Realidad e izquierda abertzale. La abstención 'activa' podría calcularse en torno a las 155.000 personas
SAN SEBASTIÁN. La portavoz de ANV Arantza Urkaregi -con gafas-, ayer, secundada por varios militantes de la izquierda abertzale. / EFELos medios afines a la izquierda abertzale abstencionista están explicando los resultados obtenidos en los comicios del domingo de manera mucho más inteligente y más fina que las burdas explicaciones dadas por varios portavoces en las que se resumía la jornada electoral como el día en que los vascos dieron «un plante al estado fascista». Como si al margen de la abstención no hubiera vida política en Euskal Herria, ni ciudadanos con opción política, y como si el 35% de la abstención que se dio en la comunidad autónoma y el 27% en Navarra fuera plenamente computable como abstención activa, en virtud del sopesadísimo argumento de que esos ciudadanos han decidido abstenerse aun sabiendo y conociendo que eran ETA y la izquierda abertzale quienes estaban pidiendo la abstención, con las consecuencias que ello tiene.
Por eso la imposición de la abstención. Porque la abstención no permite hacer cálculos objetivos y rigurosos como para el resto de las formaciones. Porque permite ocultar o disimular los fracasos, pero también agrandar unos resultados aceptables hasta convertirlos en excelentes. Desde los medios afines se afirma que la noche electoral dio en Euskal Herria fundamentalmente dos noticias. Por una parte, el triunfo de los socialistas en el conjunto de los territorios, y, por otra parte, el mantenimiento del respaldo a la izquierda abertzale, vía abstención, cifrando dicho apoyo en torno a 185.000 votos en los cuatro territorios, situándose así, según ellos, en niveles similares a los resultados obtenidos en las últimas forales y municipales.
Hay cuatro ideas a mi entender que se quieren proyectar con este análisis. En primer lugar, se pretende subrayar el mantenimiento del apoyo a la izquierda abertzale con una fidelidad muy alta por parte de sus votantes habituales. En segundo lugar, que la abstención atribuible a la izquierda abertzale refleja un número de votos bastante superior al del voto nulo obtenido hace cuatro años, con lo que ello significa de recuperación de voto perdido en aquellos comicios y también de crecimiento u obtención de nuevos votantes. En tercer lugar, que la recuperación del voto se ha dado a pesar de la ruptura de la tregua por ETA, con lo que se traslada la idea de que su base social no considera a ETA la responsable del fracaso del proceso de diálogo. Y en cuarto lugar, que la izquierda abertzale sigue existiendo, manteniéndose firme a pesar de las medidas excepcionales adoptadas.
El análisis desde mi punto de vista resulta bastante razonable y responde a su lógica y a su esquema de pensamiento. Es obvio que no quieren resaltar aquello que les incomoda y les molesta. A la luz de los resultados habidos tanto en la comunidad autónoma como en la foral, parece un pelín exagerado atribuirse todo el diferencial de la abstención habida respecto de la que se dio hace cuatro años, porque probablemente también entre nosotros la llamada abstención técnica se ha incrementado, tal y como ha sucedido en otras comunidades, como Cataluña donde ha subido casi cinco puntos. Teniendo en cuenta esa circunstancia, creo que la llamada 'abstención activa' ha podido obtener en Euskadi en torno a un ocho por ciento, aproximadamente unos 140.000 votos, y en Navarra en torno a un tres por ciento que podría representar aproximadamente unos 14.000 votos. Con lo que se podría fijar el total en torno a 155.000 votos. Que es un término medio entre lo que ahora se atribuyen y los aproximadamente 110.000 votos nulos de las generales de 2004.
Convendría recordar que en las generales del 2000 esta izquierda abertzale también llamó a la abstención. En aquella ocasión la abstención habida fue un 36% en la comunidad autónoma y un 34% en Navarra. Es decir, similar a la actual en Euskadi y netamente superior en Navarra. Entonces no existía Nafarroa Bai. Este dato nos lleva a un terreno complicado y difícil de reconocer para la izquierda abertzale: la desarticulación territorial de su proyecto. Con los datos a la vista la izquierda abertzale se está reduciendo cada vez más a una realidad electoral guipuzcoana-vizcaína. Curiosamente a mayor reclamación de la territorialidad, su realidad electoral refleja cada vez peor la idea nacional que se persigue.
Aun así, con esa desigual representación, hay que reconocer a la izquierda abertzale su capacidad para mantenerse. Lo cual, sin más, no les augura ningún futuro cierto, máxime si siguen sin asumir sus responsabilidades. El futuro de la izquierda abertzale depende de su capacidad de presión sobre ETA, de su valentía y decisión de agarrar ese toro por los cuernos y ofrecerle a ETA la única alternativa que se le puede ofrecer, que no es otra que la asunción del cese de la violencia y su transformación e integración política en el seno de la izquierda abertzale, con negociación de la cuestión de los presos con Zapatero.
Si no asumen esa responsabilidad ante sus votantes continuarán aguantando, cada vez con más costes, pero sin ninguna expectativa cierta. Sometida a múltiples riesgos y desafíos como el que ha supuesto para ellos la creación de Nafarroa Bai. Sería bueno que al inicio de esta nueva etapa aprovecharan este nuevo tiempo político y ejercieran la dirección política que hasta ahora no han ejercido. La pelota está en su tejado, aunque no lo quieran reconocer.
XABIER GURRUTXAGA
El Correo, 11.03.2008
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