Situación actual de la banda terrorista ETA
La generación de la kale borroka
La situación creada en estos momentos dentro de la banda terrorista ETA esta marcada por el relevo generacional y que guarda un claro paralelismo con las otras cuatro regeneraciones etarras; estas se dieron en 1970 después del proceso de Burgos, en 1985 cuando se fueron apartando determinados miembros de la organización que procedían de la época del franquismo y caída de una parte de la cúpula etarra, en 1992 después de la caída de la cúpula de Bidart y la de 1999 cuando se volvía a los asesinatos después de la ruptura de la tregua unilateral de los terroristas durante el gobierno del PP. Una situación cíclica que se repite una y otra vez dentro del mundo etarra.
La entrada en la actualidad de los jóvenes procedentes de la kale borroka se debe a dos factores: el primero de ellos es porque esa generación borroka es la preferida en la actualidad dentro de ETA (casi todos los miembros dirigentes del ‘aparato militar’ proceden de ahí); con estos orígenes se consigue gente de confianza para la ‘dirección’, gente que ha dado sus primeros pasos en las acciones terroristas por lo que son más fáciles de adiestrar ya que tienen vocación y voluntad de ejercer el terror.
El segundo factor es una motivación logística porque después de las detenciones del 2000 al 2004 la decadencia del apoyo social que se había iniciado a raíz del asesinato del concejal de Ermua Miguel Ángel Blanco, la asfixia económica a la que había sido sometida la banda terrorista y la ilegalización de Batasuna, se había quedado bastante diezmada la cantera donde reclutar futuros terroristas dentro de la banda. Incluso podemos ver que la edad media de la ETA actual fluctúa entre los 24 y 26 años de los terroristas de primera fila y los 33 y 36 años de los miembros de la cúpula. Casi una media de edad muy similar a la que la banda terrorista tenía a finales de los años setenta comienzo de los ochenta.
El resultado de estos procesos de regeneración y rejuvenecimiento provoca una radicalización extrema de las estrategias y un recrudecimiento de la violencia aplicada, algo que permite equiparar este momento actual con los anteriormente citados. En 1971 se aplica la ‘teoría Txikia’ que es activismo 100%, en 1985 se generaliza el uso de los coches bomba, mientras que en las regeneraciones de la década de los noventa se aplica la teoría de la ‘socialización del sufrimiento’ y la caza del político. La regeneración actual del 2007 se apunta a la búsqueda de los objetivos de toda la vida, las FCSE y los jueces sin olvidar a los servidores públicos. Es decir en esta nueva etapa etarra se unen dos estrategias, la de los ochenta y la de los noventa.
Si se ve a la banda terrorista desde fuera da la sensación que, teniendo estos procesos regeneracionales como base de su actuación, estos ‘momentos’ de radicalización en la forma de actuar y pensar de los etarras parten de dos premisas, la de una fallida negociación que ha provocado ilusiones de poder conseguir sus objetivos con la táctica del asesinato y la necesidad de consagración en el poder de los nuevos dirigentes etarras, necesitados de ganarse la credibilidad interna o el atractivo de ‘los anteriores cabecillas’ sustituidos o apartados.
Una regeneración que ha hecho que la banda terrorista vuelva sus ojos al pasado para volver a empezar su estrategia de terror. La vuelta al pasado, a la ETA de 1978, se escenifica también en la importancia que en la actualidad tienen los ‘comandos de legales’ o de miembros de ETA no fichados por las FCSE que les permite vivir como cualquier ciudadano escondidos en la masa social. En la actualidad este número se podría equiparar con el final de la década de los setenta, alrededor de unos 50 miembros de la organización podrían estar en esta situación en la actualidad con un arma en las manos y sin fichar por la policía o guardia civil lo que permite a la dirección etarra poder planificar con capacidad de éxito atentados como los que está cometiendo o perpetrando los comandos instalados en la actualidad en el País Vasco. Y solo no estamos refiriendo de los etarras que pueden activar una bomba o pegar un tiro; si contáramos a los etarras inscritos en los aparatos de información, captación, propaganda, logística e infraestructura ese número se podría elevar a casi un centenar en la actualidad dentro del País Vasco.
