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Iglesia católica

Absuelto definitivamente el arzobispo de Granada

Absuelto definitivamente el arzobispo de Granada

GRANADA, miércoles, 23 abril 2008 (ZENIT.org).- El arzobispo de Granada (España), monseñor Francisco Javier Martínez Fernández, ha sido absuelto, por sentencia firme (no cabe ya recurso contra ella) de la Audiencia Provincial de Granada, del delito de coacciones que se le atribuía.

 

Después de que el Juzgado de lo Penal número 5 de Granada condenase al arzobispo de Granada por un delito de coacciones y una falta de injurias contra el sacerdote Francisco Javier Martínez Medina --antiguo archivero de la Catedral--, ha prosperado el recurso interpuesto por la defensa del arzobispo ante el tribunal provincial, con el fin de que se revisara la decisión judicial precedente.

 

Los magistrados de la Audiencia en pleno han considerado que los hechos descritos en la resolución del juez Torres no constituyen un delito de coacciones.

 

En cuanto a las injurias, sí consideran que se produjeron, pero no como falta, sino como delito, es decir, reviste mayor gravedad según la ley. No obstante, concluyen que ha prescrito y por lo tanto no cabe condena alguna por ello.

 

La sentencia de la Audiencia Provincial de Granada no puede ser recurrida ante ningún órgano judicial superior, por lo que la absolución del prelado granadino es firme.

 

Monseñor Martínez, quien siempre ha declarado su inocencia, manifestó en el juicio que con su actuación no buscaba hacer daño a nadie, sólo «gobernar bien la Iglesia».

 

 

 

El Papa muestra a los jóvenes el error del nazismo: separar verdad de libertad

El Papa muestra a los jóvenes el error del nazismo: separar verdad de libertad

 

La libertad debe fundarse en la verdad, dice a más de 20 mil chicos y chicas en Nueva York

 

NUEVA YORK, domingo, 20 abril 2008 (ZENIT.org).-  Benedicto XVI explicó este sábado a los jóvenes estadounidenses que la libertad debe basarse en la verdad para no repetir experiencias como las que arruinaron su juventud bajo el nazismo.

 

Los muchachos, reunidos en el campo de deportes del seminario San José de Nueva York, felicitaron al Papa por su cumpleaños, celebrado dos días antes, cantando el tradicional «Cumpleaños feliz» en el idioma materno de Joseph Ratzinger.

 

«Gracias por este detalle conmovedor; a todos les doy un sobresaliente por la pronunciación del alemán», les respondió el Papa.

 

El pontífice comenzó recordando sus años de juventud, que como reconoció, «fueron arruinados por un régimen funesto que pensaba tener todas las respuestas; su influjo creció -filtrándose en las escuelas y los organismos civiles, así como en la política e incluso en la religión- antes de que pudiera percibirse claramente que era un monstruo».

 

«Declaró proscrito a Dios, y así se hizo ciego a todo lo bueno y verdadero --siguió diciendo en su discurso pronunciado en inglés y español--. Muchos de los padres y abuelos de ustedes les habrán contado el horror de la destrucción que siguió después. Algunos de ellos, de hecho, vinieron a América precisamente para escapar de este terror».

 

El obispo de Roma dio gracias a Dios, porque hoy muchos «pueden gozar de las libertades que surgieron gracias a la expansión de la democracia y del respeto de los derechos humanos».

 

«Demos gracias a Dios por todos los que lucharon para asegurar que puedan crecer en un ambiente que cultiva lo bello, bueno y verdadero: sus padres y abuelos, sus profesores y sacerdotes, las autoridades civiles que buscan lo que es recto y justo».

 

«Sin embargo, el poder destructivo permanece. Decir lo contrario sería engañarse a sí mismos. Pero éste jamás triunfará; ha sido derrotado. Ésta es la esencia de la esperanza que nos distingue como cristianos».

 

El Papa preguntó a los jóvenes: «¿Han notado ustedes que, con frecuencia, se reivindica la libertad sin hacer jamás referencia a la verdad de la persona humana?».

 

«Hay quien afirma hoy que el respeto a la libertad del individuo hace que sea erróneo buscar la verdad, incluida la verdad sobre lo que es el bien. En algunos ambientes, hablar de la verdad se considera como una fuente de discusiones o de divisiones y, por tanto, es mejor relegar este tema al ámbito privado».

 

«En lugar de la verdad --o mejor, de su ausencia-- se ha difundido la idea de que, dando un valor indiscriminado a todo, se asegura la libertad y se libera la conciencia».

 

«A esto llamamos relativismo», aclaró, afrontando uno de los temas centrales de su pontificado.

