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Proyecto de documental "1980" (Iñaki Arteta)‏

Proyecto de documental "1980" (Iñaki Arteta)‏

QUÉ ES “1980”

Siguiendo la estela de los proyectos anteriores realizados por Iñaki Arteta, el documental “1980” se adentrará en los hechos terroristas sucedidos durante ese año, el de más actividad asesina de la banda terrorista ETA. El recorrido por este año sangriento se efectuará a través de los recuerdos y opiniones de varios periodistas, un pensador, una víctima y un policía, que de diferentes maneras y con distintas edades vivieron aquel año.

La marca ETA debe mucho a su actividad durante aquellos años 80.

Casi cien asesinatos, cientos de explosiones, decenas de intentos fallidos de atentado, decenas de secuestros, centenares de actos terroristas de todo tipo, recorren el calendario de un año extraordinariamente convulso. Una reto para la joven democracia, una prueba moral para la ciudadanía. En un momento como el actual en el que se está extendiendo cierta tendencia al olvido, en que se puede ceder a la tentación de “pasar página” a lo que ha significado la actividad terrorista y sus protagonistas, resulta especialmente trascendente repasar episodios como estos para extraer reflexiones válidas para el presente.

Iñaki Arteta Orbea

www.1980docu.com

 

Cine y terrorismo

Cine y terrorismo
El comunicado de la banda terrorista Eta practica el lenguaje envenenado habitual en los acostumbrados a cargar las palabras con la munición del Magnum 44. No solo no se rinden –"Desarmados, se ofrece cautivo el ejército nacional-socialista vasco", deberían escribir–, sino que se postulan como interlocutores directos de los gobiernos francés y español. Será porque por cada voto pueden poner una bala. Y también porque tras la concesión política de la legalización de Bildu han "olisqueado" la debilidad electoralista y la falta de nervio político de los dos principales partidos españoles.

El cine español no ha sabido plantear la miseria moral y política de la extrema izquierda nacionalista vasca. O no ha querido. Dado el sesgo izquierdista de la mayor parte del entramado cultural español, sobre todo en el entorno cinematográfico, enfrentarse a resolver el enigma vasco hubiese significado preguntarse sobre la íntima relación de la izquierda con la violencia. O dicho de otro modo, ¿cómo dentro de una sociedad aparentemente culta y civilizada como la vasca puede aparecer un movimiento de una violencia tan brutal, del mismo modo que en la Alemania de mitad del siglo XX pudo eclosionar la barbarie nazi?

Por el contrario, en la última famosa película de tema etarra, Tiro en la cabeza, Jaime Rosales pretendía practicar una equidistancia entre aquellos que consideramos a los etarras unos asesinos de la peor especie y los que los ven como unos luchadores en el marco de un movimiento de liberación nacional. Como si Aristóteles hubiese defendido la existencia de un término medio entre los nazis y los judíos. Porque, en fin –parece predicar Rosales–, no hay que ser tan extremista, to er mundo e güeno, que diría el gran Manuel Summers, y "hablando se entiende la gente", que dice nuestro actual monarca (mientras Moody's no diga lo contrario). En Gara la película de Rosales fue muy aplaudida porque era una metáfora sobre lo poco que aportan ya las agotadas discusiones y tertulias sobre el conflicto, a sabiendas de que una imagen potente vale más que mil palabras inútiles.

Discusiones y tertulias, diálogos, hablar... ¡qué perdida de tiempo para Eta, Gara y Rosales! ¿Hay una imagen más potente que un coche estallando o una cabeza reventando? Pues eso. Y es que, parafraseando a Wittgenstein, de lo que no se quiere hablar, mejor tirotear. El silencio que defiende Rosales y que le aplaude Gara no es una elección sino el síntoma de una impotencia artística y política. Y termina siendo el silencio de los cementerios.

De las más de cuarenta películas en las que Eta tenía un papel más o menos fundamental han sido las de Imanol Uribe las que de forma más interesante cinematográficamente, aunque siempre de perfil, han mostrado la idiocia terrorista. De El proceso de Burgos (1973) a Días contados (1994) pasando por La fuga de Segovia (1981) o La muerte de Mikel (1983).

Seguramente porque, partidario de una aproximación oblicua a través del cine de género, las películas de Uribe son capaces de situar a Eta ante un trasfondo de tramas turbadoramente sexuales que también se pueden leer como una metáfora de cómo, bajo esa apariencia campechana y cordial del vasco habitual, se esconde una profunda represión moral que actúa como una olla a presión y que termina por estallar en forma de coche lapa. Nunca se terminará de subrayar el papel de la Iglesia vasca en el surgimiento de Eta, así como en la justificación que un sector considerable del clero vasco ha prestado siempre al terror como paraguas moral. Y la intersección entre la voluntad genocida del marxismo-leninismo con la xenofobia del nacionalismo de Sabino Arana.

