AVT: Si el Tribunal Constitucional deroga la Doctrina Parot estaremos ante una cesión más a los terroristas
 
								
				
				La AVT, ante el debate abierto sobre la legalidad de la Doctrina Parot quiere manifestar lo siguiente: 1.- La Doctrina Parot se ajusta plenamente a derecho y no vulnera el derecho de los presos. Tan   sólo regula la manera en que las redenciones penitenciarias deben ser   aplicadas, asunto que no estaba establecido. El propio Tribunal Supremo   señalaba que se “ha rectificado un criterio erróneo” en la forma en  que  los beneficios penitenciarios eran aplicados a las penas impuestas  en un  alegato de la Doctrina Parot. 2.- La Doctrina respeta los 30 años de cumplimiento de condena del Código Penal de 1973 y no los amplía. No obstante, tiene en cuenta, al mismo tiempo, la figura de la   redención penitenciaria, para que sea aplicada de acuerdo a derecho. 3.- Ningún  preso juzgado con el  Código Penal de 1973 y 1995 cumplirá más de 30  años; pero no dejará de  cumplir su pena, hasta el máximo que la ley  contempla. Qué mínimo que un terrorista sanguinario pague los 30 años que contemplaba la legislación de 1973 ó 1995. 4.-Estamos ante un nuevo escándalo del Tribunal Constitucional. Tememos que, como la Doctrina Parot estuvo en la mesa de negociaciones de 2006 –tal y como reflejan las actas- el Tribunal Constitucional no siga criterios jurídicos sino políticos y conceda una cesión más a los terroristas. 5.- Además,  si el Tribunal  Constitucional se arroga competencias que no le  corresponden, como ya  hizo recientemente con la legalización de Bildu,  las víctimas y la  sociedad en su conjunto nos enfrentaremos a un asunto  de extrema  gravedad: la excarcelación de terroristas  sanguinarios sin que  hayan cumplido íntegramente sus condenas. Con  ello, se continuará con la  senda abierta con Bildu: la exoneración  completa de ETA, la consecución  de sus reivindicaciones sin haber dado  nada a cambio. Lo que prolongará  la injusticia cometida sobre las  víctimas: la pérdida de sus seres  queridos y el desamparo del Estado de  Derecho en el que confiaron para  obtener justicia y no venganza.
 
       
		
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