 

Pero, «¿qué objeto tiene una "libertad" que, ignorando la verdad, persigue lo que es falso o injusto? ¿A cuántos jóvenes se les ha tendido una mano que, en nombre de la libertad o de una experiencia, los ha llevado al consumo habitual de estupefacientes, a la confusión moral o intelectual, a la violencia, a la pérdida del respeto por sí mismos, a la desesperación incluso y, de este modo, trágicamente, al suicidio?», se preguntó.

 

«La verdad no es una imposición --dijo por último--. Tampoco es un mero conjunto de reglas. Es el descubrimiento de Alguien que jamás nos traiciona; de Alguien del que siempre podemos fiarnos. Buscando la verdad llegamos a vivir basados en la fe porque, en definitiva, la verdad es una persona: Jesucristo».

 

«Ésta es la razón por la que la auténtica libertad no es optar por "desentenderse de". Es decidir "comprometerse con"; nada menos que salir de sí mismos y ser incorporados en el "ser para los otros" de Cristo», afirmó.

 

Al final, hablando en español, el Papa invitó a los presentes a participar en la Jornada Mundial de la Juventud, que se celebrará en Sydney (Australia), del 15 al 20 de julio.

 

 

 

Benedicto XVI recibe a un grupo de víctimas de abusos sexuales de sacerdotes

Benedicto XVI recibe a un grupo de víctimas de abusos sexuales de sacerdotes

 

«Ninguna palabra mía podría describir el dolor y el daño producido»

 

WASHINGTON, jueves, 17 abril 2008 (ZENIT.org).- Benedicto XVI recibió este jueves a víctimas de abusos sexuales cometidos por sacerdotes, tras reconocer que no hay palabras para expresar el dolor que han producido.

 

Según ha revelado un comunicado emitido por la Santa Sede, a las 4.15 de la tarde, «el Santo Padre encontró en la capilla de la nunciatura apostólica en Washington a un pequeño grupo de personas que han sufrido abusos sexuales de parte de miembros del clero».

 

«El arzobispo de Boston, el cardenal Sean O'Malley, acompañó al grupo», pues esa archidiócesis ha sido una de las más afectadas por los escándalos.

 

«Rezaron con el Santo Padre, quien después escuchó sus relatos personales y les ofreció palabras de aliento y esperanza», explica la nota.

 

«Su Santidad les aseguró sus oraciones por sus intenciones, por sus familias y por todas las víctimas de los abusos sexuales», concluye el comunicado.

 

En la mañana, durante la homilía que presidió en el estadio del «Nationals Park» de Washington, el Santo Padre reconoció «el dolor que ha sufrido la Iglesia en América como consecuencia del abuso sexual de menores».

 

Era la tercera vez desde que tomó el avión para viajar a Washington que hablaba con términos muy emotivos del argumento.

 

«Ninguna palabra mía podría describir el dolor y el daño producido por dicho abuso», reconoció en la homilía, subrayando que «es importante que se preste una cordial atención pastoral a los que han sufrido».

 

«Tampoco puedo expresar adecuadamente el daño que se ha hecho dentro de la comunidad de la Iglesia --aseguró--. Ya se han hecho grandes esfuerzos para afrontar de manera honesta y justa esta trágica situación y para asegurar que los niños -a los que nuestro Señor ama entrañablemente, y que son nuestro tesoro más grande- puedan crecer en un ambiente seguro».

 

«Estos esfuerzos para proteger a los niños han de continuar. Ayer hablé de esto con vuestros obispos. Hoy animo a cada uno de ustedes a hacer cuanto les sea posible para promover la recuperación y la reconciliación, y para ayudar a los que han sido dañados», indicó.

 

Por último el Papa pidió a los fieles que «estimen a sus sacerdotes y los reafirmen en el excelente trabajo que hacen. Y, sobre todo, oren para que el Espíritu Santo derrame sus dones sobre la Iglesia, los dones que llevan a la conversión, al perdón y el crecimiento en la santidad».

 

 

 

Los católicos deben enfrentar ‘revolución cultural’ del partido socialista, destaca Arzobispo de Navarra

Los católicos deben enfrentar ‘revolución cultural’ del partido socialista, destaca Arzobispo de Navarra

 

La Iglesia católica desde luego parece que se entera bastante mejor que el PP de lo que nos estamos jugando. Mientras la izquierda encabezada por Zapatero está enfrascada en una autentica operación de ingeniera social, que pretende modelar los “corazones y mentes” de los españoles para crear su modelo de sociedad, en el PP sus dirigentes siguen a por uvas, en la creencia de que lo que esta en juego es ganar o perder unas elecciones.

