sus seguidores se trasladan a Sudán, instalándose en Afganistán en 1996. En 1998 tienen lugar varios atentados simultáneos contra embajadas norteamericanas en África. Posteriormente, en el año 2000, una barca con varios terroristas suicidas explota junto al destructor norteamericano USS Cole en Yemen.

El 11 de septiembre de 2001 tienen lugar los atentados contra las Torres Gemelas y el Pentágono, en Estados Unidos. Como consecuencia directa de ello, se inicia la intervención militar liderada por Estados Unidos en Afganistán, lo que provocará en pocas semanas el derrocamiento del régimen teocrático del jeque Omar. Desde entonces, Al Qaeda ha desarrollado ofensivas terroristas de muy amplio y diverso calado: desde sus continuas y brutales campañas en Irak y Afganistán, pasando por actos terroristas personales. Ha desplazado su violencia, por otra parte, a otros escenarios; caso del norte de África, donde ha unificado varios grupos en Al Qaeda de las tierras del Magreb Islámico y, más recientemente, en Mali.

En vida de Osama Bin Laden, existían varios niveles de vinculación a Al Qaeda. Por una parte existía la organización central, propiamente dicha, entonces formada por algunas unidades militares, con estructura de brigada, que se integraron en el ejército regular afgano en el último período del régimen talibán. Esta unidad se encontraría prácticamente destruida, salvo algunos pequeños núcleos situados entre Afganistán y Pakistán.

En segundo término, pervive, muy disminuida también, la red internacional de Al Qaeda, integrada por algunas guerrillas operativas en Pakistán, Afganistán, Siria e Irak, y diversas células durmientes distribuidas en algunos otros países; también en Occidente. Mantiene una notable organización, en diversos países del norte de África, la mencionada Al Qaeda de las tierras del Magreb Islámico.

Pero existe otra red de organizaciones, de calado muy diverso, que también están asociadas a Al Qaeda a modo de “franquicia”, operando con un alto grado de autonomía y descentralización: Gamaa al-Islamiya (Egipto), Movimiento Islámico de Uzbekistán, Yemaah Islamiyah (Indonesia, Singapur y Malasia), Kampulan Muyahidin Malaisia (Malasia), Abú Sayef (Filipinas), Ansar al Islam (Líbano), etc.

Sin bien la muerte de Osama Bin Laden supuso a esta “red de redes” un golpe muy duro, sigue disfrutando de un alto grado de autosuficiencia y capacidad de decisión en torno a los objetivos tácticos de la yihad.

Como soporte de tan pluriforme y heterogénea estructura, habrían formado parte de la red distintas organizaciones caritativas, fundaciones, empresas y grupos financieros; siendo perseguidas buenas parte de ellas, a lo largo de estos últimos años, a impulso de Estados Unidos y de Naciones Unidas.

Paradójicamente, aunque ideológicamente enemiga acérrima de la globalización “occidental”, Al Qaeda ha desarrollado una de sus prácticas más perniciosas: el terrorismo global.

 

Hacia una hipótesis sobre la historicidad de los Hermanos Musulmanes

Ciertamente excede las características de un texto como éste: metodología descriptiva y de investigación. Pero era inevitable, al menos, lanzar un interrogante que, con toda seguridad, se harán sus lectores: tras todo lo expuesto, predominando los aspectos históricos y sociológicos, ¿cuáles son los fines últimos de los Hermanos Musulmanes?, ¿qué papel está jugando y pudiera jugar en el futuro?, ¿qué lugar puede ocupar en la Historia?

Del primero de los interrogantes, sus objetivos últimos, ya hemos expuesto algunas ideas evidentes que son incuestionables: su objetivo es la reconstrucción gradual de la Umma; en el Califato o alguna otra modalidad de carácter estatal más acorde a los tiempos actuales. Y ello sin renunciar a una dimensión proselitista que no conoce fronteras.

Las siguientes cuestiones, por la capacitación y especialización que exigen, nos exceden. Por ello nos remitiremos a la larga cita de una autoridad internacional incuestionable, ya citada en numerosas ocasiones en diversos textos publicados en esta revista que nos acoge generosamente, y que proporciona, a nuestro modesto entender, unas claves formidables. Es la que sigue.

«Como en otro tiempo el comunismo, el islamismo quiere hoy establecer con la fuerza la unidad del mundo. Sin embargo, como el fascismo, siente el peligro de una tendencia difundida mundialmente, vista como mala y rechazable, porque amenaza con derrumbar la herencia de la que está orgulloso. Desde su visión no existe la “globalización”, sino una globalización meramente comercial “americana”, hasta “diabólica”. Se puede vincular con la múltiple ofensiva del “tercer mundo”, siendo en cierta medida parte de ella (…). Al modo como la plenitud de los acontecimientos del siglo XX se situó “entre el comunismo y el fascismo” como “columnas” extremas, así podría estar el acaecer del siglo XXI en lo esencial entre la globalización “americana” y la resistencia “revolucionaria-conservadora” del Tercer Mundo, y en especial del mundo Islamico» (Ernst Nolte, El siglo XX entre comunismo y fascismo, en revista Empresas Políticas, año II, Nº 3, 2º semestre 2003, pág. 25; cita recogida del artículo La necesaria historización del siglo XX (2), de Horacio Cagni, Altar Mayor, Nº 152, marzo-abril 2013, pág. 226).

