ETA a la "conquista" del Congreso, armada de mentiras y de complejos (por Pascual Tamburri, Ruta Norte)
ETA no puede usar las Cortes para manipular la historia. En la que olvidan lo que quieren, desde que Fernando el Católico, señor de Vizcaya, fue jurado bajo el árbol de Guernica en 1476.
Gran parte de la prensa nacional y toda la de Navarra ha recogido el descaro con el que Amaiur ha pretendido utilizar el Congreso de los Diputados para difundir su propaganda sobre la guerra de Navarra de 1512. No se trata sólo de que una pareja de etarras fuese invitada a defender con la palabra la misma independencia por la que han asesinado; no se trata sólo de que querían hacerlo, como extensión de la campaña de Nafarroa Bizirik, en la sede de la soberanía nacional española; es que además, y antes que nada, lo que han dicho en otros momentos, parece que van a seguir diciendo y querían decir allí sobre el quinto centenario de la entrada del duque de Alba en Pamplona es, en una sola palabra, mentira.
Por supuesto que los etarras y batasunos, una vez cumplidas sus penas, tienen toda la libertad de expresión y de conciencia que les corresponde como ciudadanos españoles, dentro de las leyes. Que quieran llamar "conquista", en el sentido que ellos le dan, a los hechos de 1512, es tan libre como si quieren creer en el Ratoncito Pérez. Y si su deseo es difundir su interpretación de lo que sucedió, especialmente en este país sin una regulación profesional estricta del oficio de historiador, son muy libres. Como lo serán otros de apoyarles, y hasta de creerles. Como si quieren esperar a que los recién detenidos pistoleros Javier Aramburu Sagarminaga y Oroitz Gurruchaga Gogorza cumplan sus penas en Francia y en España, espero que allá hacia 2055, y les organizan entonces una charla para que nos expliquen cómo el eusquera nació en la Atlántida o en Marte. Hombre, mejor si no los llaman historiadores. Ahora bien, lo que es un problema mayor es que se usen medios públicos y semipúblicos, y se confunda con ambigüedades a la población, renunciando a defender la verdad y a menudo haciendo concesiones, y más que concesiones, a la mentira.
La mesa del Congreso cree que Nafarroa Bizirik y sus portavoces, criminales condenados y ahora sostenidos por Amaiur, Bildu, Aralar, EA, PNV, Geroa Bai, qué más da, no deben estar allí. Yolanda Barcina, la presidenta del Gobierno de Navarra, se lamentó de que los abertzales "lleven al Congreso a personas que han estado tan vinculadas con el mundo etarra como que han tenido condenas para hablar de la historia de Navarra". Muy bien, muy oportuno. Y Alfonso Alonso, desde el PP, ha dicho que "entre ellos se cuentan personas como Ángel María Rekalde Goikoetxea, miembro histórico de ETA, condenado a 287 años de prisión por un total de 16 asesinatos, o Javier Morrás Zazpe, detenido en su día por ocultar a otros terroristas y formar parte del comando Zumalacárregui". Cierto, certísimo. Y sin embargo...
El grupo abertzale dice que "2012 es el 500 aniversario del inicio de la conquista de la actual Navarra por España y una fecha clave en la destrucción, por la fuerza, de nuestra estatalidad". Y al menos tan preocupante como quién lo dice y dónde es qué se dice, y hasta qué punto se deja circular semejante patraña, y se permite que empape la opinión pública, y se fomenta que lo haga, y se convierta para una gran parte de la población, incluyendo personas públicas teóricamente ajenas a esto, la mentira en verdad y la verdad en mentira. No tiene sentido debatir esto, salvo si acaso en un foro científico y entre científicos, no ciertamente así. Porque con gente que cree que en 1512 había un Estado navarro, o que Navarra era una nación cuando la nación moderna no existía, o que había una soberanía popular vasca nada menos, o que Navarra era una tierra unida, en paz, próspera y vascoparlante hasta que llegaron las huestes castellanas y aragonesas a terminar con aquel idilio… no hay mucho que debatir, hasta que dejen de creer en sus ídolos.