 

El Arzobispo Emérito de Pamplona y Obispo Emérito de Tudela, Mons. Fernando Sebastián, ha dicho que los católicos en España deben hacer frente a la “revolución cultural” que pretende realizar en el país el PSOE.

 

Así lo ha indicado en la inauguración del Encuentro Madrid 2008, realizado bajo el lema “La verdad es el alimento de la vida”. En entrevista concedida a la cadena COPE, el Prelado señaló que “hoy en España los católicos necesitamos tomar conciencia de que somos capaces de sostener un tú a tú con el mensaje de la cultura del actual partido socialista que pretende una revolución cultural”, y precisó que “no somos la oposición del PP sino la Iglesia de Jesús”.

 

Tras destacar que “afortunadamente nuestra fe no depende de la política”, el Arzobispo señaló que una de las cosas que hay que hacer es poner a los políticos “en su sitio” y recordarles que no se puede legislar todo lo que se les ocurra.

 

Para el Prelado “el mundo está regido por el principio del placer” y para hacerle frente y vivir en la verdad, hay que recuperar la mundanidad de nuestro sujeto, es decir, “no existimos solos sino existimos en el mundo”, en una clara alusión, no solo al materialismo y relativismo del socialismo, sino del individualismo liberal.

 

Minuto digital, 15 de abril de 2008

Un obispo vasco para recristianizar a los vascos. Bronca en la Iglesia vasca a propósito de monseñor Iceta

Un obispo vasco para recristianizar a los vascos. Bronca en la Iglesia vasca a propósito de monseñor Iceta

 

Sabino Arana, fundador del PNV, decía que había que recibir a pedradas a los maestros maketos en los pueblos. También decía que era cristiano y no podía odiar. Desde que el Vaticano anunció la designación como obispo auxiliar de Bilbao de Mario Iceta, un vizcaíno de la diáspora, el aparato abertzale y progresista que controla la diócesis se ha sentido ofendido por la decisión de Benedicto XVI. Por lo menos no han apedreado al nuevo obispo.  

    

El sábado 12 fue consagrado en la pequeña catedral de Bilbao el sacerdote Mario Iceta Gavicagogeascoa como obispo auxiliar de Bilbao. Un vasco de Gernica, de 43 años de edad y que ha desarrollado su ministerio en Maketania. Parece que comienza la salida del agujero en el que caímos hace casi 40 años.

 

Desde finales de los años 60, el clero vasco en parte nacionalista y en parte progresista se hizo con el control de las diócesis vascas y, en menor medida, la navarra. La infiltración y la decantación de la mayoría del clero por el nacionalismo, e incluso por el recurso al terrorismo, llevó a que el obispo Pablo Gúrpide (1956-1968) se considerase espiado en su misma residencia, como ha revelado el periodista Vicente Talón, que le entrevisto en los años 60. Con la jubilación o el apartamiento a lo largo de los años 70 de los obispos calificados de españoles, franquistas o toledanos, el clero se apoderó de las diócesis de Bilbao y San Sebastián y las puso al servicio de la causa abertzale, ante la omisión de Roma y del nuncio.

 

Se hizo la vida imposible a los sacerdotes y laicos que se resistieron, de manera que los católicos comprometidos son sólo una minoría y, además, nacionalista. La situación ha llegado al punto de que las parroquias están divididas por nacionalistas o no nacionalistas. En los años 80, las cofradías celebraban la Semana Santa con el rechazo del obispado y de los católicos de fe adulta. Al menos el obispo Blázquez, a diferencia de su predecesor, las ha animado.

 

Cadenas para el obispo

 

El esquema de poder en las diócesis más guerreras era sencillo. En San Sebastián no había problema, pues monseñor Setién gobernaba su diócesis con métodos que un abertzale atribuiría a un sargento de la Guardia Civil. En Bilbao, el obstáculo era que monseñor Luis María de Larrea (1979-1995) no compartía el nacionalismo del aparato; por eso, su auxiliar, Juan María Uriarte, que entre 1974 y 1977 había sido rector del seminario y desde 1976 obispo auxiliar, aplicó un plan ingenioso: a través de varios consejos (presbiteriano, pastoral diocesano) ató al obispo. Aunque Roma nombrase al obispo, las asambleas, cuyos miembros se reclutan, por lo general, entre las instituciones y asociaciones más comprometidas, lo controlarían y con el tiempo de ellas saldrían los candidatos a obispo.

 

La identificación entre nacionalismo y clero es tal que José María Setién entretiene sus ocios de ilustre jubilado con la pertenencia a un consejo político del lendakari Juan José Ibarretxe. Éste es el único gobernante español que cuenta con la guía de un obispo, pese a lo cual el PNV es aliado del laicista Rodríguez Zapatero.

