¿Qué le falta a ETA por conseguir? Por Inma Castilla de Cortázar Larrea (Presidenta del Foro Ermua)
La negociación con ETA de los gobiernos de Zapatero, negada con reiteración pero ejecutada implacablemente, sumergió a nuestra democracia en un descomunal sumidero aparentemente irreversible. El gobierno socialista presionó en todas las direcciones (Tribunal Constitucional, Audiencia, Parlamento Europeo, opinión pública,…) y logró una tolerante posición del principal partido de la oposición, ahora en el Gobierno, pero –por el momento- comprometido a “gestionar el fin de ETA”, que en modo alguno es su derrota, sino la legitimación de sus objetivos políticos y “el borrón y cuenta nueva”, es decir, la impunidad, que Amaiur denomina los “problemas técnicos”.
Hoy, podríamos tener motivos de esperanza porque han concluido las dos legislaturas “terríbilis” del presidente Zapatero, despegadas con el atronador y turbio contexto de los atentados del 11-M, sin embargo, nos sobran motivos de preocupación. Después de las dos pasadas legislaturas, ETA ha recuperado legitimidad, acceso a las instituciones, financiación millonaria, y mucho poder: solo en los ayuntamientos que controla gobierna a 703.000 ciudadanos (1/3 aproximadamente del censo vasco) y se ha convertido en la primera fuerza en el País Vasco con Amaiur. Y el nuevo Gobierno, con una aplastante mayoría, se preocupa de la crisis económica -cosa que en absoluto le afeamos-, pero en esta capital prioridad de nuestra democracia se limita a decir que "ni ha pactado, ni pactará con ETA" y que su "única hoja de ruta es el cumplimiento de la Ley".
Lo malo es que el Gobierno socialista introdujo modificaciones en el Reglamento de Prisiones, en concreto el 100.2, que satisfacen extraordinariamente a los presos de ETA, que aglutinados en Nanclares de Oca, esperan confiados su turno. Tanto es así, que a los diputados de Amaiur les parece que para el “problema de los presos” basta con la “aplicación de la actual legislación penitenciaria”. Ya están previstos los cauces traposos para las excarcelaciones y acercamientos. Por otra parte, en breve estará dictada la Resolución del Tribunal Constitucional sobre el Recurso de Amparo de Parot. Si el TC falla favoreciendo a los presos etarras –que visto lo visto, no nos extrañaría- el Gobierno de Rajoy ya tendría la ley en la mano para ir reinsertándoles uno a uno.
¿Qué le falta a ETA por conseguir?: que no se haga nada, y lograr la impunidad uno a uno… Así, tendremos a Arnaldo Otegui de Lehendakari dentro de un año (marzo de 2013). Y como nos anunció Jesús Eguiguren (en 2010), en su apología sobre la necesidad de que ETA-Batasuna volviera a las instituciones: “allí en las instituciones vascas, entre vascos, con los partidos vascos… llegar a un acuerdo que España no toleraría”.
Este pretendido “fin de ETA” es un espejismo, que procura que los terroristas y su entorno se incorporen a la “normalidad democrática”, sin solución de continuidad y con ventajas penitenciales y políticas. La realidad es que esto es una anormalidad, una patología de la democracia, que nos ofrece una paz que prostituye la libertad. ETA no pretende su rendición sino el poder.
¿Qué conclusión sacamos los vascos que llevamos tantos años peleando por la libertad?: que el partido socialista de Zapatero y Rubalcaba ha vendido el País Vasco a ETA, al empeñarse en contentarla… haciendo lo que siempre hizo el PNV: ceder para “rentabilizar” colocándose en la posición de “moderados”, y, en el caso del PSOE, en la posición de que sólo ellos pueden gobernar una España resquebrajada.
EL Mundo, 29 de febrero de 2012
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