Uno de los motivos, por el momento, de que la banda terrorista ETA haya optado por el uso de los ‘legales’ es por una estrategia clara y no por debilidad. Cuantos más legales, más fácil es su movimiento dentro de España, más fácil tienen el atentar y menos miembros de infraestructura tienen que tener a su alrededor porque no tienen necesidad de esos servicios a no ser que tengan que huir. Además la detención de un ‘legal’ permite detener alrededor de otros tres o cuatro miembros mientras que la detención de un ‘liberado o ilegal’ podría llevar incluso a la detención de la totalidad de la cúpula etarra.
El gran problema con el que se enfrenta el gobierno es que la entrada de ‘nuevos legales’ en la organización terrorista es casi un 75% superior a las detenciones de las FCSE y de la gendarmería francesa. Es decir que por cada tres etarras detenidos se constata por parte de las fuerzas de la lucha antiterrorista que entran en la banda siete.
Vuelta al pasado
La equiparación de la fuerza de la ETA de comienzos de los ochenta con la actual se puede cuantificar en el número de terroristas dentro de la organización. Si en 1980 se tenían ‘censados’ a sus integrantes en un número que oscilaba entre los 750 y los 800, en la actualidad, y según datos de la propia Gendarmería francesa, podríamos estar hablando de 600 o 700 etarras implicados dentro de la banda terrorista. En el año 2005, tal como quedaba recogido en un reportaje publicado el 5 de abril del 2006 en Le Figaro “ETA neu veut pas rendre les armes en France”, los datos que manejaba el ministerio del interior español hablaba de una organización terrorista compuesta de 1500 etarras, 750 en prisión y 750 divididos en 250 miembros ‘operativos’ y 500 en la reserva a la espera de las ordenes de la dirección etarra.
Su vuelta al pasado también se puede ver claramente en sus últimos atentados y en la lectura de sus últimos comunicados. Se vuelve a la teoría de la ETA de 1978 y de comienzos de los ochenta; salvo excepciones, las acciones terroristas se centraran en ataques a cuerpos o instituciones del Estado, Guardia Civil, Policía Nacional, militares, escoltas, políticos, con la función de apretar las tuercas al gobierno para seguir negociando hasta la rendición del Estado. Esta nueva estrategia, la vuelta al pasado, viene dada por una táctica preconcebida y no por una huida hacia delante. La necesidad de volver a tener el apoyo social de sus bases obliga a volver sus ojos hacia las FCSE como victimas de sus atentados para ‘legalizar’ su actividad terrorista al mostrar un enfrentamiento directo contra ‘los ejércitos enemigos que mancillan la tierra vasca y persiguen a sus liberadores’.
ETA, en su base monolítica, sigue teniendo en mente antiguas estrategias para su futuro modo de actuar; entre los etarras se ha recuperado en la actualidad el documento, tal vez el más importante desarrollado por la banda terrorista, realizado por K. de Zumbeltz, de 1969, en el que se pone como objetivo prioritario de los etarras “la destrucción del aparato del Estado español en el territorio nacional vasco”, ahí es donde podemos comprender los últimos atentados. En ese mismo texto, en la página 148, se puede leer algo que se ha vuelto a recuperar estratégicamente en la actualidad, “la Guardia Civil es la fuerza principal de represión imperialista en Euskadi sur. Sin embargo en las ciudades es la policía gubernamental la que desempeña la misión principal”. Pero además han aumentado estos objetivos entre colectivos claramente impopulares dentro de Euskadi. El que los Ertzaintzas hallan pasado a ser una policía donde el numero de personas no nacidas o residentes en el País Vasco ha aumentado considerablemente, añadido a que han asumido las competencias de seguridad ciudadana sustituyendo a La policía y la Guardia Civil, que antes realizaban este trabajo, aumentando la presión sobre este colectivo realizando intervenciones en la lucha antiterrorista por dar cumplimiento a mandatos judiciales procedentes de la Audiencia Nacional, o representar al Gobierno Vasco del PNV, han hecho que pasen a ser incluidos dentro de los potenciales objetivos de la banda por que al igual que a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del estado porque son victimas ‘asumibles’ y principales.