Manuel Gutierrez Aragón con Todos estamos invitados e Iñaki Arteta con Trece entre mil, con diferente suerte, sí que utilizaron el cine como testimonio de análisis lúcido, valiente y certero. Gutiérrez Aragón elegía sabiamente como escenario de la tragedia vasca uno de esos artificiales oasis vascos de convivencia: sus celebérrimas sociedades gastronómicas, en las que jamás se ha permitido que la ética de la resistencia estropease la estética de unas cocochas de bacalao (¿o las prefiere usted, estimado lector, de merluza?) al pilpil. Se quejaba Fernado Savater del poco compromiso cívico de los cocineros a la hora de defender las libertades en el País Vasco; en mala hora: todavía estará comiendo de lata.

Lo de Iñaki Arteta, sin embargo, sí que era una lección de ciudadanía. En El infierno vasco daba voz a los que habían sido despojados de ella por la fuerza de las armas o de la conjura de los necios que al humanizar a los verdugos trataban de deshumanizar a las víctimas. Antígona tuvo a Sófocles pero los Buesa, Múgica, Pagazaurtundua o Villa..., ¿quién hara suya su voz, ahora que resulta tan incómoda en aras del resultadismo de corto alcance que piensa, como Paolo Vasile de la televisión, que la reputación está en la cuenta de resultados, a despecho de cualquier consideración ética o política de altos vuelos? ¿Quién será su Pete Travis, el ejemplar director de Omagh, la película en la que se retrata la vergonzosa sumisión política británica a las exigencias terroristas del Ira cuando dejó en la intemperie moral y política a las familias víctimas de un brutal atentando terrorista? Lamentablemente, es más fácil que sumemos humillación cinematográfica a ignominia política y que algún émulo de Ken Loach y su justificación del terrorismo irlandés en El viento que agita la cebada pronto tendrá su eco entre nosotros.

De El delator de John Ford a Hunger de Steve Mcqueen, pasando por la serie televisiva 24, Munich de Spielberg, Carlos de Assayas o V de Vendetta, lo cierto es que cierto cinematógrafo sí que ha conseguido hacer luz sobre las oscuridades terroristas, con su pervertida lógica de la violencia que pretende escribir derecho con renglones torcidos y siniestros.

 

Santiago Navajas

Fin de Semana, Libertad Digital, 22/10/11

Miedo al islam

Miedo al islam Europa es una sociedad atemorizada. Cuando se ha sabido que el parlamentario holandés y líder del Partido de la Libertad Geert Wilders pensaba hacer pública su película «Fitna», en la que denuncia las enseñanzas del Corán por totalitarias e incitadoras de la discriminación, la sumisión y la violencia, los socios europeos se han mostrado indignados con este nuevo acto «de provocación». ¿No había ido Javier Solana en peregrinación a los países árabes después del «affaire» de las caricaturas de Mahoma para prometerles que no se iba a repetir nada como eso?

 

Los europeos tienen razón en una cosa, no obstante: «Fitna» provocará una reacción por parte de los radicales islámicos. Pero no por la película, sino porque ellos son violentos y están dispuestos a emplear la fuerza a fin de no tolerar nada que consideren ofensivo.

 

Hay dos problemas: el primero, que existe un principio hasta hora bien arraigado en nuestra cultura que se llama derecho a la libre expresión, por el cual cada cual tiene garantizado que puede decir cuanto quiera siempre y cuando lo haga pacíficamente y, además, quede sujeto al ordenamiento legal por si sus palabras fueran ofensivas o punibles; el segundo, que la autocensura por miedo a la reacción del otro se llama, en este caso, apaciguamiento, una actitud que históricamente nunca ha traído más que sufrimiento a la larga.

 

La sensibilidad de los islamistas radicales ha llegado a tal grado, que se critica al Papa por lo que dice y por lo que hace. La última, el bautizo de Magdi Allam, el periodista italiano de origen egipcio que ha abandonado el islam para convertirse al catolicismo. Y es tal el temor a lo que nos puedan hacer, que ya cuentan con potentes corifeos políticos y mediáticos que corren a condenar como provocación cualquier autoafirmación de nuestra identidad.

 

Magdi Allam viene a Madrid en unos días precisamente para hablar de su libro «Vencer el miedo». Lo tendrá que hacer con un fuerte dispositivo policial, desgraciadamente. Claro que Salman Rushdie lleva años así.

