Derechos humanos y libertad religiosa: China a examen
ROMA, domingo, 23 marzo 2008 (ZENIT.org).- Durante estos meses previos a las olimpiadas de verano, la situación de los derechos humanos en China está siendo sometida a un análisis a fondo. Esta atención no les gusta a las autoridades de Pekín y hace unas semanas el ministro de asuntos exteriores, Yang Jiechi, pedía a los críticos que se callaran, informaba el 12 de marzo Reuters.
Justo el día antes de las declaraciones de Yang, el departamento de estado de Estados Unidos publicaba su «Informes por países de las Prácticas de Derechos Humanos en el 2007». Ha sido un alivio para China, puesto que se ha quitado al país de la lista de aquellos con las peores prácticas.
No obstante, el informe contenía una dura reprobación por la situación de derechos humanos en China. La sección dedicaba a esta país afirmaba que el expediente del gobierno chino «sigue siendo pobre» en el 2007, y se han estrechado los controles en temas como la libertad de religión en el Tíbet.
El departamento de estado también acusaba a las autoridades de aumentar las restricciones a la libertad de expresión y de empresa, y de incrementar sus esfuerzos por controlar el uso de Internet. Entre muchos otros puntos mencionados, el informe también acusaba al gobierno de seguir con su política represiva de limitación de nacimientos, que en algunos casos lleva al aborto y a la esterilización forzados.
Como suele ocurrir, China reaccionó con hostilidad a las críticas del departamento de estado, informaba Associated Press el 13 de marzo. El gobierno chino publicó su propio informe, documentando lo que considera son violaciones de los derechos humanos en Estados Unidos.
Sin embargo, las organizaciones de derechos humanos hubieran querido una crítica más contundente y han mostrado su descontento por el hecho de que Estados Unidos haya quitado a China de la listas de los peores violadores de derechos humanos, informaba el 13 de marzo el Washington Post.
Preocupación olímpica
«Nosotros y otros hemos documentado un marcado incremento en las violaciones de derechos humanos relacionado directamente con la preparación para las Olimpiadas», decía al Washington Post, Phelim Kine, investigadora para Asia de Human Rights Watch, con sede en Nueva York.
El artículo también citaba a la organización, con sede en París, Reporteros sin Fronteras, que declaraba que hubieran preferido que Estados Unidos obtuviese algunas acciones positivas de China en el área de derechos humanos antes de quitar al país de la lista de peores países en derechos humanos.
En cuanto al Tibet, el periódico británico Guardian publicaba un artículo el miércoles 12 de marzo informando de las protestas de cientos de monjes en las calles de Lhasa, en lo que han sido las mayores protestas de casi dos décadas. La marcha tuvo lugar en el aniversario del fallido levantamiento contra los chinos de 1959, comentaba el Guardian. El artículo también afirmaba que habían sido detenidos entre 50 y 60 monjes.
Las protestas han continuado los días siguientes en lo que se consideran los peores disturbios desde 1989. Los medios de comunicación del estado chino informaron que 10 personas habían muerto durantes las protestas, aunque los grupos opositores afirmaban que eran 30, informaba el 15 de marzo la BBC.
En cuanto a la situación pre olímpica, las organizaciones de derechos humanos han protestado por el aumento reciente de arrestos de disidentes. Acusan a las autoridades de intentar acallar cualquier oposición antes del comienzo de los juegos, informaba el New York Times el 30 de enero.
El artículo observaba que en los últimos meses China ha encarcelado a 51 disidentes que han llevado adelante sus protestas vía Internet. También citaba a la organización Reporteros sin Fronteras, que afirma que el año pasado las autoridades chinas bloquearon más de 2.500 páginas webs.
El 6 de febrero, la organización Human Rights Watch acusaba a las autoridades chinas de «medidas enérgicas sistemáticas contra los disidentes».
«Pekín no ha dado signos de que intente cumplir las promesas hechas a la comunidad internacional a cambio de acoger los Juegos», afirmaba en un comunicado de prensa Sophie Richardson, directora para Asia de Human Rights Watch.
Florecimiento de la fe
La libertad religiosa es otro tema de conflicto. Algunos acontecimientos recientes apuntan a un resurgimiento de la fe en China. El 8 de diciembre el periódico Times de Londres informaba de que se ha elevado la demanda de ejemplares de la Biblia. El único editor de la Biblia autorizado en China es Amity Printing, que, según el artículo, ha alcanzado la suma de 50 millones de ejemplares impresos.