 

Pero no es menor el peso del elemento progresista, el de la fe adulta. La supervisora del apostolado seglar en Bilbao, Belén Rodero, participa de las teorías que distinguen entre la Iglesia-institución y la Iglesia-comunidad, es partidaria de la ordenación de mujeres y niega el Cielo y el Infierno. Una cristiana de base de Bilbao, Elena Sanz, presentó su candidatura a las elecciones para presidente de la Conferencia Episcopal. Para Francisco José Fernández de la Cigoña, experto en política eclesiástica, ese gesto de una diocesana le costó a Blázquez la presidencia de la Conferencia Episcopal.

 

Cuando Juan Pablo II nombró a monseñor Blázquez en agosto de 1995, el bizkaitarrismo reaccionó con furia. El entonces presidente del PNV, Javier Arzallus, acusó al Opus Dei de haberlo promovido y amenazó con que los peneuvistas dejarían de dar dinero a la Iglesia. Incluso se recibió con burlas el anuncio de monseñor Blázquez de aprender euskera. Al final, el aparato y el PNV lo aceptaron porque el obispo no quiso (o no le dejaron) alterar las estructuras de la diócesis. Su identificación con el nacionalismo llegó al punto de firmar en mayo de 2005 una carta pastoral con los demás obispos vascos en la que se oponía a la ilegalización de Batasuna.

 

Un vasco de la diáspora

 

El anuncio del nombramiento de Mario Iceta como obispo auxiliar el 5 de febrero causó todavía más enfado entre estos aparatchiks, tanto consagrados como laicos: creían que se habían librado de él y regresa con mando. Por edad, Iceta pertenece a una generación que ha sufrido el nacionalismo y a la que no se puede achacar ninguna relación con el franquismo. Si Blázquez ha podido ser domado, es muy posible que Iceta se resista, porque en él no funcionará el discurso de la necesidad de comprender a los vascos, del sufrimiento de este pueblo y del origen político de un conflicto centenario.

 

Monseñor Iceta representa a miles de vascos que han sido expulsados de su tierra por el nacionalismo. Es poco conocida la diáspora a la que se vieron forzados muchos seminaristas y sacerdotes que para escapar del adoctrinamiento nacional-progresista marcharon a formarse a Burgos, Toledo u otras diócesis más tranquilas. A los que volvían, el aparato sancionaba su traición con diversos tipos de castigos, como el destino en oficinas, cuando la edad media del clero vizcaíno en activo ronda los 60 años. Primero Euskal Herria y luego Dios y los fieles.

 

El odio que mueve al sector más militante de los nacionalistas que todavía se llaman católicos se muestra en una carta que un bermeano dirigió a Mario Iceta y que publicó el diario Deia. El firmante le interpelaba de la siguiente manera: “los que te promueven son los que masacraron tu pueblo Gernika”. Este mismo señor califica a la presidenta del PP vasco, María San Gil, de “mala vasca”, aunque nada dice los etarras que la han intentado asesinar.

 

Ante el fracaso en promover nuevos valores entre los sacerdotes, pues no hay sustitución, el plan del consejo diocesano era seleccionar los nombres de los candidatos entre los cuales el Papa nombraría el obispo. De esta manera, los abertzales dispondrían de dos seguros: un obispo del caserío y un consejo controlador. Ahora los sacerdotes y los laicos acusan a Roma de un comportamiento antidemocrático. Por ejemplo, Bittor Uranga, laico y secretario del Consejo Pastoral, escribió en una carta que “De un solo plumazo nos han desautorizado a todos, a los curas y a quienes no lo somos”. Pero, ¿desde cuándo la Iglesia es una sociedad en la que sus miembros decidan a mano alzada?

 

El abertzalismo ha dispuesto de más de 30 años para realizar su ingeniería social. Los resultados son la secularización de la diócesis, la división de los fieles en nacionalistas y no nacionalistas, los seminarios y las iglesias vacías, la caída en el césaropapismo al identificar la labor de la Iglesia con los intereses del PNV... Tal vez el mayor reproche que haya de soportar la Iglesia vasca es que para muchísimos católicos no han contribuido en parar el terrorismo etarra ni en amparar ni consolar a sus víctimas.

 

Otros enlaces y apoyos

 

Carta al director publicada en la edición vasca de El País (30-9-2005) titulada Por amor de Dios:

 

“El pasado 27 de septiembre acudí a la ventanilla de recepción de la catedral del Buen Pastor, en San Sebastián, con el propósito de encargar una misa para el día siguiente en recuerdo a un familiar recientemente fallecido. La desconocida señora que me atendió me recordó, afligida, que la fecha coincidía con la de la muerte de Txiki y Otaegui [los terroristas etarras condenados a muerte por haber asesinado a unos policías] -a manos de los franquistas-, añadió.