Búsqueda de la unidad del mundo, de carácter religioso-islámico, por tanto; aprovechamiento por parte de esa identidad firme e irrenunciable de los aspectos meramente técnicos de una globalización concebida básicamente como un instrumento de los enemigos del islam. Expansión, por tanto. Pero, también, defensa.

Unas ideas motrices de fondo, que orientarán las decisiones tácticas de sus dirigentes, en el presente y en el futuro, en el contexto ya universal de un mundo en convulsión y cambio cultural sin precedentes dirigido –no sin resistencias- a una sociedad planetaria materialista en la que la condición individual de productor y consumidor proporcionan decisivamente carta de ciudadanía desde unos contra-valores determinados por lo “política-social-cultural y religiosamente correctos”.

 

Algunas conclusiones

Esta mirada panorámica a la presencia, potencialidad y contexto de los Hermanos Musulmanes en la actualidad, nos proporciona algunas claves de un movimiento que propugna una religiosidad radical, desarrolla un notable comunitarismo social por medio de innumerables obras asistenciales, y tiene una gran capacidad de adaptación a condiciones políticas muy diversas; todo ello con la pretensión de asimilar los adelantos tecnológicos de Occidente en el intento de superarle que ya plantearon, hace más de un siglo, los pioneros del reformismo musulmán. Una cofradía islámica socialmente innovadora, políticamente reformista y moralmente radical.

Concluiremos este estudio con la enumeración de unas reflexiones a modo de conclusiones.

1.- Hermanos Musulmanes nace y se nutre del reformismo musulmán suní del siglo XX en Egipto, si bien pronto se difundirá allende sus fronteras; decreciendo, en general, su influencia, en tanto más se aleje territorialmente del núcleo originario.

2.- Es un movimiento socio-religioso, jerárquico, bien estructurado y proselitista; antes que un partido político.

3.- Su naturaleza sociológica e histórica se ajusta mejor al concepto de escuela de pensamiento, incluso de grupo de presión. Por ello, de su entorno han surgido otros liderazgos y grupos, generalmente más radicales; por lo que no pueden descartarse, aunque de momento no se perciban indicios en ese sentido, futuras fracciones.

4.- Su estrategia final persigue la unidad de la comunidad de los creyentes en una Umma restaurada y en ampliación territorial.

5.- Su proselitismo se inicia en el ámbito personal, trasladándose al medio social a través de las mezquitas, dispensarios, obras benéficas y la escuela. Trata de llegar allí donde el Estado no lo hace.

6.- Históricamente aspira, desde el pragmatismo de sus tácticas, alcanzar un statu quo con los gobiernos vigentes: ya de plena legalidad, ya de simple tolerancia. De no conseguirlo, se ha mantenido en la clandestinidad, optando algunas de sus corrientes, en algunos momentos históricos, por la confrontación armada con el poder establecido.

7.- Hermanos Musulmanes persigue prioritariamente, como instrumento táctico, su plena legalidad. De conseguirlo, impulsa, una vez alcanzado cierto arraigo social, la organización de partidos políticos inequívocamente islamistas; incluso incorporando a corrientes más radicales (salafistas) o de base tribal. En otras circunstancias, esos movimientos salafistas, organizados como partidos autónomos, persiguen constituirse en alternativa o en factor de radicalización de los Hermanos Musulmanes. Así sucede en Egipto con los salafistas de Al Nour.

8.- Su presencia en el mundo musulmán es muy irregular, tanto por lo que respecta a su statu quo en los diversos ámbitos nacionales, como por su arraigo social e influencia política.

9.- A los gobiernos actualmente dirigidos por la Hermandad, Egipto y Gaza, se le suman otros muy influenciados por la misma: caso de los de Túnez, Libia y, en cierto modo, Marruecos. Mantienen una presencia política, diversa en sus logros políticos, en Yemen, Argelia, Mauritania y Líbano. Jordania y Siria, en sus muy diversas circunstancias, pueden caer en la órbita de este emergente centro de poder musulmán que irradia desde El Cairo: en competición con el chiismo iraní y sus aliados, el wahabismo de la península arábiga, y la Turquía de Erdogan; si bien todos estos centros de poder islámico, en constante competición y colusión, pueden confluir táctica y estratégicamente. Otros territorios musulmanes se encuentran en fase de redefinición nacional y confesional, incluso de manera muy violenta: Sudán, Nigeria, Irak, Pakistán, Indonesia… Por últimos, existen otros que podríamos calificar como “estados fallidos”: Afganistán, Somalia, ciertos países del Sahel. Todos estos escenarios convulsos serán espacios de competición de los poderes musulmanes ya consolidados en su voluntad de extensión de sus respectivos modelos y áreas de influencia.

