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La vuelta a la fe de Rocky Balboa

La vuelta a la fe de Rocky Balboa

Sylvester Stallone asegura haber redescubierto a Dios, y que su última película «tiene una gran carga espiritual» «Cuanto más voy a la iglesia, más me libero de mis presiones», añade

«La iglesia es el gimnasio del alma», afirma el protagonista de películas como «Rocky Balboa» y «Rambo»

MADRID- «No importa el pasado. Si miras a Dios, puedes renacer». Si estas palabras chocan, chocará aún más saber que han salido de los labios de Sylvester Stallone. El mítico y tosco actor ha aprovechado el lanzamiento de su última película, «Rocky Balboa», que se estrena el próximo viernes en España, para hacer gala de la fe cristiana que perdió de joven. ¿Mera campaña de márketing o conversión sincera? El caso es que Stallone asegura que la sexta y última entrega de la saga «Rocky» «tiene una gran carga espiritual». «Para mí, este film ha sido guiado por la mano de Dios», afirmó rotundo hace unos días durante una videoconferencia que impartió a los principales líderes cristianos de los Estados Unidos.

La película arranca veinte años después del último combate del boxeador más famoso del mundo. Rocky se ha convertido al cristianismo. «Unos segundos antes de volver a saltar a un cuadrilátero, Balboa escucha unas palabras de la Sagrada Escritura. Eso es lo que le da fortaleza», añade el actor. «Rocky perdona. No es amargo. Siempre pone la otra mejilla. Es como si toda su vida la pusiera al servicio de los demás», prosigue. Y llega, incluso, más allá: «La película va sobre la redención; la redención no sólo de Balboa, sino del propio Stallone», afirmó el actor en su habitual tono rudo. De hecho, la última entrega de la saga es, según el actor, un retorno a las raíces. «En la primera película de Rocky salía una escena en el vestuario en la que pronunciaba una oración. En las siguientes, esta dimensión se pierde. En el último filme, la espiritualidad es mucho más clara», apostilla el protagonista de «Rambo».

El gimnasio del alma

Pero, ¿por qué este giro en su vida? «La mayoría de mis anteriores películas eran sangrientas; se trataban de los frutos creativos de mi juventud, cuando mi matrimonio no iba bien y yo mismo me sentí seducido por todas las tentaciones de Hollywood», respondía el actor hace unos días en un artículo publicado en el «San Francisco Chronicle». Ahora, Stallone dice disfrutar de un matrimonio estable y de una relación con Jesucristo completamente distinta. «Cuanto más voy a la iglesia y más profundizo en mi creencia en Jesús y escucho su Palabra, a la vez que dejo que su mano me guíe, siento cómo me libero de mis presiones», confesaba. Y, haciendo una curiosa definición, añadió que «la iglesia es el gimnasio del alma».

El cristianismo, de moda

Los líderes cristianos estadounidenses han recibido de buen grado la noticia de la conversión tanto del actor como del personaje. «No es una película cristiana, pero hay algunos elementos alucinantes que puedes relacionar con la fe y los valores», señalaba uno de ellos recientemente. Y, para difundirlos, Stallone ha contado incluso con los servicios de «Motive Entertainment», la misma agencia de márketing que promocionó películas como «La Pasión», del Mel Gibson, o «Las crónicas de Narnia», dos filmes claramente cristianos. La primera medida de la agencia ha sido lanzar www.rockyresources.com, una página web con recursos para que los líderes cristianos puedan promover los valores relacionados con la película.

Stallone creció en un hogar católico y fue a colegios católicos. «Después di algunos giros equivocados cuando salí a la “vida real”», confesó en la videoconferencia. «He necesitado pasar mis pruebas y mis tribulaciones antes de que pudiera ser lo suficientemente hombre para interpretar una película como ésta», concluyó.

