Euskal Herria debe seguir avanzando
Más allá de los discursos de marcado tono partidista, legítimos en cualquier fecha y contexto, que se escucharon ayer en los actos organizados por algunas formaciones abertzales, los representantes políticos e institucionales de una amplia mayoría social de Euskal Herria coincidieron en destacar que esta nación «avanza» y que es preciso garantizar que sus ciudadanas y ciudadanos puedan ejercer el derecho a decidir su futuro estatus jurídico-político y que esa decisión sea respetada por los estados que mantienen bajo sus «cadenas legales», utilizando fórmulas que violentan elementales derechos democráticos, las aspiraciones nacionales de este pueblo. Más allá de los mensajes dirigidos a desgastar la estrategia de otras fuerzas, los portavoces de formaciones e instituciones que proclaman su vocación nacional coincidieron en advertir a sus bases que los partidos nacionalistas españoles y franceses no están dispuestos a «ceder» ni un ápice de soberanía.
Partiendo de esos análisis confluyentes, habría sido deseable que los portavoces de algunas formaciones políticas hubieran «avanzado» a la hora de comprometerse para buscar una estrategia común que facilite el camino hacia esa Euskal Herria libre, no encadenada a decisiones externas más allá de las que libremente se imponga su ciudadanía. Porque es triste que en pleno siglo XXI haya que celebrar la jornada de Aberri Eguna sorteando prohibiciones como se vio obligada a hacer Udalbiltza, una institución nacional, en Nafarroa Garaia mientras se escucha a algunos dirigentes políticos condicionar la consecución de la plenitud de los derechos democráticos a la «verificación ética» de la declaración de alto el fuego permanente que ETA anunció el pasado 22 de marzo. Porque, mientras casi nadie pone en duda la importante aportación de la organización armada al proceso democrático, es muy difícil entender que haya quien, declarándose abertzale, anteponga a la construcción nacional otro tipo de intereses.
En este Aberri Eguna se ha vuelto a comprobar que la ciudadanía de Euskal Herria no ha logrado aún ver respetados sus derechos nacionales e individuales, aunque es cierto que también se ha comprobado que existe una nación dispuesta a alcanzar la libertad. Si es cuestión de tiempo, habrá que dejar que el reloj marque las horas sin prisas. Pero que nadie tenga la tentación de parar el cronómetro: Euskal Herria debe seguir avanzando.
Editorial, Gara, 17de abril de 2006
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