Alentado por el manifiesto y público desinterés mostrado históricamente por la jerarquía eclesiástica vasca hacia las víctimas del terrorismo, consideré justo recordar a esta señora que también ese día y los 364 restantes del año habían sido asesinadas en este país nada menos que casi mil personas inocentes a manos de la mafia etarra. La mayoría de ellas, como, por ejemplo, Gregorio Ordóñez, católicas. ¿Recordará esta señora las fechas del asesinato de todas ellas? Lo dudo. Éstas no figuran en orden prioritario en el almanaque eclesiástico vasco.

Al revelar mi identidad, euskaldún y con todos los apellidos vascos pero que muy vascos, la susodicha censuró mi actitud de preferir dirigirme a ella en español y, añorando tiempos que yo, ingenuo de mí, creía felizmente superados, me llamó manchurriano [equivalente a maketo o coreano] y que eso de que todos somos hijos de Dios, como yo le repliqué, eran afirmaciones discutibles. María San Gil y María José Usandizaga tuvieron que sufrir algo parecido cuando fueron a buscar gestos de alivio y apoyo del entonces obispo José María Setién.

Sentí una gran indignación pero sobre todo una enorme tristeza. ¡Qué lejana está la diócesis vasca del mensaje de Cristo!, pensé. Y luego se sorprenden de que las iglesias estén vacías.

No alcanzo a comprender cómo pueden poner ni más ni menos que en la ventanilla de recepción de mi diócesis a una persona de estas características para atender a una feligresía tan plural como la vasca. Desde luego no es casual. Estoy convencido. Le pedí que me devolviera el dinero de la misa, le llamé farisea y me fui en paz decidido a no volver hasta que saquen a los mercaderes del templo.”

 

Pedro Fernández Barbadillo

El Manifiesto, 14 de abril de 2008

Hay 400 millones de niños esclavos en el mundo

Hay 400 millones de niños esclavos en el mundo

Piden que se declare el 16 de abril Día Mundial contra la Esclavitud Infantil

 

MADRID, jueves, 10 abril 2008 (ZENIT.org).- El Movimiento Cultural Cristiano y otras organizaciones de inspiración cristiana han hecho público un comunicado para pedir que se declare Día Mundial contra la Esclavitud Infantil la fecha del 16 de abril. Ese día se celebrarán actos en todo el mundo.

 

«En pleno siglo XXI --afirma un comunicado del Movimiento Cultural Cristiano, enviado a Zenit-- asistimos a una de las situaciones más vergonzosas de nuestro tiempo: la esclavitud infantil. Guerras, prostitución, explotación laboral, hambre, malos tratos.... es el panorama de más de 400 millones de niños en el mundo cada día».

 

Los niños, según el comunicado, representan más del 10% del potencial de mano de obra estimado en más de tres mil millones de personas. Los niños esclavos aportan, según las estimaciones más bajas, unos 13.000 millones de euros anuales al PIB mundial.

 

«Afirmamos --denuncia el comunicado--, que la esclavitud infantil es el mayor problema laboral y, por tanto, sindical en el mundo».

 

La esclavitud infantil, según estas organizaciones, «se ha convertido en un instrumento de la guerra comercial internacional. Los niños y adolescentes forman el grupo laboral más vulnerable y desprotegido. Poderosas empresas multinacionales conocidas en todo el mundo --con producciones que van desde los automóviles y ropa de gran consumo hasta refrescos y zapatillas deportivas- utilizan a niños y niñas, mediante subcontrataciones en los países empobrecidos, para abaratar una mercancía que se vende en otros lugares y que esos menores nunca podrán disfrutar».

 

Estas organizaciones abogan por la abolición total de la esclavitud infantil y la lucha «contra el paro y la precariedad laboral  impuesta a los adultos, contra los salarios de hambre, los contratos temporales y el acceso a los servicios sociales básicos». «No pueden olvidar -añaden- que sus propios datos confirman que más de 1.500 millones de trabajadores viven en el paro y la precariedad, con ingresos que no superan los dos dólares diarios por familia».

 

El hecho de que se haya elegido esta fecha se debe a que el 16 de abril de 1995 moría asesinado Iqbal Masih. Las mafias textiles de Pakistán le asesinaron porque las denunció internacionalmente.

 

Iqbal era un niño pakistaní de 12 años, cristiano en un país de mayoría musulmana. Trabajó como niño esclavo desde los 4 años para las mafias textiles de su país. Junto con otros niños, consiguió la libertad, y comenzó una lucha asociada para la liberación de los millones de niños esclavos que hay en el mundo.

