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Se relamen de gusto

Ya han vuelto a empurar a Otegi. Y los jaleadores habituales se relamían de gusto en la prensa de ayer.
El editorialista de “Abc” no disimulaba ­ni podía ni quería­ su satisfacción y sólo dedicaba críticas al fiscal a quien calificaba de comportamento paradójico por no pedir su inmediato encarcelamiento «después de haber pedido que se le condenara a pena de cárcel, pero coherente con el aprecio del fiscal general del Estado por el principio de oportunidad política para aplicar la ley». Reconocía que «es posible que, con la ley procesal en la mano, existan interpretaciones diversas sobre si debe o no ejecutarse esta sentencia antes de que sea firme, lo que sólo sucederá después de que la confirme el Tribunal Supremo, en caso de que Otegi recurra en casación. Pero no cabe duda de que Otegi debe entrar en prisión porque es un delincuente habitual, y no va a ser de mejor condición que otros delincuentes». Algunos se pasaron cuatro décadas delinquiendo y todavía no han purgado quince minutos de prisión.
El escribiente del “Abc” agrega que «sea cual sea el futuro judicial inmediato de Otegi, lo cierto es que se trata de un apologista de ETA, y quien ostenta tal condición no puede ser arropado por declaraciones políticas de un Gobierno que tiene el deber de seguir persiguiendo a esa banda terrorista. A Otegi se le ha aplicado la ley teniendo en cuenta lo que dice la ley y las circunstancias del momento, como arguyen los que abogan por seducir a los jueces con la tregua etarra».
Y el de “El Mundo” también se frotaba las manos y ponía en cuestión los flecos de la decisión:«dudoso es el informe favorable del fiscal para que Otegi pueda viajar en los próximos días a dos actos del Sinn Fein en Dublín y Belfast, al entender que no existe riesgo de fuga. Es cierto que se presupone que Otegi va a regresar a España, pero la Audiencia Nacional no debería ignorar que es un dirigente de un partido ilegalizado que pretende hacer propaganda política en otros países». Lo que les da pavor es que se sepa en el resto del mundo lo que hacen por aquí.
Y, al final, la advertencia a Zapatero:«Lo esencial es que la ley se siga aplicando a Batasuna hasta que la izquierda abertzale no formule una condena clara y rotunda de la violencia y haya una entrega de las armas por parte de ETA. Sólo en este escenario el Estado podría ser generoso con Otegi». ¿Quién pide generosidad?
Maite Soroa


Gara, 29 de abril de 2006

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