 

Álex Navajas

La Razón, suplemento Fe y Razón, 10 de enero de 2007

¿Banderas de qué padres? Clint Eastwood se nos pasa al nihilismo

¿Banderas de qué padres? Clint Eastwood se nos pasa al nihilismo Vivimos tiempos donde el virus nihilista se apodera de todo: desde el cabreo de un Pérez Reverte a la destrucción y la ridiculización sistemática del heroísmo por parte de la sociedad.

 

Me levanto del asiento asqueado de la cabalgata de Reyes: en cinco minutos, el insoportable locutor me ha remachado media docena de veces lo "multicultural" del evento. Al parecer, la fiesta de Reyes, lejos de ser una tradición religiosa celebrada en algunos países de la Europa cristiana y en algunos otros países donde los europeos la llevaron, parece más bien una ocasión de euforia para el Haarlem multiétnico que nos traen el mercado y sus colegas progres. Por eso les ha salido una cabalgata híbrida entre el carnaval de Río y una fiesta de pueblo pero, eso sí, muy "multicultural". En definitiva, un intento de manipulación más con los impuestos de todos.

 

Alguien me trae La Razón y me detengo en las entrevistas que aparecen en su contraportada. Normalmente es ocupada por algún personaje con no muchas luces –hay honrosas excepciones- y que en el ochenta por ciento de los casos "se considera de izquierdas". Una tal Alicia Vigo, diseñadora de juguetes, parece comportarse más bien como un "comisario político" de esa estafa intelectual que es la ideología del "género": al parecer el sexo no condiciona nada a la persona; es más bien una construcción cultural que cada uno es libre de orientar como quiera. Marvin Harris y otros juntaletras del marxismo se han encargado de popularizar esta bobada.

 

Pero lo peor viene en el interior y no puedo solamente enviarles al cuerno. Clint Eastwood ha realizado una gran película que difunde exactamente lo contrario a lo que pretende. En la película de Eastwood, los supervivientes de la famosa foto de Joe Rosenthal se convierten en un soporte publicitario para azuzar el patriotismo y vender los bonos de guerra que los EEUU necesitan para la ofensiva final sobre el Japón. Una vez que se consigue, los "héroes" son olvidados. Uno sale del cine preguntándose: todo ese sufrimiento ¿para qué? El corolario del film es obvio: como no hay nada que merezca la pena, cada uno lucha por su compañero que comparte con él una miseria común.

 

Un tal Sergi Sánchez, en La Razón, nos alecciona: "Según Eastwood, el héroe es una invención externa, una apropiación del sistema para fortalecerse desde dentro, vendiendo una imagen falsa de una realidad que siempre estalla por debajo de nuestras expectativas. El heroísmo, pues, es un código de honor que se arrastra por el fango, que se esconde detrás de los cadáveres, que planta banderas victoriosas antes de recoger a sus muertos y que, sobre todo, intenta sobrevivir a su memoria".

 

Es exactamente la misma conclusión que uno saca con "Alatriste", incomprensiblemente jaleada por la reacción española más corta de miras: nada existe más allá del valor en el campo de batalla. En la película basada en el libro de Pérez Reverte no existe un solo personaje cuyo valor sea consecuencia de algo superior. Si sale un cura, es corrompido, si sale una mujer, es puta, si sale un político es corrupto. No hay una sola excepción. El contrapunto a la basura absoluta que describe la película, es un puñado de hombres pendencieros, borrachos, agresivos que, como redención de la chusma que representan, mueren con valor en el campo de batalla. En el fondo esto no es sino otra formulación más del nihilismo y, dicho sea de paso, totalmente alejada de la verdad histórica. No existe imperio alguno que, en sus mejores y peores momentos, no extraiga su fuerza vital de hombres superiores por su autoexigencia moral y por su temple.

 

Por eso la verdad es que no me extraña que Occidente esté como está y tampoco me extraña que no sepa lo vulnerable que es. Por mucho que desagrade a nuestros burgueses conciudadanos, tanto en su versión neoliberal como en la versión marxista-reciclada, una sociedad que denosta y ridiculiza los valores del heroísmo trascendente, sencillamente no es viable.

