El juicio objetivo e imparcial de Mario Mauro ante la mal llamada «tregua» de ETA.
Quienes pretenden aplicar el método científico al ámbito de las Ciencias Humanas parten de los peligros de la casi inevitable subjetividad, de todo investigador, o escritor, como una de las principales dificultades para llegar a cualquier conclusión verídica y compartida.
Por ello proponen diversas medidas que, aplicándolas a la investigación en cuestión, asegurarían una mayor objetividad; que difícilmente podría darse entre los afectados de manera directa por el fenómeno o la situación de que se trate.
Acaso por ello, cuando tratamos de desentrañar las claves de una noticia, si seguimos tales premisas de manera absoluta, podemos caer en un problematicismo metódico que cuestione por completo nuestra elemental objetividad, empujándonos hacia un relativismo que impide afirmar con convicción cualquier proposición.
Para evitarlo, los seguidores de dicho método propugnan, entre otras normas, que el investigador no se encuentre implicado directamente en un fenómeno dado: ser observadores externos, ajenos, fríos y, si puede ser, indiferentes. De esta manera, si bien venimos afirmando en nuestro caso, y con convicción, determinados análisis y juicios de valor ante la mal llamada «tregua» de ETA –no en vano se trata únicamente de la suspensión temporal de una parte de sus actividades terroristas-, es juicioso preguntarse si, tal vez, la pasión nos ciega y la subjetividad propia de nuestra innegable implicación personal, nos determinan indefectiblemente. Pero ello, sin llegar hasta el extremo de la duda total: estéril, por definición.
Por ello, hemos querido escuchar lo que opina Mario Mauro, vicepresidente del Parlamento Europeo -en una entrevista realizada por Fernando Toda para el semanario ALBA (Nº. 79, 7 al 13 de abril de 2006) con motivo de su presencia en la Convención Católicos y Vida Pública recientemente celebrada en Barcelona- en torno a esta cuestión. Lo reproducimos literalmente.
«Pregunta: En España hay una gran expectación ante el anuncio de la tregua de ETA. ¿Cómo ha vivido Europa el comunicado de la banda terrorista?
Respuesta: Con mucha prudencia. Esta acción aparentemente unilateral no dice nada sobre cambiar su estrategia en relación al futuro del País Vasco. Además, existe el temor de que sea un instrumento táctico para imponer el control sobre la sociedad. También se tiene preocupación porque ETA no ha renunciado a nada ni ha pedido perdón. Y existe cierta perplejidad, porque España ha hecho ver a Europa que ETA no es más que un grupo terrorista, pero ahora se habla de político».
Imparcial, ajeno, sin implicación personal en el «conflicto»…, pero contundente, conciso y particularmente clarividente.
No podríamos haberlo resumido y expresado mejor. Para nuestra satisfacción como analista. Para nuestra intranquilidad como ciudadano.
Página Digital, 11 de abril de 2006
Por ello proponen diversas medidas que, aplicándolas a la investigación en cuestión, asegurarían una mayor objetividad; que difícilmente podría darse entre los afectados de manera directa por el fenómeno o la situación de que se trate.
Acaso por ello, cuando tratamos de desentrañar las claves de una noticia, si seguimos tales premisas de manera absoluta, podemos caer en un problematicismo metódico que cuestione por completo nuestra elemental objetividad, empujándonos hacia un relativismo que impide afirmar con convicción cualquier proposición.
Para evitarlo, los seguidores de dicho método propugnan, entre otras normas, que el investigador no se encuentre implicado directamente en un fenómeno dado: ser observadores externos, ajenos, fríos y, si puede ser, indiferentes. De esta manera, si bien venimos afirmando en nuestro caso, y con convicción, determinados análisis y juicios de valor ante la mal llamada «tregua» de ETA –no en vano se trata únicamente de la suspensión temporal de una parte de sus actividades terroristas-, es juicioso preguntarse si, tal vez, la pasión nos ciega y la subjetividad propia de nuestra innegable implicación personal, nos determinan indefectiblemente. Pero ello, sin llegar hasta el extremo de la duda total: estéril, por definición.
Por ello, hemos querido escuchar lo que opina Mario Mauro, vicepresidente del Parlamento Europeo -en una entrevista realizada por Fernando Toda para el semanario ALBA (Nº. 79, 7 al 13 de abril de 2006) con motivo de su presencia en la Convención Católicos y Vida Pública recientemente celebrada en Barcelona- en torno a esta cuestión. Lo reproducimos literalmente.
«Pregunta: En España hay una gran expectación ante el anuncio de la tregua de ETA. ¿Cómo ha vivido Europa el comunicado de la banda terrorista?
Respuesta: Con mucha prudencia. Esta acción aparentemente unilateral no dice nada sobre cambiar su estrategia en relación al futuro del País Vasco. Además, existe el temor de que sea un instrumento táctico para imponer el control sobre la sociedad. También se tiene preocupación porque ETA no ha renunciado a nada ni ha pedido perdón. Y existe cierta perplejidad, porque España ha hecho ver a Europa que ETA no es más que un grupo terrorista, pero ahora se habla de político».
Imparcial, ajeno, sin implicación personal en el «conflicto»…, pero contundente, conciso y particularmente clarividente.
No podríamos haberlo resumido y expresado mejor. Para nuestra satisfacción como analista. Para nuestra intranquilidad como ciudadano.
Fernando José Vaquero Oroquieta
Página Digital, 11 de abril de 2006
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