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El hecho político más relevante ni apareció en el mensaje del Rey

El hecho político más relevante ni apareció en el mensaje del Rey

 

Había expectación por saber cómo enfocaría Don Juan Carlos la situación creada tras el "alto el fuego permanente" de ETA y la evolución posterior de la negociación con la banda.

 

24 de diciembre de 2006.  El mensaje de Navidad de Don Juan Carlos ha tenido dos elementos muy claros. Uno por presencia: la constante apelación a la unidad entre los españoles. Y otro por ausencia: ni una referencia al "proceso de paz" y a la negociación con ETA emprendidos por el Gobierno tras el "alto el fuego permanente" decidido por la banda terrorista el 22 de marzo pasado.

 

El Rey comenzó invitando a considerar "lo mucho que juntos hemos avanzado en las últimas décadas trabajando unidos", hasta lograr, "unidos" también, la modernización de España, un proceso "del que todos podemos sentirnos orgullosos" y que se plasmó en la Constitución.

 

"Soseguemos la vida política"

 

Pero, a modo de advertencia, Don Juan Carlos aclaró que "no podemos dar por sentados los avances conseguidos". Las claves de esa modernización son "la reconciliación", "la concordia" y "la generosidad", así como "la voluntad de construir un Estado democrático" en torno a "una Constitución de todos y para todos". Esa "voluntad de consenso hizo posible la Transición", y por eso el Rey hace un llamamiento "a las instituciones y a los partidos políticos del arco constitucional" para asegurar la mejor solución a los problemas de los ciudadanos "en el marco de nuestra Constitución".

 

La sociedad, dice Su Majestad, "espera de las instituciones y de sus representantes" "un diálogo sincero y responsable". Y para remachar esta idea, Don Juan Carlos lanzó un imperativo que resume bien el espíritu de su intervención: "Soseguemos la vida política" trabajando con "espíritu integrador".

 

"La profunda crueldad del terrorismo"

 

La Constitución es el marco donde puede defenderse "cualquier opción política", y por tanto, "la respuesta contra la extorsión, la coacción y la violencia" sólo pueden consistir "en la primacía de la ley y del Estado de Derecho". La "unidad" y la "cohesión" nos permitirán lograr así, "juntos", el objetivo irrenunciable de poner fin al terrorismo y su "profunda crueldad".

 

La Ley de Dependencia

 

Tras esta apelación a la unidad de todos en torno a la Constitución y su nulo respaldo -obviándolo- al "proceso de paz" que se da ya por encallado, el Rey sí pudo mencionar una norma recientemente aprobada por las Cortes, la Ley de Dependencia, al haberlo sido "por unanimidad". Lo hizo tras elogiar que "España crece por encima de la media europea" y que eso debe traducirse en "mayores esfuerzos para extender" ese crecimiento al conjunto de los ciudadanos, y así corregir "la pobreza, la marginación y la exclusión", así como "las desigualdades".

 

Don Juan Carlos asoció ese éxito económico a "los flujos migratorios", a los que manifestó "reconocimiento y gratitud" por su contribución al bienestar, aunque defendiendo "el rigor y la generosidad para detener el tráfico de seres humanos y la inmigración ilegal".

 

Las menciones a la educación, la investigación y la innovación para ganar en competitividad, a los derechos humanos, a quienes se consagran a la infancia, la juventud y la tercera edad, al medio ambiente y a un "desarrollo industrial y urbanístico que responda al interés general", así como a "reforzar nuestra presencia internacional", ocuparon los últimos minutos de la intervención real.

 

Que se cerró con una mención especial a la labor "por la paz y los derechos humanos" que desarrollan las Fuerzas Armadas "en los Balcanes, Líbano o Afganistán", a los cooperantes, y a cuantos atienden la sanidad o la seguridad.

 

"Tengo confianza en el futuro de España porque tengo confianza en todos los españoles", concluyó el monarca. "Sigamos adelante con orgullo y autoestima", "sin perder nunca la unidad que nos da la fuerza y la entidad suficiente para seguir progresando".

 

Unidad y "proceso de paz"

 

Así concluyó una intervención de apenas trece minutos que puede resumirse en su constante apelación a la unidad de los españoles en torno a la Constitución, y en una determinación muy clara de Don Juan Carlos de no referirse a la negociación con ETA, el hecho político más significativo del año 2006, y que sin embargo ha estado ausente por completo del Mensaje de Navidad del Rey.

 

El Semanal Digital, 25 de diciembre de 2006

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