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Enigmas del 11-M: algo más que conspiraciones raras

Enigmas del 11-M: algo más que conspiraciones raras Quizá no es razonable todo lo que el PP plantea, pero el PSOE no está dando explicaciones a preguntas muy concretas que se le hacen.

A lo largo de estos últimos días El País ha venido dedicando una extraordinaria, extensa y agresiva atención a las informaciones que sobre los avatares de la investigación del 11-M viene publicando El Mundo.


Llama la atención que un periódico dedique tanto espacio a otro aunque sea para desmentirlo y acusarlo. No es una práctica habitual en el terreno periodístico donde se considera que el negocio pasa precisamente por citar lo menos posible al competidor.

Existen, por tanto, razones que no tienen nada que ver con la lógica periodística y que no pueden ser otras que razones políticas, dada la trayectoria que ha caracterizado siempre a El País y su clara y beligerante alineación con las tesis del gobierno.

Otro dato informativo es el debate que se produjo en Comisión entre Rubalcaba y el Portavoz del PP, Zaplana. Habilidades parlamentarias al margen, el resultado es que Zaplana preguntó lo que quería y Rubalcaba contestó lo que le interesaba, con lo cual, una vez más, los ciudadanos nos hemos quedado en la inopia.

Es malo que ante un desastre tan grave como sucedió el 11-M solo estén en el escenario dos posiciones excluyentes: una, la del gobierno que sólo sabe repetir que los datos que pone sobre la mesa el PP forman parte de una ridícula obsesión carente de base. Otra, que el Partido Popular sostiene que hay datos que no han sido estudiados y que deberían aclararse.


Es posible que todo lo que plantee el PP no sea razonable, pero sí es cierto que, por el contrario, hay elementos suficientes que deben mover a la preocupación del Juez, los ciudadanos y, por consiguiente, del gobierno, porque no encajan.

Algunos son muy concretos y específicos: los relacionados con el tipo de explosivos, la existencia o no de determinados vehículos comprometedores en lugares y fechas determinantes, la existencia de contactos previos significativos entre delincuentes y etarras, etc.

Pero también existe un no encaje global, obvio, que radica en la excesiva diferencia que existe entre la planificación del atentado, altamente profesional y muy preparada, y el carácter chapucero del acto. En esta perspectiva global, llama la atención la ausencia absoluta de mártires dispuestos a inmolarse. En otras palabras: es un atentado que ni responde a los patrones del islamismo “yihadista” ni a los del terrorismo musulmán voluntarista, como fueron los casos de Gran Bretaña o los frustrados en EEUU.


Todo esto da pie a tener como segunda hipótesis la existencia de un autor planificador distinto del ejecutor. Esta evidencia debe ser profundizada y aclarada. Esto no significa necesariamente aceptar la hipótesis de ETA.

Puede, en teoría, haber otros agentes y no es necesario tener un exceso de imaginación para pensar en los servicios de inteligencia de un país vecino situado en las fronteras del sur. Sea como sea es un deber para el gobierno que la tragedia del 11-M se supere bien, sin dudas.

Porque, todo hay que decirlo, otras informaciones colaterales y precedentes históricos no ayudan a tranquiliza a aquellos que carecemos de una fe ciega en el PSOE. Si como afirma el fundador y antiguo dirigente de ETA Madariaga, en el 2004 el PSOE ya buscaba canales para negociar con ETA, ello conduce a la hipótesis de que la organización terrorista podía llegar al convencimiento de que existía una buena predisposición en el Partido Socialista que resultaba inútil mientras no gobernase y que, por lo tanto, salir del atolladero en que se encontraba ETA después del 11-S y la reacción americana y europea contra el terrorismo, la ilegalización de Batasuna y la decidida actitud francesa, pasaba por derrotar al PP.


Finalmente, hay suficientes datos históricos como para constatar que el Partido Socialista, mejor dicho algunos de sus miembros, han caído en tentaciones extrañas en el pasado. Lo más probable es que la narración del 11-M se corresponda con la versión oficial pero esto servirá de muy poco si antes no se aclaran las excesivas contradicciones y vacíos que el sumario y la información de los medios de comunicación han hecho emerger.

Forum Libertas, 15 de septiembre de 2006

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