Esto se nos confirma si vemos los variados atentados que se han sucedido en los últimos tiempos: contra la Casa Cuartel de Durango, la Comisaría de Policía de la Ertzaintza en Zarautz, delegación del ISFAS en Logroño, atentado contra dos guardias civiles (Francia), atentado contra la Casa Cuartel de Calahorra, artefacto trampa contra TEDAX de la Ertzaintza en Bilbao, artefacto trampa contra TEDAX de la Guardia Civil en Navarra, etc.
La propia ETA sabe que el apoyo social vasco es muy importante en esta estrategia del terror y por ello no puede desaprovechar esta oportunidad. Ese tipo de soporte lo ha vuelto a recuperar en poco más de tres años y durante el Gobierno socialista; no puede pasar desapercibido los resultados de las ultimas elecciones municipales donde el partido afín a la izquierda abertzale, ANV, a pesar de tener una gran parte de sus listas ilegalizadas consiguió posicionarse como tercera fuerza política en el País Vasco. Ese mismo apoyo era palpable en varios sondeos los cuales situaban a Otegi entre los políticos mejor valorados dentro de su propio electorado arrebatando ese privilegio a Ibarretxe (euskobarómetro de julio del 2007).
ETA no podía obviar esta recuperación de apoyo y ha decidido centrarse en objetivos que por antaño les proporcionaban la simpatía de la población mientras que la sociedad vasca y la española en general ha confirmado este dato. Es triste ver como la respuesta multitudinaria que en la última etapa del Gobierno de José María Aznar recibía cualquier tipo de asesinato ha brillado por su ausencia cuando las victimas son guardias civiles, o cuando los objetivos son militares o policías nacionales. Guste o no guste esto es así.
El volver a este tipo de objetivos obedece a una estrategia que aprovecha la situación de permisividad que se ha creado para con la banda desde el 11-M; los asesinos son conscientes que un ‘fallo’ como el del atentado de Miguel Ángel Blanco podría hacerles perder este apoyo que el PSOE con su discurso político durante la tregua les ha hecho recuperar.
Por todo ello el análisis que hace la banda terrorista después de las reuniones que mantuvieron miembros situados muy cerca la cúpula, en determinados días del mes de septiembre del 2007, era totalmente obvio. Había que mantener el apoyo social y recuperar la cantera abertzale. ¿Cómo?, en primer lugar complacer a sus simpatizantes conservando la marca, una ETA que responda a las acciones policiales y judiciales, una vuelta al famoso axioma de los ochenta “acción-represión-acción”. Nada peor le puede pasar a una banda terrorista que se ejerzan acciones contra ella y no se responda como sus seguidores esperan. La ausencia de atentados podría suponer una bajada de moral que no se puede permitir la dirección etarra y por ello son elegidos días muy determinados para atentar; esto es lo que se considera ‘el marketing del terror’.
Mientras se hable de ETA en la prensa en el sentido que sea, no suelen darse atentados, siempre y cuando se hable en primera página. Si esta repercusión en los medios de comunicación decae se producen atentados hasta recuperar el liderato mediático nuevamente. A su vez se usa también la kale borroka para mantener la ‘tensión’ social.
