Dos años de Benedicto XVI, "El Restaurador"
Hoy hace dos años que se asomó a la logia superior de San Pedro. Y en dos años ha cambiado el mundo. Al menos el mundo católico, lo que no es poco. Su elección suscitó polémica, pero sólo fuera de la Iglesia, tras tres décadas de un pontificado excepcional, el de Juan Pablo II. Hoy, con Karol Wojtyla camino de los altares, su sucesor se ha convertido en símbolo de una Cristiandad que se resiste a morir en las catacumbas de la Modernidad.
El pasado lunes 16 cumplió 80 años, pero Josef Ratzinger es joven. Europa es hoy un continente decrépito, pero más por el horizonte colectivo en el que vivimos que por la edad física de los europeos. Así, tenemos un Papa que fue soldado, que es montañero, que ama la música y que no rehuye ni los peligros físicos ni los desafíos intelectuales; tal vez sea un veterano de muchas batallas de todo tipo, pero tiene la vitalidad y la mirada osada de un joven.
Ciertamente no es un conservador, y esto sólo puede sorprender a quienes, alejados de la fe y de la Iglesia, viven aún del recuerdo caduco de lo que de malo nos deparó el Concilio Vaticano II. La tarea de quien, como católico, aspire a "instaurar todo en Cristo", no puede ser conservar la situación actual. La opción conservadora incluiría conservar la ficción patética de la parroquia de San Carlos Borromeo, ajena a la Iglesia; y supondría asumir una inferioridad intelectual y moral respecto a los principios ateos o inmanentes de la modernidad materialista. No, ciertamente Benedicto XVI no es un anciano nostálgico ni conservador.
La tarea que se ha propuesto el Papa es extremadamente ambiciosa, y tiene un sentido revolucionario. Ser católico con Benedicto XVI, como se ha demostrado en estos dos años, es un desafío apto sólo para corazones jóvenes. ¿No han visto ustedes cómo rechinan los dientes y palidecen las arrugas de los conservadores cuando oyen hablar de la restauración de la liturgia, del regreso del latín, del final de los experimentos progres? Pues es lo que hay, señores: resulta que es bávaro, y que ha venido para quedarse.
Pascual Tamburri
El Semanal Digital, 19 de abril de 2007
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