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Argelia duplicará el número de imanes

Argelia duplicará el número de imanes

No sólo con la represión policial se combate el terrorismo. Como ya hizo en su día para frenar la emigración clandestina a Europa, el ministro de Asuntos Religiosos argelino, Buabdelá Ghlamella, quiere echar mano de las mezquitas para propagar un islam que recupere a los "jóvenes desorientados".

El primer problema con el que se enfrenta consiste en que Argelia no dispone de suficientes imanes. Hay 22.000 clérigos en servicio y, según precisó el ministro a finales de abril en Constantina, necesita otros 22.000 para atender correctamente a los fieles.

Los imanes están mal pagados por el Estado, pero ésa no es la principal razón de la escasez de vocaciones. La carencia se debe a la inseguridad. Muchos de ellos fueron objetivos prioritarios de los yihadistas de los años noventa. "Ahora todas las condiciones están reunidas para protegerlos", aseguró el ministro.

Algunos imanes no se sienten todavía demasiado cómodos. Tras los atentados del miércoles 11 de abril en Argel, Ghlamella impartió instrucciones para que en sus prédicas del viernes los clérigos denunciaran esos "actos criminales ajenos al auténtico islam".

Así lo subrayó, por ejemplo, Othman Bajadi, el imán que predica en la televisión pública, pero el de la mezquita de Hussein Dey, ubicada en un barrio integrista de Argel, omitió hablar del golpe terrorista, según relató a la salida uno de sus fieles. Sólo se atrevió a dejar caer que el islam era una religión de paz ante un nutrido grupo de barbudos ataviados con ganduras, una túnica por la que tienen predilección los islamistas.

Un puñado de imanes son ex combatientes islamistas que se han acogido a los indultos ofrecidos por el presidente Abdelaziz Buteflika en el marco de su política de reconciliación nacional. "Se les impartió una rápida formación religiosa y no suelen dar mal resultado", señala Munir Budjemaa, experto en terrorismo del rotativo Liberté .

Para enseñar ese islam tolerante en las mezquitas y en las 6.000 madrasas (escuelas coránicas), frecuentadas por medio millón de alumnos, se necesitan unos manuales que recojan ese mensaje amable.

Otra de las labores urgentes del Ministerio de Asuntos Religiosos es la "definición de metodologías y programas pedagógicos unificados para todas las madrasas con los que combatir extremismo e intolerancia", explica Abdelá Tamin, portavoz de
Ghlamella.

Unos 1.700 imanes imparten también clases en las escuelas coránicas junto con 969 voluntarios, según datos facilitados por el ministerio. No todos estos colaboradores benévolos propagan entre sus alumnos una versión pacífica de la religión musulmana.


El País, 10 de mayo de 2007

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