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Iglesia católica

Homilía de monseñor José Ignacio Munilla en la Marcha por la Paz en Euskadi, en Azánzazu

Homilía de monseñor José Ignacio Munilla en la Marcha por la Paz en Euskadi, en Azánzazu

Muy queridos hermanos, que compartimos la gracia de ser hijos de Dios. Pido para todos nosotros y para quienes traemos en nuestro corazón, la bendición de nuestra madre la Virgen de Aránzazu.

Como hemos recordado al inicio de la subida, nuestra Diócesis ha hecho un largo recorrido en pos de la paz. Algún día sabremos –¡cuando estemos en Dios!- la influencia que la oración ha tenido en el final del terrorismo. No en vano decimos que “la fe mueve montañas”. Hoy hemos subido a Aránzazu para dar gracias a María por los pasos dados en el camino de la paz, pero también queremos perseverar en nuestra oración de súplica: Le pedimos a nuestra Madre que se complete el proceso del fin de la violencia iniciado, con la entrega de las armas por parte de ETA y con su disolución. Le pedimos el milagro de la sanación de tantas heridas abiertas por la violencia. Le pedimos el don de la reconciliación en nuestro pueblo, al mismo tiempo que nos comprometemos con esta tarea.

Se han abierto unas expectativas que miramos con esperanza, al mismo tiempo que nos preguntamos cuáles deberían ser nuestras aportaciones en este nuevo camino… Desde el sentir de la Iglesia Católica, entendemos que existen cuestiones que deben ser discernidas desde las instancias políticas, ante las que la Iglesia no toma partido. En efecto, la Iglesia sigue el debate político sobre la pacificación desde una distancia prudencial, consciente de que no está llamada a entrometerse en el terreno de la legítima pluralidad política. Pero igualmente, somos también conscientes de que el reto de la pacificación tiene múltiples dimensiones que conciernen de lleno al mensaje evangélico que Cristo nos ha encomendado. Respecto a esto último, la Iglesia está llamada a predicar el mensaje de Cristo a tiempo y a destiempo, ya resulte políticamente correcto o incorrecto.

Conviene que profundicemos en un aspecto muy concreto del debate social sobre la pacificación, que toca muy de cerca al mensaje cristiano, y por lo tanto a la Iglesia. Me refiero a la siguiente cuestión: ¿Hay que ser cristiano para arrepentirse y pedir perdón? No cabe duda de que en el Evangelio  Jesucristo llama a la conversión y al perdón. Pero, ¿se trata de un mensaje únicamente para los creyentes?

Ciertamente, pensamos que el arrepentimiento y la petición de perdón son valores inherentes a la dignidad humana, y por lo tanto, necesarios para todos los hombres y mujeres, que procuran en su conciencia el discernimiento entre el bien y el mal. Pero el hecho de que tal obviedad sea cuestionada en nuestros días -a veces incluso por personajes destacados de la vida social- manifiesta claramente que la cultura secularizada tiene serias dificultades a la hora de mantener los valores éticos, cuando da la espalda a su fundamento religioso. Con esto no queremos negar la existencia de una autonomía del orden ético en un estado aconfesional. Muy al contrario, pensamos que el reconocimiento de un orden ético natural, es fundamental para la ordenación de una convivencia regida por el principio del bien común. Pero, paradójicamente, hoy constatamos cómo la misma ley natural está siendo rechazada y negada de forma explícita, precisamente en nombre de un laicismo mal fundamentado.

Como decía Chesterton: “Cuando quitamos lo sobrenatural, no encontramos lo natural, sino lo antinatural”. O dicho de otro modo, cuando se niega o se excluye a Dios, ¡no queda ni el hombre! En palabras del célebre teólogo conciliar Henri de Lubac: “Un humanismo que expulsa a Dios, degenera en un humanismo inhumano”. Se trata de una experiencia que concuerda con una de las afirmaciones principales de la Constitución ‘Gaudium et Spes’ del Concilio Vaticano II y con la primera encíclica (‘Redemptor Hominis’) del beato Juan Pablo II: “Jesucristo es quien revela al hombre su propia vocación y dignidad”. Obviamente, se trata de una convicción que ya estaba presente con otras formulaciones en la tradición de la Iglesia. Por ejemplo, Santo Tomás de Aquino afirma en su Summa Theologica que “sin la gracia de Jesucristo el ser humano no es capaz de cumplir la integridad de la ley moral a lo largo de toda su vida”.