 

Esto le llevó al reconocimiento internacional, hablando ante parlamentos y universidades de Norteamérica y Europa, denunciando la responsabilidad que los habitantes del Norte del planeta tenemos en la miseria de la infancia del Sur.

 

No se lo perdonaron, y a su regreso, la mafia textil le asesinó el Domingo de Resurrección de 1995. Su muerte puso de manifiesto ante el mundo esa realidad dramática de más de 400 millones de niños que viven bajo las más diversas formas de esclavitud.

 

Por Nieves San Martín

 

Una presencia original, también en lo social

Una presencia original, también en lo social

La política española, entre la Semana Santa y el comienzo formal de la segunda legislatura, transcurre a dos velocidades. La del PSOE, muy activa, la del PP, menos. Esperemos que no sea un anticipo de lo que va a suceder en los próximos cuatro años. Mariano Rajoy está siendo muy criticado por no haber designado portavoz parlamentario o por no haber anticipado cuál va a ser su voto en la investidura. Son silencios lógicos. La victoria del PSOE le otorga el derecho a llevar la iniciativa. El problema no son los silencios circunstanciales, sino un silencio de fondo, profundo. Un silencio histórico que entrega a los socialistas la iniciativa y el protagonismo, no en cuestiones puntuales pero sí en la construcción del “discurso político” que acaba definiendo la realidad de lo que está pasando.

 

Se construye, por ejemplo, el mito de la crispación y cuando el PP quiere intervenir es tarde porque tiene que hacerlo a la contra o en un contexto que le es forzosamente adverso. Sólo en algunos momentos de la pre-campaña, con propuestas como las del contrato de inmigración, los populares consiguieron zafarse de esta trampa que les sofoca. Detrás de esta forma de hacer oposición, que casi siempre acaba siendo reactiva, hay un problema de fondo. Una cuestión cultural, si la designamos utilizando la parte más noble del asunto; o una cuestión de propaganda, si reducimos esa nobleza a un enfoque ideológico. No parecen entender en Génova, es un mal endémico del centro-derecha, que la política es siempre subsidiaria de una determinada concepción de las cosas. Es muy poco útil que todas las energías estén volcadas en intentar asaltar los castillos que otros han construido en un campo de batalla en el que las reglas las pone el contrario. Cuando se concibe la política como pura gestión, siempre se llega tarde.

 

En cualquier caso, es inútil enfadarse con la oposición. Incluso ese enfado puede ser una distracción y un síntoma de que no se ha entendido cuál es la tarea que la sociedad civil más activa tiene por delante en los próximos cuatro años. Páginas Digital comienza a publicar hoy una serie de reacciones de personas del mundo de la cultura a las declaraciones que hizo Julián Carrón, el presidente de la Fraternidad de Comunión y Liberación, en el semanario Alfa y Omega en Semana Santa (www.alfayomega.es). La entrevista se titula “Una presencia original” y, aunque en ella Carrón desarrolla sobre todo una reflexión sobre cómo recomenzar una experiencia educativa y misionera de la fe, también ofrece criterios muy útiles para todo el movimiento social que se ha despertado en el último tiempo y que ahora puede sentirse, en cierto modo, desfondado. Él mismo deja claro que para los católicos no es secundario construir esa sociedad civil: “u na fe madura se expresa en obras en las que se encarna el deseo del hombre (...), no es solamente un asunto privado o limitado a algún ámbito particular, sino que tiene también un papel público, hasta en el compromiso civil y político vivido como caridad”, asegura. Y añade: “hace falta una presencia original, no reactiva. Una presencia es original cuando brota de la conciencia de la propia identidad y del afecto a ella (...). Como cristianos, no hemos sido elegidos para demostrar nuestras capacidades dialécticas o estratégicas, sino únicamente para testimoniar”.

 

La propuesta que hace, desde su experiencia cristiana, para construir lo que denomina una presencia original bien puede servir para cristianos y no cristianos que han experimentado la urgencia de responder a la arrogancia de un poder cada vez más invasivo. Respuesta que, si no quiere ser reactiva y estar definida y condicionada por ese poder, sólo encontrará su originalidad en la conciencia de la propia identidad. No se trata, dice más adelante, de “demostrar nuestras capacidades dialécticas o estratégicas sino de testimoniar la novedad que la fe ha introducido en el mundo”. Puede parecer que estas dos categorías, la identidad y el testimonio, son insuficientes para construir una presencia original, también en el ámbito social. Ése el espejismo que en ocasiones ha enturbiado el movimiento social que en los últimos años ha luchado por la libertad de educación, la libertad de conciencia o la dignidad frente al terror. Las energías utilizadas en dar “el último empujón” para que se produjera el cambio que necesitábamos parecen desperdiciadas. No es así.

