«El País» cambia el guión
El ambiente político, más que caldeado, está hirviendo. O eso parece a la luz de los discursos políticos de los últimos días. El domingo el editorial de “El País” se las traía. Primero le zurraban la badana a Arnaldo Otegi, luego confirmaban que lo de la independencia de los jueces es un camelo y, al final, amenazaban sin disimulo alguno.
Del portavoz abertzale constataban que «Otegi no es un adolescente», como si hubieran descubierto un secreto. Y a renglón seguido recordaban el discurso de Anoeta para explicar la pregunta retórica: «¿Cómo encaja eso con su comprensión hacia las amenazas de ETA de volver a las andadas si no se cumplen sus exigencias? Y si es verosímil que ataques como el de Bilbao no sean organizados directamente por Batasuna, ¿por qué ninguno de sus dirigentes se atreve a pronunciar una sola palabra de condena?».
En segundo lugar, cambiaba el discurso primero y sentenciaba que sin el compromiso fehaciente de abandonar las armas «las negociaciones no son posibles, y ha sido oportuno que así lo haya reiterado ahora el Gobierno. Es evidente que no puede haber ni un paso hacia una salida en términos de paz por presos si unos encapuchados dicen en Oiartzun que van a seguir dando tiros hasta alcanzar la independencia y otros roban poco después 350 pistolas en Francia». Y ahora se pasan la independencia de los jueces por el forro de las entretelas.«También es evidente que el criterio de aplicación de la ley de acuerdo con las condiciones del momento tiene doble filo: la condena a De Juana por amenazas terroristas podría haber sido más benévola si no hubiera habido amenazas en Oiartzun, confirmadas por la vía de los hechos en Nimes y ratificadas por el Zutabe». O sea, que sí controlan a los jueces...
Para el final dejan la amenaza explícita: «El proceso parece en vía muerta, aunque hay razones de prudencia política para no darlo por fracasado. La principal es que a estas alturas ETA carece de alternativa al abandono de las armas que hasta las bases de Batasuna daban por seguro; y su brazo político no puede ignorar que si ni siquiera es capaz de oponerse a las jaurías de encapuchados callejeros seguirá en (o regresará a) la más estricta ilegalidad; y que no podrá concurrir a las elecciones de mayo, ni siquiera con el disfraz de las tierras vascas». Alguien está modificando el guión. –
Maite Soroa
Gara, 14 de noviembre de 2006
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