Por ello, llegamos a la conclusión de que la mayor contribución que la Iglesia puede hacer al debate ético de nuestros días es, precisamente, seguir predicando el mensaje de Jesucristo en su integridad. Será nuestra gran aportación a la pacificación y a la reconciliación, ya que de esta forma ofrecemos a la sociedad el Evangelio como “levadura” dentro de la “masa” de la ética social, que posibilita la pervivencia de los valores naturales inherentes a la dignidad humana.

Por todo ello, desde este Santuario hacemos un llamamiento para que el fin del terrorismo vaya acompañado de actitudes de humildad y de arrepentimiento. De lo contrario -no nos cansaremos de decirlo- existiría el riesgo de que el fin de la violencia fuera un mero cálculo de conveniencia, y entonces el odio perviviría en nuestra sociedad más allá de este fin de la violencia.

El “reconocimiento del daño causado”, no deja de ser una mera constatación de un hecho histórico. Es necesario dar un paso más, sin miedo a entrar en la valoración ética del daño causado. Hay algo mucho más determinante que el cese de las armas: ¡el cambio de los corazones! Algunos pensarán que este planteamiento es maximalista y, por ello, utópico. Pero nosotros creemos que es el único camino posible, y que, además es factible. Los cristianos estaremos junto a quienes quieran emprender este camino interior, de consecuencias tan positivas para toda la sociedad. Como pastor de la Iglesia, estoy a disposición de cada hombre y mujer que quiera buscar la verdad que sana y que reconcilia. ¡Porque quienes creemos en Dios, creemos también en el hombre!     

http://revistaecclesia.com/content/view/33913/1/

El arrepentimiento «no es valor exclusivo de la Iglesia», dice Munilla a Batasuna

El arrepentimiento «no es valor exclusivo de la Iglesia», dice Munilla a Batasuna

El obispo anuncia que la Marcha a Arantzazu del próximo sábado será un «eco» de la homilía de los prelados vascos por el fin del terrorismo

 

La Marcha de Arantzazu volverá el sábado a sus raíces y, como hace quince años, su mensaje principal girará en torno a la paz. Los feligreses subirán desde Oñati a Arantzazu tras una pancarta con el lema 'Busca la paz y corre tras ella' en castellano y 'Zorionekoak bakegileak' en euskera, el mismo mensaje de la homilía por el final del terrorismo que los tres prelados vascos pronunciaron el 25 de febrero en el inicio de la cuaresma. El acto fue presentado ayer por el obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, como un «eco» de aquella oración por la paz que permita caminar hacia la reconciliación, «que consiste en pasar del tú pecador al yo pecador, comenzar por la propia autocrítica y arrepentimiento y la propia revisión de la vida».

Munilla aseguró que le resulta «triste» escuchar a quienes opinan que el arrepentimiento es «un concepto religioso» que no pueda ser abordado en el debate social. «Es triste escuchar que el arrepentimiento y el perdón son algo religioso; ¿y el amor también lo es? ¿Los que no sean religiosos no pueden amar, no pueden tener compasión, ni gratitud?», se preguntó el prelado en respuesta a la izquierda abertzale, que considera que «el perdón es un concepto que corresponde al terreno de la religión».

Frente a este argumento, el obispo reflexionó sobre lo que se entiende por una sociedad laica -si es «una sociedad sin valores humanos» le pareció «muy triste»- y recalcó que el arrepentimiento es «valor de dignidad humana, un mínimo para la dignidad del hombre, y no es exclusivo para los que tengan una fe religiosa».

El prelado se refirió a la homilía por la paz de las tres diócesis como una celebración que tuvo «mucho más efecto» del que se le pueda suponer, cambios «que tienen lugar en el corazón de muchas personas, pero no son evaluables política y sociológicamente».

Munilla puso como ejemplo el caso de una viuda de una víctima del terrorismo que le dijo «emocionada» que había vivido odiando muchos años, «pero que en esa celebración había recibido la gracia de poder rezar por el que mató a su marido, y que se había sentido liberada. Y que le había pedido a Dios lo mejor para ese hombre, que es la conversión y que su corazón cambie». El prelado también relató que había recibido la visita de unos padres cuyo hijo está preso por haber cometido actos de terrorismo y que acudieron allí para pedir que su hijo complete los pasos que ha ido dando en el camino de la reinserción. «Hemos rezado por aquellos a los que nuestro hijo pudo hacer daño», me dijeron.