 

Se ha despertado la conciencia de que existe un poder agresivo. Pero no basta, hace falta la conciencia de la propia identidad, como dice Carrón, para conseguir una auténtica fecundidad social que dé respuestas desde el primer momento. El ejemplo más nítido es el de Educación para la Ciudadanía (EpC). La identidad de los católicos, su auténtica tradición y capacidad critica, como la identidad de los judíos o los librepensadores, es la única que puede generar respuestas educativas que sean originales y que estén a la altura del reto que supone la materia. Una respuesta real y no virtual no tiene más “herramienta” que el testimonio, dicho con otras palabras: la libertad de agentes sociales que explican los motivos que les impulsan. Llevan razón los líderes que revindican la EpC como la cuestión esencial para el nuevo movimiento social. Pero no porque la batalla contra esta materia sea más o menos instrumental para construir un proyecto ideológico alternativo, sino porque al referirse a la educación nos obliga a retomar los motivos y razones que pueden generar una nueva presencia social.

 

Fernando de Haro

Páginas Digital, 26 de marzo de 2008

Por qué me convierto del islam al catolicismo

Por qué me convierto del islam al catolicismo

Querido director: Lo que te voy a contar se refiere a una decisión de fe y de vida personal, que, de ninguna manera, quiere implicar al 'Corriere della Sera', del que me honro en formar parte desde 2003, con el cargo de vicedirector 'ad personam'. Te escribo, por lo tanto, como protagonista de la vivencia y como ciudadano privado. El Domingo por la noche me convertí a la religión católica, renunciando a mi anterior fe islámica.

 

De esta forma y por la gracia divina, vio la luz el fruto sano y maduro de una larga gestación vivida en medio del sufrimiento y de la alegría, entre la profunda e íntima reflexión y la consciente y manifiesta exteriorización.

 

Estoy especialmente agradecido a Su Santidad, el Papa Benedicto XVI, que me administró los sacramentos de la iniciación cristiana, Bautismo, Confirmación y Eucaristía, en la Basílica de San Pedro, durante la solemne celebración de la Vigilia Pascual. Y adopté el nombre cristiano más sencillo y explícito: "Cristiano".

 

Desde el domingo, pues, me llamo Magdi Cristiano Allam. El del domingo fue, para mí, el día más bello de mi vida. Adquirir el don de la fe cristiana en la celebración de la Resurrección de Cristo de manos del Santo Padre es, para un creyente, un privilegio inigualable y un bien inestimable.

 

A mis casi 56 años, es en mi historia personal un hecho histórico, excepcional e inolvidable, que marca un punto de inflexión radical y definitivo respecto al pasado.

 

El milagro de la Resurrección de Cristo se ha reflejado en mi alma, liberándola de las tinieblas de una predicación donde el odio y la intolerancia hacia el 'diferente', condenado acríticamente como 'enemigo', priman sobre el amor y el respeto al 'prójimo', que es siempre y en cualquier circunstancia 'persona'.

 

Al mismo tiempo, mi mente se ha liberado del oscurantismo de una ideología que legitima la sumisión y la tiranía, permitiéndome adherirme a la auténtica religión de la Verdad, de la Vida y de la Libertad. En mi primera Pascua como cristiano, no sólo he descubierto a Jesús, sino que he descubierto, por vez primera, al auténtico y único Dios, que es el Dios de la Fe y de la Razón.

 

Mi conversión al catolicismo es el punto de llegada de una gradual y profunda reflexión interior, a la que no pude sustraerme, dado que, desde hace cinco años, me veo obligado a llevar una vida blindada, con vigilancia fija en mi casa y con la escolta de los carabineros en todos mis desplazamientos, por culpa de las amenazas y de las condenas a muerte dictadas contra mí por los extremistas y los terroristas islámicos, tanto por los residentes en Italia como por los que viven en el extranjero.

 

He tenido que interrogarme, pues, sobre la actitud de los que han dictado públicamente fatuas (condenas jurídicas islámicas), denunciándome a mí, que era musulmán, como "enemigo del islam", como "hipócrita cristiano copto que finge ser musulmán para perjudicar al islam" y como "traidor y difamador del islam", legitimando de esta forma mi condena a muerte.

 

Me he preguntado a menudo cómo es posible que a alguien como yo que luchó de una forma convencida y ardiente por un 'islam moderado', asumiendo la responsabilidad de exponerme en primera persona en la denuncia del extremismo y del terrorismo islámico, haya terminado por ser condenado a muerte en nombre del islam y tras una supuesta legitimación coránica.

