Otra multitud contra ETA, mientras el PSE cruza la última frontera
Esta semana que acaba hemos asistido a la que quizá sea ya la ruptura total entre los dos grandes partidos nacionales en materia de política antiterrorista. No sólo el Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo ha quedado arrumbado de modo oficial, sino que, simbólicamente, en la víspera del día en el que el PP se iba a manifestar de nuevo en Madrid con la Asociación de Víctimas del Terrorismo contra ETA, el diputado del PSE Jesús Loza cruzaba en un debate en el Parlamento vasco la última frontera y aceptaba la equiparación entre las víctimas y sus verdugos.
Las palabras que pronunció merecen ser reproducidas en su cruda literalidad: "nosotros hemos reconocido que los socialistas, los populares, las personas que sufren violencia de persecución, los asesinados o las familias, no somos los únicos que sufrimos. Hemos reconocido que sufren los familiares de las víctimas del terrorismo, y que sufren los asesinos y las madres, pero queremos que ustedes reconozcan el origen primario de la situación, que es la existencia de ETA".
En esta situación, la polémica sobre si la manifestación de ayer iba a ser o no contra una discutible decisión del Tribunal Supremo ha perdido todo interés y todo sentido. La multitud que, una vez más, llenó la madrileña Plaza de Colón y sus aledaños de banderas nacionales sólo quería gritar contra ETA y pedir justicia para sus víctimas.
El caso De Juana Chaos no deja de ser un símbolo de una profunda injusticia: que 25 asesinatos se paguen con 18 años de cárcel, que la ausencia de todo arrepentimiento no haya impedido obtener reducciones de pena, que las amenazas proferidas por semejante criminal desde la prisión comporten sólo otros 3 años de encarcelamiento, que se llegue a dudar si esos 3 años se van a cumplir efectivamente y, por último, que se permita el chantaje al que está sometiendo al Gobierno y, por extensión, a la sociedad española con su huelga de hambre y la manera en que la lleva a cabo.
Ya se puede decir, así pues, que el atentado perpetrado por ETA en el aparcamiento de la terminal 4 del aeropuerto de Barajas y las dos vidas que se cobró no han cambiado nada. La voluntad de José Luis Rodríguez Zapatero, de su Gobierno y del PSOE sigue siendo la de llegar a acuerdos políticos con los terroristas y su entorno antes que recomponer el consenso con el PP para terminar con aquéllos.
A los españoles que de ninguna manera están dispuestos a aceptar que unos criminales se puedan convertir en interlocutores válidos esto no les deja otra referencia política que la que representa el PP. Su líder, Mariano Rajoy, no estuvo ayer en la Plaza de Colón; se hallaba en un pequeño municipio de la provincia de Lugo, Friol, despidiendo a la soldado Idoia Rodríguez Buján con otros cientos de españoles y una escasa y devaluada representación oficial.
Es que en la tesis oficial, la soldado Rodríguez falleció en misión de paz y no en acción de guerra, y por eso se le ha regateado el reconocimiento que merecía el sacrificio de su vida. En cambio, con ETA sí debemos de estar en guerra, porque hay que buscar la "paz" tratando a unos criminales como honorables enemigos con los que se negocia y se puede llegar a acuerdos.
Editorial de El Semanal Digital, 25 de febrero de 2007
0 comentarios