10.- La praxis política de los Hermanos Musulmanes suele ser calificada como “moderada”, inspirada no poco en el PJD turco de Erdogan: una “democracia-islámica” análoga, en cierto sentido, a lo que fue la democracia-cristiana. No obstante, los hechos confirman un vaciamiento de los contenidos “democráticos” y una islamización de los ámbitos público y privado; es decir, el proceso inverso al protagonizado por la extinta o transmutada democracia-cristiana.

11.- Su respeto formal por la democracia y el reconocimiento de los derechos humanos, es desmentido por la discriminación creciente de las minorías religiosas, especialmente las cristianas, y de las mujeres. Huelga decir que desconocen, en teoría y práctica, el principio de reciprocidad.

12.- En el resto del mundo no musulmán, la Hermandad se encuentra presente entre las comunidades de emigrantes de confesión islámica, organizándose, especialmente en Occidente, con medios y objetivos en buena medida análogos a los ya descritos: mantenimiento y cultivo de la práctica religiosa de los propios, proselitismo ad extra, consolidación y liderazgo de entidades musulmanas -nacionales, transnacionales y sectoriales- con capacidad de influencia e interlocución con los poderes públicos.

13.- Su empleo de un doble lenguaje, dirigidos a audiencias distintas, de notable ambigüedad en muchos posicionamientos, y de connotaciones dialécticas, incluso -lo que es particularmente característico en figuras como Tariq Ramadán- alimenta la sospecha de la existencia de una “agenda oculta”, tanto en políticas interiores, como exteriores.

14.- Los Hermanos Musulmanes, como los demás reformistas islámicos, incluso el salafismo más radical, asumen los aspectos tecnológicos de la “globalización”, pero rechazando los de carácter socio-cultural y político derivados de la misma. Su encaje en este mundo globalizado es, por tanto, táctico y oportunista.

15.- Su encuentro con la sociedad multicultural de Occidente persigue su implantación en la misma, aprovechándose de las ventajas y fracturas frutos del relativismo moral y cultural característico del discurso imperante “políticamente correcto”, y del laxismo legal que tolera, por motivos dispares según los países en cuestión, “islas musulmanas” y “fueros particulares islámicos”.

16.- El decaimiento religioso de Occidente, cuando no un abierto laicismo anticristiano, facilita el proselitismo de las diversas corrientes musulmanas entre nosotros: mujeres convertidas vía matrimonio, hijos de matrimonios “mixtos” educados en el islam paterno, buscadores e insatisfechos espiritualmente, extremistas políticos desengañados, varones que pretenden recuperar un statu de autoridad y respeto en el seno familiar, el crecimiento biológico de las comunidades emigrantes musulmanas en contraste con el envejecimiento de las autóctonas.

17.- Esa “competición” proselitista no impide, totalmente, cierto “diálogo” interconfesional, que puede alcanzar acuerdos coyunturales en algunos casos: en defensa del matrimonio entre hombre y mujer y en rechazo del denominado “matrimonio homosexual”; defensa de la vida en determinados supuestos; defensa de la libertad religiosa, especialmente referida a la posibilidad de celebración de ceremonias multitudinarias en espacios públicos; enseñanza religiosa en la escuela pública; asistencia religiosa en fuerzas armadas, hospitales, cárceles y residencias de ancianos; etc.

18.- Las comunidades cristianas de Occidente, y la propia Iglesia Católica, se enfrentan a un doble reto. Por un lado, el de la progresiva desaparición -operativa, simbólica y legal- de las “raíces cristianas de Europa” -impulsada desde los actuales “poderes fácticos”- con los efectos de una acelerada disminución en el número de fieles y de la práctica religiosa, extinción de obras materiales, pérdida de su incidencia socio-política, repliegue misionero. Y, por otro, el de la “competencia” proselitista de un islam que se ha beneficiado, en ocasiones, de determinadas prebendas concedidas desde el progresismo laicista universalista al objeto de debilitar a las iglesias cristianas.

19.- En este contexto de un Occidente, antaño cristiano, multicultural, mestizo y en permanente revolución cultural y antropológica, el cristianismo puede encontrarse, en un futuro cercano, en el statu de minoría decreciente, en competición, en unos espacios públicos progresivamente restrictivos, con otra minoría, la islámica en este caso, en expansión; en buena parte también a causa de los prejuicios anticristianos y los complejos histórico-culturales del progresismo universalista.