 

Rafael L. Bardají

ABC, 28 de marzo de 2008

 

“El infierno vasco”.

“El infierno vasco”.

"El infierno vasco" es la última producción de Iñaki Arteta. Se trata de una película documental que recoge el testimonio de muchos vascos exiliados por el terrorismo nacionalista vasco. 200.000 vascos han abandonado la CAV en los últimos 15 años. La película se proyectará en la Universidad de Stanford, donde el lehendakari Ibarreche pronunció una conferencia el pasado 14 de febrero.

 

"El infierno vasco" es la cruz a la defensa del "derecho a decidir" de los vascos según Ibarreche llevada a cabo por el lehendakari en Stanford en febrero. Según el Estudio de Variaciones Residenciales del INE, en los últimos 25 años, 383.700 ciudadanos han abandonado la CAV. 200.000 de ellos lo han hecho en los últimos 15 años. 119.000 lo han hecho durante el mandato de Ibarreche. Al abandonar la Comunidad Autónoma Vasca, casi todos ellos han tenido que empadronarse en su nuevo domicilio, perdiendo su derecho al voto en la CAV siquiera por correo. El empadronamiento en el nuevo domicilio resulta inevitable para cualquier actividad cotidiana en el nuevo lugar de residencia, como solicitar una tarjeta de residente para aparcar en la calle o escolarizar a los hijos.

 

 

Resulta imposible saber la motivación de todos y cada uno de los vascos que han abandonado la CAV en los últimos años, pero la película de Arteta muestra el valioso testimonio de algunos de ellos: políticos, profesores, periodistas, intelectuales, artistas, víctimas y familiares de las víctimas de ETA, miembros de las fuerzas de seguridad, empresarios extorsionados... Un exilio que se explica por las miles y miles de familias que viven amenazadas por sus ideas, su profesión o su posicionamiento frente al terrorismo.

 

 

En el año 2005, el entonces alto comisionado para la atención de las víctimas del terrorismo, Gregorio Peces-Barba, prometió estudiar, a petición de un grupo de víctimas, posibles fórmulas para que los exiliados a causa del terror nacionalista pudieran ejercer su derecho al voto en las elecciones de la CAV. Peces-Barba calificó entonces como "complicado" el reconocimiento del "derecho a decidir" de los exiliados.

 

Navarra Confidencial, 17 de marzo de 2008

UNA PELÍCULA TÓPICA PERO AUTÉNTICA. Fuerte Apache

UNA PELÍCULA TÓPICA PERO AUTÉNTICA. Fuerte Apache El viernes se estrenó Fuerte Apache, del debutante cineasta catalán Mateu Adrover, autor y director de este drama social sobre los Centros Tutelares de Menores. Un montón de adolescentes constituyen el reparto coral de este film que encabeza un estupendo Juan Diego al que acompaña la cantante Lolita Flores.

 

La película es muy elemental y previsible en su guión, pero no por ello es una película fallida. Es más bien una ópera prima correcta, que huye con acierto de la pedantería, y que hace un esfuerzo por acercarse dignamente a un asunto muy difícil de abordar. La formación periodística del director le posibilita dar al film un aire documental que refuerza su autenticidad.

 

Fuerte Apache habla de Toni Darder, un hombre que recupera su marchita vocación educadora gracias a su relación con Tarik, un marroquí de catorce años que acaba de ingresar en el Centro de Menores Can Jordá de Barcelona donde él trabaja. Aunque la trama no se diferencia mucho de las películas escolares o carcelarias tipo Rebelión en las Aulas, la novedad de Fuerte Apache estriba en abordar la problemática de los centros públicos de menores. Funcionarios que van y vienen, interinidades, incapacidad de frenar el descontrol en los centros... en definitiva, la dificultad de que esos centros cumplan su misión educativa.

 

En ese sentido, la tesis clave de Fuerte Apache es correcta. Sustancialmente, lo que necesitan los chicos tutelados es lo que les ha faltado siempre: que alguien les quiera. Cuando tienen ese amor entran en la rampa de la reconstrucción; tardarán más o menos en despegar, pero ya están en la pista. Este es el caso de Tarik, pero no de su hermano Ahmed. Y es que la diferencia estriba en el uso de la libertad de cada uno. No de la libertad para equivocarse, sino de la libertad para mirar a quien te quiere y volver a empezar. Por eso los penúltimos planos del film en el espigón del puerto son sin duda los más verdaderos de toda la historia.

