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El presidente español tiene su plan

Con motivo de cumplirse dos años de su acceso a la Moncloa, José Luis Rodríguez Zapatero ha ido desgranando en distintas entrevistas sus planes de futuro, entre ellos los referidos a Euskal Herria. Por un lado ha fijado una base ya explicitada anteriormente en el Congreso de los Diputados: «La autodeterminación es un derecho que no existe bajo ningún concepto y que por tanto no está en el debate». La afirmación es difícilmente sostenible a la vista de declaraciones realizadas por la propia Organización de las Naciones Unidas o de las prácticas que se están dando en Europa, pero ­aún siendo falsa y antidemocrática­ ya sabemos que es uno de los cimientos sobre los que pretende construir su «España abierta y moderna» el presidente. Además, Zapatero ha señalado también cuáles son los pasos que pretende dar en el futuro próximo. El primero, conseguir «el final de ETA». El segundo, «la refundación de la convivencia que garantice que nunca más habrá violencia en Euskadi». El tercero, y último, «la refundación de un consenso político sobre la Euskadi del futuro en una España que permite todas las identidades, que da una gran libertad a lo que representa ser vasco». Ese es el plan del presidente del Gobierno español, lo que no quiere decir que sea el que tenga que cumplirse inexorablemente.

A nadie puede escapársele que ni el Gobierno español ni el PSOE ­tampoco el PP si acaba sumándose­ van a afrontar un proceso de normalización democrática en Euskal Herria reconociendo de antemano el derecho de autodeterminación o, lo que es lo mismo, la capacidad de la ciudadanía vasca de decidir libre y democráticamente su futuro. Ese derecho, como todos los anteriores que han ido consiguiendo las personas y los colectivos, habrá que conquistarlo a través de la lucha política. El resultado de una futura mesa de partidos no será fruto de las habilidades dialécticas de los interlocutores de cada formación política, sino de la correlación de fuerzas que se dé en Euskal Herria, que tendrá una manifestación electoral, pero también otras en la movilización social y en la búsqueda de la victoria por convicción en el campo de la opinión pública.

La llave del futuro no está en lo que quiera Rodríguez Zapatero, sino en lo que quiera la mayoría de la ciudadanía de Euskal Herria y en que sea capaz de hacer prevalecer su voluntad sobre los instrumentos de imposición de los que disponen tanto el Estado francés como el español.

Editorial de Gara, 19 de abril de 2006

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