20.- Así como algunas manifestaciones de lo “políticamente correcto” hoy imperante pueden beneficiar la implantación de los Hermanos Musulmanes y otras corrientes análogas en Occidente, ciertas políticas radicales derivadas del discurso progresista globalizador, especialmente en lo referente a la cohesión tradicional de la familia musulmana y de los roles respectivos en la misma, pueden devenir en serios motivos de enfrentamiento futuro; nos referimos a las nuevas costumbres sociales e imposiciones legales derivadas de la “ingeniería social” y de la “ideología de género” del progresismo social-demócrata universalista. En todo caso, las tácticas de implantación y desarrollo de los Hermanos Musulmanes siempre pasarán por el fortalecimiento de la cohesión familiar y de las comunidades musulmanas; sin olvidar nunca que, independientemente de la coyuntura histórica concreta, su objetivo final es la unidad mundial guiada por el estandarte verde del islam.

 

En un mundo globalizado, políticamente multipolar, y con unos Estados en decaimiento de soberanía en beneficio de los poderes económicos reales, en ocasiones de rostro anónimo, la “internacional” de los hermanos Musulmanes ofrece el orgullo de la identidad, la fuerza de la pertenencia comunitaria, y el poder de su fe.

 

 

 

 

La actualidad día a día de la Hermanad en la red:

http://hermanosmusulmanes.es

Web española especializada en la Hermandad, dirigida por Jorge Fuentelsaz Franganillo y Naomí Ramírez Díaz; dos personalidades de alta formación universitaria, con varios años de residencia, respectivamente, en Egipto y Siria.

http://www.ikhwanweb.com/

Web oficial en inglés de los Hermanos Musulmanes.

 

Altar Mayor, número especial sobre "Las fuentes ocultas del poder"

Nº 155, septiembre-octubre de 2013

Reseña en Razón Española de Víctimas del odio. El acoso de ETA a la falange durante los años de plomo, de Iván García Vázquez

Reseña en Razón Española de Víctimas del odio. El acoso de ETA a la falange durante los años de plomo, de Iván García Vázquez

La asociación Falange/violencia política suele circunscribirse, por los historiadores, casi exclusivamente a la sufrida a lo largo de la Segunda República española; período en el que nace esta formación y en el que se desenvuelve casi toda su vida política.

La trágica guerra civil subsiguiente, que acabó con el experimento republicano, también puso término a la organización Falange Española de las JONS, formalmente suprimida con el Decreto de Unificación de 19 de abril de 1937 en la pseudo-totalitaria estructura Falange Española Tradicionalista y de las JONS –posteriormente denominada Movimiento Nacional- en la que se encuadraron unos pocos miles de supervivientes de la falange anterior a la guerra, privados además de casi todos sus líderes, y desbordados por otros cientos de miles procedentes de los antiguos partidos derechistas, oportunistas de todo pelaje, fascistizantes frívolos y sin escrúpulos…

Casi cuatro décadas después, diversas organizaciones se reclamaban herederas de la originaria Falange, enzarzándose en estéril batalla en pos de los títulos de la legitimidad, la ortodoxia y las mismísimas siglas fundacionales. Una cuestión irresuelta, ¡todavía hoy!; no en vano, al menos tres pequeñas agrupaciones recogen en su denominación tal referencia.

Una de esas organizaciones, en cierta medida identificada con el Movimiento Nacional, se legalizaría bajo el histórico nombre de Falange Española de las JONS, manteniéndose hasta hoy día. Diferenciada de las otras “falanges” con el adjetivo de “histórica” o “raimundista”, de su franco-falangismo primigenio, y encabezada por Raimundo Fernández Cuesta, hasta la actual liderada por Norberto Pico Sanabria, han sido muchas las vicisitudes sufridas, así como los cambios tácticos experimentados incluso por lo que respecta a tan discutidas referencias tardofranquistas.

En esta situación de coexistencia de varias “falanges”, se desarrolló un triste y casi olvidado episodio: la persecución etarra/terrorista de los falangistas; y no decimos de “la Falange”, pues en puridad de conceptos, y aún reconociendo que la inmensa mayoría de esas víctimas militaban en la organización de Fernández Cuesta, ¿cómo reconocer como legítima a una de esas facciones, excluyendo a todas las demás, salvo recuperando y tomando partido en tan esotérica confrontación interna?

En un intento de salvar tan injusta desmemoria, fruto en gran medida de los prejuicios y complejos de la vida pública española, y en homenaje al sufrimiento de estos desconocidos “caídos” del falangismo actual, acaba de ser editado el libro Víctimas del silencio. El acoso de ETA a la Falange durante los Años de Plomo.