 

Eastwood dice que quedó conmovido por las cartas del oficial de la guarnición japonesa de Iwo Jima, el general Tadamichi Kuribayashi y ha realizado otra película, "Letters from Iwo Jima", aún no estrenada más que en Japón y, de manera limitada, en EEUU.

 

Nos dice: "...me pareció importante contar la historia desde el punto de vista japonés, no solo por aquél país, sino por toda esa gente que da la vida por el suyo, para mi supone el mayor sacrificio que se puede hacer". No se comprende por ello el engendro nihilista que le ha salido, si bien no es de extrañar que para el crítico de La Razón, lo mejor del film sea que "Eastwood redondea su misión de reconstruir (y destruir) la épica del héroe americano".

 

Aunque la tendencia de los tiempos es o el nihilismo cabreado de Pérez Reverte o el nihilismo a secas que considera "lo mejor" la destrucción del héroe, hay por fortuna excepciones. Jesús Laínz, en Ediciones Encuentro, nos acaba de regalar La Nación Falsificada, donde nos muestra y demuestra que en otro tiempo, hubo mucha gente que, en circunstancias por lo menos similares a Iwo Jima, creía en algo por encima de lo estrictamente humano, gente que amaba apasionadamente a la tierra y que pensaba que Dios, la Patria y el Honor era modos de vida por los que se podía vivir y morir, cosas que tenían el potencial de redimir las peores vidas precisamente cuando la propia vida les era ofrendada.

 

Bajo la escoria de la época, vestida de "derechos", de "ciudadanos" y de vida cómoda, arde aún el fuego de la patria como un gran amor. Solo espera transmitirse a aquellos que nunca debieron ni perderlo ni olvidarlo.

 

Eduardo Arroyo

El Semanal digital, 6 de enero de 2007

Una Juani decepcionante

Una Juani decepcionante El rompedor e iconoclasta Bigas Luna se está haciendo viejo. Con su última película Yo soy la Juani (España, 2006), ni escandaliza, ni rompe moldes, ni propone modelos atractivos. Intenta, sin conseguirlo, construir una personalidad femenina libre, independiente, sincera y con sueños. Pero nos presenta a una mujer triste, instintiva, confundida y vacía.

Carece de voluntad, no sirve a ideal alguno, no sabe realmente qué quiere. Con todo, Juani (la debutante Verónica Echegui) es el personaje más consistente de la película…

Los modelos de hombre son igualmente decepcionantes: incapaces de asumir ningún compromiso firme, infieles, incultos, débiles, rígidos, violentos.

Pero hombres y mujeres, en el film, comparten algunas características: están “de vuelta”, el sexo es rutina y puro instinto para todos ellos, su lenguaje es paupérrimo, exhiben con descaro una cultura mínima, de cada cuatro palabras pronunciadas una es un sonoro taco... La pareja que forman inicialmente Juani y su novio (en la vida real, vocalista de El Canto del Loco, Dani Martín), al menos participan de un interés común: el tunning y el hip-hop. Poca cosa: una excusa para no afrontar decisiones maduras, un freno para el ahorro, unos gustos y aficiones más propios de preadolescentes…

Juani se harta: novio infiel, padre alcohólico, madre derrotada, su mejor amiga Vane (Laya Martín) violada… Y marchan ambas a Madrid para tratar de hacer realidad sus sueños. Pero tampoco tienen claro qué quieren. Ni porqué. Ni cómo.

Su amiga, después de operarse el pecho, único interés vital que trasluce, se prostituye con futbolistas de primera división. Y Juani tratará de hacerse actriz. Pero apenas se esfuerza, no tiene voluntad, y se deja deslumbrar por la noche y sus habitantes. Manifestará vehementemente, explicando su deseo alcanzar el éxito, que “quiere sacar lo que tiene dentro de ella”. Palabras vacías. Al menos reclamará ayuda al comprender que algo no va bien. Pero se siente derrotada al medirse con la receta propuesta: formarse en interpretación y aprendizaje de inglés.

