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Foro El Salvador

Por la libertad, derrotemos juntos a ETA, no a la negociación

Por la libertad, derrotemos juntos a ETA, no a la negociación

 

“Si me matan, no quiero que digan en mi epitafio que moría por la paz, sino que luché por la libertad” (Mario Onaindia).

 

Es una obligación moral comenzar mostrando nuestra solidaridad con Carlos Alonso Palate y Diego Armando Estacio, asesinados por ETA en la T4 de Barajas el 30 de diciembre, y con sus familiares y amigos, así como con el resto de los casi mil asesinados, los heridos y mutilados, los extorsionados, los amenazados, los desterrados, aquéllos a quienes el terrorismo ha dejado una marca indeleble en sus vidas.

 

Con el brutal atentado de Barajas ETA ha puesto de manifiesto, una vez más, su naturaleza criminal y fascista. No es nada nuevo: desde hace decenas de años la banda ha venido ejerciendo la violencia con el único objetivo de obligar a los representantes políticos a sentarse a negociar bajo amenaza y chantaje e impedir que los ciudadanos podamos pensar, expresarnos y comportarnos libremente. Por eso el proyecto terrorista ataca directamente a la libertad, al Estado de Derecho y a la Constitución que pretende violar y por eso son la Constitución, el Estado de Derecho y la libertad los que requieren una defensa activa y comprometida de toda la sociedad.

 

Ése es el motivo de que esta manifestación sea algo más que la expresión de la solidaridad con Carlos Alonso, Diego Armando y el resto de las víctimas: es también la expresión pública de la coincidencia y unidad de todos los presentes en el rechazo frontal del terrorismo y de cualquier negociación con los terroristas. No es una convocatoria ni de izquierdas, ni de derechas, ni de centro, es una convocatoria para todos los ciudadanos que quieran defender la libertad, confíen en el Estado de Derecho, en la derrota de ETA y que se opongan a la negociación con los asesinos. En un asunto de tan vital trascendencia no debe haber otro objetivo que la disolución total de ETA y la entrega de las armas: ésta es una cuestión de principios democráticos irrenunciable. Y para conseguirlo es necesario sacar las enseñanzas adecuadas de las equivocaciones cometidas a lo largo de tantos años de existencia de la banda.

 

No queremos mirar atrás para reprochar nada a nadie, sino para aprender de los errores y no volver a incurrir en ellos:

 

1. Debemos aprender de nuestro pasado que ETA no pone en riesgo la paz, sino la libertad y que cuando se ha hablado de “proceso de paz” para referirse al diálogo con los asesinos, se ha utilizado un término engañoso; España no está en guerra: no volvamos a repetir este error.

 

Pedimos que no se hable de paz, cuando lo que se requiere es un proceso de libertad y de aplicación de la ley, para que haya justicia.

 

2. Debemos aprender de nuestro pasado que las víctimas del terrorismo que dicen “no a la negociación” no hacen partidismo, sino que defienden los principios y valores por los que muchos de ellos se han convertido en víctimas. No se han politizado como víctimas, sino que precisamente los han convertido en víctimas, en su mayoría, por sus posturas políticas o personales frente a ETA o frente al nacionalismo o por su entrega en defensa del Estado de Derecho. Por eso ha sido una equivocación establecer diferencias entre las víctimas y olvidar las peticiones de las asociaciones que mayoritariamente las representan. No volvamos a repetir este error.

 

Pedimos que se respete y escuche la opinión de las víctimas, sin estigmatizarlas y sin acusaciones de politización que sólo vienen a hacer más profunda la herida que les ha dejado el terrorismo, ya que se les supone incapaces de tomar mantener opiniones o tomar decisiones al margen de los intereses de los partidos políticos. Seamos solidarios con todas las víctimas de ETA, hoy especialmente con Carlos y Diego, por la cercanía de su asesinato, pero con todas las anteriores también.