Sin lecturas políticas

El obispo señaló que la Iglesia «se dedica a esto» y destacó que estas situaciones «se escapan de las consideraciones políticas», por lo que «se equivocan quienes quisieran extrapolar el mensaje de la Iglesia a una lectura política». En este sentido, recordó las palabras del Papa en su reciente viaje a México para insistir en que «la Iglesia no es un partido político, sino una realidad moral y espiritual». Por eso, el prelado cree que es importante «acertar con el diagnóstico» de cuáles son las raíces «de nuestros problemas, en concreto de la violencia».

A su juicio, la «raíz de todos los males viene del olvido de Dios», por lo que la violencia terrorista «no ha sido sino consecuencia de una idolatría política que ha quitado a Dios del centro de nuestros corazones, sustituyéndolo por una suerte de ateísmo marxista en la que el ser humano ha terminado por ser una mera moneda de cambio».

ANE URDANGARIN | SAN SEBASTIÁN.

http://www.elcorreo.com/vizcaya/v/20120327/politica/arrepentimiento-valor-exclusivo-iglesia-20120327.html

Conclusiones del encuentro de Eutsi Berriutz. Cristianos de base insisten en que la Iglesia participe en la reconciliación

Conclusiones del encuentro de Eutsi Berriutz. Cristianos de base insisten en que la Iglesia participe en la reconciliación

"Toca escuchar y actuar"

Los cristianos de base reunidos en torno a Eutsi Berrituz reclaman de nuevo que la Iglesia vasca adopte una posición activa en el proceso de pacificación abierto y, sobre todo, en lo referente a la reconciliación de la sociedad tras tantos años de dolor. Así se desprende de las conclusiones que este grupo de cristianos recoge en un documento en el que se valora la labor a desempeñar en el futuro, con la jornada que Eutsi Berrituz, junto al director de Baketik, Jonan Fernández, celebró en Arantzazu a finales de noviembre.

Entre las cuestiones abordadas se encuentra la del "papel de la Iglesia en esta coyuntura de construcción de la paz". Lejos de las acciones que desarrolló en la tregua de 1998 entre ETA y el Gobierno español el entonces obispo de Zamora y actual emérito de Donostia, Juan María Uriarte, tanto su sucesor al frente de la diócesis donostiarra, José Ignacio Munilla, como en menor medida su homólogo de Bilbao, Mario Iceta, han trazado una línea diferente a la mantenida hasta entonces.

Muestra de ello es el texto que, junto al obispo de Vitoria, Miguel Asurmendi, leyeron el 25 de febrero en un encuentro oracional por la paz y la reconciliación. En él, instaron a ETA a su disolución inmediata y a que sus miembros pidieran perdón de manera "sincera" a las víctimas del terrorismo. A estas se les instó a conceder "ese perdón sanador y liberador que, sin anular las exigencias de la justicia, la supera".

El diálogo y la participación que se reclama desde distintos sectores cristianos tuvo su presencia en aquel texto de febrero: "El Señor nos convoca a todos, instituciones y particulares, a colaborar en el afianzamiento de una cultura de la reconciliación y de la paz promoviendo e impulsando el encuentro, el diálogo y la reflexión, actuando con sabiduría".

Más allá de estas palabras y con base en la jornada que celebraron en Arantzazu, desde Eutsi Berrituz abogan por una participación "más activa en distintos trabajos encaminados a la reconciliación y presentar propuestas, cuidando que el lenguaje en que se presentan sea comprensible no solo para quienes forman parte de la iglesia sino para la sociedad en general".

Reconciliación En este sentido, y de la mano de las tesis de Fernández, que las está explicando en distintas parroquias y centros de Gipuzkoa, reclaman detenerse en el concepto de reconciliación y lo que para el futuro supone de conocimiento del pasado y del presente.

Desde Eutsi Berrituz detallan que "reconciliación no es hacerse amigos, sino volver a entenderse", tarea que extienden a "toda la sociedad", no solo a aquellos que cometieron los ataques y quienes los sufrieron: "No vale evadirse, ese yo no tengo nada que ver, porque eso, en sí, ya es una actitud ante esta situación".

La agrupación de cristianos, que mantiene la mano tendida a dialogar con los sectores de la Iglesia vasca para conseguir esa mayor implicación, se reafirma en el compromiso adquirido en Arantzazu ante unos centenares de asistentes de promover una reflexión y una acción desde la propia Iglesia pero abierta a la sociedad.