Además, debemos preguntarnos, ¿por qué quiere ser, realmente, actriz? En un momento de rabia nos da la clave: “¡no quiero seguir de cajera 40 años!”. Pero, si persigue ese sueño concebido como vía de escape de un mundo que no le gusta, pecaría de dos defectos: falta de sinceridad y de realismo.

Ninguno de los personajes de la película asume las consecuencias de sus propias decisiones. Todos ellos encuentran una persona a la que responsabilizar de sus fracasos: el marido alcohólico, el novio infiel e inmaduro, los implacables especuladores, los “famosos” insensibles…

¿Así es la juventud española? Probablemente lo sea un buen porcentaje de ella. Pero, ¿no se habla, reiteradamente, del fracaso del sistema educativo, y de la incapacidad de los padres, en la transmisión de una cultura del esfuerzo y los valores? Pero Bigas Luna, director y coguionista, ¿propone un método de superación de todo ello? En absoluto. O, acaso, el que describe ¿es un modelo atractivo que oferta como deseable a los jóvenes? Lamentable en cualquier caso.

Por la pantalla transcurren unas vidas sin raíces, alejadas de todo objetivo, que desconocen ideal alguno, sin compromiso humano ni social, sin maestros a los que seguir.

Entonces, ¿únicamente es posible el cinismo y un ciego voluntarismo “hasta que el cuerpo o la cabeza reviente”?

En el cine buscamos distracción, belleza, valores, modelos a los que imitar. En esta ocasión no podemos encontrar nada de todo ello. No existe ninguna propuesta realmente atractiva. Por ello, es una película frustrada y frustrante. Eso sí, con la colaboración de Televisión Española, TV-3, Canal +, el Instituto Catalán de Industrias Culturales de la Generalitat catalana, y numerosas marcas comerciales. Nihilismo “políticamente correcto”; pero muy bien subvencionado. Y se quejarán algunos. Pobrecitos progres…

Revista digital Arbil Nº 108, octubre de 2006

TVE estrena “Olvidados” de Iñaki Arteta

TVE estrena “Olvidados” de Iñaki Arteta

El próximo viernes día 3 de noviembre el programa DOCUMENTA 2 de TVE 2 emitirá a las 23:30 el largometraje documental “Olvidados” de Iñaki Arteta.

“Olvidados” (2004) nace de la necesidad del director Iñaki Arteta de dar voz a las víctimas del terrorismo de ETA cuya existencia apenas ha merecido la atención de los cineastas españoles en las últimas décadas.
“Han procurado que las víctimas no tengamos voz” dice Maite Pagazaurtundua al comienzo de la película.

El resultado de las entrevistas realizadas a casi una treintena de familiares de víctimas es una mirada panorámica acerca de las experiencias personales y el pensamiento de un colectivo que hoy genera una gran expectación pero durante muchísimos años, olvido.

Con un estilo claro, directo, sin espacio para la metáfora y sin otra voz que la de los protagonistas, a lo largo de noventa minutos se abordan cuestiones como el olvido, la sensación de incomprensión social, la falta de conmiseración, el perdón, el ansia de justicia, la posible negociación, la esperanza, etc,

El documental, que no pudo ser estrenado en salas comerciales al no encontrar distribución, fue el embrión de lo que después sería “Trece entre mil” (2005) un nuevo acercamiento al universo de las víctimas del terrorismo de ETA en nuestro país, abordado en esa ocasión con unas pretensiones más poéticas que informativas.

 

LEY DEL CINE. ¿Por qué tengo que pagarle el sueldo a Pilar Bardem?

LEY DEL CINE. ¿Por qué tengo que pagarle el sueldo a Pilar Bardem?


