El genocida arrepentido: el ex-jemer rojo Duch, hoy cristiano, dispuesto a enfrentar el pasado
Muerto el sanguinario Ta Mok, Duch es clave para reconstruir las matanzas comunistas de Camboya: casi 2 millones de personas en cuatro años.
El pasado viernes 20 de junio moría "el carnicero" de los Jemeres Rojos, Ta Mok. Era un anciano enfermo de unos 80 años. Durante el sanguinario régimen comunista de 1975 a 1979 supervisó y firmó cientos de purgas y masacres en la población civil. Cuando los Jemeres fueron forzados a retirarse a zonas inaccesibles del país, quitó el poder a Pol Pot, el otrora todopoderoso líder, y lo mantuvo prisionero. Fue cautivado en 1999 y esperaba ser juzgado por sus crímenes, declarándose inocente y descargando toda la responsabilidad sobre el difunto Pol Pot.
Ahora, el alto cargo más importante para dar luz a la época de las matanzas es Kang Kek Ieu, conocido entonces como Duch. Hoy está prisionero, admite sus crímenes y quiere colaborar. El antiguo militante maoísta hace ya años que es un cristiano evangélico fervoroso y consciente de su culpa. Tiene 64 años.´
Duch fue jefe de la policía política interna y responsable de Tuol Sleng, también llamada, S-21, una antigua escuela de Phnom Penh que el Jemer Rojo utilizó como centro de detención y tortura. Los presos eran en su mayoría miembros del Partido Comunista acusados de traición y de ser agentes enemigos. Se los obligaba a confesar e implicar a otros y luego se los mataba, a ellos y sus familiares. En este centro estuvieron detenidas más de 12.000 personas, de las que sólo sobrevivieron siete. La firma y las instrucciones por escrito de Duch aparecen en numerosas órdenes de tortura y ejecución archivadas en S-21, que ahora es un museo.
En Tuol Sleng muchos vigilantes eran niños y niñas de 10-15 años, seleccionados y entrenados por los Jemeres para esta función. Sus mentes jóvenes, no "contaminadas" por la vida anterior, eran ejemplo del nuevo ciudadano de la ideología de Pol Pot. A medida que cobraban conciencia de su poder y superioridad, ganaban una crueldad excepcional contra sus prisioneros. Hoy tienen unos cuarenta años, y están integrados en la sociedad camboyana.
Unos periodistas de Far Eastern Economic Review encontraron a Duch en 1999, después de 20 años de desaparición. Trabajaba como asistente médico en un campo de refugiados del American Refugee Committee en el norte de Camboya. Kang Kek Ieu reconoció -y así se publicó en la revista- haber participado en torturas, asesinatos y crímenes contra la humanidad y que estaba preparado para testificar contra otros líderes. También explicó que se había convertido al cristianismo evangélico, que era un cristiano renacido.
Enseguida fue detenido y puesto bajo vigilancia, temiendo que su vida corriera peligro por lo que sabía. Entre los líderes de los que hablaría están personajes como el número dos de los jemeres, Nuon Chea, que actualmente vive libre, como otros jemeres que en su día se pasaron al bando gubernamental dejando la jungla y la guerrilla. Nuon Chea hoy es un ferviente budista.
Conversiones entre los jemeres
Al parecer, la conversión de Duch es sincera. Fue hace años y desde entonces ha trabajado con los refugiados enfermos en los campos de desplazados.
Según un artículo de THE OBSERVER, de 2004, al menos 2.000 jemeres rojos se han convertido al cristianismo evangélico. En las zonas que ocuparon durante decenios los jemeres como guerrilla han llegado misioneros evangélicos, que predican a un tipo especial de hombre, a una gente que ve que el Jemer era un engaño, pero que hace 20 años que dejó el budismo tradicional y rompió con su familia.
Es gente que necesita empezar de nuevo, y en muchos casos arrastra un historial de horror, crímenes y culpa, que la religiosidad camboyana tradicional no puede purgar ni limpiar. Los misioneros evangélicos ponen películas sobre Jesús, ofrecen nacer de nuevo, dan clases de inglés y también prestan servicios sanitarios y financieros. Algunos de los conversos -como algunos post-comunistas en Occidente- aún no ven con claridad la maldad del Jemer Rojo y ponen en duda las cifras espantosas del genocidio. Otros se sienten muy arrepentidos.
Lun Lung, de 51 años, que era guardaespaldas personal de un líder jemer, llegó luego a ser propagandista del régimen, incitando al odio y la sangre desde la radio. Hace pocos años se bautizó y ahora dirige la radio Pailin, incluyendo un programa cristiano que habla de "las cosas que hace Dios". Según una noticia de AsiaNews del 2004, no hay conversos católicos entre los ex-jemeres ni presencia católica en la zona.
Forum Libertas, 26 de julio de 2006
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