 

Un islam conflictivo

 

De esta forma me fui dando cuenta de que, más allá de la coyuntura que registra la implantación del fenómeno de los extremistas y del terrorismo islámico en todo el mundo, la raíz del mal está inscrita en un islam que es fisiológicamente violento e históricamente, conflictivo.

 

Paralelamente, la Providencia me ha ido poniendo en el camino a personas católicas practicantes de buena voluntad que, en virtud de su testimonio y de su amistad, se convirtieron, poco a poco para mí, en punto de referencia en el plano de las certezas de la verdad y de la solidez de los valores.

 

Comenzando por tantos amigos de Comunión y Liberación, con Don Julián Carrón a la cabeza; por sencillos religiosos como Gabriele Mangiarotti, sor Maria Gloria Riva, Don Carlo Maurizi y el padre Yohannis Lahzi Gaid; o por el redescubrimiento de los salesianos gracias a Don Angelo Tengattini y Don Maurizio Verlezza, culminado en una renovada amistad con el Rector Mayor, Don Pascual Chávez Villanueva; hasta el abrazo de altos prelados de gran humanidad como el cardenal Tarcisio Bertone, monseñor Luigi Negri, Giancarlo Vecerrica, Gino Romanazzi y, sobre todo, monseñor Rino Fisichella, que me ha acompañado personalmente en mi recorrido espiritual de aceptación de la fe cristiana.

 

Pero indudablemente el encuentro más extraordinario y significativo en la decisión de convertirme fue el que mantuve con el Papa Benedicto XVI, al que siempre he admirado y defendido siendo musulmán, por su maestría a la hora de establecer el vínculo indisoluble entre la fe y la razón como fundamento de la auténtica religión y de la civilización humana, y al que me adhiero plenamente como cristiano por inspirarme una nueva luz en el cumplimiento de la misión que Dios me ha reservado.

 

Afrontaré mi destino con la cabeza alta

 

Querido director, me has preguntado si no temo por mi vida, consciente de que la conversión al cristianismo implicará ciertamente una enésima, y mucho más grave, condena a muerte por apostasía. Tienes razón. Sé a lo que me expongo, pero afrontaré mi destino con la cabeza alta y erguida y con la solidez interior del que tiene la certeza de la propia fe.

 

Y todavía más, después del gesto histórico y valiente del Papa que, desde el primer momento en que tuvo noticias de mi deseo, aceptó de inmediato administrarme en persona los sacramentos de la iniciación al cristianismo.

 

Su Santidad lanzó un mensaje explícito y revolucionario a una Iglesia que, hasta ahora, quizás haya sido demasiado prudente en la conversión de musulmanes, absteniéndose de hacer proselitismo en los países de mayoría islámica y silenciando la realidad de los conversos en los países cristianos. Por miedo.

 

Por miedo a no poder ayudar a los conversos frente a la condena a muerte por apostasía y por miedo a las represalias sobre los cristianos residentes en los países musulmanes. Pues bien, hoy, Benedicto XVI, con su testimonio, nos dice que hay que vencer el miedo y no temer a la hora de proclamar la verdad de Jesús incluso a los musulmanes.

 

Por mi parte, quiero afirmar que es hora de poner fin al puro arbitrio y a la violencia de los musulmanes, que no respetan la libertad religiosa. En Italia, hay miles de conversos al islam que viven serenamente su nueva fe. Pero también hay miles de musulmanes convertidos al cristianismo, que se ven obligados a ocultar su nueva fe por miedo a ser asesinados por los extremistas islámicos, que se ocultan entre nosotros.

 

Por una de esas casualidades que evocan la mano del Señor, mi primer artículo escrito en el Corriere el 3 de septiembre de 2003 se titulaba Las nuevas catacumbas de los islámicos conversos. Era una investigación sobre algunos neocristianos que, en Italia, denunciaban su profunda soledad espiritual y humana frente a la contumacia de las instituciones del Estado, que no tutelaban su seguridad, y frente al silencio de la propia Iglesia.

 

Pues bien, quiero que del gesto histórico del Papa y de mi testimonio extraigan el convencimiento de que llegó el momento de salir de las tinieblas de las catacumbas y proclamar públicamente su voluntad de ser plenamente ellos mismos.

 

Si aquí, en Italia, la cuna del catolicismo, si aquí, en nuestra casa, no somos capaces de garantizar a todos la plena libertad religiosa, ¿cómo podremos ser creíbles cuando denunciamos la violación de dicha libertad en otras partes del mundo? Pido a Dios que esta Pascua especial otorgue la resurrección del espíritu a todos los fieles en Cristo, que, hasta ahora, han estado sojuzgados por el miedo.

 

Magdi Cristiano Allam

 

Fuente: Periodista Digital, 24 de marzo de 2008