Cristianos, izquierda, sindicatos y acción social
Los cristianos debemos incidir en la cuestión social, una creciente injusticia que se está apoderando de este país y que tiene todas las condiciones para expandirse y prosperar.
Históricamente, con mayor o menor acierto, la izquierda y los sindicatos se encargaban de gritar ante la injusticia, aunque no siempre el grito iba acompañado de buenas soluciones.
Pero lo de ahora es peor, porque el gobierno de la izquierda, si es que puede calificarse todavía así, no solo mira hacia otra parte sino que colabora activamente con el crecimiento de la injusticia, mientras los sindicatos cada vez más se han convertido, nos referimos a los dos grandes, CCOO y UGT, en aparatos institucionales cuya principal tarea es mantener unas buenas relaciones con el gobierno.
No es que el diálogo y la colaboración sean malos, no se trata de eso, sino que no debe evitar una presencia más activa en la corrección de la injusticia.
Es evidente que los católicos en el ámbito mundial tienen una notable preocupación por la pobreza en el mundo, pero también lo es que han olvidado en buena medida esta dimensión social en relación a las cuestiones de política interior.
En buena medida existe la justificación de la dinámica que ha impuesto el gobierno con leyes que atacan y destruyen los fundamentos de la antropología humana, de las instituciones insustituibles socialmente valiosas, como el matrimonio, la paternidad, la maternidad, el parentesco.
Pero esto no puede hacernos olvidar hechos objetivos como la práctica congelación del salario medio en los últimos años, la polarización de la sociedad entre un grupo social amplio pero minoritario, con buenos ingresos y formación, trabajo estable, vivienda asegurada, con capacidad para contratar con una mutua de sanidad y prepararse un plan de pensiones; y otro grupo de dimensión creciente con salarios mileuristas, educación frágil aunque sea titulada, sin vivienda o con enormes problemas para pagarla, que debe recurrir estrictamente a una sanidad cada vez más degradada por el crecimiento de la demanda y que deberán limitarse a percibir unas pensiones que si no lo remediamos resultarán mucho más bajas que las actuales: de jóvenes mileuristas a pensionistas, pobres.
El asesor presidencial, David Taguas, ya ha anunciado por donde quieren que vayan los tiros de la revisión de la Seguridad Social, cobrar en función de toda la vida trabajada, no actualizar con la inflación y retrasar las pensiones incluso hasta los setenta años.
Hoy ForumLibertas publica otra información relevante que nos explica como la suma de lo que cobra uno de los principales responsables de la Banca Española al año, iguala a lo que perciben 2.400 de españoles con el salario mínimo de 600 euros. Es un dato que señala toda una dinámica.
Alguien podrá pensar que esto es demagogia. Efectivamente lo es. Se trata una vez más de la demagogia de los hechos, de un indicador de la insensibilidad social que se está apoderando de todo.
Naturalmente se trata de retribuciones especialísimas pero si bajáramos unos cuantos escalones nos encontraríamos también con situaciones desmesuradas y todavía más difíciles de justificar a pesar de que ingresen mucho menos, como es el gran tinglado montado en torno al espectáculo cada vez más denigrante de la televisión.
Todo esto no se puede pasar por alto, tampoco debe ser objeto de respuestas maximalistas o carentes de racionalidad económica, pero entre la ignorancia y la denuncia sin soluciones hay todo un amplio espacio intermedio que es al que debemos acudir sin más dilaciones.
Editorial de Forum Libertas, 2 de mayo de 2007
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