La adopción de un criterio delimitador de los sujetos del estudio se presenta como una cuestión delicada. ¿Únicamente falangistas con carnet de FE de las JONS?, ¿y los afiliados a las otras “falanges”?, ¿y los falangistas sin adscripción?, ¿y los simpatizantes que también lo eran de grupos no azules?, ¿y los franquistas no adscritos a grupo alguno que un día militaron en el Movimiento Nacional? ¿Dónde trazar la línea roja?

Como punto de partida, el joven autor asume como criterio metodológico fundamental la adscripción material y personal de las víctimas a la organización Falange Española de las JONS; por lo que deja fuera a posibles objetivos terroristas que militaron en otras, tales como Falange Española de las JONS (Auténtica), Partido Nacional Sindicalista - Círculos José Antonio, Falange Española (independiente), y otros grupos menores.

Pero, aunque el autor ha establecido como criterio formal el de “falangista con carnet de FE de las JONS”, también incluye algunas excepciones al mismo. Es el caso de la primera mujer policía asesinada por ETA, María José García Sánchez, hija de un militante de la organización y muerta en 1981 en Zaráuz.

Ya se deba a la aplicación de ese criterio formal, o a la no disposición de otras fuentes documentales y/o testimoniales de la época, echamos de menos en este libro la referencia a otras víctimas de filiación falangista, en una modalidad u otra, a las que el terrorismo arrebató la vida. Pensamos, por ejemplo, en el guardia civil Ángel Antonio Rivera Navarrón, asesinado en Guernica el 8 de octubre de 1977, vinculado al Círculo Cultural Hispánico, organización netamente falangista de la capital catalana, que así lo recogió en su boletín mensual Nº 18, correspondiente a diciembre de 1997.

Desde la perspectiva de un nivel de práctica terrorista de inferior perfil al referenciado, tampoco se recogen en el libro los diversos incidentes callejeros sufridos por militantes de FE de las JONS y otras organizaciones falangistas, con motivo de la instalación de puestos de propaganda en Bilbao, Pamplona, Vitoria…, agresiones individuales, ataques a equipos de propaganda, etc. Tales agresiones difícilmente pueden ser calificadas como atentados terroristas, salvo que trajéramos a colación el concepto y táctica –algo posterior en el tiempo- de “kale borroka”. Coadyuvantes, en todo caso a los atentados terroristas stricto sensu, tales acciones contribuyeron a la anulación de esos grupos azules; caracterizados por una notable precariedad de medios, pero adornados, eso sí, de las virtudes propias de la militancia falangista más clásica: la capacidad de sacrificio, el ejercicio de la obediencia, la voluntad de servicio, la fidelidad a los principios. Para su cómputo y narración sería imprescindible una investigación testimonial a cargo de sus protagonistas, muchos de ellos ya residentes fuera del País Vasco y Navarra, y alejados de tales organizaciones en su inmensa mayoría. Una labor compleja, ciertamente. Aunque escasamente documentados por los medios de comunicación de la época, fueron muchos los incidentes de esas características. Mencionaremos, a título de ejemplo, la agresión que sufrieron unos militantes de Falanges Juveniles de España y Falange Española (independiente) por los integrantes de una manifestación mientras voceaban periódicos falangistas en una céntrica calle de la ciudad, en Pamplona, según reseñaron al día siguiente la Hoja del lunes del 24 de marzo de 1980 y el martes Diario de Navarra, Deia, El pensamiento navarro, Egin y La Gaceta del Norte; tratamiento informativo que evidencia que el incidente alcanzó no poca relevancia en la capital foral.

La vida cotidiana resulto muy difícil en aquellos años para esas decenas de militantes falangistas, en general adolescentes y jóvenes, que mantuvieron erguida la bandera rojinegra en el País Vasco y Navarra. Inmersos en un clima asfixiante dominado por la izquierda abertzale, juzgados por el perverso y extendido “algo habrá hecho”, contemplados con indiferencia o temor por sus vecinos, se enfrentaron a unas dificultades inverosímiles para la inmensa mayoría de sus correligionarios, quienes podían vivir la militancia en unas circunstancias menos amargas. Marginados entre los propios perseguidos por el terrorismo y sus cómplices, en ocasiones con unos padres desconocedores de su militancia o aterrorizados por las temidas consecuencias que de ella podían derivarse, vivieron durante unos años vitales con una espada de Damocles pendiendo sobre sus existencias y condicionándolas: en sus estudios y trabajos, su espectro de relaciones sociales, sus afectos personales…

Ocasionalmente, militantes de otras regiones acudían a mítines celebrados en Bilbao y otras localidades… Pero finalizadas tan gloriosas jornadas, regresaban a sus lugares de origen, dejando huérfanos de apoyos a sus correligionarios vascos y navarros, con sus miedos, temores y... su soledad.

