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El treinta por ciento de las separaciones conflictivas usan a los hijos como arma arrojadiza

El Síndrome de Alienación Parental (SAP) que se presenta cuando uno de los progenitores educa al niño en el odio y lo utiliza como arma arrojadiza se presenta en un 30 por ciento de las 43.300 separaciones conflictivas que se producen al año en España, según el Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid.

El Síndrome de Alienación Parental (SAP) que se presenta cuando uno de los progenitores educa al niño en el odio y lo utiliza como arma arrojadiza se presenta en un 30 por ciento de las 43.300 separaciones conflictivas que se producen al año en España, según el Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid.

Para evitar que este tipo de maltrato, esta institución presentó ayer una guía elaborada por el psicólogo José Manuel Aguilar en la que explica el proceso por el que se puede llegar a estas situaciones y facilita claves de actuación para evitar la utilización de los niños en las separaciones.

El Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid, Pedro Núñez Morgades, recordó que esta institución recibió el pasado año 210 quejas referidas a separaciones traumáticas frente a las 133 de 2004.

Asimismo, subrayó la necesidad de aprobar una Ley de Mediación. Morgades al mismo tiempo, apostó por la implantación de una "justicia de familia" con personal especializado y recalcó la necesidad de crear puntos de encuentro para las situaciones de separaciones más enfrentadas, bien dotados, con profesionales preparados y estables.

En este sentido, Núñez Morgades señaló que de esta manera se podría evitar el "maltrato institucional involuntario" que se produce cuando los menores deben declarar ante la Justicia o los Servicios Sociales a lo largo de los procesos judiciales de las separaciones.

El Síndrome de Alienación Parental consiste en una campaña de injurias hacia el otro progenitor, que en ocasiones se extiende a toda su familia, hasta que el padre o madre consigue que el menor exprese un rechazo frontal hacia el otro progenitor.

Finalmente, el propio progenitor alienador afirma que él no puede hacer nada para convencer a su hijo y que es éste el que ha decidido por sí mismo no tener contacto con el padre o la madre.

Análisis Digital, 14 de junio de 2006.

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