En esta línea, el número dos del obispo de Bilbao, el vicario general de la diócesis, Ángel María Unzueta, reconoce que la Iglesia es un "factor de extraordinaria importancia para contribuir a hacer las paces, a construir la paz".

En el artículo Tiempo de reconciliación publicado en la revista Tiempo de paz, donde también escriben entre otros el lehendakari, Patxi López, la secretaria general del PP vizcaino, Esther Martínez; y el coordinador de Lokarri, Paul Rios, Unzueta reconoce que la jerarquía eclesiástica "trata de adecuarse a la etapa que ese está abriendo en estos momentos".

El vicario de la diócesis bilbaina, que participó en la Conferencia de Aiete, avisa además de que ahora "toca escuchar y actuar" ante un "misterio de la reconciliación" para el que entiende que la Iglesia está legitimada.

http://www.periodistadigital.com/religion/espana/2012/03/26/religion-iglesia-euskadi-cristianos-base-reconciliacion.shtml

Manifiesto fundacional de Genocidio Cristiano

Manifiesto fundacional de Genocidio Cristiano

En pleno siglo XXI, los cristianos estamos siendo más perseguidos que nunca en medio mundo, y en el resto, vivimos en sociedades cada día más relativistas, que rechazan la existencia de verdades absolutas y que tienden por ello a negar la realidad de la naturaleza y del propio ser humano.

Así en occidente, un mundo que ha perdido el respeto a la mujer y a la maternidad, inunda de erotismo y de pornografía nuestras calles y aun nuestras casas, degradando lo más hermoso que existe en las relaciones humanas, y que es la sexualidad y el amor conyugal.

Igualmente la familia, base de la sociedad social y de todas las relaciones humanas, se percibe como algo cada vez menos atractivo porque es insistentemente degradada en lo social, subyugada en lo económico y en general, tensionada hasta el extremo de hacer heroica su misma pervivencia.

Faltos de fuerzas, los occidentales vagamos en un mundo que hemos convertido en anodino y hueco, mientras los mártires se multiplican en medio de un mundo que odia a Cristo por la exigencia y la radicalidad de su mensaje. Sin embargo, es precisamente en Cristo, donde todo hombre y toda comunidad pueden encontrar el mensaje que permita a la humanidad crear una civilización capaz de comprender y respetar a todo ser humano, salvándola de su egoísmo autodestructor y ofreciéndole la posibilidad real de desarrollar todas sus capacidades físicas, intelectuales y espirituales.

Aun con la actual crisis, en España vivimos en un oasis de paz y prosperidad. Encerrados en nuestros problemas y/o en nuestros pequeños egoísmos personales, los occidentales hemos dado la espalda a la terrible realidad que viven nuestros hermanos perseguidos. Ellos nos necesitan para salvar sus vidas y nosotros los necesitamos para salvar nuestras almas, porque solo ellos pueden mostrarnos el mensaje de amor de Cristo-Dios, el único mensaje que conlleva la semilla de la salvación de la humanidad en pleno, y de cada hombre en particular.

“Genocidio cristiano” nace con el objetivo de ensalzar y hacer visible al mundo, la escandalosa luz del martirio que por amor a Cristo sufren actualmente tantos de nuestros hermanos. Sufrimiento martirial que desgraciadamente, en muy pocas ocasiones mencionan en otros medios u organizaciones; bien sea por absurdos convencionalismos, por trasnochados posicionamientos políticos, por intereses creados, por cobardías o por simple miedo a las posibles consecuencias políticas y económicas que de dicha denuncia pudieran derivarse. Como miembros de la Iglesia de Cristo, queremos ser dignos de nuestros hermanos y que su sangre martirial nos llene de amor y nos aleje de todo odio.

 

APOCALYPSIS 7:9 Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos;

 

7:10 y clamaban a gran voz, diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero.

7:11 Y todos los ángeles estaban en pie alrededor del trono, y de los ancianos y de los cuatro seres vivientes; y se postraron sobre sus rostros delante del trono, y adoraron a Dios, 7:12 diciendo: Amén. La bendición y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y la honra y el poder y la fortaleza, sean a nuestro Dios por los siglos de los siglos. Amén.

7:13 Entonces uno de los ancianos habló, diciéndome: Estos que están vestidos de ropas blancas, ¿quiénes son, y de dónde han venido? 7:14 Yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero.

