Escalón a escalón
El pasado martes Patxi López no anunció solo una futura reunió con la izquierda abertzale, abrió una puerta a una nueva fase política. La reacción del Partido popular avala paradójicamente la estrategia de Rodríguez Zapatero.El anuncio de una próxima reunión del PSE con la izquierda abertzale ha sido el aspecto de las declaraciones de Patxi López más des- tacado por medios de difusión y políticos. Pero sus palabras medidas y cuidadosamente elegidas tuvieron un hondo calado político que va mucho más allá. Patxi López abrió la puerta a «pasar de los contactos actualmente existentes a una fase de negociaciones incluyentes tendentes a construir un proceso de diálogo multipartito en Euskadi que permita ampliar los consensos políticos, asentar la convivencia y alcanzar acuerdos sólidos sobre la construcción del futuro de nuestro país superando así los conflictos del pasado». Y el líder del PSE reconoció que, para ello, la izquierda abertzale «es un interlocutor necesario». Esa apuesta por subir ya un peldaño en la escalera del proceso se vio corroborada al día siguiente por el propio presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, cuando afirmó en el Congreso que «no haber llegado a la paz no impide que el diálogo político empiece». A buen seguro, las matizaciones que hizo ayer sobre que ese diálogo se produce ya todos los días se las habrá llevado el viento en unas semanas, y quedará de fondo la idea original de que es necesario que los partidos vascos se pongan ya a buscar en serio las bases sólidas para la constitución una mesa de diálogo multipartito, que será simultánea a la vía entre el Gobierno y ETA. El pacto ya estaba roto Lo más probable es que para cuando una delegación oficial del PSEy otra de Batasuna se reúnan, el encuentro se tome con absoluta naturalidad, quedando despejado el camino a la negociación entre partidos. Se observa que Zapatero mantiene una estrategia de lanzar una idea, dejar que se produzcan reacciones, y matizarla y contramatizarla durante un tiempo, para que la opinión pública la vaya digeriendo. El PP ha reaccionado con extraordinaria virulencia al anuncio de Patxi López. Ha dicho que un encuentro de esas características deja «liquidado, triturado y tira por la ventana» el llamado Pacto Antiterrorista. Bien. Miremos al retrovisor. El PP anunció que daría por roto el pacto el 19 de febrero de 2004, tras trascender la reunión de Carod-Rovira con ETA, si el PSC mantenía su coalición con ERC. El PP dio por roto el Pacto en abril de 2005 por no haber ilegalizado a EHAK. Un mes después, el PP calificó de «torpedo en la línea de flotación» del Pacto la resolución del PSOE que abría la posibilidad de dialogar con ETA. En julio, el PP acusó a Zapatero de haber roto el Pacto y haber propiciado así un resurgir de la kale borroka. Y en setiembre dijo que el Gobierno había roto el Pacto y «enterrado la Ley de Partidos». Sin olvidar que en el anterior Debate del Estado de la Nación Rajoy acusó al presidente de «traicionar a los muertos». Es decir, a pesar de sus duras declaraciones iniciales, el PP acaba acomodándose a las nuevas situaciones. Lo que avala la estrategia de Zapatero. Imaz, a rueda del PSOE El presidente del EBB, Josu Jon Imaz, tuvo ayer su primera intervención pública tras el anuncio de López y las palabras de Zapatero, y lo hizo para sumarse a la idea del presidente de que «la negociación política» puede comenzar antes de que acabe la violencia. Imaz también evidenció que el PNV había hecho suyo el problema del PSE de sentarse en una mesa con una formación ilegalizada y lo compartía como «obstáculo» para su constitución. Y su apuesta no era convencer al PSE de que se sentara, sino esperar plácidamente a que se diera una solución. Imaz volvió a urgir pasos en el terreno «técnico-político» como la legalización de Batasuna y un acercamiento de presos, que evidentemente resultan necesarios, pero la otra cara de la moneda fue poner condiciones a la mesa. Manchar de pintura sedes de partidos o denunciar el «apartheid político» piden el diálogo resolutivo. Sin embargo, mantener en la ilegalidad, procesar o encarcelar a dirigentes de Batasuna son «dificultades para llevar a cabo una vida política normal», lo que para el PNV no pasa de ser «una contradicción» con el momento actual político. - Iñaki IRIONDO
Gara, 2 de mayo de 2006
0 comentarios