Aplaudo desde luego a Diario de Navarra por la contundencia (y eficacia) que ha demostrado en este caso, en la defensa de la verdad y de los intereses de Navarra. A él y a todos los medios e instituciones hay que pedir coherencia. No podemos indignarnos si las falsificaciones nacionalistas se difunden, cuando lo hacen en libros subvencionados por el Gobierno. Puestos a señalar con el dedo a Bizirik, cosa que me parece muy bien, el Diario podría mencionar la participación, en el congreso que la misma bizirik hace en Pamplona, de su dibujante César Oroz, o la exposición de éste y el uso al menos imprudente del imaginario nacionalista y de su vocabulario. Porque las palabras no son inocentes, y como muy bien explica Jesús M. Ruiz Vidondo (que sí es historiador) y recoge el mismo Diario del 24 de mayo, estamos hablando de una anexión y no de lo que por nacionalismo se tiende a llamar "conquista".
Sí, ya lo sé. A estas alturas de 2012 aún una inmensa mayoría de navarros, después de décadas de enseñanza oficial de la historia provincial, creen el cuentecillo de las Navas y las cadenas del escudo. ¿Cómo sorprendernos si triunfa fácilmente un remix abertzale-navarrista-navarrero-buenista sobre 1512? Estamos hablando de una Navarra en la que más gente considera experto en esto a Patxi Abasolo que a Isabel Ostolaza… y naturalmente comerciantes calculadores y políticos acomplejados tienden a plegarse ante lo inmediato aunque sea cediendo en lo esencial. Pero luego, damas y caballeros, no quiero oír ni leer a ninguno de ustedes lamentarse de lo que pase el 16 de junio, ni con lo que ahora están ustedes dejando que se siembre.
La decepción, el abandono, sentirse traicionado también por quienes supuestamente están del lado de uno, son sensaciones aún más peligrosas que una simple batalla luchada y perdida. De una derrota surge una reacción, de una traición –tanto más si es por ignorancia de unos, cobardía de otros e intereses de muchos- sólo nace la división. Todos los que hemos leído a Jean Larteguy en sus libros dedicados "a la memoria de todos los centuriones que mueren para que Roma sobreviva" no podemos evitar un gran desagrado cuando vemos que la propaganda batasuna sólo es combatida a veces, según si conviene o no a determinados cálculos. La propaganda de los mismos que se han manchado las manos de la sangre derramada, no ciertamente por esos intereses o esos miedos, sino por Navarra, por España y por la defensa de esa misma verdad sobre el ayer y el hoy, que no puede depender de una amistad ni de una cuenta de resultados.
La manipulación de Bildu-como-se-llame no es aceptable. Ciertamente por el descaro de usar unos asesinos como portavoces y las Cortes de escenario, pero también porque lo que dicen sobre Navarra es mentira, y lo sería también aunque lo hubiese dicho la Madre Teresa de Calcuta. Lo es, desde luego, cuando se incluye en actos oficiales u oficiosos, en publicaciones oficiales, oficiosas o subvencionadas, o en medios de comunicación que, como determinados políticos poltroneros y timoratos, prefieren dar una de cal y otra de arena. Porque naturalmente hay quien prefiere quedar bien y parecer políticamente correcto que defender los principios por los que, entre otras cosas, se supone que cobran o se lucran.
Hemos podido comprobar que todo era verdad, y porque lo era no vacilamos en derramar el tributo de nuestra sangre, en sacrificar nuestra juventud y nuestras esperanzas. No nos quejamos, pero, mientras aquí estamos animados por este estado de espíritu, me dicen que en Roma se suceden conjuras y maquinaciones, que florece la traición y que muchos, cansados y conturbados, prestan complacientes oídos a las más bajas tentaciones de abandono, vilipendiando así nuestra acción. Quieran los dioses de Roma evitar que una burguesía aterrada por la crisis quiera anunciar así su disposición al abandono.
http://www.elsemanaldigital.com/blog.asp?idarticulo=121819&cod_aut=
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