7:15 Por esto están delante del trono de Dios, y le sirven día y noche en su templo; y el que está sentado sobre el trono extenderá su tabernáculo sobre ellos.

7:16 Ya no tendrán hambre ni sed, y el sol no caerá más sobre ellos, ni calor alguno;

7:17 porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará, y los guiará a fuentes de aguas de vida; y Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos.

 

Recemos por nuestros hermanos perseguidos el Salmo 23:

El Señor es mi Pastor, nada me falta:

en verdes praderas me hace recostar;

me conduce hacia fuentes tranquilas

y repara mis fuerzas;

me guía por el sendero justo,

por el honor de su nombre.

Aunque camine por cañadas oscuras,

nada temo, porque tu vas conmigo:

tu vara y tu cayado me sosiegan.

Preparas una mesa ante mí,

enfrente de mis enemigos;

me unges la cabeza con perfume,

y mi copa rebosa.

Tu bondad y tu misericordia me acompañan

todos los días de mi vida,

y habitaré en la casa del Señor

por años sin término.

http://www.genocidiocristiano.org

El Vaticano condena el atentado contra una escuela judía en Francia

El Vaticano condena el atentado contra una escuela judía en Francia

Numerosas manifestaciones de solidaridad de organizaciones cristianas

Por Anita Bourdin

 

ROMA, martes 20 marzo 2012 (ZENIT.org).- El atentado de Toulouse, Francia, contra una escuela judía ha sido firmemente condenado por el director de la sala de prensa de la Santa Sede, el padre Federico Lombardi. Así mismo, los obispos franceses y muchos cristianos de Francia han expresado su rechazo a los hechos y expresado su solidaridad con las víctimas.

 

Un profesor de religión de 30 años, sus hijos de 3 y 6 años, y otra niña de 10 años, fueron asesinados este lunes por la mañana en Toulouse, por un tirador llegado en moto que emprendió la huida. Un joven de 17 años está grave.

 

Respondiendo a una pregunta de ZENIT, sobre el atentado de Toulouse, el padre Lombardi declaró: “El atentado de Toulouse contra un profesor y tres niños judíos es un acto horrible e ignominioso, que se suma a otros actos recientes de violencia absurda que han herido a Francia”.

 

El director de la sala de prensa de la Santa Sede condenó firmemente este atentado diciendo: “Suscita una profunda indignación y desasosiego y la más firme condena y execración especialmente por la edad y la inocencia de las jóvenes víctimas y porque se ha producido en una institución judía pacífica de educación”.

 

El padre Lombardi concluyó con estas palabras de solidaridad: “Como el arzobispo de Toulouse ya ha afirmado, expresamos a las familias de las víctimas y a la comunidad judía nuestra más viva participación, nuestra preocupación por este hecho horrible y nuestra solidaridad espiritual más profunda”.

 

Solidaridad de los obispos católicos de Francia

 

Monseñor Robert Le Gall, arzobispo de Toulouse reaccionó inmediatamente desde Nueva York, donde precisamente participaba en un encuentro con responsables judíos, diciendo: “Tras el asesinato de los paracaidistas estos días últimos en Toulouse y Montauban, que ha afectado profundamente a nuestra región, se ha dado un paso más hacia el horror esta mañana con la muerte de cuatro personas, de las cuales tres eran niños, ante el colegio judío Ozar-Hatorah en el barrio de La Roseraie, en Toulouse”.

 

“Actualmente en Nueva York, después de tres días de encuentro con nuestros hermanos judíos, con una delegación de una decena de obispos presidida por el cardenal Vingt-Trois, nuestra emoción es muy grande. Expresamos a las familias afectadas por este horror nuestros sentimientos de profunda compasión y nuestra oración”, añade monseñor Le Gall.

 

Los obispos de Francia han expresado igualmente su indignación y la de los católicos de Francia: “Tras la matanza odiosamente perpetrada este lunes contra un profesor y varios niños ante un colegio judío de Toulouse, los católicos de Francia expresan su viva indignación ante esta violencia ciega que mira a personas sin defensa. A la espera de mayores precisiones concernientes al desarrollo de la investigación, compartiendo la emoción de las familias y de las comunidades afectadas, la Iglesia católica organiza un tiempo de oración”, indicó el portavoz de la Conferencia Episcopal Francesa, monseñor Bernard Podvin.