Por ello, a quienes vivieron en ese contexto, puede causar cierto asombro que el autor haya dedicado un capítulo a algunas de las implicaciones vividas por el que fuera jefe nacional, Diego Márquez Horrillo, en su calidad de presunto objeto terrorista. Ante el holocausto supremo de unos cuantos militantes falangistas, y el temor cotidiano de quienes sobrevivieron a gravísimos atentados terroristas o a una vida casi imposible, las peripecias narradas por el citado no superan la categoría de anécdota que casi nada aporta. Mejor servicio hubiera prestado explicando, por ejemplo, por qué se ha privado, desde su propia organización, de homenajes y honores a los camaradas caídos. Puede entenderse esa indiferencia desde trincheras ajenas; pero no desde la “Santa Hermandad de la Falange”. Tal vez explique tal incongruencia el prologuista del texto, al afirmar que “… duele, en fin, que la memoria de esos militantes y concejales falangistas haya pasado todos estos años relegada incluso por sus mismos camaradas, seguramente embebidos en esas guerras internas y esa avidez conspirativa que tantos les atraen”. Acaso, el ejemplo de los antiguos camaradas de Juan Ignacio González, de convicciones falangistas y secretario nacional del Frente de la Juventud que fue asesinado en Madrid el 12 de diciembre de 1980 en un atentado todavía no resuelto, en los homenajes a su memoria, señala un camino a seguir por los actuales falangistas.

En otro orden de cosas, causa asombro el empleo por el  autor, y en varias ocasiones, del término “ejecutar”, en lugar del más correcto “asesinar”, al referirse a atentados terroristas. El término “ejecutar” forma parte notoria de ese empleo perverso del lenguaje por los terroristas, sus cómplices y tantos medios de comunicación perezosos o complacientes durante décadas, como Diario 16, El País, Deia y Cambio 16.

Las reconstrucciones infográficas de los atentados, que ocupan cinco páginas, es de justicia calificarlas de magníficas.

No por todo ello deben sacarse conclusiones negativas: el libro, debe afirmarse con rotundidad, era necesario, pues afronta una cuestión “maldita”: la de los marginados entre los olvidados. Si era duro ser guardia civil o policía nacional en los “años de plomo”, no era mejor cosa ser acusado de “chivato” o “ultraderechista” por los terroristas y sus cómplices. Pero, en aras de la objetividad histórica y de un ejercicio razonable de memoria colectiva, se precisaría de un estudio más completo; acaso enmarcado en el concepto más amplio de violencia política, que engloba el de terrorismo.

Víctimas del silencio marca esa necesaria línea futura al partir del asesinato del falangista Ramiro Figueroa Ruiz en Valdemoro (Madrid), por un militante del Partido Comunista de España, el 9 de mayo de 1977; lo que a priori se excluiría de los límites formales del estudio. También refuerza esa línea con el tratamiento de diversos aspectos biográficos de las víctimas, la evolución de sus familiares, los homenajes que desde cualquier instancia recibieran años después, el tratamiento penal de los terroristas y los atentados contra locales falangistas; táctica de “tierra quemada” contra las presencias “españolas” que los terroristas entendieron incompatibles con su proyecto totalitario.

*García Vázquez, Iván: Víctimas del odio. El acoso de ETA a la falange durante los años de plomo, Gyphos, Valladolid, 168 págs.


Fernando José Vaquero Oroquieta

 

Razón Española, Nº. 180, julio-agosto 2013, págs. 113 a 117.

"Nuestra tarea más urgente consiste en recordar que nuestro sistema de libertades es infinitamente superior a los planteamientos totalitarios de los terroristas y de los cómplices de éstos" (Intervención de Raúl González Zorrilla, en el Campus Faes 2013)

"Nuestra tarea más urgente consiste en recordar que nuestro sistema de libertades es infinitamente superior a los planteamientos totalitarios de los terroristas y de los cómplices de éstos" (Intervención de Raúl González Zorrilla, en el Campus Faes 2013)

"Yo quisiera reflexionar, más que sobre la preservación de la memoria, sobre la idea de la derrota del terrorismo, ya que pienso que el terrorismo de ETA-Batasuna no solamente no ha sido derrotado, sino que, en muchos aspectos, nos ha vencido.

El fenómeno terrorista es un poliedro que tiene muchas caras, y todas ellas despreciables. En este sentido, podemos considerar que la banda terrorista ETA, gracias a la actividad ejemplar de las fuerzas de seguridad, está prácticamente derrotada en lo que hace referencia a su actividad violenta y criminal.

Pero, por el contrario, yo creo que el dúo ETA-Batasuna ha triunfado, o está en camino de hacerlo, en la batalla ideológica, en diferentes ámbitos políticos, en el establecimiento de referentes culturales y en la hegemonía social. Y también, y sobre todo, en la implantación de una lectura y una interpretación de lo sucedido en las últimas décadas en el País Vasco que no tiene nada que ver con la realidad y que solamente responde a las necesidades y a las exigencias del ideario totalitario sobre el que se construye el movimiento nacionalterrorista.

