¿Basta con pedir perdón para obtener beneficios penitenciarios? Seis posturas frente al final de ETA
Por José Barros
Las solicitudes de perdón de los etarras resultan insuficientes para las víctimas, que exigen "colaboración activa" para aclarar los 315 asesinatos de ETA pendientes de resolver.
El líder del PP vasco, Antonio Basagoiti, recientemente ha exigido a la banda terrorista ETA que se disuelva, que admita el daño causado y que reconozca a las víctimas, al tiempo que ha considerado que la reinserción de los etarras presos ha de ser "individualizada, como lo sería con la mafia o un violador".
A las palabras de Basagoiti, Esther Martínez, portavoz del Grupo Popular en las Juntas Generales de Vizcaya, añade que "será necesario reconocer el daño causado -la memoria, la dignidad y la justicia de las víctimas- y revisar individualmente caso a caso, siempre desde el respeto a la justicia y a las leyes legítimas, es decir; aplicando el Estado de Derecho. ETA debería disolverse y colaborar con la justicia en el esclarecimiento de los crímenes que ha cometido y que todavía están sin resolver. Esto también se aplica a los terroristas en libertad: lo que tienen que hacer es entregar las armas y colaborar activamente con la Policía".
Estas son las declaraciones de Basagoiti y Martínez, ambos del PP vasco, pero ¿cual está siendo la política penitenciaria del nuevo Gobierno de Rajoy? Para responder esta pregunta puede servir un ejemplo: el 10 de febrero de 2012 le fue concedido el tercer grado a un preso etarra, José Manuel Fernández Pérez, condenado por su colaboración en el asesinato del guardia civil José San Martín Bretón, cometido en Gecho, Vizcaya, en 1992.
Un arrepentimiento con premio
Fernández ha cumplido 20 años del total de los 41 a los que fue sentenciado en la prisión de Basauri, provincia de Vizcaya. A partir de ahora el etarra pasará al tercer grado penitenciario, lo que le permitirá obtener beneficios de diversa índole: salidas a diario, en fines de semana y la ampliación de permisos que finalmente pueden derivar en la concesión de la libertad condicional. Esta ventajosa condición le ha sido concedida a Fernández por renegar formalmente de la violencia, desvincularse de ETA y "reconocer el daño causado". Otros treinta terroristas de ETA ya están disfrutando de similares condiciones penitenciarias, y lo están haciendo juntos y muy cerca de sus hogares, en la prisión alavesa de Nanclares de Oca.
No son pocas las preguntas que surgen en torno al fundamento moral de estos beneficios penitenciarios. ¿Es suficiente con que un terrorista "reconozca el daño causado" y se desvincule de la banda a la que pertenece para obtener a cambio una reducción de condena, que en muchos casos es por asesinato? ¿Es lo mismo "reconocer el daño causado" (un concepto que básicamente consiste en dar por cierta la comisión de un hecho) que "pedir perdón" (un acto de índole moral fruto del arrepentimiento por la toma de conciencia del mal cometido)? Incluso si el reconocimiento del daño causado y la solicitud de perdón fuesen lo mismo, ¿a quien le ha de pedir perdón el etarra; a la víctima asesinada, a su familia, al conjunto de la sociedad? ¿Y qué sucedería si los destinatarios de esa solicitud de perdón no se lo concediesen? ¿Es sincero el arrepentimiento cuando no va acompañado de una colaboración activa del terrorista para ayudar a la Policía a detener a más etarras? Surgen más dudas cuando diversas voces plantean algo que, por otra parte, resulta obvio: el arrepentimiento puede ser fruto no tanto de una conversión moral del terrorista como de las ventajas penitenciarias que el etarra, a cambio de firmar un papel, comienza a atisbar en su horizonte.
Daniel Portero, presidente de la asociación de víctimas Dignidad y Justicia, señala que "el perdón es como una bufanda en tiempos de frío. Es importante, pero no es un abrigo ni un pantalón de pana. Es algo más, pero no es lo más importante, y hasta puede llegar a ser prescindible. Lo importante por parte de los etarras sería que colaborasen para esclarecer los 315 asesinatos de ETA que todavía están pendientes resolver. Esto sí sería lo más importante, pero todavía no lo ha hecho ningún preso etarra. Ni siquiera Soares Gamboa, que es el etarra arrepentido que más ha `colaborado´".
Lo importante: la justicia
Portero aporta un dato significativo: ninguno de los 31 etarras de Nanclares de Oca han ayudado a las autoridades a esclarecer alguno de estos 315 asesinatos. Por tanto, se estaría obviado la aplicación del artículo 100.2 del Reglamento Penitenciario, según el cual el paso del régimen cerrado al régimen abierto ha de hacerse mediante la colaboración de preso con los Cuerpos de Seguridad. "Esta situación", señala Portero, "es resultado de la época en que gobernó el PSOE. El PP no debería continuar con estas políticas socialistas. Sería un error".
Por su parte, Santiago Abascal, presidente de la Fundación para la Defensa de la Nación Española (DENAES), manifiesta que "estoy en contra de estas políticas del "perdón". Y por un motivo muy sencillo: no corresponde a la víctima aplicar la justicia. Aunque la víctima pudiera o quisiera perdonar, carece de la potestad jurídica para practicar indultos. La aplicación de la justicia corresponde al Estado, y no se debe poner al Estado de Derecho en entredicho empezando a admitir supuestos particulares como, por ejemplo, que baste con que una persona se arrepienta de sus crímenes para, acto seguido, salir de prisión".
