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Foro El Salvador

El Foro El Salvador, por la verdad, la justicia y el perdón en el País Vasco.


Manifiesto que los componentes del Foro van a entregar a Su Santidad, para informarle de los propósitos que empujan esta iniciativa. Abril de 2001.

El Foro “El Salvador” surgió el 10 de junio de 1999 por iniciativa de un grupo de intelectuales y profesionales católicos, que motivados por la situación de violencia en el País Vasco, decidimos convertirnos en la voz de una ciudadanía perseguida. La impronta que marca al Foro es el catolicismo de sus miembros y el ejemplo seguido, el de tantos países donde los católicos han dado testimonio de su entrega y defensa de la vida. Nuestro Foro nació en su humildad mirando el ejemplo de los cristeros y el P. Pro S.J. en México o el del sindicato Solidaridad y Lech Walesa en Polonia. Nuestra meta era seguir el mismo camino de tantos católicos en lucha contra un totalitarismo desconocido que atenaza actualmente a la sociedad vasca.

El nacionalismo vasco es un movimiento político que no cuenta con la representación exclusiva de la sociedad vasca, y que en el origen nutricio de sus ideas se contradice con los principios fundamentales de los derechos de la persona humana por su deificación de la nación, el día de la patria vasca “Aberri Eguna” se realiza el día del Domingo de Resurrección, intentando, como hizo el comunismo sustituir la festividad religiosa por otra política. Desde siempre, el nacionalismo vasco se ha arrogado la exclusiva representación de los intereses sociales, económicos, culturales, educativos, laborales y políticos del pueblo vasco. Por que se considera el único que defiende una concepción de la nación como ente abstracto, único e indivisible, a la que los individuos de la sociedad que la forman, quedan subordinados sin límites al interés general de la nación a redimir.

Su concepto de humanidad va ligado a la creencia de que la lengua y la raza determinan el carácter primordial de un grupo nacional. Al tener este el derecho inalienable de alcanzar su soberanía, la supuesta nación oprimida tendría la necesidad de alcanzar la consecución de sus fines políticos a través de cualquier medio, porque el valor de la soberanía es un valor primordial que esta por encima del de la persona humana. Una nación, como la vasca, sólo puede llegar a asumir las características identitarias de la comunidad nacional, cuando el nacionalismo, desde su acción de gobierno autonómico, consiga la homogeneidad cultural, racial y lingüística de la sociedad.

Sin embargo, la sociedad vasca es plural y los amplios sectores ciudadanos que quedan excluidos de pertenecer al modelo de nuevo hombre, son marginados en su vida profesional, vilipendiados y los más representativos asesinados por ETA, grupo que elimina todo intento de mantener una opinión independiente a la del mundo nacionalista.

Por este ambiente de naciente totalitarismo, los católicos nos sentimos en la obligación de actuar en pro del bien común de la sociedad y de los derechos más elementales de la persona humana, como es la vida, la búsqueda de la verdad y la libertad de alcanzarla. Los miembros del Foro “El Salvador” hemos denunciado la falta de libertad, la más urgente y dramática demanda de la sociedad vasca, porque ningún ciudadano puede sentirse seguro y menos si se opone públicamente al proyecto soberanista de ETA y del nacionalismo. Nos hemos solidarizado y hermanado con los que más sufren, porque de ellos será el Reino de los Cielos, y en nuestra tierra española, las víctimas del terrorismo tienen este papel por voluntad de otros hombres. Estas familias rotas llevan más de treinta años, de manera anónima, sin reconocimiento de nadie, la labor de sacar adelante a unos hijos que crecen sin un padre o una madre.

Los miembros del Foro “El Salvador” como miembros vivos de la Iglesia Universal queremos luchar por crear a través de la búsqueda de la verdad, la justicia y el perdón los cimientos de la Civilización del Amor, que se ven obstaculizados por el egoísmo de un nacionalismo que deifica la raza y la nación por encima de la voluntad de amor fraternal entre los hombres. La imposibilidad de ser asesino y cristiano, y la denuncia de este hecho pone a la Iglesia en el punto de mira de los terroristas. El compromiso de ser coherentes con nuestra Fe nos hace ser considerados personas “prescindibles” por los totalitarios.

Por José Luis Orella.

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