Según un reportaje publicado en el Washington Post el 20 de enero, los líderes chinos se están abriendo a la religión, pero todavía quieren contenerla dentro de las directrices oficiales. Un signo de la aceptación oficial h asido la reciente publicación de una foto en la portada del periódico del partido, el Diario del Pueblo, de Hu Jintao, jefe del Partido Comunista Chino, dando un apretón de manos a Liu Bainian, secretario general de la Asociación China Católico Patriota, con motivo de la fiesta del té del Año Nuevo.
«Debemos sacar plena ventaja del papel positivo que las figuras religiosas y los creyentes pueden jugar entre las masas en la promoción del desarrollo económico y social», declaraba el 12 de marzo Jia Qinglin, miembro del Comité Permanente del Politburó, en un mitin ante funcionarios del gobierno relacionados con la religión, según el Washington Post.
La apertura a la religión, comentaba el artículo, se limita a que pueda ser de ayuda en la promoción de las prioridades determinadas por el gobierno.
Este punto de vista lo confirmaban los datos de China Aid Association. El 6 de febrero la organización, que se dedicaba a dar cauce a las quejas de los creyentes perseguidos, publicaba su informe anual 2007.
Según el documento, la persecución aumentó el año pasado, con un incremento en el número de arrestos con respecto al 2006. El informe se centraba en la situación de las así llamadas iglesias hogar, pequeños grupos especialmente de creyentes protestantes que se reúnen en viviendas privadas y no siguen las directrices del gobierno en práctica religiosa.
El informe observaba que ha habido un incremento en los arrestos de líderes de estos pequeños grupos. Asimismo, han sido arrestados y expulsados de China cierto número de misioneros cristianos extranjeros. Según China Aid, el año 2007 supuso el esfuerzo mayor desde hace años en contra de los misioneros cristianos extranjeros.
Relaciones con el Vaticano
También siguen siendo problemáticas las relaciones entre China y el Vaticano, especialmente sobre el tema del nombramiento de obispos. Sin embargo, parece que hay esfuerzos por explorar la forma de mejorar la situación, aunque es difícil tener una idea clara de lo que está ocurriendo.
El 20 de febrero, Reuters publicaba un artículo informando que, según un funcionario anónimo del Vaticano, una visita de Benedicto XVI a China sería «impensable» dada la falta de libertad religiosa.
Al mismo tiempo, Reuters observaba que el funcionario también confirmaba que se está mejorando la comunicación por ambas partes. De hecho, al día siguiente Reuters publicaba otro artículo, afirmando que China había hecho una «rara admisión pública» de que había tenido conversaciones con el Vaticano.
«La parte china han tenido contacto con el Vaticano», afirmaba el portavoz del ministerio de exteriores, Liu Jianchao, durante una conferencia de prensa. No se dieron más detalles.
El interés de la prensa en el tema continuó con un reportaje el 2 de marzo en el South China Morning Post. El artículo afirmaba que una comisión vaticano-china podría reunirse en breve para discutir algunos temas, incluyendo el posible restablecimiento de relaciones diplomáticas.
El periódico comentaba que sería el primer reajuste importante de la política vaticana, tras la publicación el pasado mayo de una carta del Papa a los obispos, sacerdotes y files de China. Como informó ZENIT el 10 de marzo, el encuentro tuvo lugar del 10 al 12 de marzo.
El cardenal Joseph Zen, de Hong-Kong, quien estuvo de visita a Roma para el encuentro vaticano, fue entrevistado por la televisión italiana RAI durante su estancia. Declaró que las Olimpiadas de agosto ofrecen a China una oportunidad para mejorar la situación de los derechos humanos, según un reportaje de Associated Press el 12 de marzo.
Aunque no entró en detalles, el cardenal Zen afirmó, durante la entrevista, que espera que la Santa Sede y China pronto entren en una «nueva era» en sus relaciones por medio de alguna clase de acuerdo que mejore la situación de los católicos en el país asiático.
Está por verse si China aprovechará la oportunidad para abrirse un poco más, o seguirá reprimiendo los derechos humanos y la libertad religiosa.
Por el padre John Flynn, L. C., traducción de Justo Amado
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