El debate sobre el perdón, a juicio de Abascal, no brota por casualidad, sino que "se sitúa en torno a unas coordenadas precisas; las de aquellas personas y grupos políticos implicados en un proceso de negociación con ETA".
"En todo caso, desde DENAES", prosigue Abascal, "le puedo asegurar que las víctimas no quieren que les pidan perdón ni aspiran a ninguna clase de reconciliación con sus asesinos. Quieren justicia. En DENAES hemos apoyado todas las movilizaciones de las víctimas y tenemos relaciones privilegiadas con la práctica totalidad de sus asociaciones. Sabemos que esta aspiración de las víctimas -la justicia- es absolutamente mayoritaria".
Lo ético y lo jurídico, cosas distintas (según el PNV)
Sin embargo, para Emilio Olabarría, diputado del PNV, la frontera entre la ética y la justicia no se encuentra tan próxima. El argumento de Olabarría parte de que "nadie está legitimado para establecer esta clase de requerimientos. Otra cosa es que éticamente sea recomendable el arrepentimiento. Pero una cosa es lo ético y otra lo jurídico. Y el Derecho positivo establece que los beneficios parlamentarios se aplicarán por el juez de vigilancia penitenciaria y por las juntas de tratamientos de los centros penitenciarios. No se requiere nada más. Por lo tanto, ni el legislador ni el colegislador se pueden entrometer en este asunto. El reglamento sobre este tema concreto no puede estar condicionado por un requisito que no lo exige la ley. Además, pedir perdón no se le exige a otros criminales que han cometido delitos igual de repugnantes".
A juicio de Olabarría, los únicos encargados de otorgar beneficios penitenciarios a los presos etarras tienen que ser "las personas y órganos administrativos independientes designados a tal efecto por la ley, es decir; el director de la prisión o el psicólogo de la misma, que han de emitir su diagnóstico".
Cuando a Iñaki Anasagasti, histórico dirigente del PNV, ser le pregunta su parecer sobre las posibles consecuencias jurídicas de las solicitudes de perdón, puntualiza que "no solo hay que pensar en las víctimas de ETA, sino en el conjunto de las víctimas; también en las del GAL, de la Triple A, o en Josu Muguruza, que fue un diputado vasco asesinado cuando viajó a Madrid".
Pero el caso es que ETA ha cometido muchos más asesinatos que los del otro -llamémosle- `bando´. ¿Qué opina usted de este hecho? "Yo siempre he condenado todas las violencias", continúa Anasagasti, "creo que es una cuestión de elemental humanidad y de ética, y creo que justo esto es lo que hay que hacer ahora: condenar cualquier clase de violencia. A partir de ahí, diría que hay que medir cada paso que demos".
ETA ya no mata, así que...
Anasagasti recupera y desarrolla un idea ya insinuada por Abascal para este reportaje -la de un posible proceso de negociación política a varias bandas con ETA- cuando señala que "es cosa sabida que López, Urkullu y Basagoiti se han reunido para hablar de esto. Basagoiti tratará de llegar a un acuerdo y el resto de los partidos, también. Todo lo que puedo decir es que estamos trabajando y todavía no hay nada definitivo. Pero me gustaría recordar que si no hubiese habido una ley de amnistía en 1977 no se hubiese producido la Transición. La izquierda abertzale ha propuesto algo similar en los Acuerdos de Gernica".
Anasagasti no sitúa el posible cambio de la política antiterrorista del PP en su reciente mayoría absoluta -"dentro de este partido hay un sector duro que no está por nada", comenta-, sino en el hecho de que "ETA no mata y ya no hay escoltas, así que al PP no le queda más remedio que abordar temas que antes, por la violencia, no abordaba".
En todo caso, Anasagasti no sentiría una especial sorpresa ante un hipotético cambio de rumbo del PP: "cosas como el acercamiento de presos", recuerda, "ya las hizo Aznar. Ahora no creo que lleguemos a la amnistía, pero sí a los indultos personalizados. El PP no se meterá en estos asuntos antes de las elecciones andaluzas. Hay que elaborar una hoja de ruta y todo está en una fase muy incipiente".
¿Réalignement post-electoral?
La opinión personal de Gorka Knörr, ex secretario general de Eusko Alkartasuna, sobre la exigencia de una solicitud de perdón a los presos etarras es que "no es nada acorde con el nuevo tiempo político en Euskadi y es políticamente oportunista. Ello demuestra que este tipo de decisiones se toman en clave política española, que se ha venido alimentando del discurso ultraderechista de algunas asociaciones de víctimas, máxime si se tiene en cuenta que no se trata de una exigencia legal, y que aquí nadie pidió perdón por los crímenes franquistas, ni por las atrocidades de las fuerzas represivas, ni por el bombardeo de Gernika, por no seguir dando ejemplos".
En cuanto a un posible cambio de la política del PP sobre ETA y el mundo abertzale, Knörr expresa una hipótesis similar a la ya esbozada por Anasagasti: "El PP acabará moderando su discurso, de hecho ya verbaliza cosas diferentes; en todo caso, en unos meses lo hará más todavía, sobre todo si quiere remontar sus pobres y recientes resultados electorales en Euskadi en las municipales y generales de cara a las elecciones al Parlamento Vasco".
http://www.teinteresa.es/politica/Basta-pedir-perdon_0_647937082.html
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