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El laberinto del Líbano: Miles de cristianos responden en la calle a Hezbollah

El laberinto del Líbano: Miles de cristianos responden en la calle a Hezbollah

Aunque el movimiento chií cuenta con el apoyo del ex general cristiano Michel Aoun

El pasado domingo, 24 de septiembre, decenas de miles de cristianos libaneses salían a la calle ondeando banderas y retratos de Samir Geagea, el líder de las Fuerzas Libanesas (FL). Fue la respuesta política a la masiva concentración del anterior viernes convocada por Hezbollah. Sin embargo, la unidad no es la principal característica de la comunidad cristiana en el Líbano, dividida en dos bloques, ya que los chiítas cuentan con el apoyo del ex general cristiano Michel Aoun.

 

En el interior y los alrededores de la basílica de Harisa, 27 kilómetros al norte de Beirut, los manifestantes enarbolaban pancartas en las que se podían leer mensajes como “Resistimos para defender la libertad y el consenso” o “Los que están dispuestos a hacer cualquier cosa para conseguir la Presidencia tienen que recordar que el camino está repleto de mártires de la resistencia”, en clara alusión al antiguo jefe del Ejército aliado con Hezbollah y Siria.

 

Samir Geagea, que asistía por primera vez a una ceremonia religiosa celebrada desde hace años, tras pasar 11 en prisión, lanzó un duro discurso contra el movimiento chií. Criticó que Hezbollah presuma de haber obtenido una “victoria” sobre los israelíes cuando “una verdadera catástrofe se ha abatido sobre el país”.

 

“No podemos edificar un Estado fuerte hasta que no encontremos una solución a las armas de Hezbollah. Pide un Estado fuerte: ¿Cómo se puede construir ese Estado cuando tiene otro pequeño Estado a su lado? ¿cómo hacerlo cuando siguen llegando las armas y la munición?, añadió el líder de las FL.

 

Cabe resaltar que Hezbollah consiguió un acuerdo ministerial el pasado 18 de agosto por el cual sus miembros no llevarán armas en público, pero tampoco se desarmarán.

 

Las claves del laberinto

 

La demostración de fuerza llevada a cabo por las Fuerzas Libanesas con la convocatoria de movilización ciudadana del domingo no mengua, sin embargo, la profunda división existente dentro de la comunidad cristiana en el Líbano, agudizada desde la guerra. Una división que forma parte, al mismo tiempo, del laberinto de fuerzas y alianzas que conforman el panorama político libanés.

 

Las elecciones de junio-julio dejaron constancia también de las grandes divisiones políticas, reflejadas en bloques uniconfesionales. Por una parte, el Movimiento Futuro (MF) de Saad Hariri, hijo del asesinado primer ministro Rafiq al Hariri. Con sus 36 escaños (del total de 128 de que consta el Parlamento), el MF es el grupo con más representación parlamentaria.

 

El partido de Hariri es a su vez la principal fuerza política de la llamada Alianza del 14 de Marzo antisiria (con un total de 72 escaños), de la que también forman parte los cristianos de las Fuerzas Libanesas, del partido de las Falanges y del Partido Nacional Liberal (en total suman 12 escaños), además de los minoritarios drusos.

 

Por otra parte, los musulmanes chiítas, representados por la lista conjunta de Hezbollah y Amal (35 escaños) encabezada por el portavoz parlamentario Nabih Berri, reciben el apoyo del Movimiento Patriótico Libre (MPL) de Michel Aun, el bloque cristiano mayoritario en Líbano (principalmente maronitas). Hay que destacar que el MPL posee 21 escaños, en tanto que los partidos cristianos de la Alianza del 14 de Marzo tan sólo tienen 12.

 

Juegos de poder

 

El enrevesado puzzle se completa con otro juego de alianzas externas y poder interno, tal como señala el experto profesor de Estudios de Oriente Medio en el King’s College de Londres, Yezid Sayigh, en un artículo publicado en LA VANGUARDIA este lunes, 25 de septiembre: Líbano y los sectarismos.

 

Saad Hariri cuenta con el respaldo de Arabia Saudita, “que como potencia musulmana suní teme las ambiciones del Irán chií y ve la afirmación de Hezbollah en el contexto del auge del chiísmo en Iraq y su alianza con el régimen laico de Siria (dominado por los alauíes, rama herética del islam chií)”, dice Sayigh.

 

Por otra parte, Hezbollah tiene el apoyo de Siria y el dinero de Irán. Cabe recordar, tal como señala el experto profesor en su artículo, que “con Hezbollah desembolsando compensaciones a las familias chiíes del sur del Líbano y los barrios meridionales de Beirut –la suma total se estima en 140 millones de euros, cuya fuente se supone que es Irán-, son los suníes del país quienes sienten preocupación ante la perspectiva de la disminución de flujos comerciales y de ayuda”.

 

En el orden interno, mientras que la Alianza antisiria da soporte y cuenta con la complicidad del primer ministro libanés, Fuad Siniora, “el actual presidente, Emile Lahud, es un decidido aliado de Siria y también de Hezbollah”, asegura Sayigh.

 

Influencia de la guerra

 

Así las cosas, “lo crucial para la mayoría de los chiíes es si han ganado o perdido poder en el sistema político libanés y en el Gobierno como consecuencia de la guerra”, plantea el experto, quien asegura también que “la estrategia de Hezbollah es la contraria a la perseguida por el otro principal partido chií, Amal”.

 

“Berri (dirigente de Amal) intentará explotar cualquier disminución de la popularidad de Hezbollah para presentarse como un dirigente chií más conciliador ante los suníes y los cristianos del país. No obstante, no es probable que Amal abandone su antigua alianza con Siria antes de las elecciones presidenciales de septiembre de 2007”, pronostica Sayigh.

 

Con respecto a esas elecciones, el profesor de Estudios de Oriente Medio cree que “la lucha por decidir al sucesor de Lahud agudizará las tensiones entra la Alianza del 14 de Marzo y la formada por Aun-Hezbollah, donde se incluye también Amal, y la intervención política encubierta del presidente sirio Asad, interesado en desbaratar la investigación internacional sobre el asesinato de Hariri”, concluye.

 

Isabel Ordoñez

 

Forum Libertas, 28 de septiembre de 2006

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