Se busca un Zack Snyder (o 300) para detener a Zapatero
La película de Zack Snyder sobre la batalla de las Termópilas es, en mi opinión, el mayor acontecimiento cultural en lo que llevamos de año. Llevar a la pantalla el hecho histórico de aquella batalla, atreverse a hacerlo con el lenguaje visual moderno de Frank Miller y tener éxito es ya algo excepcional. Pero además en el trasfondo hay una implicación actual de la máxima importancia.
Uno. Los hechos. En agosto de 480 a.C. un mínimo ejército griego, encabezado por el rey de Esparta Leónidas I y trescientos de sus hoplitas, detuvo en el paso de las Termópilas al inmenso ejército del rey de Persia Jerjes I. Contra toda esperanza resistieron. Rodeados por la traición y abrumados por el número de sus oponentes, sólo los espartanos y algunos de sus aliados resistieron hasta el final. Murieron hasta el último hombre, pero hicieron fracasar la ofensiva asiática. Sin el sacrificio ejemplar de los lacedemonios la historia helénica se habría visto truncada y la cultura europea habría muerto en su cuna. Lo que se decidió en las Termópilas es lo que hemos vivido en los 2500 años posteriores.
Dos. Cómo lo contamos. Los hechos ocurrieron así; pero ¿cómo explicarlos a la actual generación y, más aún, cómo hacerlos vivos y operativos? De modo voluntarista podríamos obstinarnos en la pedagogía tradicional, en la memorización de versos hexámetros o en la traducción erudita de Heródoto de Halicarnaso. Ya. Y siempre sería verdad el contenido, qué duda cabe. Pero si se trata de llevar la verdad a la mayoría, y especialmente a la parte más joven de nuestro pueblo, la novela gráfica (cómic) de Miller, y su magnifica versión cinematográfica, exalta y extrema la acción y los personajes. No debemos ver en esto una degradación del mensaje, sino al contrario, una explicación humana de las realidades permanentes de aquella hazaña. Desdeñar las formas vivas con suficiencia intelectual es tanto como condenar a muerte nuestra cultura.
Tres. España y Occidente, 2007. Todo lo que fue posible gracias a la derrota heroica de los 300 está hoy en peligro. La jerarquía y disciplina de razón, voluntad y sentimiento. La libertad. La comunidad. La democracia. La supremacía de la verdad objetiva sobre el fanatismo. Todo eso, que es Europa, peligra. Y peligra más en España, donde una conjunción de factores hace que los bárbaros avancen libremente por el corazón del país. Hace falta una resistencia, por una parte ejemplar –es decir, provista de lecciones útiles- y por otro lado eficaz –capaz primero de retrasar y después de debelar el ejército enemigo-.
Cuatro. Qué hacer. Podemos huir de la realidad y refugiarnos en el pasado, tanto en lo que efectivamente fue como en cualquier ensoñación falaz. Podemos rebatir los avances de los enemigos de la libertad con formas a nuestro gusto y conveniencia, y podemos hasta autoconvencernos de que es eso lo que hay que hacer. Pero con eso la realidad no cambiará: el proceso de descomposición social y nacional que preside Zapatero será, incluso, ayudado por la ausencia de quienes conocen la naturaleza del problema y recuerdan la esencia de las respuestas dadas en la historia. No basta conocer la verdad: hacen falta un Zack Snyder y un Frank Miller que lo cuenten a los pacíficos hoplitas de hoy, "porque no todo empeora, y ahora toca construir, dejando atrás las ruinas y quienes se aferren a ellas. Toca superar, y no negar evidencias, porque estamos más que sobrados de miedos y de ignorancia".
Pascual Tamburri
El Semanal Digital, 30 de marzo de 2007
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