 

Precisó que tuvo lugar una oración en la catedral de Notre-Dame de París este lunes por la tarde, por las víctimas y en solidaridad con las familias y la comunidad judía, pero también por los paracaidistas “cobardemente asesinados hace unos días en Montauban y en Toulouse”.

 

Solidaridad de los cristianos de Francia

 

El Consejo de Iglesias Cristianas en Francia (CECEF), copresidido por el pastor Claude Baty, presidente de la Federación protestante de Francia, por el metropolita Emmanuel, presidente de la Asamblea de Obispos ortodoxos de Francia, y por el cardenal André Vingt-Trois, presidente de la Conferencia de Obispos de Francia, “comparte el dolor de la comunidad judía por el fusilamiento mortal ante un colegio judío, en Toulouse, este 19 de marzo”.

 

El CECEF expresa “toda su solidaridad a las familias de las víctimas, a los alumnos y alos profesores del centro escolar”.

 

“El horror de este acto, como la abyección de los asesinatos de los paracaidistas en Montauban y en Toulouse estos últimos días, impulsa a los cristianos a unirse a las familias y a las diferentes comunidades afectadas por estos hechos en la oración”, escribe los representantes de los cristianos de Francia.

 

Expresan el deseo de que “la concordia no sea debilitada por estos actos de una violencia extrema”: “Conservémosla firmemente arraigada en los valores de respeto y fraternidad, fundamentos de la sociedad francesa”.

 

Solidaridad de la enseñanza católica

 

La comunidad judía ha recibido numerosos testimonios de solidaridad por parte de la Iglesia católica y en especial de “comunidades educativas de los centros de enseñanza católica” que han expresado “su profunda emoción tras la tragedia que acaba de golpear a la escuela Ozar-Hatorah de Toulouse” y “ su simpatía hacia todos los han sido trágicamente afectados por este drama”.

 

“Aportan su apoyo a la comunidad judía y denuncian con la más grande firmeza este acto criminal”, añade el comunicado.

 

Los centros de enseñanza católica franceses fueron invitados a unirse al llamamiento lanzado por el presidente de la República, observando un minuto de silencio este martes.

 

“Esta manifestación de recogimiento podrá también ser acompañada de un tiempo de intercambio con los jóvenes”, concluía el comunicado de la enseñanza católica de Francia.

 

Traducido del francés por Nieves San Martín

 

Los obispos vascos piden a ETA que se disuelva

Los obispos vascos piden a ETA que se disuelva
Homilía conjunta de los obispos Asurmendi, Iceta y Munilla

MADRID, domingo 26 febrero 2012 (ZENIT.org).- Los tres obispos vascos han firmado una homilía conjunta sobre el final del terrorismo, en la que han pedido a los etarras que busquen un “arrepentimiento verdadero” que les lleve a una “petición sincera” de perdón y, al mismo tiempo, han llamado a las víctimas de ETA a que ofrezcan ese “perdón sanador” a sus verdugos. Cada uno de los tres prelados ha dado lectura en su respectiva diócesis al documento titulado “Busca la paz y corre tras ella”.

En su homilía, los obispos vascos –Mario Iceta, de Bilbao; José Ignacio Munilla, de San Sebastián; Miguel Asurmendi, de Vitoria- citan las bienaventuranzas y a san Pablo para afirmar que “el que es de Cristo es una criatura nueva. Lo viejo ha pasado, ha comenzado lo nuevo”.

Los obispos recuerdan que Jesús “inaugura y posibilita un nuevo modo de relación humana” “es consciente de que para amar de este modo nuevo, es necesaria la renovación profunda de la humanidad”.

Afirman que “el misterio Pascual del Señor torna la herida en curación, el sufrimiento en gozo, la muerte en vida”. “Sus heridas asumieron las nuestras y de ellas, en Cristo, renace una nueva vida llena de vigor y de esperanza”.

Receurdan la aparición de Cristo resucitado a los discípulos a los que muestra sus heridas, capaces de curar. “Con Cristo –afirman- es posible que el leño viejo y seco pueda reverdecer. Se nos ofrece la posibilidad de que el odio, la violencia y la división sean vencidos por el amor, el perdón y la reconciliación”. “Cristo es la Víctima pascual, y en Él, las víctimas son abrazadas por el amor de Jesús y asociadas para siempre a su propia entrega, haciendo que su sangre no sea inútil. Su memoria, así como el acompañamiento a sus familias, constituyen una exigencia de la justicia, así como un testimonio perenne de gratitud y reconocimiento y un elemento ineludible para la reconciliación social”.

