Zapatero: Busca la verdad y Defiéndela
¿Por qué no nos podemos fiar del presidente del Gobierno? ¿por qué hay algo que chirría en nuestro interior cuando le oímos hablar de la paz cercana para el País Vasco? El problema de fondo de Zapatero es que la verdad y los hechos no existen.
El problema de José Luis Rodríguez Zapatero no es solamente que mienta, que oculte la verdad, que caiga continuamente en las contradicciones en sus posiciones políticas y en su acción de Gobierno. El problema de fondo no es únicamente su permanente engaño y deslealtad con el principal partido de la oposición, con el que hasta el momento fuere quien fuere que estuviera en La Moncloa se pactaban asuntos de estado. Ni si quiera que no fuera leal con nadie, ni siquiera con sus socios parlamentarios, como ha pasado con ERC al acabar pactando con CiU el Estatuto de Cataluña. Ni tampoco con los que supuestamente son de los “suyos”, como ha ocurrido con la caída de Pasqual Maragall, por citar algunos ejemplos.
Dos años que lleva en el poder nos han sido suficientes para intentar aproximarnos al principal interrogante de José Luis Rodríguez Zapatero: que se trata de un personaje en el que para él no existen ni la verdad de los acontecimientos ni la objetividad de los hechos. La verdad y los hechos no existen para Zapatero, y si existen los niega o los interpreta. Por eso es capaz de hablar de “proceso de paz” cuando a la vez está reconociendo el derecho de autodeterminación de los vascos.
Y mientras lo admite, aplaude Otegi y los Batasunos. Pero al día siguiente puede decir que se le malinterpretó y que todo se hará de manera legal y con los límites constitucionales.
En estas semanas, es capaz de dar por zanjada la actividad terrorista cuando no ha cesado la extorsión, la violencia callejera, se ha calcinado un negocio de un concejal de Navarra y los etarras más sanguinarios de ETA se han reído de todos en la Audiencia Nacional y han amenazado con seguir la violencia.
Pero los hechos, que son sagrados, no existen para Zapatero. Y tampoco la verdad, porque el problema de fondo no es que no sepamos qué está pasando, qué es lo que ha pactado ya, qué precio ha pagado, a la banda terrorista ETA.
Ante los discursos y la persona del presidente no vemos un hombre que habla, busca, lucha y defiende un ideal, fuere cual fuere, aunque fuera la conquista de una utopía política. Un ideal, una verdad por la que merece la pena toda la acción política, ante la cual aunque uno no estuviera de acuerdo lo reconocería. Zapatero no tiene esa verdad y eso es lo que genera intranquilidad y desconcierto. Los españoles estamos ante una persona y un presidente del Gobierno para el que todo vale y, a la vez, nada vale.
Raquel MartínPáginas Digital, 4 de julio de 2006
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