Estos actos si tienen una gran repercusión en la zona donde a la banda le interesa y de manera indirecta quedan reflejados en la prensa del ‘Estado opresor’. La segunda forma de mantener el apoyo social y recuperar la cantera abertzale es dirigir sus ataques y asesinatos a objetivos que les eviten posibles pérdidas de simpatizantes o apoyos. Esos objetivos que no les suponen desgaste social en el País Vasco son a los que siempre ha tildado la banda de enemigos de la ‘nación vasca’ y elementos represores, las FCSE y los símbolos que representan a la Judicatura a los que se les amedrenta atacando sus juzgados por la noche. La permisividad en la sociedad vasca nos lo demuestra ciertas actitudes sociales en los últimos atentados; las quejas entre los ciudadanos después del atentado contra el juzgado de paz de Sestao, por ejemplo, no vinieron por la bomba contra el edificio representativo de la judicatura sino por los destrozos a los comercios colindantes.
La estrategia actual
Al igual que cuando se iniciaron las negociaciones de Argel, la estrategia de atentar contra las FCSE se encuadra “dentro de la estrategia de negociación” como forma de presionar al Gobierno socialista. A esta estrategia de la banda terrorista se unen las estrategias de las organizaciones que ‘bajo el manto de la legalidad’ actúan como altavoz de ETA con el famoso lema de ‘que se vayan’ encaminadas a situar a estas FCSE como fuerzas opresoras de los vascos.
La estrategia, como se puede ver con claridad en los comunicados etarras desde que se hacía público la ruptura del alto el fuego por parte de la banda terrorista, se ha escenificado en dos partes. Una primera hasta primeros del año 2008 en la que se apuntalaban objetivos uniformados y de judicatura para justificar ante sus bases la citada ruptura y la segunda en la que se recupera ‘la socialización del sufrimiento’ o la ponencia Oldartzen. La recuperación de esta estrategia no solo no aparta del ‘punto de mira’ etarra a los objetivos uniformados sino que amplía las amenazas con políticos del PSOE, PSE, PP, UPN introduciendo amenazas a los dirigentes del PNV. Es decir un ‘dos en uno’ es la nueva estrategia etarra.
Solo una actuación contra su entorno, la supuesta ilegalización de ANV o PCTV, ha supuesto un pequeño cambio de estrategia dentro de la banda terrorista en la que los servidores públicos, y sobre todo los socialistas, se han vuelto a poner otra vez en el punto de mira. Aquí se puede entender cuando decíamos que ETA ha unificado en una misma estrategia las dos de su historia reciente. Por un lado el atentar contra las FCSE que simbolizan al ‘opresor Estado español’ y por otro atentar contra los políticos que representan, supuestamente para ellos, el freno que les impide conseguir su objetivo de independencia.
En este punto hay que explicar que los datos que se manejan por parte de las FCSE demuestran que la organización terrorista ha recuperado los postulados del ‘Barne Buletina’ (boletín interno etarra) nº 67 de julio de 1993. En ese documento interno de la banda se puede leer lo siguiente, “El día que un tío del PSOE, PP, PNV va al funeral de un txakurra [policía] o cien y se le llena la boca de palabras de condena y lágrimas de cocodrilo, no ve en peligro su situación personal y asume este tipo de ekintzas [acciones] pues están hechos una piña en contra de nuestros derechos como pueblo. Pero el día que vayan a un funeral de un compañero de partido, cuando vuelva a casa quizás piense que es hora de encontrar soluciones o quizás le toque estar en el lugar que estaba el otro (o sea en caja de pino y con los pies por delante).
Hay otros objetivos, tales como las casas del Pueblo del PSE, o contra los Juzgados, que tienen una intención obvia de amedrantamiento tanto a quienes han negociado con ellos como al poder judicial al ser este el brazo ejecutor del Estado de Derecho.
En el caso del asesinato de Isaías Carrasco, ex concejal del PSE, se tiene que englobar dentro de una estrategia muy específica etarra. El atentado tal vez iba más predestinado a un apuntalamiento electoral de la victoria socialista para poder seguir manteniendo la puerta abierta a la negociación y por lo tanto a ese re fortalecimiento de la banda, al menos socialmente; situación de futuro que con un gobierno del PP no sería viable. Además mediante ese atentado se seguía respetando la tregua que fue ofrecida en vísperas del alto el fuego en el cual no se atentaría contra representantes políticos; y realmente así era pues en el caso de Isaías no era un concejal que ocupara ningún cargo en el ayuntamiento sino que simplemente representaba a una ideología y al Gobierno de España.
