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Por qué el "alto el fuego" de ETA no es una buena noticia

ETA es una banda terrorista, esto es, una organización armada. Su fuerza está en las armas. Si ahora dice que las hará callar por un tiempo, eso sólo puede significar una cosa: que ha encontrado bazas mejores para lograr sus propósitos, bazas que le permitirían alcanzar sus objetivos con menos riesgo. Tales bazas sólo puede habérselas proporcionado el Gobierno. No puede considerarse tranquilizador.

En esos propósitos de ETA, en sus objetivos, está el meollo de la cuestión. ETA mata por un programa de carácter político. Ese programa contempla, con carácter fundamental, la autodeterminación del País Vasco (como paso previo a la independencia), la anexión de Navarra y la excarcelación de los terroristas presos. ETA no ha rebajado sus exigencias. En consecuencia, hay que preguntarse por qué ETA piensa que hoy puede acercarse a esos objetivos sin matar. Y eso hay que preguntárselo al Gobierno, que, además, en los tres frentes ha enviado señales al mundo etarra. ¿Qué ha comprometido exactamente ZP en el "proceso de paz"?

Lo que ETA ha anunciado es un "alto el fuego permanente". Un alto el fuego es ese trance en el que ambos contendientes suspenden los tiros –pero sin dejar de tener el arma en la mano. Una situación así nunca puede ser "permanente", porque ninguna fuerza puede congelarse en una exhibición inmóvil. Por definición, el alto el fuego es un ínterin que sólo tiene dos salidas posibles: o la rendición, entregando las armas, o la reanudación de las hostilidades. Sabemos que ETA no desea rendirse porque no ha dejado de rearmarse. Por consiguiente, la amenaza continúa.

El alto el fuego, también por definición, es bilateral: nadie levanta el arma si el enemigo sigue disparando. ETA habla de "alto el fuego" y no añade "unilateral" (algo que sí hizo cuando la tregua con Aznar). Por consiguiente, hemos de pensar que la nueva situación implica también un "alto el fuego" por parte del Gobierno. Eso sólo podría traducirse en la suspensión de la actividad antiterrorista del Estado. He aquí una nueva pregunta que hay que dirigir al Gobierno ZP, máxime si tenemos en cuenta que desde hace largos meses no hay ni una sola detención de etarras en suelo español: ¿estamos también nosotros en "alto el fuego"?

Más allá del deplorable júbilo de los medios progubernamentales, conviene tener presente que estamos ante una banda armada que se encuentra, hoy, en su mejor momento desde hace años y con más influencia política que nunca. Esa influencia se la ha otorgado el Gobierno al alimentar las expectativas sobre un "proceso de paz". Como esa "paz" depende enteramente de la voluntad de ETA, los terroristas tienen al Gobierno en sus manos: un solo atentado mortal y ZP se hundirá. El PSOE, que lo sabe, hará lo imposible para contentar a ETA. Y ETA, que, por supuesto, también lo sabe, hará lo imposible para coaccionar al PSOE.

Y los hay que todavía están contentos.

Por José Javier Esparza
 (de www.elsemanaldigital.com, 23 de marzo de 2006)

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