 

Un ejemplo de esta victoria parcial, pero histórica, del dúo ETA-Batasuna es el territorio de Guipúzcoa, donde, actualmente, Bildu, un proyecto político cuyo nacimiento fue alentado y tutelado directamente por la banda terrorista ETA, controla la Diputación Foral, el Ayuntamiento de San Sebastián y algunas de las principales localidades de la provincia. Por esto, en Guipúzcoa es imposible reflexionar sobre el pasado terrorista, porque bastante ocupados estamos con sobrevivir a un presente dictado y gestionado por un puñado de etarras con mando en plaza.

Guipúzcoa es hoy el ejemplo más significativo de que el terrorismo de ETA-Batasuna no ha sido derrotado y de que, en determinadas zonas del País Vasco, tras cinco décadas de actividad criminal, se ha impuesto un “estilo Bildu” de convivencia que es el que impone una gran masa de la población que desprecia a la autoridad democrática, que se apunta a todo tipo de posturas radicales y que nos impone los más absurdos disparates socioeconómicos.

Podemos hablar del pasado, de la memoria o sobre cómo construir un Relato digno de lo sucedido, pero, mientras tanto, ETA-Batasuna, a través de Bildu, se dedica a descuartizar el futuro de nuestros hijos alimentándose de una extraña bazofia moral que mezcla proterrorismo militante, ecofascismo, totalitarismo identitario, integrismo ideológico, fanatismo político y maquinismo, y que, en el fondo, lo único que demuestra es un odio visceral a nuestro sistema de libertades y a los valores éticos que conforman las sociedades occidentales.

De verdad que, desde Guipúzcoa, y desde no pocas zonas del País Vasco, resulta muy complicado saber de qué hablamos cuando hablamos de la “derrota del terrorismo”.

Porque lo que en cualquier democracia consolidada resulta obvio, en estas zonas no lo es tanto.

La superioridad de nuestro sistema democrático de convivencia se asienta sobre el hecho de que los ciudadanos, cuando salimos todos los días de casa, sabemos que nuestro quehacer cotidiano va a estar amparado por un puñado de certezas elementales. Por ejemplo, que los delincuentes van a ser detenidos y puestos a disposición de las fuerzas de seguridad; que la violencia no se legitima como un método de participación social; que un mismo idioma nos ha de servir para comunicarse en el territorio común del Estado; que el derecho a una educación pública en condiciones no puede depender de los caprichos legislativos de cada autonomía; o que la construcción de las grandes infraestructuras no puede estar sujeta al albur de las decisiones de un puñado indecente de grupúsculos extremistas. Que, en definitiva, un diputado general no puede lanzar vítores a los etarras, que no es posible que el máximo representante de un territorio actúe como un obsceno piquetero de las instituciones que representa y que no se puede pretender gobernar nada cuestionando grosera y permanentemente todo aquello que permite que los ciudadanos se desarrollen, civilizadamente, como tales.

¿Cómo vamos a hablar de la “derrota del terrorismo”? ¿Quién va a decir a las víctimas vascas del terrorismo que se “ha vencido a ETA”? Porque lo que estamos viendo en muchas zonas de Euskadi es algo que está superando nuestros temores más pesimistas.

Bildu, al plegar su agenda de gobierno a las demandas incongruentes de los terroristas, de los amigos de los terroristas, de los independentistas más ariscos, de los ecotalibanes más absurdos y de los sectores sociales más radicales y populistas, rompe indecentemente con todos los principios sobre los que se asienta la modernidad y el progreso occidental. Y, de este modo, nos está abocando a padecer una realidad hedionda en la que los terroristas son alabados como líderes del futuro, en la que demócratas como los aquí presentes son expulsados al gueto misterioso de la extrema derecha y en la que, en el colmo de las vilezas, las víctimas del terrorismo son consideradas como peligrosos elementos de intolerancia y crispación.

En este marco, pienso, sinceramente, que de ninguna manera es posible hablar de una “derrota del terrorismo” y que, consecuentemente, resulta muy difícil hablar de “la preservación de la memoria”. Un elemento que identifica a todo tipo de totalitarismos es que éstos, permanentemente, hablan de pasado, para idealizarlo, y del futuro, para moldearlo en base a sus ensoñaciones fanáticas. Y mientras el péndulo atroz construido por ETA-Batasuna se mueve entre el pasado y el futuro, va dibujando un presente cruel…

Un presente en el que en la sociedad vasca, sobre todo, pero también en una parte importante del resto de la sociedad española, se está alentando un claro empeño por pasar página, por olvidar nuestra más reciente historia, por recibir con palmas a los asesinos descarriados que presuntamente regresan a la civilidad y por hacer surgir un nuevo escenario en el que las permanentes reclamaciones de memoria, verdad y justicia lideradas por las víctimas del terrorismo se transmutan en peticiones vacuas y éticamente indecentes que hablan de perdonar a los asesinos, que apelan a “sumar esfuerzos” entre quienes matan y quienes mueren y que exigen “olvidar” a quienes más han padecido la lacra terrorista.