 

Si nos centramos en el personaje de Toni, la película nos habla de segundas oportunidades, de la posibilidad de retomar el sentido del trabajo a cualquier edad. Sin embargo, este es el aspecto más pobre de la historia, ya que inevitablemente descansa sobre un cierto voluntarismo de tono amargo. Un film mucho más auténtico que El laberinto del Fauno, pero ya sabemos que no es la autenticidad lo que se valora al dar premios.

 

Juan Orellana

Libertad Digital, suplemento Iglesia, 1 de febrero de 2007

Destruirse desde dentro

Destruirse desde dentro

Ha declarado Mel Gibson que su película Apocalypto, en la que se recrean las postrimerías de la civilización maya, constituye en realidad una alegoría sobre la decadencia de las sociedades occidentales. Apocalypto se abre con una cita de Will Durant que basta para advertirnos de sus intenciones: «Una gran civilización no es conquistada desde fuera hasta que no se ha destruido a sí misma desde dentro». La frase, de una lucidez que espanta, sirve de diagnóstico para nuestra época. Mucha gente me pregunta si considero que el islam es un enemigo para Occidente; mi respuesta es siempre la misma: «En absoluto. El enemigo está dentro, el enemigo somos nosotros mismos».

 

¿Qué peligro podría significar el islam si Occidente estuviese orgulloso de defender los valores que conforman su idiosincrasia? Los musulmanes residentes en nuestros países tendrían que acatar estos valores si desearan disfrutar de las ventajas que les reportan; desde el primer instante en que se atrevieran a infringirlos, serían despachados con viento fresco, o castigados por la Ley, como cada hijo de vecino. El problema no está en los musulmanes, por mucho que profesen una fe que a la vez postula un ordenamiento sociopolítico a cuyo rebufo se cobijan las más sórdidas dictaduras; bastaría con que los musulmanes tuviesen claro que jamás podrían ver realizados, en Occidente, sus anhelos expansionistas.

 

El problema para Occidente comienza cuando se muestra incapaz de defender los valores que fundan su ordenamiento jurídico, cuando descree de los hitos que han propiciado su progreso, cuando reniega de la moral que ha humanizado su convivencia; cuando, en definitiva, se niega a sostener la supremacía de su orden social y, a cambio, se abandona a un aguachirle de necedades merengosas que, bajo el marbete de Alianza de Civilizaciones o de cualquier otra majadería limítrofe, prefiguran la rendición.

 

Todavía quedan algunos ilusos que, a la hora de imaginarse el fin de nuestra civilización, se dedican a otear el horizonte, en busca de enemigos externos. Olvidan que, cuando entraron en Roma, los bárbaros no tuvieron que librar ninguna encarnizada batalla con un ejército defensor, ni vencer la resistencia de sus vecinos; entraron como Pedro por su casa, sin asestar un mandoble, enseñoreándose de una posesión que les pertenecía desde mucho tiempo atrás, desde que los gobernantes del otrora amedrentador imperio se convirtieron en una patulea de pacifistas claudicantes, desde que sus ciudadanos se entregaron con regocijo a las ventajas de la vida muelle y al disfrute de su opulencia.

 

Así perecen las civilizaciones, así las potencias más poderosas devienen naciones de opereta: destruidas desde dentro, inmoladas por los botarates que rigen sus destinos y por la chusma que los encumbró al poder. Porque no debemos pensar que los gobernantes irresponsables que rigen los destinos de los países en decadencia son meteoritos que abruptamente irrumpen en la vida política, venidos del espacio exterior, surgidos de la nada; por el contrario, son el fruto natural de una sociedad podrida y dimisionaria, son la expresión quintaesenciada de un clima moral decrépito, que es el de los pueblos dispuestos a mirar siempre hacia otro lado, dispuestos a entregar su primogenitura por un plato de lentejas, dispuestos a ceder a la extorsión, a renunciar a los principios que fundan su existencia, a ponerse de rodillas ante quien los quiere genuflexos, con tal de diferir un problema que se les viene encima, no importa que esté enturbantado o cubierto por la capucha macabra del terrorismo.

 

En estos días en que la dulce paz de los esclavos vuelve a asomar a los labios de nuestros gobernantes, amortizados ya aquellos dos muertecitos accidentales del aeropuerto; en estos días en que vuelve a iniciarse ese «proceso» indecoroso que tanto regocija a los enemigos de España, ya sabemos, con insobornable certeza, que la destrucción vendrá desde dentro

 

Juan Manuel de Prada 22-01-2007 ABC

Un acercamiento realista de la sociedad precolombina. APOCALYPTO.

