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Armenia, 1915: el primer genocidio del siglo XX

Armenia, 1915: el primer genocidio del siglo XX


La reciente concesión del premio Nobel de Literatura al escritor turco Orhan Pamuk ha vuelto a poner tristemente de actualidad uno de los genocidios olvidados: el de los turcos contra los armenios en lo que constituyó el primer exterminio masivo del siglo XX. El comprometido escritor se enfrentó a un proceso en su propio país por el reconocimiento de la tragedia armenia, que a día de hoy Turquía sigue negando.

Muy acertadamente, pero a costa de deteriorar sus relaciones con Turquía, la Cámara Baja de Francia aprobó el mismo día que se concedió el premio a Pamuk un proyecto de ley que convierte en delito la negación el genocidio armenio, durante el cual fueron asesinados asimismo 300.000 kurdos.. Turquía, por contra, siempre se ha resistido a reconocer lo que realmente sucedió en 1915, hasta el punto de rechazar las acusaciones evidentes, de negar su papel en el exterminio de millón y medio de armenios y de castigar con la ley a quien mencione la cuestión.

Pero, ¿qué fue lo que realmente ocurrió? Los antecedentes hay que buscarlos en el siglo XIX, cuando el Imperio Otomano empezaba a desintegrarse a causa de las revueltas y las fuerzas nacionalistas de los "Jóvenes Turcos" se hicieron con el poder. Debido a que habían ido paulatinamente perdiendo territorio europeo, los otomanos se dedicaron a reforzar el Asia Menor en un plan de expansión turco-mongol. Los turcos presentaban como justificación la supuesta "traición armenia" después de haber convivido en paz con esta etnia durante seis siglos, pero lo cierto es que el pueblo armenio, un pueblo indoeuropeo y cristiano, suponía un gran escollo en sus metas imperialistas. Por consiguiente los armenios comenzaron a sufrir saqueos, expolios y abusos, por lo que se puede decir que el genocidio armenio duró desde 1880 a 1923. El asesinato en 1896 de 200.000 armenios a manos del régimen del sultán Abdul Hamid II fue sólo un triste preludio del atroz exterminio que acaecería tan sólo diecinueve años más tarde. En una práctica que ha venido siendo habitual en los pueblos musulmanes, los turcos decapitaban a los varones armenios y exponían sus cabezas para burla de los oficiales y como trofeo.

Fue en 1908 cuando un grupo de oficiales progresistas, llamados "Los Jóvenes Turcos", encabezaron un movimiento que pronto que se impregnaria fuertemente del nacionalismo y del denominado "panturquismo" y que haría caer eal Imperio Otomano. Así las cosas, los "Jóvenes Turcos" empezaron a tramar la exterminación de la población armenia, a la cual veían como una traidora en potencia. 30.000 armenios cayeron en 1909 en la matanza de la ciudad de Adaná. Eran los trágicos inicios de un genocidio étnico y por motivos religiosos en el que el estallido de la Segunda Guerra Mundial supuso la excusa perfecta para que los turcos llevaran adelante sus planes de acabar con el pueblo armenio.

Pronto las deportaciones dieron comienzo, y en febrero de 1915 alrededor de 60.000 reclutas armenios fueron fusilados. Los turcos utilizaron la excusa de la guerra para enrolar a los hombres armenios de entre 15 y 45 años en el ejército turco; sin embargo, a estos soldados jamás se les proporcionó un fusil, sino que los utilizaron como jornaleros y animales de carga y fueron obligados a cavar trincheras que posteriormente les servirían de tumba tras masivos asesinatos a sangre fría. La masacre continuaría el 24 de abril del mismo año con la detención y asesinato en Estambul de un grupo de 600 varones, líderes políticos, culturales y religiosos, con el fin de descabezar intelectualmente al pueblo armenio.

En una tercera fase del plan, no tardarían en dar comienzo las llamadas "caravanas de la muerte". Con engaños, convenciéndoles que les llevarían a una zona segura, los turcos comenzaron la deportación de armenios. A los varones que quedaban tras el asesinato de los soldados se les pasaba a cuchillo o se les ahogaba en el río Éufrates, que presentó durante cierto tiempo un color rojizo tras haber cobijado miles de cadáveres. El resto de la población armenia, formada por hombres enfermos, adolescentes, mujeres y ancianos fueron deportados siguiendo una ruta mortal: los que iban hacia el norte fueron ahogados en el mar Negro, y otros serían llevados sin víveres y caminando hasta los desiertos de Siria, donde eran torturados e internados en campos de concentración como el de Deir ez-Zor o arrojados a los pozos naturales y luego quemados. Huelga decir que gran parte de los deportados nunca llegaron a su destino, y no sólo porque las matanzas comenzaron en el mismo lugar de partida. "Las mujeres que se quedaron atrás fueron disparadas con bayonetas en el camino, o arrojadas hacia los precipicios, o encima de los puentes," según escribe el historiador Arnold Tonybee. Las mujeres y niños que aceptaron convertirse al Islam acabarían como sirvientes en los harenes de los jefes turcos.

Mientras tanto, el gobierno turco es tomado por el sanguinario Mustafá Kemal "Atatürk", que culminaría el brutal proceso de exterminio hasta el año 1923. Graber relata que "en los últimos meses de la guerra, entre 50.000 y 100.000 armenios fueron masacrados por las tropas turcas en varios campamentos del Cáucaso. Así hasta un total de 1.500.000 víctimas, lo cual, dado que el pueblo armenio constaba en aquel tiempo de aproximadamente tres millones de personas, significó la mitad exacta de la población, aunque estimaciones recientes aumentan el número de asesinados en 300.000 víctimas más, lo que haría tres cuartos del total.

A pesar de que cada día, especialmente cada 24 de abril, los armenios recuerdan la atrocidad que casi exterminó por completo a su pueblo, los turcos continúan negando los hechos y se resisten a reconocer su responsabilidad. Pero por mucho que a nuestros quizás próximos socios en la Unión Europea les desagrade, es imposible negar la historia, y deben reconocer oficialmente su participación en el bárbaro exterminio de un millón y medio de seres humanos, tal y como vienen demandando los armenios desde hace 91 años.

"Quienes hoy son inocentes pueden ser culpables en el futuro. Hay que exterminarlos", Talaat Pasha, ministro del Interior de Turquía en tiempos del genocidio armenio

"¿Quién recuerda hoy la matanza de los armenios?", Adolf Hitler

Maggie, http://mundomaggie.blogspot.com, 17 de octubre de 2006

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