Zapatero no es ningún tonto y apuntala el poder manejando la caja
Quien tiene el poder tiene el presupuesto, es así de sencillo. Y el presidente del Gobierno ha demostrado que sabe gastarlo para afianzarse en La Moncloa a base de dádivas.
Lucía Méndez (magnífica periodista y excelente persona: ¡rara avis en un oficio irrespirable!) ha disparado la mejor fotografía de lo ocurrido el pasado fin de semana en la Conferencia del PSOE.
La columnista, que durante un tiempo fue jefe de Gabinete de Miguel Ángel Rodríguez en La Moncloa -¡cada uno trabaja para quien quiere y con quien puede!-, ha estado enormemente certera, a mi modesto juicio, al describir a un jefe de Gobierno crecido, seguro de sí mismo y sobre todo con una enorme capacidad en el manejo de la caja pública para asegurarse estar en el machito.
Lo que cuenta
En efecto. Porque por encima del enorme ruido mediático sobre los Trashorras y demás compañeros mártires, el hecho cierto es que aquí lo que se ventila es quién manda y quién tiene la llave de la cuenta pública.
Zapatero -¡al final sólo ha quedado lo de la extrema derecha!- ha mandado varios mensajes claros en clave electoral que los jóvenes, las amas de casa, las grandes bolsas de votos, han percibido de inmediato, esto es: habrá mejoras económicas para todos ellos, y en un país sin referencias éticas ni valores esto es lo que cuenta.
Muchos de los dirigentes de la derecha y sus terminales mediáticas siguen creyendo que ZP es un bobo de baba y tengo para mí que se equivocan de medio a medio. Es un político profesional de toda la vida y, además, tiene suerte. Napoleón, cuando quería ascender a un coronel a general, preguntaba sobre sus hechos de armas, pero le interesaba sólo una cosa: ¿tiene suerte o no?
Zapatero la tiene. Porque subido sobre el caballo blanco del crecimiento económico –en realidad es el único input del que puede alardear- quiere repartir el exceso de liquidez en becas, en viviendas sociales para los jóvenes, extender el gasto para colectivos varios, hacer brindis a las amas de casa, rebajar el coste del transporte público, contratar a investigadores, aumentar a tope las pensiones, etc., etc. Sinceramente, ante esa capacidad de maniobra con el dinero de todos es imposible plantear batalla, salvo que esta sociedad se haya vuelto completamente loca, que en eso estamos.
No se equivoquen. Lo de la "extrema derecha" es un titular zahiriente para la oposición desmadejada, pero lo que realmente importa son las cosas de comer. Con eso se queda el pueblo llano y esas inmensas bolsas de votos que pasan olímpicamente de una clase política desprestigiada, endogámica y sin nivel. Lo que realmente interesa es, sin duda, lo que se puede pillar de la bolsa general y en qué manera afecta a cada uno de esa golosa tarta.
La economía continúa resultando el clavo ardiendo al que se aferra el socialismo en el gobierno, y pese a todos los augures el hecho cierto es que ZP tiene capacidad para gastar a manos llenas. Sólo con esas promesas ganará las próximas elecciones. Porque si en algo tiene credibilidad el jefe del Gobierno es precisamente en su capacidad para dar dinero.
Con la caja llena, no hay Lavanderas que valgan
Zapatero ha demostrado una gran aptitud de supervivencia; nadie se lo puede negar. Los hechos avalan esta capacidad. Cuando dentro de año y medio se abran las urnas y si la economía no se tuerce habrá una siembra generalizada de caudales, y quien más y quien menos, lo notará en su bolsillo. A partir de ahí, sinceramente, será muy difícil que una derecha cada vez más confusa pueda siquiera optar –pese a las encuestas ad hoc- a volver por sus fueros.
Con la caja llena y con la intención decidida de su administrador de repartirla por doquier no hay nada que hacer. Ni con tripartitos, ni con diálogos con ETA, ni con incendios, ni con Lavanderas, ni con nada.
Al socialismo actual, con el poder en la mano, será difícil ponerle fuera de combate. Simplemente, insisto, con la caja.
Ahora algunos inquilinos de Génova, 13 se mesan los cabellos por haber abandonado su principal activo de sus años de gobierno, esto es, la economía. Y empiezan a mirar hacia Rato en Washington cuando su Rolls Royce está ya para otros menesteres.
Por si faltara poco, Zapatero no tiene un partido, no, tiene una piña, como subraya Méndez. No hay mejor argamasa que el poder, esto es, el dinero.
Graciano Palomo
El Semanal Digital, 20 de septiembre de 2006
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