Se prepara la enésima Ley del Cine, cuyo objeto es siempre proteger el cine español. ¿Pero de quién o de qué se le protege? ¿De la mediocridad? ¿De la pobreza de ideas? ¿De los tópicos? Parece ser que no, que hay que defenderle de cine americano. ¿Por qué? ¿Porque las películas de Hollywood ganan más dinero? ¿Porque el público las prefiere abrumadoramente? Da la impresión de que se quiere blindar al cine español ante su escasa competitividad. ¿Cuántas películas españolas al año tienen una calidad respetable? ¿Y cuántas recaudan una cantidad de dinero considerable?

La cuestión es diáfana: como el cine español no puede competir con el americano ni en sus historias, ni en sus actores, ni en su espectacularidad, etc... que el Estado le dé al cine el dinero que no le damos los espectadores. Y esto, ¿a cuento de qué? El cine es una industria del entretenimiento, y al espectador le trae al fresco la nacionalidad de una película.

Hoy día asombra ver la cantidad de logotipos de instituciones públicas que aparecen en los carteles de las películas españolas: ayuntamientos, diputaciones, comunidades autónomas, ministerios, televisiones públicas... da la sensación de que algunas películas ya han ganado dinero antes de su estreno. Todo esto suena muy raro. Y se encuentran cosas sorprendentes. Por ejemplo, ahora se estrena Nomadaktx, una película pagada por el Gobierno Vasco, la ETB, TVE y el Ministerio de Cultura, y con la colaboración del diario Gara entre otros. Pues bien, el subtitulado de la película es en euskera cuando los personajes hablan castellano. ¿Hay algún euskaldún que vaya al cine que no sepa castellano? Ni uno. Luego ese gasto cuantioso es superfluo, innecesario.

Hay dinero para lo que se quiere. ¿Se apoyaría tanto al cine español si sus artífices no fueran casi todos votantes y militantes socialistas? No quedan lejos los días en que en la ECAM conocidos directores de cine pedían por favor a los alumnos que votaran al PSOE para echar al PP. Lo contrario es inimaginable. Lo socialistas saben que el cine español no será bueno, pero es un aliado fiel a los dictados de su Gobierno. Por eso estaba Pilar Bardem el otro día, cuando yo salía de ese castigo arquitectónico del Kursaal, dando una especie de mitin a favor de la negociación con los terroristas. A su lado había una actriz que decía hablar ¡en nombre de la Unión de Actores! (¿A qué actores de dicha Unión se ha consultado? A ninguno.)

En fin, que se legisla de espaldas al espectador, que es el que justifica y da sentido y viabilidad al cine, y se trata de solucionar con medidas y sanciones lo que es un problema de creatividad y de calidad. No estoy en contra de que se proteja la cultura, pero rara vez el cine español es cultura y cuando lo es se defiende sólo y muy bien. Las leyes se hacen para regular la realidad, no para inventarla. No son las leyes las que harán bueno al cine español, sino el talento y la creatividad de sus autores.

Juan Orellana

Libertad Digital, suplemento Iglesia, 12 de octubre de 2006

Alatriste, entre la gloria y la decadencia

Alatriste, entre la gloria y la decadencia

El director español Tano Díaz Yanes, respetado por propios y ajenos, se lanza a un modelo de "superproducción española" –la más cara de nuestra historia– para recrear la figura literaria del capitán Alatriste, ideado en cinco novelas por el escritor de moda Arturo Pérez-Reverte. Sin ser una película extraordinaria es lo suficientemente digna y audaz como para merecer un aplauso. Pero también algunas críticas.

Alatriste tiene virtudes y defectos. Entre sus virtudes está explicar a los chicos-logse que España no fue siempre el desastre que es hoy, que fue grande y poderosa, que estuvo sostenida por un pueblo creyente, y que condujo sus pasos de imperio mundial por las sendas de ideales y sacrificios. Dicho así suena a nacionalcatolicismo, pero la película también nos muestra los pecados y mezquindades de una España que a mediados del siglo XVII ya empezaba a rodar cuesta abajo hasta la ciénaga en la que se sumerge hoy. Un Felipe IV muy alejado de un modelo de rey digno, un Conde Duque de Olivares cegado por la miopía del poder, y cómo no, la Inquisición Española, el invento de toda la historia que más ha rentabilizado la izquierda occidental.

