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11-M. Comienzan las amenazas

Uno de lo mayores peligros en una democracia es el amedrentamiento y las represalias. Esto es lo último que han traído las investigaciones de los atentados de Madrid, y todavía quedará mucho más. Pero también es preocupante que la búsqueda de la verdad esté inspirada en réditos partidistas o comerciales. Las bombas de aquel día de marzo mataron a 192 personas, y dos años y medio después la onda expansiva sobre nuestro sistema democrático continúa.

La última polémica en la que estamos envueltos a raíz de las investigaciones de El Mundo sobre el 11-M se ha producido en esta ocasión por el famoso informe que firmaron en su día tres peritos de la Policía en el que se relacionaba por el ácido bórico a un terrorista islamista con un piso franco de ETA en Salamanca.

Parecía que iba a ser un fleco más en la investigación que está llevando a cabo El Mundo respecto al 11-M, pero no ha sido así. Este famoso informe ha traído cola. De momento, sólo por su existencia, los tres peritos fueron llamados por el juez Garzón a declarar como testigos y salieron de la Audiencia Nacional como imputados. También a consecuencia de este informe firmado por funcionarios policiales, el Secretario de Estado de Seguridad, Antonio Camacho, ya ha advertido a todos los policías que mucho cuidadito con lo que vayan contando por ahí sobre la Policía porque será “implacable” contra todos aquéllos que cuestionen a la institución.

Es decir, que ahora ya empiezan a preocupar un poco las revelaciones que está llevando a cabo algún medio de comunicación sobre los atentados de Madrid. Tanto como para que el conocido en su día como “juez-estrella” Garzón se juegue un expediente por extralimitarse en sus funciones, o como para que Camacho amenace a los efectivos policiales al mejor estilo dictatorial.

Hemos pasado del mutismo a la amenaza, que es preocupante en un sistema democrático. Como también lo es que ahora, dos años después, actúen los tres peritos policiales que en su día fueron censurados, porque la pregunta que nos invade ahora a todos es la siguiente: ¿hablan ahora alentados por intereses partidistas, electorales o comerciales?

La versión oficial de lo que ocurrió el 11 de marzo sí podemos darla ya por falsa y la famosa “teoría de la conspiración” todavía está por demostrar, porque, de momento, hechos, lo que se dicen hechos, que no declaraciones, contradicciones y extrañas coincidencias, sólo existe este informe basado en el ácido bórico. Informe en su día manipulado por un superior policial y ahora falsificado por los tres peritos.

La actuación de las fuerzas y cuerpos de seguridad antes del 11-M está bajo sospecha, como ya ha quedado demostrado. También después con las investigaciones. Pero los errores continúan. Garzón se extralimita en sus funciones para evitar que los policías se salgan del guión, los efectivos policiales pueden falsear documentos públicos y desde el Gobierno comienzan las amenazas “implacables”.

El 11 de marzo de 2004 sigue haciendo un daño horrible a la democracia española porque la clase política está salpicada, también las fuerzas de seguridad y ahora los jueces. Las bombas de aquel día mataron a 192 personas y dos años y medio después la onda expansiva sobre nuestro sistema democrático continúa.

Raquel Martín

Páginas Digital, 3 de octubre de 2006

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