“La muerte, en Jesús, se transforma en vida. Es la esperanza cierta que puede llenar de paz y serenidad a quienes han padecido en carne propia la herida profundamente injusta del terror y de la violencia. En Cristo encontramos nuestra paz y también el sufrimiento y la muerte encuentran un motivo para esperar y ser curados, restituyéndonos a la vida nueva de Dios”.

“Con Él podemos volver la mirada sobre el relato de nuestra historia, y unidos a Él podremos reconocer el daño causado, valorar críticamente nuestras acciones y omisiones, restablecer la justicia y abrirnos al perdón y a la reconciliación”.

“Los cristianos de nuestras diócesis, acompañados por sus pastores, han realizado un largo recorrido en el servicio de la reconciliación, mediante múltiples y variadas iniciativas, con la conciencia de estar ejerciendo un ministerio fruto de la voluntad y el envío por parte de Dios, que al mismo tiempo responde a una necesidad de nuestra sociedad”.

“La Iglesia tiene por cometido primordial anunciar esta gracia que exhorta a la conversión profunda y a acoger y ofrecer el perdón en el camino de la reconciliación”.

“En esta nueva etapa –afirman los obispos--, la Iglesia quiere renovar su misión y compromiso de ser servidora de reconciliación”.

“El anuncio por parte de ETA del final definitivo de toda actividad violenta ha sido acogido por nosotros y por la sociedad con satisfacción y esperanza --señalan--, pero continuamos deseando y demandando su definitiva desaparición. Tras el cese de todo lo que amenaza la integridad física o moral de las personas, los senderos de la verdad y de la justicia constituyen el itinerario para una reconstrucción moral y social, que garantice una convivencia en paz, digna y respetuosa”. “Particularmente –subrayan- el arrepentimiento y el perdón son necesarios allí donde las agresiones del terrorismo y de toda clase de violencia o injusticia han abierto heridas profundas. Pedimos a Dios que quienes han dañado y ofendido al prójimo sientan su llamada al arrepentimiento verdadero y a la petición sincera de perdón”.

“Cristo nos enseña a perdonar y por el don del Espíritu se nos ofrece la capacidad de practicarlo. El perdón pedido y otorgado libera el corazón humano y nos hace semejantes a nuestro Padre misericordioso. Por eso, también rogamos a Dios que, a quienes han experimentado la agresión y todo tipo de violencia física o moral les conceda la gracia de poder ofrecer este perdón sanador y liberador que, sin anular las exigencias de la justicia, la supera”.

“El Señor nos convoca a todos, instituciones y particulares, a colaborar en el afianzamiento de una cultura de la reconciliación y de la paz promoviendo e impulsando el encuentro, el diálogo y la reflexión, actuando con sabiduría. Aprendamos a vivir en el respeto y aprecio mutuos, más allá de nuestros condicionamientos ideológicos, sociales o políticos para encontrarnos respetuosamente con quienes piensan o viven de distinta manera que nosotros, en una sociedad que es plural y compleja pero que quiere vivir en paz y prosperidad, mirando al futuro con esperanza”.

Y concluyen con una exhortación a sentirse “nuevamente enviados por el Señor a ser ministros de reconciliación, constructores de paz”.

Se puede leer la homilía completa en este enlace: http://www.zenit.org/article-41579?l=spanish.   

Munilla apuesta por abordar el fin de ETA pero sin marginar a las víctimas. Los obispos vascos están preparando una carta pastoral sobre el tema de ETA.

Munilla apuesta por abordar el fin de ETA pero sin marginar a las víctimas. Los obispos vascos están preparando una carta pastoral sobre el tema de ETA.

En una entrevista concedida a Radio Euskadi recogida por Europa Press, el obispo de San Sebastián, monseñor José Ignacio Munilla, ha apostado por abordar el fin de ETA pero sin marginar a las víctimas, y ha realizado una petición expresa con regusto a acto de contricción: “No cometamos más injusticias con las víctimas del terrorismo”.

 

José Ignacio Munilla ha afirmado que existe “una deuda muy grande” hacia las víctimas, y que se ha tardado “mucho en reaccionar a nivel social”, reconociendo, según informa Europa Press, que así ha ocurrido por parte de la sociedad en general, pero también por parte de la Iglesia.