Este atentado a pesar que se nos ha querido vender como el detonante de la reacción antiterrorista del Gobierno de Rodríguez Zapatero realmente no fue así; esta reacción antiterrorista se produce durante la precampaña electoral pues con ello se intento recuperar parte del voto centrista que era crítico con la sumisión de un estado frente a los terroristas al considerarlos interlocutores validos; el rápido movimiento de determinados políticos socialistas y el ponerle en bandeja por parte de ETA, al partido del Gobierno, la jornada de reflexión ( a pesar que suene duro) consiguió ganar esa baza electoral.
Una estrategia que parece que puede dar sus frutos si tenemos en cuenta las declaraciones de los dirigentes socialistas después del último atentado contra una de las sedes del PSE en Bilbao “ETA jamás obtendrá ningún rédito político mediante el uso de la violencia”. Es decir que la estrategia de presión etarra provoca nuevamente que se la coloque como interlocutora valida para cuestiones políticas. Es decir más de lo mismo.
El gobierno socialista y la estrategia etarra
La legislatura pasada, del año 2005 a primeros del año 2008, el Gobierno se “lavo las manos como Pilatos” cuando se trató el tema de la derogación de la resolución de diálogo con ETA. Ni un solo ministro votó a favor de mantenerla pero tampoco voto en contra. En cambio el grupo socialista en pleno si estuvo a favor de dicha medida, la de continuar con el ‘placed’ del Congreso de los Diputados. Ahora ya sabemos que ETA va a volver a matar, ya lo ha hecho, por la supuesta liberación de su pueblo, va a volver atentar, ya lo ha hecho, para intentar conseguir la independencia, sin que el Gobierno se atreva a declarar que no está decidido a renunciar, para siempre, a la negociación con ETA y a revocar el mandato que recibió, para esa negociación, del Congreso de los Diputados. Mandato que por cierto los señores Urkullu (PNV) y Eguiguren (PSE) defienden.
Otra de las conclusiones que se pueden sacar de los últimos comunicados es que el Gobierno socialista tiene un porcentaje de culpa, no intencionada en principio, de la espiral de violencia que suda los postreros pensamientos que ETA ha trasladado a la sociedad. Zapatero ha sido el detonante de su envalentonamiento asumiendo que existe algo que negociar. Es decir ha hecho creer a la mayor parte de esta gente (que ya era bastante afín) que realmente ETA era algo que si bien no era bueno legalmente si lo era éticamente, o sea que no eran delincuentes, ni asesinos, que eran realmente ‘gudaris’ del pueblo vasco. Por ello cuando se emplean palabras como “accidente”, “acciones fortuitas”, “hombre de paz”, etc., se incrementa esa ilusión y a la cual solo le faltaba ese detonante.
El haber puesto a ETA como interlocutor valido ha permitido a la banda terrorista abrir sus puertas a centenares de jóvenes, que habiendo crecido en un sistema educativo como el del PNV que ha negado al País Vasco ser parte de España, se sienten libertadores de una nación que han estudiado que está oprimida por el Estado español y al cual no pertenecen. Una ETA radicalizada que se auto alimenta de la violencia y con unas ideas de independentismo arraigadas, y lo volvimos a repetir, porque han crecido y estudiado con el nacionalismo vasco.
Una ETA actual que ha vuelto a la ETA del pasado. Un viejo problema que como los ciclos lunares se repiten una y otra vez a pesar de que el Gobierno quiera hacer pensar a la sociedad que la banda terrorista esta más débil que nunca. Hay que ser muy inconsciente si se piensa que se está ante una ETA débil y desestructurada. Tienen comandos dentro de España, han buscado un segundo país como refugio, Portugal, como así queda expuesto en el último informe del mes de abril de la EUROPOL, cuentan con miles de kilos de explosivos, han variado sus estructuras organizativas y tienen una amplia cantera de pistoleros ¿A este tipo de organización se la puede catalogar como frágil y endeble?.
