Los obispos condenan el comunicado sobre el «fin de la tregua» de ETA
MADRID, martes, 5 junio 2007 (ZENIT.org-Veritas).- La Conferencia Episcopal Española lamenta y condena con firmeza el comunicado de la banda terrorista ETA, calificándolo como una «nueva agresión a la convivencia en justicia y libertad».
Mediante una nota de prensa, los obispos recuerdan que «el terrorismo es intrínsecamente perverso» y afirman que «ninguna reivindicación política otorga legitimidad a nadie para amenazar y asesinar».
«Al contrario, quienes así actúan se convierten en criminales a cuyas conductas ha de ser aplicada la Ley con todo su justo rigor», continúan.
La Conferencia Episcopal recuerda la Instrucción Pastoral de la Asamblea
Plenaria de la Conferencia Episcopal titulada Valoración moral del terrorismo en España, de sus causas y de sus consecuencias, de 22 de noviembre de 2002 y afirman que «conserva plenamente su valor», recomendando «volver a leerla».
«Los obispos han aconsejado en diversas ocasiones que se rece por la conversión de los terroristas y por el final de esta plaga lacerante de la convivencia», expresa la Conferencia Episcopal Española, que afirma que «las víctimas del terrorismo y sus familiares tienen un lugar especial en la oración y en el apoyo de los católicos».
Por su parte, los obispos de Bilbao, San Sebastián y Vitoria han publicado la nota que a continuación presentamos.
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El comunicado de ETA publicado hoy dando por finalizado un “alto el fuego” ya interrumpido con el atentado del pasado 30 de diciembre, constituye una pésima noticia. Si en marzo del pasado año, al comunicarse el inicio del mismo, expresábamos alivio y esperanza ante las expectativas que se abrían a la paz y a la libertad, ahora compartimos el sentimiento de frustración y el dolor extendidos entre la población.
Recogiendo el sentir mayoritario de nuestra sociedad y en defensa de los derechos fundamentales de la persona, pedimos a ETA que revoque su decisión y anuncie el cese definitivo de su violencia. Esta sociedad no necesita la tutela de ningún grupo ni la amenaza o el uso de la violencia para reclamar sus derechos o cumplir sus obligaciones. La violencia ejercida real o potencialmente es contraria a la justicia, a la libertad y a la paz, y cierra cualquier camino hacia ellas. Debe, por tanto, desaparecer sin contrapartidas.
Es preciso seguir buscando la paz. Lo requiere el inmenso sufrimiento que ha generado y sigue generando la confrontación destructiva de la que queremos salir definitivamente. En este sentido, reconocemos el trabajo paciente de quienes se empeñan con honradez y sinceridad en mantener abiertos los caminos hacia la paz y la reconciliación.
La esperanza de un pueblo es un resorte necesario para construir la paz. Sostiene el ánimo y la energía para procurarla. Quienes ponen en peligro el camino hacia la paz y minan la esperanza, contraen ante la sociedad, ante la historia y ante Dios una gravísima responsabilidad.
Invitamos a la comunidad cristiana a pedir insistentemente a Dios el don de la paz y a trabajar esperanzadamente por conseguirla.
Bilbao, San Sebastián y Vitoria, 5 de junio de 2007
+Ricardo Blázquez, Obispo de Bilbao
+Juan María Uriarte, Obispo de San Sebastián
+Miguel Asurmendi, Obispo de Vitoria
+Carmelo Echenagusia, Obispo Auxiliar de Bilbao
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