 

En ese proceso relacionado con el fin de ETA, Munilla ha manifestado que “la Iglesia está llamada a ser instrumento de paz en medio de la sociedad y, para ello, propugna el encuentro y el diálogo”, pero sin “orillar a las víctimas, que son la parte más débil”. “Si por alguien la Iglesia tiene que tener una opción preferencial es por los más débiles, es por las víctimas del terrorismo”.

 

El obispo ha realizado una comparación del final del terrorismo con la violencia doméstica, asegurando que “abordar el fin de ETA marginando a las víctimas, sería tanto como afrontar la violencia doméstica sin escuchar el grito de las mujeres maltratadas”.

 

Se ha referido también a los intentos realizados desde determinadas instancias para asimilar la condición de víctima del terrorismo con otras situaciones diferentes. “Tenemos que tener cuidado de no difuminar el concepto de víctima, porque ofenderíamos a las víctimas si intentásemos convocarlas a encuentros en los que se mezclasen situaciones muy dramáticas, pero diferentes todas”.

 

El prelado guipuzcoano ha informado también de que los obispos vascos están preparando una carta pastoral sobre el tema de ETA, así como otros gestos “como un encuentro por la paz y la reconciliación en el inicio de la Cuaresma”.

Luis Antequera/ReL   

Religión en Libertad, 30/01/12

Los «Sin tierra» se pasan a Comunión y Liberación

Los «Sin tierra» se pasan a Comunión y Liberación

Más de 50.000 miembros del movimiento brasileño piden incorporarse en bloque a Comunión y Liberación. “Queremos servir a la Iglesia desde este carisma”, afirman

 

Los «Sin tierra», el movimiento reivindicativo brasileño, toma una impronta cristiana para defender a los más pobres.

 

«Nosotros, que pertenecemos al movimiento ?Sem Terra? de São Paulo, queremos confiarnos a Comunión y Liberación. Aquí hemos encontrado todo lo que necesitábamos. Éste es el momento más importante de nuestra historia». La solemne declaración retumbó en la atestada catedral de la ciudad brasileña. La formuló hace unos días el matrimonio formado por Cleuza Ramos y Marcos Zerbini, que habían fundado el movimiento de los depauperados brasileños allá por 1986. Con ella, confirmaban del deseo de los «Sin tierra» de engrosar las filas de Comunión y Liberación, el movimiento católico iniciado en Italia por monseñor Luigi Giussani.

Recibidos en la Iglesia

Afuera del templo caía un intenso aguacero. «Quizás Dios nos envíe esta lluvia insistente para que algunos de vosotros, al entrar en la catedral, os sintáis ?dentro? de la Iglesia», afirmó radiante el arzobispo de São Paulo, cardenal Odilio Scherer, a las miles de personas que, por una vez, sí tenían techo para cobijarse. «Hemos sido testigos atónitos del hecho», afirmaba el presidente de Comunión y Liberación, el sacerdote español Julián Carrón, tras la masiva incorporación. Durante la ceremonia en la catedral de São Paulo, Cleuza Ramos le dijo a Carrón: «Hoy no hay ya dos caminos: existe uno sólo. Hoy, los ?Sin tierra? se unen a Comunión y Liberación. Nuestro movimiento quiere servir a la Iglesia conforme al carisma de Comunión y Liberación».

Hay que remontarse a 1986 para ver los albores de los «Sin tierra». El matrimonio Zerbini compró, junto con 18 familias, un solar que dividieron para constrir casas. Era apenas el principio de la aventura: en la actualidad cuentan con 14 complejos construidos que albergan a 12.500 familias. Pero faltaba algo en este primer proyecto: el centro de salud más cercano se encontraba a 18 kilómetros. «Teníamos cerca la facultad de Medicina de la Universidad Federal de São Paulo. Fuimos a hablar con el Rector y nos prometió un médico y una enfermera. Seis meses después me llamaron para presentarme al médico: el doctor Alexandre», explica Cleuza. Se trataba de un miembro de CyL, «y fue surgiendo entre nosotros tres una amistad». Más tarde le confesó a su marido su insatisfacción: «Hemos ayudado a este pueblo y, sin embargo, no ha nacido ninguna comunidad cristiana». Decidieron, entonces, incorporarse a CyL. «Ya no quiero hacer casas. Ahora quiero construir la Iglesia», asegura.

 

Álex Navajas

Fe Y Razón, 11 de mayo de 2008