La única verdad es que después de una tregua o alto el fuego es cuando ETA se encuentra más fuerte que nunca por haber sido legitimada ante la sociedad como interlocutor valido y porque ha podido desarrollar y ampliar sus actividades terroristas en la clandestinidad.
La capacidad de los comandos
Sobre la capacidad de los comandos, y quienes los integran es una deducción lógica que ante la ambigüedad del discurso del gobierno, la inactividad de una determinada parte de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado a lo que hay que añadirle que los Servicios de Información de la Policía Nacional en el País vasco fueron Trasladados a Madrid, y que se fomentó un mayor impulso a combatir el terrorismo de carácter religioso fundamentalista, además del aumento del apoyo social que ya hemos referido, propicio un mayor numero de jóvenes procedentes de kale borroka para ser transformados en comandos ‘legales’ (no fichados).
Estos comandos se forman a cargo de ‘liberados’ (a sueldo de la banda terrorista) de la organización los cuales a su vez habían recibido adiestramiento de miembros de la banda curtidos en campos de entrenamiento de la triple frontera sudamericana (Argentina, Brasil y Paraguay); si bien el inicio de estos ‘legales’ ha sido supervisado en principio por los ‘liberados’ hay ocasiones donde estos últimos también participan en los atentados.
El reforzamiento de ETA en medios técnicos o materiales va acompañado de un aumento de ingresos consecuente con los fondos que reciben los partidos afines legalizados que participan en las instituciones, con el pago del ‘impuesto revolucionario’, y con el botín procedente de robos de materiales aptos para la construcción y elaboración de atentados (robo de pistolas, de nitro metano, de laxante, etc.)
El material incautado y el empleado en ciertos atentados como son el de la terminal T-4 de Barajas, o la furgoneta bomba de Castellón, indica suficiencia de material explosivo; la aparición de los componentes separados y correctamente embasados en los zulos intervenidos, así como la fabricación de artificios artesanales simulando a los industriales tales como el cordón detonante, los detonadores, la manipulación de los temporizadores, apuntan sin duda a la existencia de una, o más fabricas de explosivos; esta suposición la refuerza la intervención de sustancias precursores de explosivos como es el caso del laxante que se incautó en Francia, o el robo de nitro metano en este mismo país.
Sobre el famoso ‘complejo Vizcaya’ habría que señalar que realmente es difícil determinar si en realidad puede denominársele como tal o son varios en distintas provincias. Me explico: en el caso del comando Urrederra, desarticulado por la Guardia Civil en marzo del año pasado se producen detenciones de miembros de ETA en varias provincias vascas; con las ultimas detenciones que practica la Benemérita a principios de año se interviene material en varias provincias españolas con lo cual no sería objetivo apuntar a un único comando, o solamente a un ‘complejo’. Si bien si puede relacionarse a determinados individuos con atentados bastantes concretos no así con otro tipo de acciones terroristas.
Por lo que señalar la existencia de un único comando o un solo complejo es cuando menos demasiado optimista a pesar de ser también cierto que las acciones parecen tener como denominador común el enlace a través de la AP-68, pero esta autopista transcurre por todas las provincias del País Vasco y por Navarra. Incluso podemos decir que ETA, según los últimos datos, ha conseguido introducir ‘legales’ en las tres provincias vascas consiguiendo restablecer sus comandos históricos de toda la vida, el ‘Vizcaya’ (uno de ‘liberados’ y otro de ‘legales’), el ‘Araba’ y el ‘Donosti’. A estos habría que unirles el ‘Nafarroa’ que se cree por parte de los miembros de la lucha antiterrorista, Guardia Civil y Policía Nacional, está en estado embrionario.
