Ya empiezan a hablar claro
Bajan revueltas las aguas de la derechona. Y de entre todos los peces los más aturdidos parecen ser los que miran a Nafarroa como el alcázar donde parapetarse y defender la unidad indivisible y sagrada del Faro de Occidente.
Pascual Tamburri, de sólida formación mussoliniana, arengaba ayer desde “El Semanal Digital” a las élites de la derechona para utilizar Nafarroa como ariete.
Citaba Tamburri a Arnaldo Otegi cuando dijo que Nafarroa no es el problema sino la solución misma, y sentenciaba Tamburri que «al decir esto Otegi quiere decir lo sabemos gracias a Zapatero también que Navarra debe ser incluida necesariamente en la solución, en eso que se ha llamado el ‘proceso de paz’. Claro, eso ya lo sabíamos antes de Otegi y de Zapatero, hace cuarenta años que ETA lo pide con las armas y más de un siglo que el nacionalismo vasco lo exige con sus mentiras. La frase de que ‘no hay solución al conflicto sin Navarra’ es la clave del debate, y el anuncio de dónde puede llevarnos esta memez: al chantaje colectivo. Por este camino, veremos pronto cómo los navarros no nacionalistas son acusados de no querer la paz por no querer rendirse; y veremos tal vez cómo PSOE, ETA y aliados menores piden a los navarros un gesto ‘por la paz’. Mal camino, pero por lo menos estamos avisados». Ya empieza a ver fantasmas el émulo de Alonso Quijano.
Y empieza a desbarrar: «Navarra, como forma política, es la demostración práctica de que es posible unir el amor a la comunidad más cercana, el terruño, la gaita, y la lealtad a la gran comunidad, la patria, en términos modernos la nación, en términos clásicos la lira. Los fueros son una concreción particular de unos principios universales. No hay foralidad posible sin España, dado que ese derecho privativo emana de una preexistente ‘comunidad de comunidades’. Y todo esto, el navarrismo, el foralismo, lejos de ser un resto del pasado, puede convertirse en un anticipo del futuro». O sea, el amor a la chistorra y a la morcilla de Burgos unidos por los destinos de España. ¡Qué poético suena!.
Pero lo que en realidad quería decir el poetastro es que si se sacan las cosas de contexto y se manipulan lo suficiente, pueden convertir Nafarroa en arma arrojadiza: «Para el PP de Mariano Rajoy hay en Navarra y en UPN una respuesta concreta, práctica y no teórica, al desafío centrífugo () el patriotismo español puede oponer Navarra como solución ejemplar». Está bien que lo digan así de claro. -
Maite Soroa
Pascual Tamburri, de sólida formación mussoliniana, arengaba ayer desde “El Semanal Digital” a las élites de la derechona para utilizar Nafarroa como ariete.
Citaba Tamburri a Arnaldo Otegi cuando dijo que Nafarroa no es el problema sino la solución misma, y sentenciaba Tamburri que «al decir esto Otegi quiere decir lo sabemos gracias a Zapatero también que Navarra debe ser incluida necesariamente en la solución, en eso que se ha llamado el ‘proceso de paz’. Claro, eso ya lo sabíamos antes de Otegi y de Zapatero, hace cuarenta años que ETA lo pide con las armas y más de un siglo que el nacionalismo vasco lo exige con sus mentiras. La frase de que ‘no hay solución al conflicto sin Navarra’ es la clave del debate, y el anuncio de dónde puede llevarnos esta memez: al chantaje colectivo. Por este camino, veremos pronto cómo los navarros no nacionalistas son acusados de no querer la paz por no querer rendirse; y veremos tal vez cómo PSOE, ETA y aliados menores piden a los navarros un gesto ‘por la paz’. Mal camino, pero por lo menos estamos avisados». Ya empieza a ver fantasmas el émulo de Alonso Quijano.
Y empieza a desbarrar: «Navarra, como forma política, es la demostración práctica de que es posible unir el amor a la comunidad más cercana, el terruño, la gaita, y la lealtad a la gran comunidad, la patria, en términos modernos la nación, en términos clásicos la lira. Los fueros son una concreción particular de unos principios universales. No hay foralidad posible sin España, dado que ese derecho privativo emana de una preexistente ‘comunidad de comunidades’. Y todo esto, el navarrismo, el foralismo, lejos de ser un resto del pasado, puede convertirse en un anticipo del futuro». O sea, el amor a la chistorra y a la morcilla de Burgos unidos por los destinos de España. ¡Qué poético suena!.
Pero lo que en realidad quería decir el poetastro es que si se sacan las cosas de contexto y se manipulan lo suficiente, pueden convertir Nafarroa en arma arrojadiza: «Para el PP de Mariano Rajoy hay en Navarra y en UPN una respuesta concreta, práctica y no teórica, al desafío centrífugo () el patriotismo español puede oponer Navarra como solución ejemplar». Está bien que lo digan así de claro. -
Maite Soroa
Gara, 3 de mayo de 2006
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