Los Tercios de Flandes son el telón de fondo de esta película de aventuras. Aventuras bastante bien resueltas –en ocasiones con brillantez, como el arranque del film-. Pero también es un retrato de la España austera, sufriente, pesimista, estoica. La España del Goya oscuro, de Baroja, de Unamuno, de Lorca, la España novia de la muerte (con perdón),... y la España cainita (Unamuno y Millán Astray eran tan españoles hasta la médula el uno como el otro). Una España que retrató Velázquez como lo retrata con absoluta maestría el iluminador Paco Femenía (el Goya de este año debería ser suyo) apoyado por una dirección artística y de vestuario impolutas.

El reparto es notabilísimo, aunque Pilar López de Ayala tiene un minúsculo papel para su talla interpretativa, quizá superior a la de Elena Anaya. Eduard Fernández, Echanove –que hace de Quevedo- y Javier Cámara –Conde Duque de Olivares- están estupendos. Mucha mala uva demuestra que el papel de clérigo inquisidor, el dominico Emilio Bocanegra, esté encarnado por una actriz (Blanca Portillo, la Agustina de Volver), para darle un cierto aire homosexual repelente. De hecho, ese clérigo –único representante de la Iglesia en el film– es el personaje más caricaturesco de todos. Qué se le va a hacer. Es la moda. Pero el mejor, sin duda, es Viggo Mortensen (Alatriste), que a pesar de no ser español ilustra a la perfección algunas de las notas más seculares y contradictorias del carácter hispano.

La violencia es realista, sucia, muy física, nada marcial –a pesar de estar dirigida por Bob Anderson, el que enseñó a luchar a Darth Vader–, el erotismo es moderado y creíble, la narración desigual, con altibajos, y la banda sonora maravillosa, sobre todo en sus partituras de guitarra española. El retrato de Madrid, sorprendente, inimaginable para los hijos del gallardonismo faraónico.

El tratamiento de la fe del español del siglo XVII es mucho más cojo. Tras la señal de la cruz y las oraciones piadosas no se perciben hombres de fe, sino más bien ateos modernos que conservan unas normas impuestas por el sistema. Pero tampoco Tano carga las tintas en ello, aunque sin duda perjudica la comprensión histórica del periodo. Una alusión a los catalanes, a los que se da la misma consideración que a los portugueses, es un guiño que agradará a los nacionalistas acomplejados. Ambos asuntos son claras concesiones a la aburrida corrección política.

Juan Orellana

Libertad Digital, suplemento Iglesia, 7 de septiembre de 2006

El próximo día 19 de abril sale a la venta el DVD del documental “Trece entre mil” de Iñaki Arteta

El documental dirigido por Iñaki Arteta, recupera la memoria y los testimonios de los que sufrieron el asesinato de sus familiares por parte de ETA, la mayoría de ellos en atentados de los años ochenta.


Se trata de la historia paralela, la que se va dejando atrás con los nuevos hitos de historia terrorista de la banda, las negociaciones o los golpes policiales y en definitiva una película que refleja los testimonios que rara vez se encuentran en los libros de Historia.

Nominado a los Goya en la sección al mejor documental del 2005 y 2º Premio en la sección Tiempo de Historia en la SEMINCI 2005, el documental se podrá encontrar en grandes superficies, FNAC, El Corte Inglés, etc y en los lugares habituales de venta de películas.
También se puede adquirir en LEIZE producciones .

LEIZE producciones
94 437 18 95
leize@teleline.es
Aptdo. De Correos 73
48900-Barakaldo
Bizkaia - Spain

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