 

3. Debemos aprender de nuestro pasado que las mal llamadas treguas de los terroristas no son más que una parte de su estrategia terrorista, una pieza lógica y esencial de su proyecto para imponer su voluntad por medio del terror y obligar al Estado a sentarse a negociar bajo amenaza. Ha sido una equivocación responder a esa estrategia con ofertas de diálogo o modificaciones de la política antiterrorista: no volvamos a repetir este error.

 

Pedimos el compromiso firme para no volver a modificar jamás la actitud y las medidas contra ETA porque ésta decida declarar una tregua. Sólo el anuncio incondicional del abandono inmediato y definitivo de las armas y de toda la actividad terrorista, acompañado de hechos que lo acrediten con absoluta seguridad, deberá valer para los demócratas.

 

4. Debemos aprender de nuestro pasado que no hay nada que negociar con ETA. En primer lugar porque no hay espacios legítimos entre la Democracia y el proyecto liberticida de la banda. Y en segundo lugar porque los intentos de diálogo no son gratuitos: sirven para legitimar a los terroristas, para hacerles concebir esperanzas y para que puedan recomponer sus fuerzas y animar a sus bases; la política de hacer, prometer o insinuar concesiones no logra, como se ha visto, más que fortalecer a los terroristas. Por eso la negativa a cualquier diálogo o negociación es el único camino para que pierdan toda esperanza de conseguir ninguno de sus objetivos y se extienda así entre sus filas y simpatizantes la desmoralización. Una desmoralización que acelere la degeneración y consiguiente derrota de ETA y la conquista de la libertad. Frente al fascismo de ETA no cabe más alternativa que la firmeza democrática, la movilización ciudadana y la persecución judicial y policial. Por eso, cuando se han abierto escenarios de negociación con la banda, se ha tomado el camino equivocado: no volvamos a repetir este error.

 

Pedimos que se rechace cualquier tipo de diálogo o negociación con ETA y que se apueste por su derrota con todos los instrumentos del Estado de Derecho.

 

5. Debemos aprender de nuestro pasado que la unión de las principales fuerzas políticas de España en una política antiterrorista sustentada sobre bases claras y de firmeza, apostando por la derrota de ETA y contra la negociación, es el mejor camino para reducir a los terrorista a la incapacidad y marginalidad y conseguir, finalmente, su derrota y el triunfo de la libertad. La ruptura del Pacto por las Libertades y Contra el Terrorismo fue una equivocación: no volvamos a repetir este error.

 

Pedimos la recuperación del Pacto de Estado por las Libertades y contra el Terrorismo en toda su integridad. Pedimos unidad en la lucha antiterrorista basada en unos principios conocidos y claros que eliminen del horizonte cualquier posibilidad de negociación o final dialogado con la banda.

 

Precisión en los términos, solidaridad y respeto a las víctimas, unidad en la firmeza y en la defensa de la libertad y la Constitución, rechazo explícito y contundente de toda negociación, abandono de cualquier horizonte de final dialogado de ETA y compromiso para obtener su derrota con todos los medios del Estado de Derecho. Ésas son nuestras peticiones y nuestras democráticas exigencias.

 

El criminal atentado de ETA en la T4 de Barajas exige una respuesta ciudadana y popular masiva, como la que ejemplarmente protagonizó la sociedad española tras el asesinato de Miguel Ángel Blanco. Como entonces se puso de manifiesto, sólo una multitudinaria respuesta social de este tipo –capaz de desbordar y superar las divisiones y los recelos partidistas– tiene la fuerza necesaria para combatir a los terroristas, sus cómplices y quienes los amparan, los financian o los justifican. Exigimos a todas las fuerzas políticas democráticas que se unan a la inmensa mayoría de los españoles para llevar a cabo esta urgente tarea. Quienes se opongan a este camino de unidad y firmeza asumirán una gravísima responsabilidad ante la sociedad española.

 

NOTA: El Foro Ermua comunica que esta declaración ha sido enviada por correo certificado al Presidente del Gobierno, Consejo de Ministros, principales directores de informativos, secretarios generales de los principales sindicatos, así como a líderes de los distintos partidos con representación en el Parlamento.

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