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En Europa no se mata a nadie por predicar a Alá

En Europa no se mata a nadie por predicar a Alá Este gobierno tiene una capacidad casi infinita de sorprendernos desagradablemente. Ahora, el ministro de exteriores, Moratinos, aprovechando que le corresponderá la presidencia de turno de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE), está dispuesto a convocar una reunión de este alto organismo precisamente en Córdoba para plantear la islamofobia que, de acuerdo con su análisis, se está extendiendo de una manera grave en Europa.

 

Diversas cuestiones chocan del planteamiento del gobierno Zapatero que ya ha comportado el malestar del gobierno de Israel. Una es la prioridad otorgada al tema. Seguro que hay problemas con el Islam en Europa, como también los hay con otras minorías como, para citar una de toda la vida, los propios gitanos.

 

Por otra parte es un hecho obvio que esta reacción injustificada contra lo islámico no tiene el mismo peso en todos los lugares. Así, salta a la vista que lo que sucede en España y en Holanda se parece como un huevo a una castaña, que comparten una cierta naturaleza de esfericidad y poca cosa más.

 

Por esto sorprende tanto que el lugar elegido sea España, y además Córdoba. Puestos a tratar este tema con la prioridad que le otorga Moratinos quizás hubiera sido más adecuado escoger Ámsterdam, Copenhague, o cualquier ciudad alemana, porque ahí seguramente podría haber servido para crear un mejor clima para los musulmanes.

 

En el caso de Córdoba solo contribuye a generar confusión porque coincide su iniciativa con el planteamiento deliberadamente confesionario, de un pequeño sector islamista, el de la Junta Islámica de poder rezar en la Catedral. Una iniciativa que han criticado, como ya informó ForumLibertas, amplios sectores musulmanes.

 

En este caso, el Islam coherente y la Iglesia coinciden una vez más en rechazar la confusión religiosa y predicar la convivencia fructífera que no consiste en andar mezclados a la hora de dirigirse a Dios, sino de hacer posible que la Catedral y la Mezquita vivan en alegría una al lado de la otra. Solo sabiendo que es uno puede aceptar plenamente la diferencia del otro y reconocerlo en todo su valor.

 

Precisamente, el fanatismo laicista de la exclusión religiosa, que ya se ha transformado en exclusión cultural, radica en que reniega del pluralismo de la sociedad definiéndola como laica.

 

La inoportunidad de Moratinos con Córdoba invalida el más elemental sentido de la diplomacia y explica una vez más por qué desde el inicio de la transición, y ya han pasado años, sea el actual, el periodo en que España tiene un papel más marginal en el concierto de los estados. A mayor crecimiento económico menor peso en la política del mundo. Este es un mérito de Moratinos y una responsabilidad de Zapatero.

 

Y la Catedral y la Mezquita también dicen algo más. Algo que debería preocupar a quien va a presidir un organismo que vela por la seguridad y la cooperación en Europa. No se puede tratar de la islamofobia sin a su vez plantearse dos grandes cuestiones.

 

Primera: que en bastantes países no hay tanto un problema religioso como social y económico. Los conflictos de la banlieu francesa son ante todo conflictos sociales. Que después se tiñan de religión o de verde índigo es puro oportunismo de algunos.

 

Y la otra gran cuestión es que existen países musulmanes donde las otras religiones y en particular el cristianismo son perseguidas, donde no existe la más mínima libertad religiosa, e incluso en algunos casos el hecho de predicar a Cristo comporta la cárcel o la muerte. En Europa no se mata a nadie por predicar a Alá, y eso Moratinos debería saberlo.

 

Editorial de Forum Libertas, 12 de enerode 2007

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