Actualmente, nuestro presente es una geografía volteada en la que la desmemoria, la mentira como herramienta de construcción de los consensos colectivos y la más ramplona equidistancia, tratan de convertir el pasado reciente del País Vasco en un escenario irreal en el que "ha habido sufrimiento por ambas partes”, en el que “todos tenemos que ceder” y en el que hay que ofrecer espacios para “la reconciliación”.

Por todo esto, debemos ser conscientes de que nos enfrentamos a un reto enorme en un entorno social, cuando menos, esquivo.

Nuestro desafío, y yo diría que nuestra obligación, consiste en seguir manteniendo vivas las reclamaciones de firmeza policial y aislamiento social contra los muchos terroristas que aún son y frente a quienes se empeñan en considerar a éstos como un colectivo de personas erradas a los que hay que acoger de nuevo en sociedad como si nada hubiera pasado en estos últimos cincuenta años.

Nuestra tarea más urgente consiste ahora en recordar una y otra vez que nuestro sistema de libertades siempre es infinitamente superior a los planteamientos totalitarios, integristas y fanatizados de los terroristas, de los cómplices de éstos o de los que siempre han justificado a los primeros y abrazado a los segundos.

Y, sobre todo, debemos insistir en que jamás podremos hablar de de derrota del terrorismo en el País Vasco si, previamente, los terroristas no han cumplido íntegramente sus penas; si las instituciones no se ponen manos a la obra para poner fin a los casi 400 crímenes terroristas que aún siguen sin resolverse; si nadie reconoce que la democracia ha salido victoriosa y que el terror y sus representantes han sido derrotados; y si, por encima de todo, no se asume colectivamente que quienes fueron víctimas y perseguidos del totalitarismo nacionalterrorista tienen todo el derecho del mundo a intentar impedir que sus hijos vayan a ser mañana las futuras víctimas de una paz tan falsa como moralmente indecente.

Muchas gracias".

http://www.paisvasco-informacion.com/2013/07/nuestra-tarea-mas-urgente-consiste-en.html#more

Impulsada por las víctimas del terrorismo, la Audiencia Nacional localiza 347 causas de ETA sin resolver

Impulsada por las víctimas del terrorismo, la Audiencia Nacional localiza 347 causas de ETA sin resolver

EIG. Redacción. Vitoria. La Audiencia Nacional ha localizado 347 de las 349 causas de ETA que las asociaciones de víctimas denunciaron estaban sin terminar de resolver, según la Memoria de este tribunal de 2012, que refleja también que el pasado año fueron juzgados 141 miembros o colaboradores de la banda terrorista en 55 juicios.

La Memoria destaca el "importante esfuerzo de investigación" que ha supuesto la localización de esas 349 causas de las que a final de 2012 solo quedaban seis por localizar y este año la cifra se ha reducido a dos.

Entre estas causas se encontraba la del doble atentado en López de Hoyos, el 21 de junio 1993, en el que fallecieron siete personas, seis de ellas militares, reabierta la pasada semana poco antes de prescribir ante los "indicios lógicos" de la participación del exdirigente etarra Ignacio Miguel Gracia Arregi, "Iñaki de Rentería".

Para la reapertura de este procedimiento fue decisivo el testimonio aportado por Pablo Romero, hijo de una de las víctimas, al que después respaldó la Asociación Víctimas del Terrorismo en su petición a la Fiscalía de la Audiencia Nacional de reclamar que se reabriera el caso.

En cuanto a las causas que han seguido su curso, la cuatro secciones que componen la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional celebraron 55 juicios de ETA, una cifra similar a la de los celebrados tres años antes, en 2009, pero inferior a los 75 de 2011 y a los 65 de 2010.

Esta cifra se podría explicar por el descenso de la actividad terrorista, aunque muchos de los juicios celebrados tienen su origen en acciones violentas cometidas varios años atrás.

En todo caso, el pasado año fueron juzgadas 141 personas y de ellas, quienes más veces se sentaron en el banquillo fueron los miembros del "comando Otazua" -Daniel Pastor, Iñigo Zapirain y Beatriz Etxebarria-, que lo hicieron en cinco ocasiones, si bien los que acumularon mayores condenas fueron Andoni Otegi y Óscar Celarain, quienes, en tres juicios, fueron sentenciados a penas cercanas a los 900 años de prisión.

http://www.paisvasco-informacion.com/2013/06/impulsada-por-las-victimas-del.html