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Concentraciones de las víctimas. A la luz o a la sombra

Dentro de un par de horas, se habrán encendido las luces en veintitantas ciudades. No las de las farolas, que para eso aún será pronto. Han de ser las concentraciones convocadas por la AVT las que iluminen el mapa urbano de España con la claridad de sus posiciones ante el terrorismo. Con la lucidez y la transparencia que perdió por completo el PSOE desde que está en el gobierno. O antes ya. Pues no ha hecho otra cosa que arrojar sombras. Algunas muy elocuentes. La espesura que ha creado con engaños, manipulaciones, falsedades, ocultaciones, ambigüedades y mentiras acerca de sus trapicheos con ETA es de tal densidad que será, como lo ha sido en ocasiones anteriores, poco menos que un milagro que estos actos, que unen de forma pertinente el recuerdo de Miguel Ángel Blanco con la repulsa a la claudicación ante quienes le asesinaron a él y a otro millar de españoles, encuentren respaldo entre los ciudadanos.


Los que vayan no lo harán, desde luego, porque todos los medios de comunicación nacionales, regionales y provinciales hayan publicitado la convocatoria siquiera con la cuarta parte del espacio que dedicaban a otras, no lejanas, como aquellas del Prestige y lo de Irak. Entonces, lo difícil era no enterarse de qué se preparaba. Ahora, si acaso, han metido la noticia en una página impar y bien abajo, no vaya a ser que incomode. En algunas ciudades, los delegados del Gobierno han metido su palito en la rueda de las víctimas, por si no fueran suficientes los escollos que en forma de Peces, de Manjón, de Broseta, de o tragas o te retiro la subvención, y de mil infamias, les han ido poniendo el gobierno del buen rollo y sus vendedores del elixir de la paz curalotodo. Un aparte: coincido con Girauta. El “buen rollo” es justo lo que me repele de la trouppe de Zetapé. No te pongas así, buen rollo, ¿eh? Es la expresión favorita de los caraduras. De los que están abusando o piensan abusar.

Si resulta casi milagroso que el opio de la paz, que distribuyen gratis el gobierno y sus aliados, no haya adormecido a todo el mundo, también lo es que unas asociaciones pequeñas y de pocos medios hayan logrado movilizar tantas veces a tantas personas. Lo atribuyen por ahí a la ayuda del Partido Popular, que vendría a ser la mano negra que mueve los hilos con el único y pérfido fin de desgastar al gobierno. Desde luego, no le está vedado a la oposición hacer tal cosa. Zapatero y su farándula errante no sólo lo hicieron: es que no salieron del manifestódromo durante la anterior legislatura. Pero si el PP, con su aparato de organización y sus setecientos mil militantes, se hubiera volcado en el respaldo a la causa de las víctimas y en contra de las cesiones a la ETA, no habría, parafraseando a Celia Cruz, calle para tanta gente.

El caso es como co-organizadora de una de las concentraciones de hoy, puedo decir y digo que no hemos visto al PP por parte alguna. No le hemos pedido nada ni le hemos avisado oficialmente. Nadie de ese partido ha llamado para preguntar. Si van algunos dirigentes, si acude algún concejal, estarán entre la gente, sin más. Aquí y allá, irá la plana mayor, pero barrunto que eso será la excepción. Si fuera cosa de los partidos que se dicen de izquierdas, éstos echarían el resto. Pero se diría que muchos PPs locales y regionales están en otra. Como si lo que ocurre hoy en España no formara parte de su circunscripción. Ay, cuánto les cuesta nadar a contracorriente y batirse por algo que no han de inaugurar cortando una cinta ante las cámaras. Pues si no espabilan, que los espabilen. No queda mucho tiempo. Es a la luz o a la sombra.

Cristina Losada

Libertad Digital, 12 de julio de 2006

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