Una reflexión más reposada
La mayoría de las formaciones políticas vascas dedicaron la jornada de ayer a analizar el anuncio hecho público, el jueves, por el presidente del Gobierno español. Las declaraciones difundidas en el día después daban cuenta de una reflexión más reposada sobre el pronunciamiento del jefe del Ejecutivo español, a la par de dejar traslucir ciertas tomas de posición ya mirando al proceso de diálogo.
De paso adelante calificaban las formaciones vascas el anuncio de Zapatero de que respetará lo que los vascos decidan libremente, aunque tras compartir ese enunciado, nunca antes articulado con esa claridad por un presidente del Gobierno español, desde partidos como EA, Batasuna, ANV y Aralar, y de sindicatos como LAB, se coincidía en reclamar que la legislación vigente, evocada en la declaración de Zapatero, no se convierta, una vez más, en cortapisa a la voluntad de la ciudadanía vasca.
Si la apuesta de Zapatero por el diálogo inclusivo, esencial para el logro de un acuerdo que permita situar a Euskal Herria en un escenario democrático, recibía el elogio general, esa satisfación se acompañaba de la reclamación, con más o menos énfasis según cada cual, de que se renuncie a las leyes de excepción que impiden la libre expresión, y, por descontado, la materialización de todos los proyectos políticos.
La desaparición efectiva de los elementos de coacción y la exigencia de garantías de no injerencia en el proceso son, por tanto, una reclamación mayoritaria a la que Madrid, como París, deberán responder con la vía de los hechos lo antes posible.
También se percibe un temor, basado en el llamamiento de Zapatero a los amplios consensos, a que se trate de aplicar un derecho de veto. Para desactivar de antemano esa tentación antidemocrática resulta imperativo que los agentes vascos sean capaces de establecer sus propias reglas del juego.
Esa tarea es básica en los prolegómenos de la constitución de la Mesa de Diálogo. Porque si algo se impone tras los pronunciamientos del 22 de marzo por ETA y del 29 de junio por el Gobierno español, es que los partidos vascos establezcan una hoja de ruta compartida.
En momento tan decisivo, llama la atención que el EBB del PNV no emitiera ayer un comunicado oficial y que su presidente, Josu Jon Imaz, se destapara con una defensa a ultranza de las potencialidades del ordenamiento actual, que no goza del apoyo de amplios sectores de su partido, ni se corresponde a este tiempo político. -
Editorial de Gara, 1 de julio de 2006
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