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Se celebra en Huesca un ciclo de conferencias sobre el terrorismo. Lo primero, las víctimas

Se celebra en Huesca un ciclo de conferencias sobre el terrorismo.  Lo primero, las víctimas

Huesca acoge, desde el pasado 2 de noviembre y hasta el jueves 30, el ciclo cultural titulado La negociación con ETA y la investigación del 11-M: visiones críticas. Allí acaba de ser presentado el libro La tregua de ETA: mentiras, tópicos, esperanzas y propuestas, dirigido por don José Luis Orella, presidente de Foro Arbil y portavoz del Foro El Salvador. Más que una cuestión ideológica -sostiene Orella-, el debate sobre el terrorismo debe centrarse en las víctimas, «personas con nombres y apellidos»

El ciclo cultural que se celebra estos días en Huesca pretende «ofrecer una visión del fenómeno terrorista y de la negociación con la banda ETA, basada en la experiencia personal de los ponentes que asistan a las diferentes conferencias». Otro objetivo es analizar «la veracidad de la versión oficial de los atentados del 11-M».
La iniciativa ha sido impulsada por el Foro El Salvador, con la colaboración de la Asociación Víctimas del Terrorismo, Ciudadanía Democrática y el colectivo ciudadano Peones Negros. La polémica con la Diputación de Huesca, presidida por el socialista Antonio Cosculluela, enturbió en un primer momento la celebración del ciclo, ya que ésta denegó la utilización de la sala de conferencias de la capital oscense, alegando, paradójicamente, que la sala no es apta para conferencias. Según los organizadores, la Diputación se escudó en un reglamento que ni siquiera está aprobado. Finalmente, se trasladaron los actos a la sede de la Federación de Amas de Casa, Consumidores y Usuarios.
El periodista Luis del Pino abrió el ciclo, el pasado 2 de noviembre, con una conferencia acerca de Los enigmas del 11-M. Una semana más tarde, se celebró una mesa redonda sobre el libro La tregua de ETA: mentiras, tópicos, esperanzas y propuestas, dirigido por don José Luis Orella.
El eje fundamental de la comunicación de Orella fue que, en el debate acerca del terrorismo, la carga humana debe ocupar siempre un puesto de gran relevancia. Por un lado, cuando se habla de las víctimas hay que tener presente que «se trata de personas concretas, rostros que tenían y tienen una historia detrás, que habían formado, o forman parte de nuestras vidas. No podemos prescindir de esa realidad, de esta humanidad con nombres y apellidos». Por otra parte, el factor humano también incide de alguna forma sobre la falsificación histórica sobre la que se ha asentado el particular nacionalismo que defiende el terrorismo. En este sentido, comenta que todo responde al hábil trabajo de edificar una contrasociedad alternativa omnicomprensiva, atractiva: «Una comunidad que te apoya, te sirve de referencia, te proporciona una identidad personal colectiva frente a una sociedad caracterizada por el individualismo, el relativismo, la disolución de los lazos familiares, el debilitamiento del entramado social, la ausencia de valores e ideales por los que vivir y con los que confrontarse». De esta forma, Orella explica cómo, desde esta carga humana, toma fuerza una ideología que poco tiene que ver con la virtud cívica del patriotismo, que absolutiza la idea de una nación imaginaria a construir a cualquier coste; «por contraste, aunque desde una perversión social, este fenómeno cuestiona la salud moral y la capacidad de sacrificio y servicio de la sociedad».
Tras recordarse que «no es momento de lamentaciones, sino de reflexión, y de toma de decisiones», el acto finalizó animando a los asistentes a defender y promover los valores más adecuados a la naturaleza del hombre. «La pluralidad social -concluyó Orella- es garantía de libertad. La educación de las conciencias en la razón, es requisito imprescindible de cualquier sociedad sana que aspire a perpetuarse. En este contexto, la Iglesia católica, de la que Foro El Salvador forma parte, es un lugar de encuentro, de transmisión de vida, de contraste con hombres y mujeres a los que seguir».

Maite Gacho Muñoz

Transparencia frente al terrorismo

Monseñor Carlos López, obispo de Salamanca, ha escrito una nota titulada El proceso de paz en el País Vasco, en la que recuerda que «la Conferencia Episcopal Española, en su Instrucción pastoral de 2002 Valoración moral del terrorismo en España, de sus causas y de sus consecuencias, condena el terrorismo como intrínsicamente perverso, nunca justificable, y como una estructura de pecado que, mediante la propaganda ideológica y la manipulación del lenguaje, consigue con frecuencia una perversión sistemática de las conciencias. La lectura o relectura de este documento es muy recomendable en las actuales circunstancias».
Monseñor López marca unos límites al mencionar que «el diálogo del que ha de excluirse a ETA por imperativo moral, es el orientado a negociar acuerdos que afectan a la futura configuración politica de cualquier territorio de España, o a los derechos de las personas garantizados por la Constitución». Pidió también «transparencia y veracidad informativa, mesura en los juicios, respeto a las normas morales o éticas, observancia del marco legal, justicia y misericordia», al recordar que «en los juicios morales hay que tener en cuenta los principios normativos y las situaciones de hecho. Cuando éstas no se conocen con certeza, cuando hay más temores y sospechas que información fiable, no es posible el juicio moral. Y el mismo juicio político queda sin la debida referencia. Tal situación favorece la confusión y la desconfianza de los ciudadanos, la propaganda política desinteresada de la verdad y ajena a los principios morales o éticos, la falta de respeto a las legítimas y plurales opciones políticas».

Alfa y Omega, 16 de noviembre de 2006

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