Un acercamiento realista de la sociedad precolombina. APOCALYPTO.

Este drama épico de Mel Gibson deja claro que los mayas, la civilización precolombina más avanzada antes de la llegada de los colonizadores, estaba en decadencia porque ellos mismos con su crueldad, con la consideración de que eran seres superiores a otros indígenas y que podían utilizarlos a su antojo, habían cavado su propia fosa.

 

Una cita de W. Durant, nada más comenzar la proyección, nos da la clave para entender Apocalyto: “Una gran civilización no se conquista desde fuera si no se ha destruido a sí misma desde dentro”.

 

Este drama épico de Mel Gibson deja claro que los mayas, la civilización precolombina más avanzada antes de la llegada de los colonizadores, estaba en decadencia porque ellos mismos con su crueldad, con la consideración de que eran seres superiores a otros indígenas y que podían utilizarlos a su antojo, habían cavado su propia fosa.

 

Gibson termina en esta película de ficción con ese mito tan extendido en Occidente sobre el buen salvaje y con el tan repetido mensaje de “Encuentro entre dos mundos”. En la Hispanoamérica a la que llegaron los evangelizadores había hombres de buen corazón (el protagonista de la historia y su tribu) pero los que llevaban la voz cantante, en uso de su libertad, se habían convertido en verdaderos dictadores de los demás. Y ahí radica la particular apología de Gibson: en mostrar cómo era ese mundo y la necesidad urgente de un cambio: de un nuevo comienzo.

 

Así mismo, Mel Gibson, al igual que hizo en La Pasión pone todo su ahínco en ofrecer visualmente la realidad tal como era, aunque eso implique una gran violencia. Y como, a pesar de sus detractores, es un director que rueda como nadie es capaz de lograr emocionar al espectador en escenas tan tiernas como la del nacimiento o de mantenerlo en tensión mediante la persecución incesante a la que se ve sometido el protagonista de la historia. Este, el hijo del jefe de la tribu aniquilada, para reunirse con su mujer encinta y con su pequeño hijo, será capaz de huir de su cautiverio. Con esa prueba de amor incondicional a la familia, el director gira en otra lección: para el hombre bueno no creyente también hay una jerarquía de valores en cuya cúspide se encuentran sus seres queridos, su familia.

 

El cineasta de origen australiano ha hecho una gran película de la forma más difícil: sin apenas diálogos y con una acción trepidante, pero con una historia original ante la que pocos se mostrarán indiferentes.

 

Director:.........Mel Gibson

 

Distribuidora:.....Aurum

 

Valoración:

Para los que les guste el cine de calidad y no les asuste la crudeza

Director: Mel Gibson

 

Intérpretes: Rudy Youngblood, Delia Hernandez y Jonathan Brewer

 

Nacionalidad: EEUU, 2006

 

Distribuidora: Aurum

 

Juana Samanes

Análisis Digital, 18 de enero de 2007

«Valores de cine», una serie en DVD para educar con la gran pantalla

«Valores de cine», una serie en DVD para educar con la gran pantalla MADRID, lunes, 15 enero 2007 (ZENIT.org).- «Valores de cine» es un nuevo proyecto de DVD y fichas de acompañamiento de la Editorial San Pablo que busca educar a través del cine.

 

En cada uno de los DVD de la serie se ofrecen tres programas, cada uno dedicado a un valor concreto.

 

Los valores son presentados y analizados a través del visionado de fragmentos de cinco películas y entrevistas a jóvenes y adolescentes que opinan sobre el valor tratado.

 

El primer DVD contiene los valores de la solidaridad, honestidad y tolerancia. A través de visionado de fragmentos de películas como «Bailando con lobos», «Cadena de favores», «Eduardo Manostijeras», «Shreck» o «Forrest Gump», los autores descubren cómo ser solidario, como vivir en coherencia o como ayudar a los demás como factores claves para construir «una sociedad mejor».

 

Los materiales didácticos de acompañamiento al DVD incluyen sesiones de trabajo, recursos y textos, fichas fotocopiables, fichas técnicas, claves educativas y conclusiones y compromisos, así como sugerencias para actividades en sesiones de grupo.

 

«Los programas y materiales que ofrecemos conjugan implicación afectiva, a través de los fragmentos de las películas seleccionados y de los testimonios, y el análisis racional, a través de las claves de lectura y de las actividades propuestas para su desarrollo en grupo», señalan los creadores.

 

En la página web del proyecto se puede visualizar una demostración en vídeo y leer más información sobre los valores tratados.

 

Más información en http://www.valoresdecine.sanpablo.es

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