Si damos por veraz la existencia de ‘los complejos’ podemos asegurar que está usando un modelo organizativo muy conocido dentro de la banda terrorista y que se puso en funcionamiento en el año 1975, el modelo ‘bikotes’. La dirección etarra -se cree que Aitzol Iriondo- ha calcado para este supuesto complejo este modelo. El aparato militar de la banda terrorista ha puesto en marcha la táctica de usar a dos personas para realizar acciones. Una táctica que permite ir avanzando en escala en la preparación de los comandos y al frente de este modelo pudieran encontrarse Jurdan Martitegi y Arkaitz Goikoetxea. El modelo que está usando ETA, es el que esta constituido por una célula compuesta por dos liberados (fichados y a sueldo de la banda terrorista), que tienen a su cargo varios grupos de ‘legales’ (no fichados y desconocidos para la Guardia Civil, Policía Nacional y Ertzaintza) a los que dan instrucción y con los que conciben los atentados ejecutados o ayudados por ellos como en el atentado de Calahorra. La esencia es transmitir la experiencia operativa a los nuevos e ir formando nuevos bikotes para ir colocándolos como acompañantes de nuevos legales y así y creciendo. La primera vez que ETA uso el modelo organizativo de los ‘bikotes’ como ya hemos dicho fue en 1975 cuando se introdujeron a ‘liberados’ para dinamizar y organizar comandos de ‘legales’ en Vizcaya, Eibar-Mondragón y en el resto de Guipúzcoa. Y un caso similar como el actual, el que dos ‘liberados’ se encargaran de varios taldes de ‘legales’ se dio en 1977 cuando Juan María Olano y Máximo Ayerbe se hicieron cargo de tres grupos, ‘El Zumalacárregui’ en Navarra, ‘El Andoni’ en Vizcaya y ‘el Txiki’ en Guipúzcoa.
La “teoría Argala”
La ETA actual, no podemos olvidarlo, procede la escisión que se produce en 1974 entre ETA ‘militar’ y ETA ‘político militar’. La ETA actual es la sucesión de la ETA ‘militar’ de esos años. ¿Por qué tiene importancia si procede de una o de otra?, por la sencilla razón que al proceder, ser la sucesora en el tiempo, de ETA-M se mantiene viva la teoría ‘Argala’ que apunta con rotundidad que ‘hay que defender un modelo de organización sin vinculación a un partido y que será este partido el que este supeditado a la táctica de ETA’. Esta autodefensa es precisamente para evitar que se produzcan ‘virus maliciosos’ con ideas políticas que hagan porosa a la realidad exterior a la organización terrorista por lo que siempre se podrá constatar que cuando surge un ‘seísmo político’ dentro de la banda terrorista los ‘armados’ enseguida proceden a la toma del poder para blindar a la organización como ha vuelto ha suceder en nuestros días.
En su papel de ‘ejército de liberación de Euskal Herria’, Euskadi Ta Askatasuna tiene un sistema de decisión jerarquizado y concentrado en un grupo de poder muy reducido que dan las órdenes a unas bases que obedecen ciegamente. Las acciones policiales en España y al otro lado de la frontera obligaron al comité directivo de la banda terrorista a centralizarse debido a la enorme dificultad, sobre todo cuando Francia se implico en la lucha antiterrorista en su país, en reunir a sus miembros para someter a discusión la estrategia a seguir. Esto motiva que las decisiones vayan quedando en manos de un pequeño grupo de militantes, dirigentes, en los que no participan las bases. Este movimiento estratégico de la cúpula etarra tiene un problema para los terroristas: se vuelve más vulnerable, pues la captura de la cúpula deja a la organización muy mermada hasta que se sustituye a los dirigentes detenidos (ejemplo en Bidart 1992).
