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Suspenso a los imanes europeos. A pesar de los esfuerzos de gobiernos y comunidades islámicas, su formación es insuficiente.

Suspenso a los imanes europeos. A pesar de los esfuerzos de gobiernos y comunidades islámicas, su formación es insuficiente.

Son los responsables de la imagen pública que se ofrece del islam en Europa, los encargados de transmitir el mensaje coránico a los creyentes, pero muchas veces no saben ni la lengua del país en el que residen. Deben ayudar a los fieles a sentirse en casa en el país en el que viven, enseñar a superar los conflictos entre la fe musulmana y la cultura occidental, y sin embargo, a pesar de los esfuerzos, no siempre es éste el mensaje que se recibe en sus mezquitas.
Hace mucho que se oyen voces en el seno de las comunidades musulmanas europeas que piden más control en la formación de los imanes para que se adapten y se integren en sus sociedades. Para los musulmanes nacidos en Europa deberían existir imanes formados en Europa. Sin embargo, los datos arrojan otra realidad: la gran mayoría de los imanes europeos (casi el 90%) carece totalmente de una cultura o formación occidental. Han sido enviados desde países árabes como Turquía, Irán, Pakistán o Arabia Saudí para ocuparse de los inmigrantes musulmanes e islamizar a los europeos. Educados conforme a la tradición musulmana, no consiguen ofrecer una visión armónica entre la cultura occidental y su propia cultura, y terminan por generar múltiples conflictos internos. Muchas comunidades musulmanas llevan años luchando por poner remedio a este caos que, en gran medida, responde a la propia estructura interna del islam, donde no hay frontera entre la política y la religión, ni representantes oficiales. En el islam no existe ninguna autoridad reconocida, ninguna figura similar a un Papa sobre el que, en último término, recaiga toda responsabilidad. De ahí la dificultad de promover concordatos semejantes a los que se mantienen con el Vaticano. Sí existe, en cambio, una gran diversidad de grupos islámicos, dirigidos cada uno por su propio imán, que luchan entre ellos por imponer su supremacía ideológica, creando conflictos, en ocasiones, irresolubles. En el caso de los países europeos, detrás de cada grupo existe una organización islámica internacional o un estado musulmán que apoya o financia imanes y actividades, y que actúan como verdaderos «lobbys».
«La situación es dramática, porque los estados europeos no tienen autoridad alguna sobre estos grupos», explica el profesor Samir Khalil Samir, experto islamólogo. «Por otra parte, no existe una autoridad reconocida a la que referirse. El islam en Europa es una desbandada, a merced de cualquier predicador que llegue de fuera», sostiene. A esto debería añadirse la proliferación de imanes europeos convertidos al islam: «Excepto algunos casos notables, estos imanes, en lugar de difundir un islam que ha integrado lo mejor de la cultura europea, como cabría esperar, son imanes que difunden un islam antioccidental, quizá para justificar su decisión», explica Khalil. «Los musulmanes árabes son raramente atraídos por estos imanes, que, sin embargo, logran numerosos prosélitos entre los europeos», sostiene.
Ahmed Kazim Al Rawi, presidente de la Federación de Organizaciones Islámicas de Europa -fundada en 1989, reconocida por la Unesco y que integra a diversas asociaciones islámicas de 26 países- ha abogado en diversas ocasiones por la formación de imanes entre jóvenes europeos pertenecientes a la segunda generación de musulmanes que viven en Europa, conocedores de la cultura islámica y la occidental. Según Ahmed Kazim, «estos jóvenes son mucho más capaces de transmitir el mensaje de diálogo y convivencia en las sociedades en las que se han formado, sin menospreciar por ello el esfuerzo y la aportación de los imanes que vienen de fuera», aunque, en su opinión, «es mucho mejor formar a los imanes en Europa».

Mar Velasco

La Razón, 29 de septiembre de 2006

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