Para que este modelo funcione es necesario que los cargos dirigentes de ETA tengan la capacidad de suprimir las críticas internas. Aunque esto suponga un aislamiento social les permite sobrevivir en la clandestinidad. Y para que el modelo centralizado funcione y se pueda sobrevivir en clandestinidad se eligen de una manera arbitraria a los cabecillas del órgano de decisión. ¿De que manera?, sólo llegan a la cúpula aquellos que están a favor de mantener el conflicto armado con el Estado español, es decir aquellos que piensan que ETA nunca tiene que rendirse. Son los duros los que sistemáticamente tienen la responsabilidad de dirigir a la organización y la capacidad de decidir si se retiran o siguen con los atentados, la extorsión, la violencia callejera…etc., porque los mal llamados blandos o se salen de la organización, de manera voluntaria o expulsados, o se callan porque saben que si no la dirección etarra tomará represalias contra ellos.
¿Se puede romper de alguna manera este circulo vicioso?, muy difícilmente. Los únicos que podrían plantearse abandonar las armas son los mal llamados ‘blandos’. Pero esos blandos son los que están alejados de los centros de poder de ETA: ya sea porque este preso, en un país sudamericano o inactivo por un periodo largo de tiempo. Esto supone que los ‘blandos’ viven más cercanos a la realidad lo que les provoca crisis de identidad y llegan a plantearse el abandono de las armas o por convicción o por cansancio. Esa es la diferencia con los ‘duros’ que viven ajenos al mundo real y viven en un “mundo imaginario” creados por ellos mismos y que les impide ver la realidad, solo ven la realidad que ellos han creado.
Este tipo de modelo organizativo es lo que permite a ETA que siempre sean los ‘duros’ los que se coloquen al frente de la dirección etarra. Y este es otro de los motivos por los que Batasuna o la izquierda abertzale nunca tendrán ascendencia sobre la cúpula terrorista y las bases (que siempre están a las órdenes de los dirigentes). En este punto es bueno recordar una circular, una carta, un documento de consumo interno, de la banda terrorista ETA de 1991 (Letamendía 1994: Volumen III, Pág. 397): “un marco organizativo de dirección centrado en la lucha de masas e institucional, conllevaría rápida e inexorablemente el abandono de la lucha armada, y a la entrega en los brazos del reformismo”.
El gran error de la mayor parte de la sociedad es no saber, la mayoría de las veces por no enfrentarse a la realidad, es que ETA en ninguno de sus análisis de futuro prevé una entrega de armas, ni su desaparición, aunque tengan éxito en sus reivindicaciones. ETA siempre tendrá como bandera la táctica del enfrentamiento, en primer lugar para conquistar sus pretensiones y después de haberlas conseguido para defenderlas. En próximos análisis entraremos más de lleno en esta cuestión.
Por último, tras el estudio de los últimos comunicados de ETA se puede sacar la conclusión de que la persona, o personas, que lo ha redactado tiene una visión muy “dura” de su realidad ya que excluye cualquier línea de diplomacia (algo que si podía leerse en los comunicados durante el reciente alto el fuego), pero realmente esto no es exacto; la variación en la forma de expresión en comunicados obedece a la postura que quiere expresar la banda en cada momento. Lo que si se puede asegurar casi sin temor a equivocarse es que es el ‘aparato militar el grupo que controla en la actualidad la dirección de la banda terrorista a pesar de la hipótesis de algunos estadistas que hablan de una doble dirección colegiada que incluiría al ‘aparato político’. Hace tiempo que la banda decidió que no era posible la vía política sin la intervención del aparato militar por lo que es lógico pensar que desde entonces quien manda es la cúpula militar y más cuando el proceso negociador parece haber llegado a una supuesta pausa técnica y táctica.
Por Javier Oyárzabal, periodista especializado en temática terrorista, seguridad y Defensa nacional. Asesor externo del PP. Asesor del portavoz adjunto del Partido Popular en la Comisión de Interior del Congreso de los Diputados, en la legislatura 2004-2008
Colaboraciones GEES nº 2268 | 25 de Abril de 2008
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